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Los procesos de salud y la teoría de la complejidad. Una visión holística

Ante la caducidad del Paradigma Mecanicista, el Paradigma de la Complejidad es una alternativa que comenzó a gestarse desde la década de los años 60 con la emergencia de la Teoría General de Sistemas de L. Von Bertalanffy (4), caracterizado por la posibilidad de analizar los fenómenos como un todo organizado, por el funcionamiento compuesto de sus múltiples dimensiones y por la interrelación entre sus partes. Sus bases conceptuales y metodológicas descansaban en la idea de que el conocimiento científico de esa realidad dejaba de ser “exacto” en sentido senso-estricto.

La Teoría General de Sistemas, no obstante, aún mantuvo el pensamiento analítico heredado del mecanicismo hasta las tres últimas décadas del siglo XX en que los nuevos conocimientos científicos revolucionan estas bases conceptuales y metodológicas, surgiendo así un pensamiento sistémico de nuevo tipo (5) devenido en el Paradigma de la Complejidad.

De esta forma se produce el surgimiento de nuevos modelos teóricos y metodológicos desde una nueva epistemología de intervención que encuentra múltiples aplicaciones en los campos de la educación, la salud, la política, la economía, el medio ambiente y la cultura, entre otros.

La revolución en este pensamiento científico, del que hoy existen muchos seguidores, intenta reformar el enfoque racionalista, base de la ciencia y la tecnología contemporáneas. Constituye pues, un pensamiento epistemológico emergente.

Tal epistemología reconoce como válidas la capacidad del hombre de saber hacer, innovar y reflexionar sobre lo ya conocido (6), integrando el análisis y la síntesis y otros métodos científicos al enfoque transdisciplinario y problematizador de las ciencias, con punto focal en la autoorganización de los sistemas en estudio y en la dinámica de las relaciones de estos sistemas (7). De esta forma, al saber reduccionista, especializado, fragmentado y disperso se antepone el saber transdisciplinar, plural, integrador y generalizador.

Pero la Teoría de la Complejidad establece también el nexo entre las dimensiones cognitiva y civilizatoria que incide, de manera directa, en el desarrollo de las Ciencias Sociales y Humanísticas desde un enfoque transdiciplinar, siendo lo cognitivo visto desde el punto de vista de unificar las diferentes teorías científicas que explican el comportamiento de la realidad humana y lo civilizatorio en el enfoque que debe darse para preservar las conquistas logradas por el hombre como ser social, desde sus múltiples proyecciones multiculturales (8).

A la par de la Teoría de la Complejidad ha evolucionado la Teoría del Caos. Ambas constituyen los actuales modelos transdisciplinares de los que se nutren teóricos de diversas áreas científicas, desde la Física, la Química, la Neurofisiología, la Biología y la Medicina hasta el Derecho, la Sociología, la Economía y la Pedagogía, para aproximarse a sus respectivos objetos de estudio.

Los sistemas caóticos (caos no es desorden, sino aparente desorden manifiesto que, sin embargo, responde a un orden latente) implican una dependencia sensible a las condiciones iniciales (*)y son aperiódicos, por lo que resulta difícil predecir su trayectoria o evolución.

(*) Tal ley recibe a menudo el calificativo de «efecto mariposa» (el impacto de los microcambios en el comportamiento del sistema, volviéndolo impredecible). El comportamiento caótico de un sistema se visualiza cuando ante dos condiciones iniciales similares, un sistema evoluciona de manera radical o parcialmente diferente a como lo hacen otros sistemas que parten de las mismas condiciones. Nota de los autores.

Descubrir el comportamiento caótico del sistema o ese orden subyacente es el objetivo de la Teoría del Caos. Descubrir los atractores o focos activos de los sistemas, sean físicos o sociales, las fluctuaciones, la coevolución de distintos sistemas, etc. son entre otros, dimensiones de la realidad que es posible conocer mediante esta teoría y este paradigma científico (9, 10)

Frente a la visión analítica y mecanicista de la ciencia clásica positivista, preocupada por observar y explicar una sola dimensión de la realidad (biofísica, psíquica o social), la ciencia que inaugura el Paradigma de la Complejidad proyecta una visión unificadora de la naturaleza y la sociedad. Un ejemplo de ello los constituye el actual modelo de análisis de los problemas de salud que se desarrolla en la Atención Primaria, la misma en la que se desenvuelve el médico y la enfermera de familia.

Los presupuestos teóricos de este paradigma pueden resumirse en:

  • Analizar la complejidad o, es decir, indagar las relaciones dinámicas del todo con las partes y las relaciones dinámicas entre azar (indeterminado) y necesidad (determinado). El “todo” o “sistema”, implica algo más que una magnitud, como una estructura diferenciada, con identidad (autonomía) propia que responde a un tipo de organización en funcionamiento y en relación específica. Esta estructura o sistema está compuesta por elementos interrelacionados que actúan y retro actúan en el interior del sistema en un flujo dinámico haciendo funcionar al sistema, transformándolo por los intercambios con el medio (entorno del sistema).
  • Analizar lo caótico (*), es decir, el comportamiento impredecible del sistema pero que responde, no obstante, a un orden subyacente.

(*) Un ejemplo de aplicación de la Teoría del Caos en Pedagogía la ofrecen Rius Lozano, M. et al (2002) y su equipo de investigación. El estudio, enmarcado en el Proyecto Transdisciplinar «La Teoría del Caos y sus aplicaciones a la evolución, autoorganización, predicción y control de sistemas complejos naturales y sociales», aplican la Teoría del Caos y el Análisis Sistémico (Paradigma de la Complejidad o Paradigma Sistémico) como metodología de análisis (conceptual y estadístico) para