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Manual de estrategias para el aumento de la receptividad entre docentes y estudiantes con síndrome de Asperger

autismo” (Freire, Llorente, González, 2013).

Ahora bien, en el relacionamiento interpersonal es un punto muy importante la distinción entre hembras y varones en cuanto a las diferentes actividades que realizan, sobre todo durante la niñez donde es más marcada dicha diferencia. Es importante reconocer que el Síndrome de Asperger es distinto de otros trastornos como el Síndrome de Rett, cuya proporción es inversa con respecto al Síndrome de Asperger, ya que afecta más a hembras que a varones y el Autismo que, aunque es erróneamente comparado con el Síndrome de Asperger, solo se diferencia de este en la severidad de los síntomas y signos (Szatmari, 2004).

Si bien el Síndrome de Asperger al igual que otros trastornos y/o condiciones humanas han sido motivo de estudio, para comprender su etiología, diagnóstico y manifestaciones para poder comprender y mejorar la calidad de vida del estudiante, es un punto controversial que merece ser analizado, debido a que a un docente le resulta aún más difícil reconocer la presencia de dicha condición en un estudiante, máxime porque no es especialista en el área de Psicología y en segundo lugar porque carece de las herramientas necesarias para trabajar con este tipo de individuos a lo cual le sigue la implementación de métodos erróneos, llegándose al extremo del envío del estudiante a centros de educación especial, que “no contarán con los recursos necesarios para atender las necesidades del individuo” (Attwood, 2011).

Es por ello, que el rol del docente es importante en el buen desenvolvimiento de los niños, jóvenes y adolescentes; tanto para el aprovechamiento de los recursos informativos, así como para la inserción de estos individuos en el medio escolar para que no se sientan diferentes ni excluidos del salón de clases.

Es necesario, asimismo que exista una estrecha comunicación entre el docente, el estudiante y la familia del estudiante, teniendo este triángulo la base insoslayable de la ayuda que deben facilitar los profesionales del área de psicología. Por otra parte, es imprescindible crear un ambiente social donde el individuo pueda sentirse incluido dentro de su grupo de compañeros, ceñido siempre a las buenas costumbres públicas, de manera que pueda adaptarse de forma óptima a la dinámica escolar sin que por eso deba ser tildado de “raro” o parezca un individuo falto de educación (Padrón, 2006).

Siendo que, según Thomas, Barrat Clewley y Joy (2002), existen tres eslabones que dificultan el desenvolvimiento del individuo con síndrome de Asperger (Comunicación, Interacción social, Flexibilidad) las estrategias deben dirigirse, más que a “curar” esas dificultades( lo cual será infructuoso, ya que el Asperger es una condición que perdura a lo largo de la vida), a enseñarle al docente y individuo a afrontarlas de la manera más fructífera posible, para que de esta forma, en primera instancia, el docente pueda desarrollar la enseñanza de conocimientos sin recurrir a cambios drásticos en su plan de enseñanza que conducirían al mayor aislamiento del individuo con Asperger y en segunda instancia, que el individuo pueda tomar su lugar merecido en la comunidad educativa de la manera más sana y pacífica, afianzando sus potencialidades y perfeccionando otros ámbitos de su desenvolvimiento.

Con todo lo antes expuesto, se hace imperativa, entonces, la elaboración de un manual de estrategias destinado al mejoramiento de las relaciones interpersonales entre el o la estudiante con Síndrome de Asperger y sus docentes, de manera que su proceso educativo se desarrolle en sana paz y que, además, se fortalezcan las áreas débiles de este, las cuales varían de acuerdo al caso, ya que es un hecho cierto que la personalidad de cada individuo es moldeable según las experiencias vividas a lo largo de la vida (Thomas et al. 2002)

BASES TEÓRICAS

Entre las referencias teóricas que dan base al presente trabajo de investigación, se encuentra el aporte de Thomas, Barrat, Clewley y Joy (2002), cuyos axiomas se basan en que el Síndrome de Asperger es una condición de complejo entendimiento, debido a que todos los casos son diferentes. Sin embargo, deben aplicarse estrategias que contribuyan a dar paso a un mejoramiento de las relaciones con su entorno y además su buen desenvolvimiento en su proceso educativo.

 Los autores han establecido una serie de pasos a seguir para propender al reconocimiento del Síndrome de Asperger en un niño inmerso en el sistema escolar convencional (Consultar con especialistas en psicología y psiquiatría), a la integración social del individuo (Establecer “grupos de amigos”), a la organización e independencia personal (establecimiento de instrucciones de fácil comprensión), al autocontrol (alternativas para la solución de conflictos personales internos o externos), al mejoramiento de sus habilidades de comprensión (Transmisión de conocimientos a base de ordenadores, cortado y pegado, dictados) y al cumplimiento de las normas sociales (Fijación de límites en conversaciones, ofrecimiento de recompensas en caso del cumplimiento de alguna instrucción y/o norma)

Por su parte, Szatmari (2004) preconiza que el Síndrome de Asperger, históricamente ha sido clasificado dentro de lo que se conoce como “Desórdenes Progresivos del Desarrollo” (PDD por sus siglas en inglés) por la Sociedad Americana de Psicología (APA) y la Organización Mundial de la Salud(OMS), aunque, con el paso del tiempo esta terminología ha venido cambiando, con lo que desde 1980, cuando se publicó el Manual DSM III se utilizó el término “Síndrome de Desórdenes Autistas” (ASD), mientras que desde 1994, con la publicación del manual DSM IV, se prefirió definir al Síndrome de Asperger como un trastorno diferente al autismo, aunque también se ha utilizado el Término Desórdenes Progresivos del Desarrollo y Otros No Específicos” (PDDNOS, por sus siglas en inglés), lo cual ha generado un enconado debate que busca desvelar la duda sobre la definición correcta de Síndrome de Asperger.

Sin embargo, se tiende a decir que tanto el autismo y el Síndrome de Asperger solamente difieren en nimiedades, siendo que los individuos con Autismo, por ejemplo, presentan retrasos globales de la comunicación y algunos no aprenden a leer y escribir, mientras que los individuos con Asperger, solo presentan problemas en la interacción social pero poseen facundia desde temprana edad.

Cabe destacar que, en cuanto a los intereses de los individuos con Síndrome de Asperger, estos varían de acuerdo a la edad, asentándose en el transcurso de la niñez y las etapas subsiguientes de la vida. Pero estos intereses nunca son vistos como un pasatiempo, por lo que en el entorno pueden ser vistos como excentricidades u obsesiones que, cuando irrumpen en conversaciones comunes, pueden parecer no llevar a ninguna parte. Lo anteriormente expuesto causa que los