La alteración de los hábitos intestinales es la característica clínica más constante del síndrome de intestino irritable (SII). El patrón más frecuente es el de estreñimiento alternado con diarrea, por lo general con predominio de uno de los dos.
Dichos pacientes a menudo se quejan de distensión abdominal e incremento de los eructos o flatulencia, que atribuyen a un aumento del gas intestinal.
Entre un 25y 50% de los pacientes con síndrome de intestino irritable (SII) se quejan de dispepsia, pirosis nauseas y vómitos. Todo ello sugiere que pueden estar implicadas otras regiones intestinales además del colon.
DIAGNÓSTICO
Criterios diagnósticos Roma II
Criterios de Roma II
Presencia durante un mínimo de 12 semanas no necesariamente consecutivas durante los últimos 12 meses de malestar o dolor abdominal asociado al menos a 2 de las siguientes características:
Mejoría con la defecación
Cambio en la frecuencia defecatoria
Cambio en la forma o consistencia de las heces
Otros síntomas que apoyan el diagnóstico
Más de 3 deposiciones al día o menos de 3 a la semana
Deposiciones duras, “caprinas” o acuosas
Esfuerzo defecatorio
Urgencia defecatoria
Sensación de evacuación incompleta
Eliminación de moco con las deposiciones
Sensación de distensión abdominal
Para realizar el diagnóstico es necesario:
1. Historia clínica
La edad del paciente es un factor primordial. La probabilidad de que un paciente con síntomas compatibles con un síndrome de intestino irritable (SII) presente una dolencia orgánica aumenta a partir de los 50 años.
El sexo femenino implica mayores probabilidades de que la causa de los síntomas obedezca a un síndrome de intestino irritable (SII).
La presencia de antecedentes familiares de cáncer de colon, enfermedad inflamatoria intestinal o celiaquía, obliga a considerar firmemente cualquiera de estas patologías en el diagnóstico diferencial.
Síntomas característicos de síndrome de intestino irritable (SII) como los que hemos descrito anteriormente.
La anamnesis debe incluir preguntas dirigidas a la búsqueda intencionada de cualquier semiología sospechosa de una causa orgánica del problema. Estos síntomas de alarma incluyen la pérdida de peso no explicable por otra causa, fiebre y la presencia de sangre en las heces.
Algunos pacientes con síndrome de intestino irritable (SII) refieren otros síntomas gastrointestinales como pirosis, plenitud postprandial o saciedad, náuseas y vómitos. Muchos de ellos también suelen referir síntomas extraintestinales que sugieren la posibilidad de un trastorno somatomorfo.
En la mayoría de los casos, presentan rasgos de ansiedad, depresión o trastorno por somatización.
2. Exploración física
Dicha exploración física debe incluir la exploración de alteraciones cutáneas, signos de artritis, bocio o linfadenopatías así como la palpación abdominal.
3. Pruebas de laboratorio
Entre las cuales se debe incluir: hemograma, bioquímica elemental y hormonas tiroideas.
4. Pruebas complementarias
En casos en que el síndrome de intestino irritable (SII) sea refractario
Sospecha de organicidad
Presencia de síntomas de alarma
TRATAMIENTO
1. Orientación al paciente y modificaciones de la dieta
Evitar comidas copiosas y con alto contenido en grasas
Limitar el consumo de alcohol y cafeína
Evitar el consumo de azúcares poco absorbibles
Evitar alimentos que aumentan la flatulencia y distensión abdominal
Complementar la dieta con fibra
2. Farmacológico:
Agentes voluminógenos: Fibra
Espasmolíticos: Dolor abdominal cólico
Agentes antidiarreicos: Difenoxilato
Antidepresivos: tricíclicos, IRSS.
Antiflatulento: Con escasos resultados
Agonistas y antagonistas de los receptores de serotonina: Alosentrón, cilasentrón
3. Psicológico:
Sobre todo en pacientes con formas moderadas o severas de síndrome de intestino irritable (SII)
Terapia cognitiva
Psicoterapia
Manejo del estrés
PRONÓSTICO
El síndrome del intestino irritable puede ser una afección de por vida. Para algunas personas, los síntomas son incapacitantes y reducen la capacidad para trabajar, viajar y asistir a eventos sociales.
A menudo, los síntomas se pueden mejorar o aliviar a través de tratamiento.
Este síndrome no causa daño permanente a los intestinos y no lleva a una enfermedad grave, como el cáncer.
BIBLIOGRAFÍA
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