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Urgencias ginecológicas en pacientes oncológicas

  1. Linfocele abdominal

Supone una complicación infrecuente, presentándose en el 3% de las pacientes tras 2 semanas tras cirugía.

Suelen cursar de forma asintomáticas y detectarse en estudios radiológicos de control, aunque en ocasiones puede aparecer dolor por distensión y compresión de estructuras vecinas. Para prevenirlo, debe dejarse abierto el peritoneo, para evitar su encapsulación.

Las opciones terapéuticas incluyen la aspiración simple -con una tasa de recurrencias que puede llegar al 50%-, la inyección de sustancias esclerosantes -con un alto riesgo de sobreinfección- y el drenaje quirúrgico con la creación de una ventana peritoneal para evitar su recidiva.

En general la acumulación de líquido seroso en el abdomen aparece tras la finalización de la quimioterapia adyuvante o paliativa. Cuando es escasa, no se producen síntomas, pero puede provocar náuseas, distensión abdominal, pirosis, estreñimiento, lumbalgia, disnea y edemas maleolares.

Los diuréticos como la espironolactona, pueden ser eficaces en algunos casos iniciales y los corticoides a bajas dosis disminuyen el volumen de líquido ascítico. Otra medida terapéutica útil por el efecto favorecedor inmediato es la paracentesis guiada por ecografía -para evitar la punción de las asas intestinales-.

  1. Enfermedad tromboembólica.

Esta complicación se ve favorecida por el estado de hipercoagulabilidad que presentan las pacientes oncológicas por diversos factores, incluyendo los tratamientos con cirugía, quimioterapia, hormonoterapia, radioterapia, etc.

Conlleva una morbimortalidad significativa, causando hasta el 20% de las muertes postoperatorias con un alto riesgo de recurrencia, incluso con tratamiento preventivo anticoagulante.

La trombosis venosa profunda tiene una incidencia mayor durante el primer año de seguimiento, sobre todo en los tres primeros meses al diagnóstico, y disminuye posteriormente, afectando sobre todo a venas de miembros inferiores y pelvis, aunque el uso de catéteres venosos centrales, está aumentando la incidencia en venas de extremidades superiores.

El embolismo pulmonar aparece por la formación de trombos en el sistema venoso profundo de los miembros inferiores y, menos frecuentemente de venas pélvicas, renales, miembros superiores o cavidades cardiacas derechas. La clínica es poco sensible, por lo que la sospecha será crucial para lograr el diagnóstico, pudiendo aparecer disnea de comienzo brusco, dolor pleural, tos, taquipnea, estertores, cuarto ruido, aumento del segundo tono cardiaco, hemoptisis, fiebre y shock cardiovascular.

Ante la sospecha de embolismo pulmonar, el tratamiento debe instaurarse de forma urgente ya que la mayor mortalidad se produce en las primeras horas.

  1. Neutropenia febril.

Aunque su mortalidad es baja -inferior al 1%-, es una complicación grave tras terapia oncológica y requiere ingreso hospitalario. Aparece con más frecuencia durante el tratamiento de tumores de ovario -en el 2-3%- y de cérvix –en el 5-10%-, aunque no es una complicación específica y puede presentarse tras quimioterapia y/o radioterapia en cualquier tumor.

Se asocia con fiebre sin foco superior a 38ºC, una cifra absoluta de neutrófilos menor de 500/mm3 y hemocultivos positivos en un 30-50% de los casos. La evaluación en urgencias debe incluir en: anamnesis, exploración física, hemograma completo, ionograma y radiografía de tórax -habitualmente normal-.

El tratamiento consiste en antibioterapia empírica con antibióticos de amplio espectro activos frente a P. Aeruginosa, además de reducir el tiempo de neutropenia, administrando factores de crecimiento. Caso de que exista una puerta de entrada clínicamente evidente, deben utilizarse además antibióticos orientados a dichas vías por ejemplo, Ciprofloxacino en diarrea o Vancomicina en mucositis oral o infección de catéter.

Conclusiones.

Las complicaciones que precisan atención urgente en pacientes con tumores ginecológicos aparecen con frecuencia, por lo que su conocimiento se hace necesario. Debe conocerse el momento de aparición de las mismas para poder realizar un diagnóstico diferencial correcto, lo que facilitará la atención en los servicios de urgencias a estas pacientes, evitándoles exploraciones complementarias innecesarias y tratamientos inadecuados.

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