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Valoración del riesgo de violencia sexual

trastornos mentales graves, que un psicólogo evalúe los trastornos de personalidad y el funcionamiento intelectual, que una enfermera, un trabajador social o un funcionario de prisiones evalúen los planes de excarcelación. Es aceptable e incluso deseable, que el SVR-20 se aplique en base a informes realizados por distintos profesionales de manera independiente. Sin embargo, para objetivos clínicos, el usuario con una formación completa en habilidades profesionales debe responsabilizarse de cotejar la información e intentar consensuar las decisiones finales referentes a cada ítem del protocolo.

EVALUACIÓN

Para la valoración y cumplimentación de cada uno de los ítems del SVR-20 es necesario utilizar todas las fuentes de información disponibles sobre el sujeto en una recogida de datos exhaustiva. El SVR-20 no es un test o cuestionario, sino un protocolo de hetero-evaluación, que valora a cada sujeto en base a toda la información disponible, tanto suministrada por él como por otras fuentes externas.

Como fuentes básicas de información sobre los sujetos suelen utilizarse las siguientes:

  1. a) Entrevistas
  2. b) Informes técnicos de otros profesionales (psicólogos, psiquiatras, juristas, criminólogos, educadores, pedagogos, maestros, etc.)
  3. c) Expedientes o registros sobre el sujeto (judiciales, penitenciarios, historias clínicas, ficheros informáticos, etc.)

La codificación clínica de los ítems del SVR-20 se realiza en una escala ordinal con tres posibles categorías (N/?/S), según el grado de certeza que se tenga de que los factores de riesgo están presentes o lo han estado, en algún momento, del pasado del individuo. Una codificación N (no) indica que el factor de riesgo no está con seguridad presente; si se codifica como interrogante (?) quiere decir que hay cierta sospecha (pero no certeza) de que el factor de riesgo está presente, y si se asigna S (sí) representa que el factor de riesgo está presente o lo ha estado con anterioridad.

Como síntesis de la evaluación, se debe establecer una valoración global del riesgo de violencia sexual de cada sujeto como Bajo, Moderado o Alto (inminente).

Este instrumento no permite sumar linealmente los factores de riesgo presentes en un individuo para alcanzar una valoración final de riesgo que sea apropiada para todos los casos. Aunque es razonable que los evaluadores concluyan que a mayor número de factores presentes más elevado será el riesgo de violencia sexual, han de ser prudentes ya que el riesgo global dependerá probablemente de qué factores se combinan en cada sujeto, y no simplemente de la suma de éstos.

LIMITACIONES

No se puede utilizar el SVR-20 para determinar si alguien ha cometido un acto de violencia sexual en el pasado, ni para determinar si alguien «encaja en el perfil de agresor sexual´´, dado que tal perfil no existe. Los factores de riesgo incorporados en el SVR-20 están relacionados con el riesgo de violencia futura en individuos que ya han cometido un delito o agresión sexual.

El SVR-20 se diseñó para realizar valoraciones del riesgo de violencia sexual. No se puede utilizar para valorar el riesgo de conductas criminales no-violentas, violencia no-sexual, ni otras formas específicas de violencia como, por ejemplo, la violencia en la pareja y el acoso. Si existe alguna evidencia de que el individuo evaluado presenta riesgo de conductas antisociales, más que de violencia sexual específicamente, se debe prestar atención a este problema más genérico y considerar el incluirlo en la valoración del riesgo objeto del informe.

INVESTIGACIÓN SOBRE EL SVR-20

Se están desarrollando diversas investigaciones por parte del Grupo de Estudios Avanzados en Violencia (GEAV) y de otros investigadores para explorar el funcionamiento del SVR-20 en población española. En uno de estos estudios, (Pérez, Redondo, Martínez, García y Andrés Pueyo, en prensa) se investigó la capacidad del SVR-20 para predecir la reincidencia de los agresores sexuales. Con este fin se cumplimentó el instrumento de forma retrospectiva pero ciega (es decir, sin que los evaluadores conocieran la reincidencia empírica de los sujetos a lo largo de un periodo de seguimiento promedio de cuatro años) para un grupo de 163 agresores sexuales que habían cumplido una pena de prisión. El objetivo de este estudio fue contrastar la reincidencia sexual pronosticada por el SVR-20 con la reincidencia real de los sujetos y, de este modo, estimar la tasa de aciertos y errores de dicho instrumento.

Como se ha descrito en el apartado anterior, la codificación del SVR-20 se realiza a partir de una escala con tres categorías (N/?/S). Este método de puntuación es el recomendado por los autores del instrumento (Boer et al., 1997) y se adapta convenientemente a las necesidades de los profesionales forenses, que son sus usuarios principales. A pesar de esto, con finalidades de investigación, se permite cumplimentar el SVR-20 de forma actuarial, es decir, asignando un valor numérico (0, 1, 2) a cada ítem según una escala ordinal. Así se hizo en este estudio, lo que permitió obtener una puntuación global numérica para cada sujeto y, por tanto, efectuar un análisis estadístico con la información obtenida.

La capacidad del SVR-20 para predecir la reincidencia sexual se evaluó mediante el método estadístico de regresión logística. Este método permite estimar la probabilidad de reincidencia (sí/no) en función de la puntuación de cada sujeto en el SVR-20 y, de este modo, clasificar a dichos sujetos en dos grupos, reincidentes y no reincidentes. La variable reincidencia se definió aquí como el encarcelamiento del sujeto por un nuevo delito. En la muestra estudiada, 128 sujetos (78.5%) no volvieron a delinquir, 24 sujetos (14.7%) cometieron un nuevo delito sexual y 11 sujetos (6.7%) volvieron a cometer un delito no sexual. Estas cifras se aproximan a los datos obtenidos en la investigación internacional que estiman que el 20% de los agresores sexuales volverán a delinquir a lo largo de un periodo de seguimiento de 5 años (Garrido, Stangeland y Redondo, 2006; Hanson, 2005, Lösel, 2002).

Los datos obtenidos en este estudio muestran que el SVR-20 obtiene un 79.9% de clasificaciones correctas de los sujetos no-reincidentes y un 70.8% de clasificaciones correctas de los sujetos reincidentes. El significado social de estos resultados quiere decir que parece ser más fácil identificar aquellos casos que probablemente no reincidirán, que aquellos otros que sí lo harán. Una de las dificultades más relevantes en el ámbito de la predicción de violencia sexual es el problema de las tasas base bajas (Redondo, 2006). Cuando un fenómeno, como en este caso la reincidencia sexual, tiene una prevalencia baja, la predicción resulta más difícil, que para aquellos fenómenos de alta prevalencia. La violencia sexual tiene unos efectos muy impactantes y unas consecuencias muy graves, pero, a pesar de esto, no deja de ser un fenómeno estadísticamente infrecuente y, por tanto, difícil de predecir (Garrido, Stangeland y Redondo, 2006; Brown, 2005).

En un problema tan complejo y multifactorial como el comportamiento delictivo, un promedio de pronóstico correcto del 78.5%, a partir de un