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Prevención, detección y cuidados de Enfermería en el paciente VIH+ y SIDA

Prevención, detección y cuidados de Enfermería en el paciente VIH+ y SIDA

RESUMEN

El virus de inmunodeficiencia humana (VIH) infecta a las células del sistema inmunitario produciendo un deterioro del mismo. La fase más avanzada del VIH es conocida como SIDA. Se transmite a través de la sangre, el semen, secreciones genitales o la leche materna de una persona con ese virus.

AUTORA: Lourdes Nebra Rubio; Grado Enfermería (Universidad San Jorge). Master Urgencias, Emergencias y críticos en Enfermería (Universidad Europea de Madrid), Master Investigación en atención primaria (Universidad Miguel Hernández de Elche), Experto en cuidados de Enfermería (Universidad de León) Experto universitario en Enfermería en Emergencias Extrahospitalarias (Universidad Cardenal Herrera)

En el siguiente artículo se hace una revisión sobre la diferenciación entre el VIH y el SIDA. Se explica el proceso de la enfermedad, sus mecanismos de contagio, síntomas, tratamiento y diagnóstico.

OBJETIVOS

  • Conocer que es VIH + y SIDA
  • Aprender cuales son los cuidados de Enfermería que necesitan los pacientes con VIH + y SIDA
  • Aprender a identificar signos y síntomas de un paciente con VIH + y SIDA
  • Saber cuáles son las causas y factores de riesgo desencadenantes de VIH + y SIDA para así conocer cuáles son los mecanismos de prevención.
  • Conocer las opciones de tratamiento.
  • Conocer la incidencia de VIH + y SIDA en la población para ser conscientes de las necesidades de salud pública.

No existen síntomas específicos del VIH. La única forma de confirmar la existencia de infección por el VIH es a través de la prueba de VIH en una muestra sanguínea.

Por ello es muy importante la prevención de dicha enfermedad y llevar a cabo un tratamiento correcto mediante antirretrovirales para no evolucionar en estadios más avanzados de la enfermedad.

PALABRAS CLAVE: VIH, SIDA, cuidados de Enfermería, prevención, promoción, fármacos.

Definición y diferencias entre VIH+ y SIDA.

El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) infecta a las células del sistema inmunitario, alterando o anulando su función. La infección produce un deterioro progresivo del sistema inmunitario, con la consiguiente «inmunodeficiencia». Se considera que el sistema inmunitario es deficiente cuando deja de poder cumplir su función de lucha contra las infecciones y enfermedades.

El síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) es un término que se aplica a los estadios más avanzados de la infección por VIH. [1]

Proceso de la enfermedad, mecanismos de contagio, sintomatología y métodos de diagnóstico.

Proceso de la enfermedad: La infección humana por el virus VIH produce una compleja enfermedad denominada síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), que puede tardar en desarrollarse más de diez años. El descubrimiento de la relación entre el síndrome de inmunodeficiencia adquirida y la infección por VIH se atribuye al grupo dirigido por Luc Montagnier del Instituto Pasteur de París, en 1983.

Las diferentes fases de la infección por VIH son las siguientes:

Fase aguda o primoinfección. Puede discurrir de forma sintomática en el 30% de los casos, cursando como un síndrome gripal, con adenopatías y rash cutáneo, similar a las manifestaciones de una mononucleosis infecciosa. Este cuadro suele aparecer a los pocos días o semanas del contagio y se autolimita o responde a tratamiento sintomático en pocos días. Durante los 3 primeros días, la infección predomina en células en reposo, es escasamente productiva y no es capaz de sostener una diseminación.

Entre los días 4 y 5, la producción local de virus aumenta y comienza la diseminación hacia todos los órganos linfáticos. Entre los días 6 y 10, se produce un pico de viremia plasmática que puede alcanzar varios millones de copias por milímetro. Hacia los días 13 a 28, se inicia un descenso de la carga viral de forma paulatina hasta alcanzar un nivel de proliferación viral estable para cada individuo pero muy variable de unos pacientes a otros. Depende de factores relativos al huésped y al inóculo vírico y es muy importante un factor pronóstico respecto a la probabilidad de progresión a sida durante los años siguientes.

Fase intermedia o crónica. Durante esta etapa persiste la replicación viral y se inicia una hiperactivación crónica del sistema inmune que persistirá hasta el final. Los pacientes no suelen presentar síntomas en este periodo. El uso adecuado de fármacos antirretrovirales en este periodo puede conseguir una inhibición sostenida de la replicación viral y puede hacer posible la reconstitución inmune, incluso en fases avanzadas de la enfermedad. De esta manera, el tratamiento antirretroviral puede retrasar o impedir la aparición de síntomas de inmunodeficiencia aumentando la supervivencia y la calidad de vida de los pacientes por infección de VIH. En cualquier caso la duración de esta fase es muy variable.

Fase final (SIDA). Podemos definir el sida como aquella situación en la que el umbral de linfocitos CD4 ha caído por debajo de un dintel en las mucosas y en otras localizaciones periféricas, para que no pueda haber una respuesta eficaz a los antígenos de recuerdo, y en consecuencia puedan desarrollarse neoplasias o infecciones oportunistas nuevas o como reactivación de infecciones latentes.

Esta situación se correlaciona con un nivel de linfocitos CD4 en sangre periférica por debajo de 200 cel/ml, y sobre todo, por debajo de 45-100 células. La evolución natural de los pacientes cuando llegan a este momento es desfavorable, con una supervivencia inferior al 10%-30% a los 3 años. Esta situación no es irreversible. Incluso en estados severos de inmunodepresión, el inicio de TAR puede modificar la historia natural de la enfermedad. Desde la aparición del tratamiento antirretroviral de alta eficacia, el descenso de la mortalidad y morbilidad en estos pacientes ha sido espectacular, mejorando notablemente su calidad de vida. [2]

El ciclo de replicación viral consiste en:

  • Fase 1. Entrada, acoplamiento y fusión de la membrana. Cuando el VIH se une al receptor CD4, activa otras proteínas en la superficie celular para que la cubierta del VIH se fusione con la superficie de la célula. Aquí actúan los fármacos inhibidores de la fusión. El VIH necesita además correctores para entrar en la célula que van a infectar, son los correspondientes CCR5 y el CXCR4. El uso de uno u otro receptor por parte del virus define el tropismo de la cepa viral hacia macrófagos o linfocitos o a hacia ambos.
  • Fase 2. Transcripción inversa. Se libera el ARN viral, la enzima llamada transcriptasa inversa permite que el ARN se transforme en ADN proviral, capaz de integrarse en el genoma de la célula infectada. Los fármacos inhibidores de la transcriptasa actúan a este nivel.
  • Fase 3. Integración. El ADN proviral se integra con el ADN celular mediante la enzima integrasa. El nuevo ADN, formado por el ADN proviral y el ADN celular, producirá nuevas proteínas víricas destinadas a formar nuevos viriones. En este paso actúan los fármacos inhibidores de la integrasa.
  • Fase 4. Trancripción. Las cadenas de ADN viral crean cadenas de ARN mensajero destinadas a llevar las instrucciones al citoplasma celular para generar proteínas que conformarán nuevos viriones.
  • Paso 5. Transducción. El ARN mensajero sale del núcleo y proporciona la información para la síntesis de proteínas.
  • Paso 6. Ensamblaje. El resultado de la traducción son poliproteínas que deben ser cortadas mediante una enzima del virus, la proteasa, para convertirse en proteínas funcionales constitutivas del virus. Para esta diana terapéutica, existen los fármacos inhibidores de la proteasa.
  • Paso 7. Salida de la célula infectada. Las proteínas víricas se ensamblan para formar la nueva estructura interna del virión, mediante gemación salen de la célula para infectar nuevos linfocitos. [2]

Mecanismos de contagio: El VIH se transmite a través de la sangre, el semen, las secreciones genitales o la leche materna de una persona con ese virus. Las relaciones sexuales sin protección o el uso compartido de equipo de inyección de drogas (como agujas y jeringas) con una persona seropositiva son las formas más comunes de transmisión de ese virus. La transmisión de la infección de la madre infectada por VIH a su hijo es la llamada transmisión vertical o perinatal. El VIH puede transmitirse al feto intraútero, a través de la placenta, por colonización fetal en el momento del parto y a través de la leche materna.

La infección por el VIH no se transmite al dar la mano, abrazar o besar con la boca cerrada a una persona seropositiva. Tampoco se propaga por contacto con objetos como los asientos de inodoro, las agarraderas de las puertas, los platos o los vasos empleados por una persona con ese virus. [2] [6]

Sintomatología y métodos diagnósticos: No existen síntomas específicos del VIH. La única forma de confirmar la existencia de infección por el VIH es a través de la prueba de VIH en una muestra sanguínea. [3]

Poco después de la infección por el VIH, una persona puede tener síntomas similares a los de la influenza, pero esa infección no se diagnostica por los síntomas. La prueba de VIH es la única forma de saber si padece la enfermedad.

La prueba más común es la prueba de detección de anticuerpos contra el VIH. Por lo general, se necesitan unos 3 meses desde el momento de la infección para producir suficientes anticuerpos a tal punto que puedan detectarse con esta prueba. (Algunas personas pueden tardar hasta 6 meses en producirlos.) El período entre la infección y la manifestación de anticuerpos detectables contra el VIH se llama período silente. Puesto que aún no se pueden detectar anticuerpos, la prueba de detección de anticuerpos contra el VIH no es útil durante el período silente. La prueba de ARN plasmático del VIH (también llamada prueba de la carga viral) permite detectar el VIH en la sangre de una persona al cabo de 9 días de la infección, antes de que el cuerpo produzca anticuerpos detectables contra el virus. [3]

El diagnóstico de infección por el VIH se emite a partir de los resultados positivos de dos pruebas de detección del virus. La primera puede ser una prueba de detección de anticuerpos contra el VIH (hecha con sangre, orina o secreciones de la boca) o una prueba de ARN plasmático del VIH (hecha con sangre). La segunda (hecha siempre con sangre) es un tipo diferente de prueba de detección de anticuerpos llamada Western Blot. Los resultados positivos de la prueba Western Blot confirman que una persona tiene el VIH. [4]

Muchas personas infectadas no presentan síntomas, especialmente en los primeros años y en general durante largo tiempo. El virus va debilitando el sistema inmunológico lentamente y sería tras una media de 8-10 años sin tratamiento (la enfermedad habría evolucionado y el sistema inmunológico estaría muy deteriorado) cuando aparecerían los siguientes síntomas: [3]

  • Pérdida brusca de peso superior al 10%
  • Fiebre o sudoración nocturna durante más de un mes
  • Diarrea crónica durante más de un mes
  • Fatiga persistente y aguda
  • Otros síntomas del sida secundarios: tos seca durante más de un mes, urticarias, úlceras bucales, hongos en boca y garganta, herpes e inflamación de los ganglios.

Métodos de prevención para evitar el contagio.

Teniendo relaciones sexuales sin protección o el uso compartido de equipo de inyección de drogas (como agujas o jeringas) con una persona con el VIH son las formas más comunes de transmisión del VIH. Las mujeres seropositivas pueden transmitir el virus a sus bebés durante el embarazo, el parto o la lactancia materna. [2]

Para evitar la transmisión de la infección por el VIH a otra persona:

  • Usar preservativo cada vez que se tenga relaciones sexuales.
  • No compartir agujas ni jeringas.
  • No compartir la cuchilla de afeitar, cepillo de dientes ni otros artículos en los que pueda haber sangre.
  • Tomar los medicamentos contra el VIH según las indicaciones médicas.
  • Si la madre es seropositiva, no amamantar al bebé.
  • Abstinencia sexual

Métodos para evitar infección o progresión de la enfermedad.

El virus del VIH destruye o bloquea las defensas del organismo facilitando el desarrollo de infecciones oportunistas y tumores.

La fase más avanzada o terminal del VIH es conocida como SIDA. Cuando el organismo se encuentra en fase SIDA, puede ser atacado por cualquier enfermedad, desde gripe, diarrea, enfermedades respiratorias, infecciones de la piel…El cuerpo humano tiene que evitar la entrada de lo que es extraño y puede dañar al cuerpo, como por ejemplo sustancias tóxicas y microbios (bacterias, virus, hongos y parásitos).