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VIH/SIDA. Conocimiento y percepción de riesgo en un grupo de adolescentes

relaciones sexuales, constituye un problema universal de la que no escapa ninguna población y como es evidente la muestra estudiada, en el que intervienen varias causas como: necesidad de exploración sexual, estereotipos masculinos, deficiente educación sobre materia sexual. Es sobresaliente la participación en conjunto de hembras y varones en actividades sociales, incluidas las escolares; igualmente, el abandono de concepciones religiosas y las nuevas ideas y libertades de la mujer que la ponen en igualdad de condiciones con el hombre y así aumentan las posibilidades de satisfacer los impulsos eróticos, sin haber la suficiente preparación y responsabilidad que esto requiere. (7)

Existen varias razones por las que los adolescentes se han convertido en un grupo Diana para el estudio y control del futuro de la infección del VIH:

1.- Las características propias de la adolescencia.

a) Maduración biológica y horizontal: Parece ser que estos factores pudieran estar influyendo tanto en el periodo de incubación como en la progresión de la enfermedad.

b) Factores psicológicos: Ansiedad, frustración, inadaptación, rechazo del adulto.

c) Factores cognitivos: Inmadurez en la percepción del riesgo; los adolescentes se sienten invulnerables.

d) Factores sociales: Indicio precoz de relaciones sexuales, tendencias al abuso de sustancias, conductas delictivas

2.- Existencia de grupos de adolescentes fundamentalmente en áreas metropolitanas, con conductas de riesgos para contraer la infección por VIH con dificultad de acceso a los sistemas sanitarios y a las medidas preventivas.

3.- Al no existir actualmente un tratamiento efectivo para el SIDA, la prevención primaria se convierte en el arma más importante de lucha contra la enfermedad, siendo el grupo de adolescentes, por todas las características señaladas hasta ahora, el que puede requerir mayores esfuerzos en lo que concierne a la educación para la salud.

4.- La utilización de mediadores sociales constituye una estrategia preventiva eficaz.

Los adolescentes cada vez manejan más información acerca del SIDA y de cómo se transmite; pero esto no hace que retrasen la edad de inicio de sus relaciones sexuales, ni que éstas se realicen practicando un sexo seguro. Por lo que una vez más se demuestra que la información es necesaria, pero no es condición suficiente para llevar a cabo comportamientos de salud adecuados.

Los procesos de promoción de la salud para y con adolescentes requieren estar sustentados en información (evidencia) que le den soporte. Esta información es indispensable para identificar las teorías de cambio sobre las cuales soportar los procesos educativos o de comunicación con jóvenes en el campo de la salud sexual.

Conocer qué saben y cuáles son las prácticas y actitudes de las (os) jóvenes sobre el VIH/SIDA, constituye una fuente valiosa de información para el diseño de estrategias de educación y comunicación, tendientes a promover en esta etapa de la vida comportamientos saludables, los cuales son marcadores para el futuro.

El conocimiento juega un papel muy importante, ya que un concepto o idea errónea genera un comportamiento irresponsable, la ignorancia engendra carencia de atención y la estigmatización de las personas infectadas, consideradas como plagas. El rechazo puede precipitar la muerte y de esta manera la discriminación asociada al VIH/SIDA también estimula la propagación de la misma. (6)

A pesar de que los estudios sobre el tema han comprobado de forma inequívoca y rotunda que la información no es suficiente para propiciar cambios de conducta que lleve a los sujetos a instaurar estilos de vida saludables, esta constituye un prerrequisito necesario para poder desencadenar una actividad sexual protegida.

Así, el nivel de conocimientos en torno a la sexualidad se ha visto mejorado en los últimos años gracias a las campañas de educación sexual que se han puesto en marcha, mayoritariamente a través de campañas informativo/formativas que se han ido multiplicando progresivamente. Pero, a pesar del incremento significativo de conocimientos todavía persisten errores. Solamente canalizando nuestro esfuerzo hacia campañas informativo/educativas que permitan aportar una información amplia y veraz, despojada de mitos y tabúes, para evitar que se viva la sexualidad de forma atormentada y culpabilizada, al mismo tiempo que se estimula la responsabilidad y la adecuada valoración de los riesgos, permitiendo un comportamiento sexual sano y seguro. El objetivo de una juventud con una actividad sexual satisfactoria y saludable será una realidad para nuestros jóvenes y adultos.

El conocimiento y la información son recursos poderosos y un buen punto de partida ya que la cultura es básica para el desenvolvimiento humano, pero la información por sí sola no provoca cambios en los comportamientos y esto es algo que interesa realmente y requiere convertir este conocimiento en una convicción y que por lo tanto que se defienda, se practique y se asuma con toda responsabilidad, aun en los momentos íntimos de placer. Para lograr cambios de actitudes, es importante trabajar en la percepción de riesgos, los ideales románticos, la erotización del uso del condón y la autoestima, entre otros. (6)

Ahora bien el nivel de conocimiento que se tiene sobre las medidas básicas para evitar las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) y el VIH/SIDA, cuando no es correcto, puede ser un obstáculo para la opción de comportamientos sin riesgos, la percepción de riesgo y de severidad de la enfermedad son importantes, ya que mientras más amenazante y severa perciba la persona la enfermedad, tendrá mayor disposición de adoptar las medidas para prevenirlas. (6)

La percepción de riesgo en relación a la infección VIH/SIDA supone la valoración personal que la persona hace de su vulnerabilidad al contagio. La escala de percepción de riesgo y la falta de compromiso personal para tomar acciones de prevención, son las barreras más importantes para reducir la “peste del siglo”. Pero la realidad lleva a la conclusión de que la variable percepción de riesgo surge como elemento necesario pero no suficiente para explicar la conducta preventiva y evitar el contagio del VIH. Es decir, parece que es necesario percibir el riesgo para llevar a cabo una conducta preventiva en la esfera de la sexualidad pero esto no garantiza que dicha conducta se dé. (7,8)

Este parámetro tiene vital importancia en las campañas desarrolladas para prevenir la infección VIH/SIDA, ya que favorecer la percepción de riesgo no puede ser el único objetivo con el que pueda justificarse el cambio de conducta y otras