El triage enfermero como herramienta clave en la atención de urgencias
Autor principal: Teodoro Álvarez Mateos
Vol. XX; nº 16; 898
Nursing triage as a key tool in emergency care
Fecha de recepción: 17 de julio de 2025
Fecha de aceptación: 21 de agosto de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 16 – Segunda quincena de Agosto de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 16; 898
Autores:
TEODORO ALVAREZ MATEOS, Enfermero Loga Salud
LUCIA SIMÓN MELCHOR, Enfermera Centro de salud Luna, Zaragoza, España
VERONICA VIDAL VILLANUEVA, Enfermera Hospital de Alcañiz
Resumen
El triage enfermero es una herramienta fundamental en los servicios de urgencias, que permite clasificar a los pacientes según la gravedad de su condición clínica y priorizar la atención. Esta función, liderada por personal de enfermería especializado, garantiza una atención más rápida, eficiente y segura, especialmente en contextos de alta demanda asistencial. El presente artículo descriptivo analiza el papel del triage enfermero, sus sistemas de clasificación, la formación requerida y los desafíos actuales en su implementación. Se destaca la necesidad de estandarización, capacitación continua y apoyo institucional para optimizar esta práctica crítica dentro de los servicios de urgencias.
Palabras clave
enfermería, urgencias, triage, clasificación, atención inmediata
Abstract
Nursing triage is a fundamental tool in emergency departments, allowing patients to be classified according to the severity of their clinical condition and prioritizing care. This function, led by trained nursing professionals, ensures faster, more efficient, and safer attention, particularly in high-demand scenarios. This descriptive article analyzes the role of nursing triage, its classification systems, the required training, and current challenges in implementation. The need for standardization, continuous education, and institutional support to optimize this critical practice in emergency services is emphasized.
Keywords
nursing, emergency, triage, classification, immediate care
Introducción
El aumento en la demanda de atención en los servicios de urgencias ha generado la necesidad de establecer mecanismos eficientes que garanticen una atención oportuna a los pacientes según la urgencia de su estado clínico. En este contexto, el triage enfermero se posiciona como una herramienta clave para optimizar la gestión del flujo de pacientes, mejorando la eficiencia del sistema y la seguridad del paciente.
El triage es un proceso de valoración inicial que clasifica a los pacientes en niveles de prioridad, permitiendo que aquellos con mayor gravedad sean atendidos primero. Este procedimiento, cuando es realizado por profesionales de enfermería debidamente formados, reduce los tiempos de espera, mejora la utilización de los recursos y favorece los desenlaces clínicos.
Este artículo descriptivo tiene como objetivo revisar el rol del enfermero en el triage de urgencias, los sistemas de clasificación más utilizados, los requisitos formativos y los principales retos en la práctica diaria.
Metodología
Se llevó a cabo una revisión descriptiva de literatura científica entre los años 2019 y 2024, en las bases de datos PubMed, Scopus, SciELO y CUIDEN. Se seleccionaron artículos que abordaran el triage enfermero, su implementación en servicios de urgencias, impacto en la calidad asistencial y formación del personal.
Criterios de inclusión: estudios en inglés o español, con acceso abierto, centrados en enfermería y aplicabilidad al contexto hospitalario o prehospitalario. Se incluyeron también protocolos institucionales y guías internacionales.
Resultados
1. Sistemas de triage utilizados
Los sistemas de triage se han diseñado con el objetivo de estandarizar la priorización de pacientes, permitiendo la evaluación rápida y segura en contextos de alta presión. A nivel mundial, los sistemas más utilizados por personal de enfermería incluyen:
Sistema Español de Triage (SET): desarrollado por la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), este sistema propone cinco niveles de prioridad que determinan el tiempo máximo de espera recomendado, desde atención inmediata (nivel 1) hasta atención no urgente (nivel 5). Utiliza algoritmos clínicos basados en síntomas guía y signos vitales para facilitar la clasificación rápida por el personal de enfermería.
Manchester Triage System (MTS): basado en una estructura algorítmica con vías clínicas y discriminadores, permite una clasificación objetiva a través de más de 50 presentaciones clínicas. Se usa ampliamente en Europa y requiere formación específica para su implementación adecuada.
Emergency Severity Index (ESI): además de la gravedad clínica, el ESI incorpora el juicio sobre el número de recursos que el paciente probablemente necesitará, lo cual permite una planificación más eficiente del flujo de trabajo en servicios de urgencias sobrecargados.
Canadian Triage and Acuity Scale (CTAS): ampliamente utilizado en Canadá y América Latina, ofrece una guía estructurada con tiempos recomendados de atención y presenta una alta concordancia interobservador cuando se usa correctamente.
Estudios recientes indican que, independientemente del sistema, la formación constante y la experiencia son los factores determinantes en la exactitud del triage, más allá del modelo utilizado. Las instituciones que implementan programas de formación continua muestran tasas significativamente menores de errores de clasificación y mayor satisfacción del usuario.
2. Rol del profesional de enfermería
El enfermero/a de triage actúa como primer filtro clínico en urgencias, lo que representa una alta responsabilidad y demanda habilidades tanto técnicas como interpersonales. Las principales funciones incluyen:
Realizar una valoración rápida pero completa del paciente.
Reconocer signos de alarma y condiciones potencialmente letales.
Aplicar criterios objetivos de clasificación sin sesgos.
Educar brevemente al paciente y su familia sobre los tiempos de espera y procesos de atención.
Reevaluar pacientes si su condición cambia mientras esperan atención médica.
Además, deben registrar la información en plataformas digitales o manuales con precisión, asegurando la trazabilidad del proceso. El juicio clínico, la empatía, la capacidad de comunicación y el manejo del estrés son elementos clave que afectan directamente la calidad del triage realizado.
Diversos estudios cualitativos muestran que los enfermeros de triage perciben su labor como una combinación de alta responsabilidad y escasa visibilidad institucional, lo que puede generar tensión emocional, especialmente cuando el entorno no brinda el apoyo adecuado.
3. Formación y competencias
La preparación del personal de enfermería para realizar triage debe estar estandarizada e integrada en los programas de educación continua. Un estudio llevado a cabo en cinco hospitales de tercer nivel en América Latina reveló que más del 60% del personal de triage no había recibido capacitación formal en el último año.
Los contenidos mínimos sugeridos para la formación en triage incluyen:
Principios de fisiopatología de urgencias comunes.
Interpretación rápida de signos vitales.
Herramientas de evaluación inicial rápida (AVPU, escala de Glasgow, etc.).
Aplicación de algoritmos clínicos.
Manejo de situaciones especiales (politraumatismos, intoxicaciones, embarazadas, pediatría, adultos mayores).
Simulación de escenarios reales y resolución de casos clínicos.
En hospitales con alta rotación de personal, se recomienda establecer programas de inducción en triage para el personal nuevo, así como simulacros periódicos para mantener la habilidad diagnóstica y la coherencia en la clasificación entre turnos.
4. Retos y barreras en la implementación
Entre los principales obstáculos identificados para un triage eficiente y seguro se encuentran:
Saturación del servicio: en turnos de alta demanda, el personal puede verse forzado a realizar un triage apresurado o superficial, incrementando los errores de clasificación.
Falta de espacios físicos adecuados: muchos servicios no cuentan con zonas exclusivas para triage, lo que impide una adecuada evaluación del paciente con privacidad y confidencialidad.
Limitada autonomía profesional: en algunos contextos, la labor del enfermero de triage es subestimada o requiere validación médica, lo cual retrasa el proceso.
Desactualización de protocolos: el uso de guías obsoletas o la ausencia de algoritmos adaptados al contexto local dificultan una toma de decisiones objetiva y homogénea.
Débil retroalimentación institucional: la escasez de auditorías o de revisión de casos dificulta el aprendizaje institucional y la mejora continua del sistema.
Discusión
El triage enfermero representa una práctica compleja que exige un equilibrio entre juicio clínico, conocimiento técnico y capacidad emocional para tomar decisiones urgentes con impacto directo en la vida de las personas. Su importancia radica en su capacidad de ordenar el flujo de pacientes, optimizar los recursos disponibles y disminuir los tiempos de espera, especialmente en un entorno tan dinámico y crítico como el de urgencias.
La revisión de literatura evidencia que los servicios que implementan programas de triage enfermero estructurados logran:
Reducción de eventos adversos, gracias a una detección precoz de condiciones críticas.
Mayor satisfacción de los usuarios, al sentir que su estado clínico es reconocido y atendido con prioridad.
Disminución de la violencia en salas de espera, cuando el personal enfermero informa con claridad sobre los tiempos de espera y los criterios de prioridad.
Mejor uso de los recursos médicos, al evitar la saturación de áreas críticas con pacientes no urgentes.
No obstante, para que el triage enfermero funcione como una herramienta eficaz, se requiere que las instituciones de salud reconozcan y respalden el papel del personal de enfermería como tomador de decisiones clínicas. Esto incluye permitir una autonomía real, ofrecer espacios adecuados, invertir en formación continua y realizar auditorías regulares de calidad.
Otro aspecto discutido en diversos estudios es la subjetividad en la clasificación, especialmente cuando no existen algoritmos claros o cuando el personal tiene diferentes niveles de experiencia. La incorporación de sistemas informáticos y herramientas digitales con soporte clínico puede ayudar a homogeneizar los criterios y disminuir la variabilidad interprofesional.
En la discusión ética, también se plantea el impacto emocional del triage sobre el profesional: la exposición constante a pacientes graves, la toma de decisiones rápidas, la presión del entorno y la falta de reconocimiento pueden provocar fatiga por compasión y desgaste profesional. Por ello, el cuidado del personal que realiza triage debe incluirse dentro de los planes de bienestar institucional.
Conclusiones
El triage enfermero constituye una estrategia indispensable en los servicios de urgencias modernos. Su aplicación adecuada mejora no solo la eficiencia del servicio, sino también la seguridad del paciente y la percepción de calidad de la atención.
Entre las principales conclusiones de este artículo se destacan:
El triage es una competencia clave del profesional de enfermería, que debe ser reconocida, valorada y respaldada por la institución. Se trata de una tarea compleja que requiere capacidad clínica, rapidez y comunicación efectiva.
Existen múltiples sistemas de triage validados, siendo el SET, MTS, ESI y CTAS los más usados internacionalmente. Sin embargo, su eficacia depende en gran medida de la correcta aplicación por parte de profesionales bien entrenados.
La formación en triage debe ser continua y adaptada al contexto, incorporando simulaciones, casos clínicos reales, resolución de problemas y actualización permanente. La educación formal sobre triage debería incluirse en los programas académicos de enfermería.
Las principales barreras para un triage efectivo son estructurales, organizacionales y culturales, incluyendo la sobrecarga asistencial, falta de espacios, rotación del personal, protocolos desactualizados y limitada autonomía de la enfermería.
La implementación de sistemas digitales, algoritmos de ayuda clínica y auditorías regulares puede mejorar la precisión, trazabilidad y eficiencia del triage.
El apoyo emocional al personal de triage es esencial para evitar el desgaste profesional y garantizar la continuidad de un servicio humano y de calidad.
En suma, el triage enfermero no solo organiza el ingreso al sistema de urgencias: salva vidas, optimiza recursos y humaniza la atención. Promover su profesionalización es una inversión en salud pública que beneficia a todos.
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Declaración de buenas prácticas: Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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