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Impacto de las redes sociales en la salud mental de los adolescentes

Impacto de las redes sociales en la salud mental de los adolescentes

Autora principal: Irene Sanz Gómez

Vol. XX; nº 16; 883

Impact of social media on the mental health of teenagers

Fecha de recepción: 16 de julio de 2025
Fecha de aceptación: 19 de agosto de 2025

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 16 – Segunda quincena de Agosto de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 16; 883

Autores:

Irene Sanz Gómez, Enfermera Especialidad HOP Teruel, Hospital Obispo Polanco de Teruel, España.
Irene Torán Bellido, Enfermera Especialidad HOP Teruel, Hospital Obispo Polanco de Teruel, España.
Andrea Ibáñez Romero, Enfermera Especialidad HOP Teruel, Hospital Obispo Polanco de Teruel, España.
Patricia Cortés Egeda, Enfermera Especialidad HOP Teruel, Hospital Obispo Polanco de Teruel, España.
Ana María Luca Simón, Enfermera Especialidad HOP Teruel, Hospital Obispo Polanco de Teruel, España.
Marta Gascón Sánchez, Enfermera Especialidad HOP Teruel, Hospital Obispo Polanco de Teruel, España.

Resumen

La adolescencia es una etapa crucial del desarrollo humano, marcada por transformaciones físicas, emocionales y sociales. En este contexto, las redes sociales se han convertido en una herramienta omnipresente que influye significativamente en la construcción de la identidad y el bienestar psicológico de los jóvenes. Esta revisión bibliográfica analiza la evidencia científica reciente sobre el impacto del uso de redes sociales en la salud mental de los adolescentes, centrándose en síntomas como la ansiedad, la depresión, la baja autoestima y la insatisfacción corporal. Los hallazgos revelan que el uso excesivo o problemático de estas plataformas se asocia con mayores niveles de malestar emocional, especialmente en adolescentes con factores de vulnerabilidad previos. No obstante, también se identifican efectos positivos cuando el uso es moderado, reflexivo y orientado a la conexión social. Se destacan factores mediadores como la comparación social, la adicción digital y la exposición constante a contenidos idealizados, así como factores moderadores como el género y la presencia de síntomas psicológicos previos. Finalmente, se subraya la importancia de implementar estrategias educativas, familiares y tecnológicas para promover un uso saludable de las redes sociales y prevenir riesgos asociados a la salud mental adolescente.

Palabras clave

adolescentes, salud mental, redes sociales, ansiedad, depresión, autoestima, prevención.

Abstract

Adolescence is a critical stage of human development, marked by physical, emotional, and social transformations. In this context, social media has become an omnipresent tool that significantly influences identity formation and the psychological well-being of young people. This literature review analyzes recent scientific evidence regarding the impact of social media use on adolescent mental health, focusing on symptoms such as anxiety, depression, low self-esteem, and body dissatisfaction. The findings indicate that excessive or problematic use of these platforms is associated with higher levels of emotional distress, particularly in adolescents with pre-existing vulnerabilities. However, positive effects are also observed when social media is used moderately, reflectively, and for social connection. Mediating factors such as social comparison, digital addiction, and constant exposure to idealized content, as well as moderating factors like gender and pre-existing psychological symptoms, are highlighted. The review concludes by emphasizing the need for educational, familial, and technological strategies to foster healthy social media use and prevent mental health risks among adolescents.

Keywords

adolescents, mental health, social media, anxiety, depression, self-esteem, prevention.

Introducción

Dentro de las etapas del desarrollo humano, la adolescencia es una de las más crítica ya que se caracteriza por múltiples cambios físicos, emocionales y sociales. Durante este período, la construcción de la identidad y la búsqueda de aceptación social cobran especial importancia, siendo aspectos cada vez más influenciados por las tecnologías digitales y, en particular, por las redes sociales. En las últimas décadas, el uso de plataformas digitales como TikTok, Instagram, WhatsApp, entre otras, ha experimentado un crecimiento exponencial, convirtiéndose en un componente casi omnipresente en el día a día de los adolescentes a nivel global. Esta tendencia ha generado la necesidad de investigar el impacto de las redes sociales en diversos ámbitos de la salud, haciendo especial énfasis en el bienestar psicológico (1).

La salud mental en adolescentes representa un problema prioritario y creciente para los sistemas de salud pública y educación, debido a la alta prevalencia de problemas como la depresión, la ansiedad, el estrés y los trastornos de la alimentación. Estas afecciones pueden desencadenar consecuencias negativas a largo plazo, que alteren la calidad de vida de los adolescentes (2). En este contexto, las redes sociales ofrecen múltiples beneficios, pero también numerosos riesgos: por un lado, facilitan la conexión social, la expresión personal y el acceso a información; por otro, pueden contribuir a fenómenos negativos como el ciberacoso, la presión por la validación externa, la comparación social y la exposición a contenidos nocivos (3).

Ante la creciente exposición de los adolescentes a las redes sociales y la inquietud sobre sus posibles repercusiones psicológicas, resulta esencial revisar la literatura científica disponible que examine esta relación. La presente revisión bibliográfica tiene como objetivo analizar cómo el uso de plataformas digitales influye en la salud mental de los jóvenes, centrándose en aspectos como la ansiedad, la depresión y la autoestima, con la finalidad de identificar riesgos y factores protectores. Comprender esta dinámica resulta fundamental para que los profesionales de salud y de educación, puedan desarrollar estrategias efectivas que promuevan el bienestar emocional en un entorno digital cada vez más influyente (4).

Redes sociales y patrones de uso en adolescentes

El uso de redes sociales se ha convertido en una de las actividades más frecuentes entre los adolescentes, modificando sus maneras de comunicarse, relacionarse y acceder a la información. Plataformas como Instagram, TikTok, Instagram y WhatsApp, ocupan un papel esencial en su vida cotidiana, siendo utilizadas no solo con fines recreativos, sino también para construir su identidad, fortalecer vínculos y mantenerse conectados con su entorno social (4).

Múltiples estudios han demostrado que los adolescentes dedican entre dos y seis horas diarias al uso de redes sociales, con una tendencia al alza hacia la multitarea digital y el uso de dispositivos móviles durante la noche. Esto puede desencadenar una alteración de los ritmos circadianos y afectar a la calidad del sueño (5). Asimismo, existe una diferencia evidente en los patrones de uso según el género, edad y nivel socioeconómico. Las adolescentes, por ejemplo, tienden a utilizar las redes sociales para comunicarse, compartir experiencias personales y mantener vínculos afectivos, mientras que los varones las utilizan primordialmente como método de entretenimiento y para jugar a videojuegos online (6).

Por otro lado, se ha observado que el uso excesivo de las redes sociales, puede asociarse con síntomas de dependencia, caracterizados por la necesidad constante de conectarse, la dificultad para controlar el tiempo de uso y la aparición de malestar emocional al restringirse el acceso. Este patrón de comportamiento puede influir en el bienestar emocional de los adolescentes, especialmente en aquellos con habilidades sociales limitadas y/o con baja autoestima (4).

Impacto psicológico del uso de redes sociales

El consumo excesivo de redes sociales entre adolescentes, se relaciona con un incremento de síntomas como la ansiedad, baja autoestima y depresión. La exposición a contenido digital que muestra estilos de vida inalcanzables e imágenes idealizadas, lleva a que los jóvenes hagan comparaciones desfavorables, intensificando sus emociones negativas.

Por otro lado, la búsqueda constante de validación a través de «me gusta» y comentarios, puede fortalecer patrones de dependencia emocional digital. Esta dinámica es especialmente preocupante en adolescentes, ya que su identidad aún se encuentra en desarrollo y son más vulnerables a la influencia externa (7).

Asimismo, el contenido que circula en plataformas como Instagram y TikTok puede afectar negativamente la percepción corporal. La exposición a estándares de belleza irreales está estrechamente vinculada a insatisfacción corporal, riesgo de trastornos alimentarios y disminución del bienestar psicológico en adolescentes, especialmente mujeres (8).

Otro aspecto relevante es la multitarea digital, la cual se entiende como el uso de varias plataformas o dispositivos a la vez. Este tipo de prácticas se asociada con una menor capacidad de atención, aumento de los niveles de estrés y una impulsividad mayor. Además, puede producir alteraciones en los ciclos del sueño y en el rendimiento académico, dando lugar a un deterioro del bienestar mental (9).

No obstante, también se ha documentado que el uso moderado y reflexivo de redes sociales puede proporcionar beneficios, como el fortalecimiento del sentido de pertenencia, apoyo entre pares y exploración de la identidad personal. Estas funciones positivas son posibles cuando el contenido es seguro, supervisado y emocionalmente significativo (7).

Influencia del uso de redes sociales en el sueño y rendimiento académico

Múltiples estudios han demostrado que existe una relación directa entre el consumo excesivo de redes y la alteración de los patrones normales del sueño en la población adolescente. El uso de dispositivos móviles para interactuar en redes durante la noche, puede desencadenar una disminución de la duración del sueño, una dificultad para conciliarlo, además de una peor calidad del descanso. Esta situación afecta directamente al rendimiento académico, al desarrollo neurocognitivo, así como al estado de ánimo de los jóvenes. Del mismo modo el hábito de revisar notificaciones o contenido antes de dormir, puede generar hiperactivación mental, alterando la higiene del sueño. Los adolescentes que manifiestan una mayor dependencia a las redes sociales, suelen presentar una mayor latencia para dormir y una reducción significativa de las horas totales de sueño, lo que incrementa el riesgo de que puedan desarrollar problemas de salud mental como la ansiedad y depresión (6).

Factores mediadores y moderadores

La influencia de las redes sociales en la salud mental de los adolescentes no es directa ni uniforme, sino que depende de múltiples variables que la median o modulan. Entre los factores mediadores, la adicción o uso problemático de las redes sociales juega un papel esencial. Se ha observado que el uso desmesurado puede generar dependencia conductual, impactando negativamente en el bienestar psicoemocional de los adolescentes, manifestado por un aumento de los niveles de ansiedad y depresión. Este fenómeno se explica porque la adicción digital provoca aislamiento y deterioro del autocuidado (10).

Otro factor mediador importante es la exposición excesiva a información de todo tipo a la que están sometidos estos jóvenes. La continua recepción de noticias, imágenes y estímulos digitales puede generar fatiga mental y estrés, dando lugar a una alteración del bienestar psicológico. Esta exposición constante también puede incrementar la sensación de estar siempre «conectado», dificultando la desconexión y el descanso mental (11).

La comparación social negativa constituye otro mecanismo mediador. Los adolescentes, suelen contrastar su vida y apariencia con las imágenes idealizadas que publican influencers, lo que impacta negativamente en su autoestima, además de aumentar los niveles de ansiedad y depresión. Este proceso se identifica en plataformas visuales como Instagram o TikToK, donde la validación social y la estética constituyen un pilar fundamental (12).

En cuanto a los factores moderadores, el género es uno de los elementos que más condiciona la relación entre las redes sociales y la salud mental. Los estudios recientes indican que las mujeres manifiestan mayores síntomas depresivos relacionados con el uso de redes sociales, debido a una mayor sensibilidad, a la comparación social y a la presión estética presente en estas plataformas. Por otro lado, aquellos adolescentes que ya presentan de base síntomas ansiosos o depresivos, tienden a crear ciclos de retroalimentación negativa, empeorando su estado de salud mental (13).

Estrategias de prevención y promoción del uso saludable de redes sociales

Es de vital importancia implementar estrategias de prevención y promoción del uso saludable de redes sociales, en las que se implique a las familias, a los profesionales de salud y educación y a los propios adolescentes. Enseñar a identificar el contenido perjudicial, así como a gestionar el tiempo en redes, puede ayudar a los jóvenes a desarrollar las habilidades necesarias para navegar por internet de forma adecuada y segura. Además, fomentar el pensamiento crítico respecto a las comparaciones sociales y a la validación social, puede ayudar a reducir las tasas de ansiedad y baja autoestima en adolescentes asociadas al uso de redes sociales (14).

Los padres y cuidadores desempeñan un papel fundamental en la regulación del uso de redes sociales. Para fomentar hábitos de vida saludables, es esencial establecer límites claros, como horarios específicos para el uso de dispositivos, y zonas libres de tecnología dentro del hogar. Asimismo, mantener una comunicación abierta y sin juicios permite a estos jóvenes compartir sus experiencias y buscar apoyo cuando se enfrentan situaciones complicadas (15).

También resulta prioritario que las plataformas de redes sociales implementen medidas de protección específicas para usuarios jóvenes, como configuraciones de privacidad predeterminadas, filtros de contenido y mecanismos eficaces para reportar abusos. Desde las autoridades se pueden impulsar campañas de sensibilización sobre el uso responsable de la tecnología y apoyar investigaciones que orienten sobre las mejores prácticas en los entornos digitales (16).

El uso de aplicaciones que limitan el tiempo en pantalla puede ser útil para controlar el consumo excesivo de redes sociales. Establecer momentos específicos para desconectarse, como durante las comidas o antes de dormir, contribuye a reducir la dependencia digital y a mejorar la calidad del sueño y las relaciones interpersonales.

La implementación conjunta y adaptada de estas estrategias, según las necesidades individuales de cada adolescente, puede contribuir significativamente a un uso más saludable y equilibrado de las redes sociales y a prevenir posibles efectos adversos asociados a la salud mental (17).

Conclusiones

El uso de redes sociales es considerado un fenómeno esencial en la vida cotidiana de los adolescentes, influyendo significativamente en su desarrollo cognitivo, emocional, y social. Esta revisión bibliográfica ha permitido identificar que, a pesar de que estas plataformas ofrecen oportunidades para la socialización, el acceso a información y la exploración de la identidad, también representan un riesgo evidente para la salud mental cuando su consumo es excesivo, no regulado o emocionalmente dependiente.

Los estudios analizados evidencian que existe relación entre el uso problemático de redes sociales y el aumento de síntomas como ansiedad, depresión, baja autoestima, insatisfacción corporal y alteraciones del sueño. Factores como la comparación social negativa, la exposición a estándares de belleza irreales, la presión por la validación externa y la multitarea digital pueden exacerbar estos efectos, especialmente en los adolescentes con vulnerabilidades emocionales preexistentes. Sin embargo, también se reconocen beneficios cuando el consumo es moderado y se desarrolla en un entorno de apoyo social, donde se fomenta la interacción positiva, el fortalecimiento de vínculos significativos y la autoexpresión. La influencia de las redes sociales no es homogénea, si no que está mediada por variables como el género, la personalidad, el contenido consumido y las condiciones psicosociales del joven.

Ante esta realidad, es imprescindible promover estrategias de educación digital que incluyan a padres, educadores y profesionales sanitarios. La promoción del pensamiento crítico, y el establecimiento de límites saludables en el uso de redes, son herramientas clave para la creación de entornos saludables seguros. Además, las propias redes sociales y las instituciones deben asumir una mayor responsabilidad en la creación de entornos digitales seguros para los adolescentes, mediante políticas de protección, filtros de contenido y sistemas de control parental eficaces.

Finalmente, resulta necesario seguir investigando esta temática de forma longitudinal y con enfoques interdisciplinarios, para comprender mejor los mecanismos que explican la relación entre redes sociales y salud mental, y así poder diseñar intervenciones más precisas a las necesidades de los adolescentes en la era digital.

Bibliografía

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