El impacto de los edulcorantes artificiales en los dientes
Autora principal: Cristina Isabel García Pena.
Vol. XX; nº 07; 294
The impact of artificial sweeteners on teeth
Fecha de recepción: 28 de febrero de 2025
Fecha de aceptación: 2 de abril de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XX. Número 07 Primera quincena de abril de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 07; 294
Autores:
Cristina Isabel García Pena. Odontóloga en Centro de Salud Ribadeo, Lugo, Galicia, España.
Mónica Pérez Fernández. Dietista-Nutricionista en Centro de Salud Ribadeo-Mondoñedo, Lugo, Galicia, España.
Lucía Rodríguez Andión. Dietista-Nutricionista en Centro de Salud Corgo-Meira, Lugo, Galicia, España.
Resumen
Los edulcorantes artificiales como el aspartame, sucralosa, sacarina y acesulfame K son opciones populares para reducir el consumo de azúcar sin sacrificar el sabor dulce. Uno de los beneficios más destacados de estos edulcorantes es que no contribuyen a la formación de caries dentales. A diferencia del azúcar, que es fermentado por las bacterias orales, generando ácidos que desmineralizan el esmalte dental, los edulcorantes artificiales no son fermentados por estas bacterias, lo que significa que no provocan la producción de ácidos nocivos para los dientes.
Esto hace que los edulcorantes artificiales sean una opción más segura para quienes buscan reducir su riesgo de caries. No obstante, algunos estudios sugieren que el consumo de estos edulcorantes puede afectar la microbiota oral, alterando el equilibrio de las bacterias en la boca, aunque la evidencia aún es limitada y no concluyente. Asimismo, algunos edulcorantes podrían reducir la producción de saliva, lo cual es importante para la remineralización del esmalte dental y la protección contra las caries.
Es relevante destacar que, aunque los edulcorantes artificiales no causan caries directamente, su consumo debe ir acompañado de buenas prácticas de higiene bucal, como el cepillado regular de los dientes, el uso de hilo dental y enjuagues bucales. También es importante mantenerse bien hidratado para promover la producción de saliva.
Palabras clave
Salud oral, edulcorantes artificiales, nutrición, alimentación, microbiota.
Abstract
Artificial sweeteners such as aspartame, sucralose, saccharin and acesulfame K are popular choices for reducing sugar intake without sacrificing sweetness. […]
Keywords
Artificial sweeteners such as aspartame, sucralose, saccharin and acesulfame K are popular choices for reducing sugar intake without sacrificing sweetness. One of the most prominent benefits of these sweeteners is that they do not contribute to tooth decay. Unlike sugar, which is fermented by oral bacteria, generating acids that demineralize tooth enamel, artificial sweeteners are not fermented by these bacteria, which means they do not cause the production of acids that are harmful to teeth.
This makes artificial sweeteners a safer option for those looking to reduce their risk of tooth decay. However, some studies suggest that consumption of these sweeteners may affect the oral microbiota, altering the balance of bacteria in the mouth, although the evidence is still limited and inconclusive. Likewise, some sweeteners could reduce saliva production, which is important for remineralization of tooth enamel and protection against caries.
It is important to note that although artificial sweeteners do not directly cause caries, their consumption should be accompanied by good oral hygiene practices, such as regular tooth brushing, flossing and mouth rinses. It is also important to stay well hydrated to promote saliva production.
INTRODUCCIÓN
Los edulcorantes artificiales son sustancias químicas utilizadas para endulzar los alimentos y bebidas sin aportar calorías significativas, lo que los convierte en una alternativa popular al azúcar en dietas bajas en calorías o en personas con diabetes. Aunque son mucho más dulces que el azúcar común, no tienen el mismo valor calórico, lo que permite mantener un sabor dulce sin los efectos negativos asociados con el consumo excesivo de azúcar.
Tipos más comunes de edulcorantes artificiales:
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Aspartame
El aspartame es uno de los edulcorantes artificiales más utilizados en el mundo. Es conocido por su capacidad para endulzar alimentos y bebidas sin aportar calorías, lo que lo convierte en una opción popular para personas que desean reducir su ingesta calórica o controlar el consumo de azúcar. A continuación, se ofrece un análisis detallado de sus características, usos y posibles efectos en la salud.
El aspartame está compuesto por tres ingredientes: ácido aspártico, fenilalanina y metanol. Ácido aspártico y fenilalanina son aminoácidos naturales, presentes en alimentos ricos en proteínas. Y el metanol es un alcohol que, en pequeñas cantidades, se encuentra en varios alimentos y bebidas.
El aspartame es aproximadamente 200 veces más dulce que el azúcar. Debido a esto, se necesita solo una pequeña cantidad para lograr el sabor dulce que se busca en productos como refrescos, chicles y postres.
Aunque el aspartame es muy dulce, aporta unas 4 calorías por gramo, pero como se utiliza en pequeñas cantidades, el aporte calórico total es insignificante, lo que lo hace útil en dietas de control calórico.
El aspartame se utiliza principalmente en productos de dieta y baja en calorías, tales como:
- Bebidas dietéticas (como refrescos light o sin azúcar)
- Chicles sin azúcar
- Postres y helados light
- Salsas y aderezos bajos en calorías
- Edulcorante de mesa (generalmente en forma de polvo o tabletas)
El aspartame ha sido evaluado y aprobado por múltiples agencias de salud internacionales, incluidas la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA), la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Estas organizaciones han revisado numerosos estudios y han declarado que el aspartame es seguro para el consumo humano en las cantidades que se utilizan en los alimentos y bebidas.
El aspartame tiene un impacto en la microbiota oral y salud bucal, a diferencia del azúcar, no es fermentado por las bacterias orales para producir ácidos, lo que significa que no contribuye directamente a la caries dental.
Esto lo convierte en una opción más segura para los dientes en comparación con el azúcar, que alimenta a las bacterias patógenas en la boca, las cuales producen ácidos que desmineralizan el esmalte dental.
La mayoría de los estudios realizados sobre el aspartame concluyen que su consumo en niveles aprobados es seguro y no está relacionado con efectos adversos importantes para la salud, como el cáncer o enfermedades neurológicas. A pesar de esto, algunos estudios han sugerido que el consumo excesivo de aspartame podría tener efectos adversos, aunque estos efectos no han sido confirmados de manera consistente en estudios en humanos.
Algunos estudios sugieren que el consumo excesivo de edulcorantes como el aspartame podría alterar el metabolismo, como la regulación del apetito, pero los hallazgos no son concluyentes y necesitan más investigación.
Aunque algunos informes iniciales indicaron posibles riesgos neurológicos, no hay evidencia científica sólida que apoye que el aspartame cause problemas neurológicos, como dolores de cabeza o alteraciones del comportamiento, en personas sanas.
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Sucralosa
La sucralosa es un edulcorante artificial muy utilizado en la industria alimentaria y de bebidas debido a su capacidad para endulzar sin aportar calorías. Es aproximadamente 600 veces más dulce que el azúcar, lo que permite su uso en cantidades muy pequeñas para lograr un sabor dulce sin el contenido calórico del azúcar.
A continuación, se presenta una revisión más detallada sobre la sucralosa, sus características, usos y posibles efectos sobre la salud.
La sucralosa es un derivado clorado de la sacarosa (azúcar común). La diferencia clave es que tres de los grupos hidroxilos en la molécula de sacarosa son reemplazados por átomos de cloro, lo que hace que la sucralosa sea mucho más dulce que el azúcar y también más estable al calor.
La sucralosa es aproximadamente 600 veces más dulce que el azúcar, lo que significa que se requiere una cantidad mínima para alcanzar el nivel de dulzura deseado en productos.
Debido a que el cuerpo no puede metabolizar la sucralosa, no se absorbe en el sistema digestivo. Como resultado, no proporciona calorías significativas, lo que la convierte en una opción popular para personas que desean reducir la ingesta calórica o controlar su peso.
A diferencia de otros edulcorantes artificiales, la sucralosa es muy estable al calor, lo que la hace adecuada para cocinar y hornear, a diferencia de otros edulcorantes como el aspartame, que pierde su dulzura a altas temperaturas.
La sucralosa se encuentra en una variedad de productos alimenticios y bebidas, tales como:
- Refrescos sin azúcar o dietéticos.
- Postres bajos en calorías.
- Chicles sin azúcar.
- Productos de panadería y repostería.
- Endulzantes de mesa.
Además, debido a su estabilidad a altas temperaturas, es ideal para cocinar y hornear sin preocuparse por la pérdida de dulzura.
La sucralosa ha sido aprobada para el consumo por diversas autoridades de salud pública alrededor del mundo, incluidas la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU.) y la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria), que han evaluado su seguridad tras realizar numerosos estudios.
La FDA ha establecido una ingesta diaria aceptable de sucralosa de hasta 5 mg por kg de peso corporal, lo que se considera un nivel seguro para el consumo diario durante toda la vida.
La EFSA también ha revisado y aprobado la sucralosa como segura para el consumo humano, concluyendo que no representa riesgos para la salud a las dosis recomendadas.
A diferencia del azúcar, la sucralosa no es fermentada por las bacterias orales. Esto significa que no produce ácidos que puedan desmineralizar el esmalte dental, lo que la convierte en una opción más segura para la salud bucal en comparación con los azúcares.
Algunos estudios han sugerido que la sucralosa podría afectar la microbiota intestinal, reduciendo la diversidad bacteriana. Sin embargo, los efectos no son completamente concluyentes y aún se necesita más investigación sobre cómo la sucralosa podría influir en el equilibrio bacteriano en el intestino y si esto podría tener consecuencias para la salud a largo plazo.
La sucralosa no aumenta los niveles de glucosa en sangre ni las insulina, lo que la convierte en una opción popular para personas con diabetes o que buscan controlar su azúcar en sangre.
Los estudios realizados sobre la sucralosa indican que, en las cantidades aprobadas, no causa efectos adversos significativos en la salud. Sin embargo, algunos estudios en animales sugieren que el consumo excesivo de sucralosa podría tener efectos negativos en la salud intestinal, pero estos hallazgos no se han confirmado en humanos.
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Sacarina
La sacarina es uno de los edulcorantes artificiales más antiguos y conocidos, utilizada en una amplia gama de productos debido a su capacidad para proporcionar un sabor dulce sin las calorías del azúcar. A pesar de ser muy dulce, la sacarina no tiene valor calórico significativo y se usa comúnmente en productos alimenticios y bebidas sin azúcar.
La sacarina es un edulcorante sintético derivado del benzoato de bencilo, y es conocida por su sabor dulce intenso, que es aproximadamente 300 a 400 veces más dulce que el azúcar.
La sacarina es extremadamente dulce, lo que significa que se necesita muy poca cantidad para obtener un sabor dulce. Esto la convierte en una opción atractiva para endulzar productos sin aumentar las calorías.
Al ser no absorbible por el cuerpo humano, la sacarina no aporta calorías, lo que la convierte en una opción común para personas que desean reducir su ingesta calórica o controlar su peso.
La sacarina es estable al calor, lo que significa que se puede usar en productos horneados y en bebidas calientes sin perder su dulzura.
La sacarina se utiliza en una variedad de productos alimenticios y bebidas, tales como:
- Bebidas sin azúcar (como refrescos y jugos dietéticos).
- Chicles y caramelos sin azúcar.
- Productos de panadería y repostería.
- Edulcorantes de mesa (generalmente en forma de tabletas o polvo).
- Dado su perfil de alta dulzura, se usa en cantidades muy pequeñas en productos procesados.
La sacarina fue uno de los primeros edulcorantes artificiales en ser aprobado por agencias regulatorias para el consumo humano, pero a lo largo de su historia, ha estado envuelta en controversias sobre su seguridad.
Después de varios estudios y evaluaciones científicas, las autoridades sanitarias como la FDA y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) concluyeron que la sacarina es segura para el consumo humano. En 2000, la FDA eliminó cualquier advertencia que se había impuesto previamente sobre el consumo de sacarina, después de que se demostrara que no representaba un riesgo significativo para la salud humana en las cantidades típicas de consumo.
La FDA establece una ingesta diaria aceptable (IDA) para la sacarina de hasta 5 mg por kg de peso corporal, lo que significa que una persona promedio podría consumir esta cantidad de sacarina todos los días durante toda su vida sin problemas de salud.
La sacarina no es fermentada por las bacterias orales y, por lo tanto, no contribuye a la formación de ácidos en la boca que puedan causar caries. Por esta razón, es una opción más segura para la salud dental que el azúcar.
Aunque la sacarina es absorbida de manera mínima por el cuerpo, algunos estudios han sugerido que su consumo podría alterar la microbiota intestinal. Sin embargo, los efectos de esta alteración aún no están claros, y los estudios disponibles son limitados. A pesar de esto, el consumo de sacarina en las cantidades aprobadas por las autoridades de salud pública no parece ser perjudicial para la salud intestinal.
A pesar de las preocupaciones iniciales, los estudios realizados hasta la fecha no han demostrado que la sacarina tenga un impacto negativo en la regulación del azúcar en sangre o en el metabolismo de la glucosa en los humanos. Al igual que otros edulcorantes artificiales, la sacarina no eleva los niveles de azúcar en sangre, lo que la hace útil para personas con diabetes o aquellas que buscan controlar su ingesta de azúcar.
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Acesulfame K
El acesulfame K, es un edulcorante artificial sin calorías utilizado ampliamente en la industria alimentaria. Es conocido por su capacidad para proporcionar un sabor dulce de manera eficaz sin contribuir con calorías, lo que lo convierte en una opción popular en productos dietéticos y bajos en calorías. A continuación, se ofrece una revisión más detallada sobre sus características, usos y efectos sobre la salud.
El acesulfame K es un edulcorante sintético compuesto por ácido acetoacético y potasio. Su estructura química lo hace resistente al calor y estable en una amplia gama de condiciones de almacenamiento. Es aproximadamente 200 veces más dulce que el azúcar, lo que significa que se necesita una cantidad mínima para endulzar productos. Además, es aproximadamente 20 veces más dulce que la sacarosa, lo que lo hace altamente concentrado.
Al igual que otros edulcorantes artificiales, el acesulfame K no es metabolizado por el cuerpo, por lo que no proporciona calorías, lo que lo convierte en una opción popular en productos para personas que buscan reducir su consumo calórico o controlar su peso.
El acesulfame K es muy estable al calor, lo que significa que mantiene su poder endulzante incluso cuando se somete a altas temperaturas. Esto lo hace adecuado para su uso en productos horneados, bebidas calientes y otros productos que requieren cocción.
El acesulfame K se utiliza en una variedad de productos alimenticios y bebidas, tales como:
- Refrescos dietéticos o sin azúcar.
- Productos de panadería y repostería.
- Chicles sin azúcar.
- Postres y gelatinas dietéticas.
- Edulcorantes de mesa (generalmente en forma de polvo o tabletas).
- Salsas y aderezos bajos en calorías.
El acesulfame K ha sido evaluado por diversas autoridades de salud pública a lo largo de los años y se considera seguro para el consumo humano.
Aprobación por autoridades: El acesulfame K ha sido aprobado por organizaciones internacionales como la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU.), la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria), y la OMS (Organización Mundial de la Salud). Estas entidades han revisado estudios científicos sobre el edulcorante y han establecido que su consumo es seguro dentro de los niveles recomendados.
La FDA ha establecido una ingesta diaria aceptable (IDA) de 15 mg por kg de peso corporal para el acesulfame K. Esto significa que una persona promedio podría consumir esta cantidad todos los días durante toda su vida sin riesgos para la salud.
Al igual que otros edulcorantes artificiales, el acesulfame K no es fermentado por las bacterias orales, por lo que no contribuye a la formación de ácidos que puedan dañar el esmalte dental y causar caries. Esto lo convierte en una opción más segura para la salud dental en comparación con el azúcar.
A pesar de que el acesulfame K no es absorbido en su mayoría por el cuerpo humano, algunos estudios han sugerido que su consumo puede alterar la microbiota intestinal, afectando el equilibrio bacteriano en el intestino. Sin embargo, los efectos de esta alteración no están completamente claros y se necesita más investigación para comprender mejor las implicaciones de este cambio.
El acesulfame K no aumenta los niveles de glucosa en sangre ni tiene un impacto negativo en la regulación de la insulina. Esto lo hace adecuado para personas con diabetes o para aquellos que buscan controlar su ingesta de azúcar sin afectar su metabolismo.
Los estudios realizados en animales han mostrado que el acesulfame K no tiene efectos carcinogénicos ni genotóxicos. Además, los estudios realizados en humanos han respaldado la seguridad del acesulfame K en las cantidades aprobadas.
Microbiota oral y su relación con la salud dental
La microbiota oral está compuesta por una variedad de microorganismos, incluidas bacterias, hongos y virus, que viven en la boca. La salud dental depende en gran medida del equilibrio de estos microorganismos. La dieta, particularmente el tipo de azúcares que consumimos, tiene un impacto directo sobre esta microbiota. El consumo excesivo de azúcar alimenta a las bacterias patógenas (como Streptococcus mutans), que producen ácidos y pueden desmineralizar el esmalte dental, provocando caries.
Los edulcorantes artificiales (como aspartame, sucralosa, sacarina y acesulfame K) no son absorbidos de la misma manera que el azúcar, lo que les permite endulzar sin proporcionar calorías. Sin embargo, algunos estudios sugieren que pueden afectar la microbiota oral, aunque no de la misma forma que el azúcar.
Efectos de los edulcorantes artificiales en la microbiota oral
- Alteración del equilibrio bacteriano: Aunque no todos los edulcorantes artificiales provocan un cambio significativo, algunos estudios indican que ciertos edulcorantes pueden modificar la diversidad bacteriana en la boca. Por ejemplo, la sucralosa y el aspartame pueden favorecer el crecimiento de bacterias patógenas, aunque este efecto no siempre es tan pronunciado como el que causa el azúcar.
- Inhibición de bacterias beneficiosas: Algunos edulcorantes pueden afectar negativamente las bacterias beneficiosas que mantienen el equilibrio en la boca. Por ejemplo, el aspartame ha mostrado tener el potencial de alterar la actividad de algunas cepas bacterianas protectoras, aunque las pruebas sobre estos efectos aún son limitadas.
- Producción de ácidos: A diferencia del azúcar, los edulcorantes artificiales generalmente no son fermentados por las bacterias orales para producir ácidos que desmineralicen el esmalte dental. Esto sugiere que, en términos de caries, los edulcorantes no tienen el mismo efecto negativo que el azúcar. Sin embargo, se ha demostrado que algunos edulcorantes pueden inducir una leve disminución del pH bucal en ciertos casos, lo que podría aumentar el riesgo de erosión dental si se consumen en exceso.
¿Son los edulcorantes artificiales una opción saludable para los dientes?
En términos de salud dental, los edulcorantes artificiales tienen algunas ventajas sobre el azúcar:
Los edulcorantes artificiales no son fermentados por las bacterias orales, lo que significa que no provocan la misma producción de ácidos y, por ende, no contribuyen a la desmineralización del esmalte.
Dado que no fomentan la proliferación de bacterias patógenas, los edulcorantes artificiales probablemente tienen un riesgo menor de causar caries en comparación con el azúcar.
Sin embargo, algunos de los edulcorantes artificiales podrían alterar la microbiota oral, lo que podría tener consecuencias a largo plazo en la salud dental y general. Además, algunos estudios sugieren que el consumo frecuente de edulcorantes artificiales podría influir en el apetito y en las preferencias por alimentos dulces, lo que podría llevar a un mayor consumo de azúcares a largo plazo, afectando indirectamente la salud dental.
CONCLUSIONES
Los edulcorantes artificiales pueden ser una alternativa útil al azúcar para quienes buscan reducir su ingesta calórica o controlar sus niveles de glucosa. Sin embargo, aunque son menos dañinos para los dientes que el azúcar, su impacto en la microbiota oral y la salud metabólica sigue siendo objeto de estudio. Como con cualquier sustancia, el consumo moderado es clave, y mantener una higiene bucal adecuada siempre será fundamental para la salud dental.
Aunque los edulcorantes artificiales no parecen tener el mismo impacto negativo sobre la salud dental que el azúcar, aún se necesita más investigación para comprender completamente sus efectos en la microbiota oral y en la salud dental a largo plazo. En general, si se consumen con moderación, los edulcorantes artificiales parecen ser una opción más segura para la salud dental que el azúcar.
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DECLARACIÓN DE BUENAS PRÁCTICAS
Los autores de este manuscrito declaran que:
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