Para controlar la carga bacteriana de una herida disponemos de los siguientes agentes antimicrobianos:
- Antibióticos: fármacos que actúan de manera selectiva frente a las bacterias y que pueden administrarse por vía sistémica o, a veces, de forma tópica (aunque los antibióticos tópicos no se recomiendan para las heridas).
- Antisépticos: productos químicos que pueden aplicarse de forma tópica en la piel o las heridas. Son fármacos relativamente no selectivos que inhiben la multiplicación de los microorganismos o los destruyen. También tienen efectos tóxicos en las células de los tejidos.
- Desinfectantes: fármacos relativamente no selectivos, a menudo con múltiples lugares de acción, que destruyen una amplia variedad de microorganismos, como bacterias y hongos. Los desinfectantes no suelen ser adecuados para utilizarlos en los tejidos corporales, porque son tóxicos para las células humanas.
De esta manera diremos que los antimicrobianos tópicos deben usarse solo cuando la carga bacteriana esté interfiriendo en la cicatrización y a ellos se les unirán los antibióticos sistémicos cuando la infección supere los bordes de la herida y hablemos de infección diseminada o infección sistémica. En el caso de heridas sin signos de infección utilizaremos apósitos de cura en ambiente húmedo aplicando los criterios de la preparación del lecho de la herida.
Biofilms o biopelículas: las biopelículas (o Biofilms) son comunidades microbianas complejas que contienen bacterias y hongos. Los microorganismos sintetizan y secretan una matriz de protección que adhiere firmemente la biopelículas a una superficie viva o inerte. Las bacterias que viven como un Biofilms son capaces de resistir a los biocidas y a los antibióticos de un modo más eficaz que aquellas que viven como organismos libres, y soportan dosis considerablemente mayores de productos antimicrobianos. Para abordarlos realizaremos:
- Desbridamiento mecánico de la biopelícula.
- Limpieza con soluciones limpiadoras como PHMB + betaína.
- Aplicación de antimicrobianos tópicos para suprimir la nueva formación de biopelículas.
- Protección de la piel perilesional.
- Aplicación de un apósito secundario, si es preciso.
Control del exudado (Moisture):
El mantenimiento de la humedad de las heridas es muy importante, ya que acelera la reepitelización de las mismas. Es por esto que debemos proporcionar al lecho un nivel de humedad adecuado que posibilite la división y la migración celular. Una humedad excesiva provoca maceración de la herida y su escasez implica tener un lecho seco y un retraso en la cicatrización. Necesitamos controlar el exudado de forma dinámica, manteniendo un ambiente óptimo, que se adapte al medio, y sea coste-efectivo y para ello es preciso identificar los factores (locales y sistémicos) que han contribuido a su aumento. Debemos mantener durante el proceso de cicatrización unos niveles óptimos de humedad en la herida y evitar la maceración de la piel perilesional.
La principal opción para manejar el exudado en el tratamiento local de las heridas son los apósitos. El apósito es un producto que debe ser biocompatible, proteger la herida de agresiones externas, mantener el lecho de la herida húmedo, proteger la piel perilesional, controlar y eliminar la cantidad de exudado evitando fugas, no dejar residuos en la lesión, permitir pautas prolongadas en el tiempo, ser cómodo, de fácil aplicación y retirada sin dolor y ser adaptable a regiones anatómicas difíciles.
Existen en el mercado una amplia variedad de productos (apósitos, hidrogeles, etc.), con los cuales el profesional de Enfermería debe estar familiarizado, para así realizar la elección adecuada y lograr el grado de exudado deseado en el lecho de la herida.
Estimulación de los bordes epiteliales (Edge):
La cicatrización ocurre de los bordes hacia el centro de la herida, por migración celular, por lo que debemos mantener íntegra la piel perilesional. Hay que utilizar productos que la aceleren mediante procesos biológicos que favorezcan la formación de tejido de granulación y epitalización de los bordes de la herida.
Recomendaciones:
- El borde de la herida debe encontrarse en condiciones óptimas para la cicatrización. Esto incluye evitar que se macere usando una pasta al agua en el borde de las heridas muy exudativas, desbridar sus bordes en caso de que estén esclerosados, de manera que introducimos una herida aguda en una crónica de cara a acelerar la cicatrización.
- Mantener los bordes de la herida limpios y secos.
- Elegir un apósito que mantenga la cura en ambiente húmedo.
- Seleccionar y aplicar vendaje apropiado para proteger la lesión y la piel circundante de la fricción, el cizallamiento, la presión y el trauma físico o químico y de gestionar el exudado y evitar que se seque la herida o maceración.
- Aplicar un producto barrera (pomada o película) para mantener la piel perilesional sana evitando la maceración.
- Utilizar la mínima fuerza mecánica para la limpieza de la herida y secado de toda el área perilesional.
- En caso de dermatitis en la piel de alrededor deberemos pautar un corticoide tópico.
- Utilizar cremas o pomadas de hidrocortisona ante la presencia de eczema húmedo o seco.
- Retirar el producto barrera de óxido de zinc con productos de base oleosa antes de aplicarlas de nuevo.
Conclusión:
El uso del concepto TIME en la preparación del lecho de la herida ofrece grandes posibilidades para mejorar la calidad de vida de los pacientes cuyas heridas cicatrizan con dificultad. Es imprescindible que los profesionales de Enfermería consensuen unos criterios de actuación basados en fundamentos científicos que aporten solidez y eficacia a su labor diaria.
Bibliografía:
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