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Cáncer: cáncer de cérvix, diagnóstico, prevención y tratamiento

Cáncer: cáncer de cérvix, diagnóstico, prevención y tratamiento

Resumen:

El cáncer de cuello de útero es uno de los más comunes en la mujer; siendo diagnosticados cada año en todo el mundo 500.000 casos nuevos. Su mayor incidencia ocurre entre la cuarta y quinta décadas de la vida siendo su causa principal la infección por el virus del papiloma humano además de existir múltiples factores de riesgo que favorecen la iniciación del mismo. Por ello, existen terapias individualizadas para cada paciente como tratamiento, en el que intervienen profesionales de distintas especialidades para cubrir todas las necesidades.

Laura Ortiz Vázquez. Graduada en Enfermería.

Celia Garrido Manové. Graduada en Enfermería.

Sara Garrido Manové. Graduada en Enfermería.

Palabras clave: Cáncer de cérvix, células tumorales, cuello uterino, VPH.

Introducción:

Los cánceres de cérvix o cuello del útero se denominan de acuerdo al tipo de células en donde comienza a producirse la alteración. La mayoría de los cánceres de cuello del útero son carcinomas de células escamosas, apareciendo cuando las células tumorales que se encuentran en éste se implantan e invaden los tejidos sanos de alrededor o alcanzan otros órganos alejados pudiendo crecer de forma local, por diseminación linfática o diseminación hematógena.

Las técnicas empleadas para la detección de las lesiones producidas por esta enfermedad es la citología aunque también se necesita la colaboración y la preocupación de las mujeres que deben acudir al ginecólogo cada 1 o 2 años.

Objetivos:

Con la realización de dicho trabajo se pretende conocer qué es el cáncer de cérvix y las diferentes maneras en las que puede afectar a la mujer, identificando los síntomas que se pueden presentar en esta enfermedad para poder llegar a un diagnóstico y tratamiento. Además, conoceremos las diferentes fases del cáncer de cérvix y la importancia que tiene la prevención en esta enfermedad.

Metodología:

Se ha llevado a cabo una búsqueda bibliográfica en distintas bases de datos como son: Dialnet, Medline, Pubmed, Cuiden. Las palabras claves para ella fueron: cáncer de cérvix, células tumorales, cuello uterino, VPH. De este modo, hemos recogido documentos con una antigüedad no superior a 10 años, excluyendo todo material escaso de evidencia científica y relevancia para nuestro trabajo.

Cáncer de cérvix

El cáncer de cérvix se origina en el cuello uterino. Los dos tipos principales de células que cubren el cuello del útero son:

  • Células escamosas
  • Células glandulares

En  la etapa temprana, los cambios que experimenta una célula son anormales, no cancerosos. Algunas de las células anormales desaparecen sin tratamiento, pero otras pueden transformarse en cancerosas. Esta fase de la enfermedad se denomina displasia (crecimiento anormal de las células). El tejido precanceroso debe ser extirpado para evitar que se desarrolle cáncer. A menudo, el tejido precanceroso puede extirparse o destruirse sin dañar el tejido sano, pero en algunos casos, es necesario realizar una histerectomía (extirpación del útero y del cuello) como prevención del cáncer de cuello uterino.

Además, se pueden detectar mediante la prueba de Papanicolaou y se pueden tratar para prevenir el desarrollo de cáncer.

Existen dos tipos principales de cáncer de cuello uterino:

  • El carcinoma de células escamosas.
  • El adenocarcinoma.

Aproximadamente un 80% a 90% de los cánceres de cuello uterino son carcinomas de células escamosas. La mayoría de los tipos de cáncer de cuello uterino (cervicales) restantes son adenocarcinomas. Aunque los cánceres de cuello uterino se originan de células con cambios precancerosos (precánceres), sólo algunas de las mujeres con precánceres de cuello uterino padecerán cáncer. El cambio de precáncer a cáncer usualmente toma varios años, aunque puede ocurrir en menos de un año. En algunas mujeres, las células precancerosas pueden permanecer sin ningún cambio o incluso desaparecer sin tratamiento alguno. Aun así, en algunas mujeres los precánceres se convierten en cánceres verdaderos (invasivos)

Fases del cáncer de cérvix

Debemos conocer en cual fase se encuentra el tumor para poder concluir un tratamiento determinado y específico para esta fase.

  • Estadio 0: denominado carcinoma in situ o carcinoma preinvasivo. El tumor es muy superficial y se limita a las células de la mucosa.
  • Estadio I: el tumor está limitado al cuello del útero.
  • Estadio II: el tumor se ha diseminado fuera del cérvix. Invade la vagina sin llegar al tercio inferior y/o a los ligamentos laterales sin llegar a la pared de la pelvis.
  • Estadio III: el tumor invade la parte más baja de la vagina, afecta a ganglios linfáticos próximos o alcanza los tejidos laterales del cérvix hasta alcanzar la pared de la pelvis.
  • Estadio IV: el cáncer se ha extendido a órganos próximos o presenta metástasis.

Diagnóstico

El ginecólogo elaborará una historia clínica y se efectuará una exploración ginecológica que permita determinar la existencia de síntomas o signos que puedan hacer sospechar la existencia de cáncer de útero u otras enfermedades. Se valorará la existencia o no de nódulos u otras lesiones en la vagina, cuello del útero y el cuerpo del útero.

Durante esta exploración el especialista puede realizar el test de Papanicolau.

  • Colposcopia: Visualización del cuello del útero mientras se realiza la exploración.
  • Biopsia: se localiza la zona afectada a través de un colposcopio y posteriormente se toma una muestra de dicha zona para ser analizada al microscopio.

Con la biopsia se permite la realización del diagnóstico definitivo de la lesión. Podrá dar lugar a una enfermedad benigna, de una alteración premaligna o de un cáncer preinvasivo o de un cáncer invasivo. Si el resultado es un cáncer invasivo el médico determinará la necesidad de completar el estudio con otras pruebas como podrían ser:

  • Radiografía de tórax
  • Urografía intravenosa
  • Cistoscopia
  • Rectoscopia
  • Escáner o TC (Tomografía computerizada)
  • Resonancia magnética nuclear o RMN
  • Exploración bajo anestesia

Prevención

Existen diferentes estudios los cuales se realizan mediante la técnica de biología molecular de alta sensibilidad para detectar la presencia del Virus del Papiloma Humano (VPH) en prácticamente el 100% de los casos de carcinoma escamoso de cérvix.

Este virus está formado a su vez por cien cepas diferentes de virus que dan como resultado papilomas o verrugas. Se clasifican en dos grupos denominados de alto riesgo (infectan genitales tanto masculinos como femeninos) donde incluye el virus del papiloma humano (VPH) 16, 18, 31, 35, 39, 45, 51, 52, 56 y 58 y bajo riesgo VPH 6, 11, 40, 42, 53, 54 y 57 que pueden causar cáncer en el cuello uterino. Estos virus se transmiten mediante las relaciones sexuales de persona a persona.

Para este tipo de virus no existe un tratamiento eficaz, sin embargo, las verrugas, papilomas o cualquier crecimiento anormal causado por estos virus puede ser tratado eficazmente, disminuyendo el riesgo de cáncer. Además, la mayoría de las mujeres infectadas por virus del papiloma humano (VPH) no llegan a desarrollar el cáncer al desaparecer la infección sin tratamiento alguno. Esto ocurre gracias al sistema inmune de la mujer que es capaz de destruir el virus. Durante todo el proceso infeccioso puede que la mujer no tenga ningún tipo de síntomas aunque el VPH esté presente durante años.

La asociación observada entre virus del papiloma humano (VPH) y cáncer de cérvix, está entre las más consistentes de las identificadas en oncología, existiendo un consenso creciente en calificarla como causa necesaria, pero insuficiente, ya que no todas las infecciones por virus del papiloma humano (VPH) persisten o progresan a carcinoma de cérvix. Los factores determinantes que conocemos para que esta progresión ocurra, son:

Factores dependientes del virus:

  • Tipo viral.
  • Persistencia de la infección en exámenes repetidos.
  • Carga viral por unidad celular (probable).

Factores ambientales:

  • Anticoncepción hormonal oral: Cuando se consumen durante cinco años o más, aunque el riesgo tiende a desaparecer en los 5 años siguientes a la interrupción del consumo.
  • Paridad: Cuando se tienen más de 5 embarazos a término. Este factor junto con el anterior, sugieren una asociación positiva entre virus del papiloma humano (VPH) y esteroides.
  • Tabaquismo: Sustancias carcinogénicas presentes en el tabaco en el moco cervical, aunque no se conoce bien la dinámica de la interacción.
  • Edad de la primera relación sexual: Es un conocido factor de riesgo. La prevalencia de VPH más alta comprende las edades inmediatas al inicio de las relaciones, y responde a los patrones de comportamiento sexual de la comunidad. En grupos de edad de 15 a 25 años, si tienen compañeros sexuales distintos, llega a tener prevalencias del 30-40%. Después de este pico, le sigue una disminución muy marcada, estabilizándose en edades de 25 a 40 años en un 3-10%, interpretándose esta cifra como una medida indirecta del número de mujeres portadoras crónicas de la infección viral, y por tanto, del grupo de alto riesgo para progresión neoplásica.
  • Coinfecciones: La infección por Chlamydia Trachomatis parece ser un cofactor que actúa por inducción de inflamación crónica y metabolitos mutagénicos. El Herpes simple tipo 2 también parece actuar como cofactor, con una evidencia algo más dudosa.
  • Deficiencias nutricionales y bajos niveles de antioxidantes.
  • Conducta sexual de la población: El contagio por el virus se produce piel a piel. Los lugares más susceptibles de invasión viral son aquellos donde se producen procesos de rápida replicación y diferenciación celular, como la zona de transición escamocolumnar del cérvix (más activa aún en mujeres jóvenes) y la línea pectínea anal, desarrollando displasias y neoplasias en estas localizaciones. El preservativo, se ha comprobado que es un factor protector, pero no de forma total, para el contagio y adquisición de lesiones precursoras. Parece que la circuncisión masculina también es un factor protector.
  • Estado inmunológico alterado.
  • Especial consideración merece el papel del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), como muestran los estudios en los que se detectó que en mujeres VIH positivas el riesgo de infección por VPH de alto y bajo riesgo sería de entre 1,8 y 2,7 veces superior con una persistencia 1, 9 veces mayor.

Vacunación

El virus del papiloma humano (VPH) se transmite mediante las relaciones sexuales y el 70% de las mujeres han sido infectadas en alguna etapa de su vida.

Toda persona que haya mantenido relaciones sexuales con otra puede haber sido contagiada del virus o por el contrario ser la que provoca el contagio. Existen muchos casos en los que la persona está infectada pero lo desconoce al ser el virus del papiloma humano (VPH) asintomático en gran parte de las infecciones pero esto no significa que la persona no esté contaminada. Este periodo puede darse durante años mientras el virus se mantenga en forma silenciosa¨.

El HPV puede dar lugar a un cáncer cervical aunque la mayoría de las infecciones de HPV se curan por cuenta propia.

Actualmente se cuenta con una vacuna que protege a la persona de una futura infección de los tipos de alto riesgo de virus del papiloma humano (VPH) que pueden conducir al cáncer. El periodo de vacunación consta de 6 meses aunque ésta no cura contra el cáncer en sí pero si protege. Aun así, una mujer vacunada debe seguir realizándose las pruebas de Papanicolaou de rutina u otra prueba aprobada para la detección del cáncer cervical. Aunque esta vacuna previene la infección por los tipos dominantes de HPV, responsables de un 70% de los casos de cáncer cervical, no previene la infección de la mayoría de los otros tipos que también pueden causar cáncer cervical.

Tratamiento

Habrá distintas posibilidades de tratamiento según las características del paciente, grado en el que se encuentre el cáncer, deseos del paciente… Antes de tomar esta decisión se debe haber confirmado el diagnóstico de cáncer de cérvix y realizado las diferentes pruebas para conocer la fase de la enfermedad para posteriormente tratar de curarla.

El tratamiento contra el cáncer es multidisciplinar al intervenir distintas especialidades y combinar terapias para ofrecer mayor posibilidad de curación y cubrir todas las necesidades que se presenten. Éste no va a ser el mismo en todas las pacientes.

Los tratamientos más frecuentemente empleados en el cáncer de cérvix son:

  • Cirugía.
  • Quimioterapia.
  • Radioterapia.

Bibliografía:

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