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El cáncer óseo

enfermedad ósea benigna.

  • Existencia de ciertos cánceres o síndromes como: síndrome Rothmund-Thomson, retinoblastoma, síndrome Li-Fraumeni y enfermedad de Paget.

En este tipo de tumores los principales signos y síntomas que encontramos son los siguientes:

  • Dolor: la mayoría de los cánceres óseos causan dolor, es el síntoma más común en estos pacientes. El dolor al principio es intermitente pero a medida que va avanzando el tumor y va creciendo, el dolor permanece durante todo el día. Puede aumentar por la noche y cuando se utiliza dicho hueso afectado.
  • Cansancio y fatiga.
  • Pérdida de movilidad.
  • Inflamación: puede que ésta no se aprecie hasta varias semanas después de que se produzca el dolor y se da en torno de la superficie de dolor. A veces puede que se sienta un bulto en la zona afectada.
  • Problemas para respirar.
  • Fiebres o sudoraciones nocturnas.
  • Pérdida de peso.
  • Fracturas: en ocasiones al crecer el tumor hace que el hueso se debilite y por tanto se pueden producir fracturas con mayor facilidad, pero hay veces en las que el tumor hace que el hueso se vuelva más rígido y por ello es más difícil que se produzcan fracturas.
  • Problemas digestivos.
  • Dolores abdominales.

Las consecuencias que se producen en el cáncer óseo son varias:

  • Impotencia funcional: a consecuencia del dolor.
  • Efectos secundarios de la quimioterapia.
  • Metástasis: hacía tejidos cercanos.

Las etapas por las que puede progresar el cáncer óseo son las siguientes:

  • Etapa I: los tumores son de grado bajo y no se han propagado fuera del hueso.
  • Etapa IA: T1, N0, M0, G1-G2: el tumor tiene 8 cm o menos.
  • Etapa IB: T2 o T3, N0, M0, G1-G2: el tumor tiene más de 8 cm o se encuentra en más de un lugar en el mismo hueso.
  • Etapa II: son de alto grado pero no se han extendido fuera del hueso.
  • Etapa IIA: T1, N0, M0, G3-G4: el tumor tiene 8 cm o menos.
  • Etapa IIB: T2, N0, M0, G3-G4: el tumor tiene más de 8 cm.
  • Etapa III: son de alto grado y se ha extendido por más lugares de ese hueso pero no fuera del mismo.
  • Etapa IV: pueden ser de cualquier grado y estos sí se han propagado fuera del hueso.
  • Etapa IVA: el tumor se ha diseminado hacía el pulmón.
  • Etapa IVB: el tumor se ha propagado a los ganglios linfáticos contiguos o a partes alejadas distintas del pulmón (o ambas cosas).

Las principales líneas de tratamiento que podemos aplicar en pacientes que padecen dicha patología son:

  • Cirugía: es la técnica más utilizada. Los tumores benignos suelen ser tratados mediante resección local, en cambio los malignos se tratan con resección amplia y reconstruyendo la zona, la cual es una técnica más agresiva. Gracias a los avances en el campo de la cirugía se ha hecho posible que se puedan evitar las amputaciones completas de las extremidades (en el caso que el tumor se encuentre en brazos y/o piernas) pero luego estos pacientes tienen que someterse a otras intervenciones de tipo reconstructivas para aumentar lo máximo posible la función de dicho miembro.

Según Enneking podemos clasificar la cirugía en:

  • Intralesional: extracción de la lesión.
  • Marginal: resección de la lesión y la pseudocápsula y el tejido reactivo de alrededor.
  • Amplia: erradicación de la lesión con márgenes que circunscriban zonas sanas.
  • Radical: resección del compartimento que incluye el tumor, realizando una extracción quirúrgica en bloque.
  • Quimioterapia: consiste en suministrarle al paciente diversos fármacos anticancerosos los cuáles puedan eliminar las células cancerosas, entre dichos fármacos encontramos doxorrubicina, cisplatino, ifosfamida, elevadas dosis de metotrexato y combinaciones con adriamicina. En la actualidad este tipo de técnica no se utiliza en el tratamiento del condrosarcoma. Esta técnica utilizada antes y después de la resección quirúrgica ha hecho mejorar la supervivencia de los pacientes. Se recomienda que la duración de la quimioterapia sea de 6 a 8 meses.
  • Radioterapia: se utiliza principalmente tras la resección quirúrgica pero también puede combinarse con la cirugía o se emplea en sustitución de la cirugía (porque los pacientes no quisieran ser intervenidos quirúrgicamente). Se realiza como tratamiento adicional a la quimioterapia. Dentro de esta encontramos dos tipos:
    • Externa: se da radiación al tumor desde una fuente externa al organismo.
    • Interna: se introducen materiales radioactivos en el organismo, junto a las células cancerosas.
  • Criocirugía: consiste en la utilización de nitrógeno líquido para congelar y eliminar las células del cáncer. Puede usarse en ocasiones en sustitución de la cirugía.
  • Inmunoterapia: tras la realización de la cirugía se ha comprobado que añadiendo muramil tripéptido fosfatidil etanolamina (MTP) se ha conseguido mejorar la supervivencia.
  • Epifisectomía: consiste en la extirpación de la epífisis (extremo de un hueso largo unido al cuerpo de éste por un cartílago). A veces esta técnica se plantea como la única vía para salvar un miembro de ser amputado. Una vez que se quita el hueso afectado se le coloca una prótesis la cual va a realizar la función de dicha articulación. Debemos de saber que esto conlleva a una serie de riesgos como infección, rechazo y recidivas.

Desde el ámbito de la Enfermería debemos de aplicar una serie de cuidados enfermeros a las personas que están atravesando por esta enfermedad. Debido a la importancia de los cuidados en estas personas tenemos que tener una planificación de los mismos.

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es ver cuáles son las necesidades que presenta dicho paciente para poder actuar sobre ellas. Además dichos cuidados deben de estar centrados y adaptados a la situación del paciente, pronóstico, ubicación del tumor y es primordial establecer en cada momento unas prioridades.

Los cuidados que desde el ámbito de la Enfermería vamos a aportar tienen que ser tanto desde la parte física como emocional y ambos deben de darse de manera continuada. En el soporte físico encontramos:

  • Cuidados de la piel: esto es algo muy importante tanto en una persona enferma como en una persona sana. Una de las consecuencias que encontramos por no cuidar la piel son la aparición de úlceras por presión y una vez que aparecen es muy difícil que desaparezcan. En los pacientes con cáncer óseo puede que algunos se encuentren encamados y por tanto tenemos que seguir una serie de pautas para evitar la aparición de dicho problema y para ello realizamos lo siguiente:
  • Realizar cambios posturales cada 2-3 horas (levantar al paciente, sin arrastrarlo).
  • Que los pacientes se encuentren en camas antiescaras.