Características clínicas, diagnóstico y tratamiento del sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO): una revisión actualizada
Autora principal: Tatiana Arce Mata
Vol. XX; nº 16; 892
Clinical Characteristics, Diagnosis, and Treatment of Small Intestinal Bacterial Overgrowth (SIBO): An Updated Review
Fecha de recepción: 20 de julio de 2025
Fecha de aceptación: 20 de agosto de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 16 – Segunda quincena de Agosto de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 16; 892
Autores:
Tatiana Arce Mata, Médico General, San José, Costa Rica. ORCID: 0000-0001-5580-7192
Resumen
El sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO) es una patología caracterizada por un aumento anormal de bacterias en el intestino delgado, lo que altera la fisiología digestiva y puede generar diversas manifestaciones clínicas. Su epidemiología, fisiopatología, manifestaciones clínicas, diagnóstico y tratamiento han sido objeto de investigación en los últimos años. Este artículo revisa la literatura más reciente sobre SIBO, resaltando su relación con diversas condiciones médicas, los métodos diagnósticos empleados y las estrategias terapéuticas disponibles.
Palabras clave
Sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO), Microbiota intestinal, Test de aliento, Síndrome del intestino irritable, Disbiosis intestinal
Abstract
Small intestinal bacterial overgrowth (SIBO) is a condition characterized by an abnormal increase in bacteria in the small intestine, disrupting digestive physiology and potentially leading to various clinical manifestations. Its epidemiology, pathophysiology, clinical manifestations, diagnosis, and treatment have been the subject of research in recent years. This article reviews the latest literature on SIBO, highlighting its relationship with various medical conditions, the diagnostic methods used, and the available therapeutic strategies.
Keywords
Small intestine bacterial overgrowth (SIBO), Gut microbiota, Breath test, Irritable bowel syndrome, Intestinal dysbiosis
Introducción
El sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO) se define como la presencia de excesiva cantidad de bacterias (mayor a 103 CFU/mL) en el intestino delgado lo que conduce a una excesiva producción de gas, ocasionando varios síntomas gastrointestinales como distensión abdominal, flatulencia, dolor abdominal, constipación o diarrea1,4. Estas bacterias son predominantemente coliformes encontrados en el colon, bacterias aeróbicas Gram negativas y especies anaeróbicas productoras de gas por la fermentación de carbohidratos. En casos más severos se pueden presentar signos de malnutrición por malabsorción como anemia, deficiencias de micronutrientes e hipoproteinemia1,2.
Dentro de las causas se encuentran los trastornos de motilidad, alteraciones bioquímicas como la hipoclorhidria, anormalidades estructurales y trastornos inmunitarios2.
El diagnóstico se basa en la aspiración y cultivo del duodeno/yeyuno y en la prueba de aliento, la cual es una prueba indirecta en la que se mide la cantidad de hidrógeno exhalado tras la ingesta de una cantidad determinada de glucosa o lactulosa. Esta última es la más utilizada al ser una prueba no invasiva15.
El tratamiento consiste en identificar y tratar posibles causas o desencadenantes, antibioticoterapia y una nutrición adecuada para modular la flora intestinal y corregir las deficiencias nutricionales según sea necesario14,15,16,17.
Metodología
Se realizó una revisión bibliográfica sobre las características clínicas, el diagnóstico y el tratamiento del sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO). La búsqueda de la literatura se centró en las bases de datos PubMed, Elsevier y Google Scholar, con el objetivo de identificar estudios relevantes publicados entre el 2020 y 2025.
Los artículos seleccionados fueron analizados y se realizó una síntesis crítica de la evidencia, destacando los hallazgos más recientes y relevantes sobre la clínica, el diagnóstico y el tratamiento del SIBO.
Epidemiología
La prevalencia de SIBO varía entre el 4 % y el 78 % según la población estudiada y el método de diagnóstico utilizado4.
Factores como edad avanzada, enfermedades digestivas y el uso prolongado de inhibidores de la bomba de protones (IBP) han sido asociados con un mayor riesgo de SIBO5.
Se ha identificado una fuerte asociación entre SIBO y otras patologías como:3
Síndrome de intestino irritable (78%)
Enfermedad de Crohn
Enfermedad celiaca
Enfermedad del hígado graso no alcohólico
Cirrosis hepática
Pancreatitis
Esclerosis sistémica (39-62%)
Insuficiencia cardiaca (45%)
Trombosis venosa profunda
Enfermedad arterial coronaria
Aterosclerosis
Diabetes mellitus
Hiperlipidemia (78%)
Obesidad
Hipotiroidismo (50%)
Insuficiencia renal crónica y aguda
Rosácea (46%)
Psoriasis
Enfermedad de Alzheimer (49%)
Enfermedad de Parkinson (46%)
Esclerosis múltiple
Desórdenes del espectro autista (31%)
Enfermedades psiquiátricas
Fibrosis quística (40%)
Neoplasias gastrointestinales
Fisiopatología
La fisiopatología del SIBO se debe al sobrecrecimiento bacteriano y disbiosis (desequilibrio de la microbiota intestinal) que ocasiona trastornos digestivos y en casos severos malabsorción5.
Los principales factores que originan esta disbiosis son:5,6,7
Trastornos de motilidad: Un tránsito intestinal lento, debido a disfunción del complejo motor migratorio o a enfermedades como la esclerodermia y la diabetes mellitus, permite la proliferación bacteriana excesiva en el intestino delgado.
Alteraciones anatómicas: cirugías o radiación del tracto gastrointestinal pueden ocasionar hipoclorhidria, asas cerradas, estasis y recirculación del contenido intestinal secundario a estenosis, fístulas, enterostomías y anastomosis.
Alteración del ambiente gástrico: hipoclorhidria ocasionada por edad avanzada, infección por Helicobacter pylori, uso prolongado de inhibidores de bomba de protones, gastrectomías, gastritis atrófica autoinmune, entre otras. Uso inapropiado de antibióticos.
Inmunodeficiencias: hipogammaglobulinemias congénitas o adquiridas, Virus de la inmunodeficiencia humana.
Multifactorial
Este sobrecrecimiento bacteriano genera fermentación de carbohidratos en el intestino delgado, lo que produce gas en exceso (hidrógeno, metano o sulfuro de hidrógeno), causando las manifestaciones clínicas características de esta patología.7
Presentación clínica
Los síntomas gastrointestinales típicos del SIBO incluyen distensión abdominal (el más frecuente), diarrea, sensación de saciedad, flatulencias, pérdida de peso y malestar abdominal8.
Algunos estudios han demostrado asociación entre SIBO y con «niebla mental», ansiedad y depresión9.
Los signos de enfermedad severa son raros y usualmente ocasionados por alteraciones anatómicas. Los más frecuentes son: esteatorrea, pérdida de peso, signos de anemia como palidez y cansancio y signos de deficiencia de micronutrientes, por ejemplo, deficiencia de vitamina B125,11.
Diagnóstico
El diagnóstico del SIBO se puede realizar de manera directa, mediante el aspirado y cultivo de fluidos del duodeno/yeyuno por medio de endoscopia, el cual es el estándar de oro al ser altamente específico y permitir la diferenciación de especies bacterianas, sin embargo, es una prueba invasiva, de alto costo y con limitada disponibilidad. Existe controversia respecto al número de UFC/mL necesarias para el diagnóstico del SIBO. La guía clínica del Colegio Americano de Gastroenterología publicada en el 2020 indica que un conteo igual o mayar a 103 UFC/mL en el cultivo de aspirado yeyunal es diagnóstico de SIBO10,11,14.
Un método diagnóstico no invasivo es la prueba de aliento. Actualmente es el método más utilizado al ser no invasivo, de menor costo y más disponible. Sin embargo, es menos específico que el aspirado y cultivo. Esta prueba detecta las tasas de excreción de hidrógeno (H₂), metano (CH₄) y/o dióxido de carbono (CO₂) en el aliento después de la ingesta de 75 g de glucosa o 10 g de lactulosa. En pacientes con SIBO, hay una mayor excreción de gases H₂/CH₄ debido a la malabsorción y al aumento de la fermentación bacteriana de los compuestos ingeridos durante la prueba.
Un aumento en la concentración basal de hidrógeno de ≥20 ppm dentro de los primeros 90-120 minutos de la prueba es considerado diagnóstico de SIBO.10,11,14
Preparación para el Test de aliento:
Evitar antibióticos por 4 semanas
Evitar el uso de medicamentos que influyan sobre la motilidad intestinal por 1 semana
Evitar el uso de prebióticos o probióticos por 1 semana (dato inconcluso)
Evitar el uso de inhibidor de bomba de protones el día antes y el día de la prueba
No consumir alimentos fermentados ni carbohidratos complejos el día previo a la prueba
Presentarse en ayuno de 8-12 horas a la prueba
No fumar ni hacer ejercicio durante la prueba
Tratamiento
Antibioticoterapia: en pacientes sintomáticos de SIBO para erradicar el sobrecrecimiento bacteriano y mejorar la sintomatología13-14.
Rifaximina 550 mg TID por 10 días VO.
La Rifaximina es un antibiótico no absorbible de amplio espectro contra bacterias Gram positivas y Gram negativas, aerobias y anaerobias, lo que la hace ideal para tratar el sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO)14.
Combinar con Neomicina 500 mg BID por 10 días en pacientes con SIBO con predominio de metano (sobrecrecimiento de metanógenos intestinales, IMO, ≥10 ppm de metano)6,14.
Dieta: Durante el curso del tratamiento es recomendado mantener una dieta baja en FODMAPS (oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables), los cuales se encuentran en legumbres, lácteos, carbohidratos simples, edulcorantes. Se recomienda evitar el alcohol y disminuir el consumo de grasas14,17.
La alimentación influye de manera importante sobre la microbiota y la actividad del tránsito gastrointestinal por lo que una alimentación adecuada es importante para disminuir las probabilidades de recurrencia17.
Los triptófanos (aminoácidos esenciales precursores de la serotonina), la fibra soluble y los polifenoles aceleran el tránsito intestinal y el vaciamiento gástrico por lo que es recomendado incluirlos en la dieta. Además, tienen un efecto beneficioso sobre la microbiota promoviendo el crecimiento selectivo de bacterias favorables12,16,17.
Se recomienda también el consumo de alimentos con propiedades antimicrobianas naturales como el ajo, canela y cúrcuma para mantener una microbiota saludable16,17.
Otros: Actualmente no hay indicación en las guías americanas ni europeas para el uso de probióticos o trasplante de microbiota fecal para el tratamiento del SIBO14,15.
Conclusiones
El sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO) es una condición clínicamente relevante que se asocia con múltiples trastornos gastrointestinales y sistémicos.
La prueba de aliento con glucosa y lactulosa es el método diagnóstico más utilizado en la práctica clínica, aunque el aspirado y cultivo del intestino delgado se considera el estándar de oro, con limitaciones en su accesibilidad y costo. En términos de tratamiento, la rifaximina es el antibiótico de elección para el SIBO productor de hidrógeno, mientras que en el sobrecrecimiento de metanógenos (IMO) se recomienda su combinación con neomicina.
Para evitar recurrencias, es importante tratar los factores predisponentes que enlentezcan el tránsito intestinal, alteren el pH gástrico y la microbiota intestinal. Es fundamental mantener una alimentación saludable, que contenga proteínas magras, grasas saludables y cantidades controladas de carbohidratos no fermentables y evitar los azúcares simples, edulcorantes y alcohol.
Si bien actualmente hay un creciente interés en el uso de probióticos, prebióticos y trasplante de microbiota fecal, la evidencia para su uso en el tratamiento del SIBO aún es limitada y controversial, por lo que se requieren más estudios.
Este campo se encuentra en constante investigación ya que ha sido evidenciada la influencia de la microbiota intestinal sobre la salud de las personas que va más allá del tracto gastrointestinal, teniendo impacto sobre el sistema cardiovascular, neurológico, metabólico e inmune. Será de suma importancia mejorar la precisión diagnóstica para el SIBO y desarrollar estrategias de tratamiento más eficaces, orientadas a un control sostenido de los síntomas y a la reducción de la recurrencia en los pacientes afectados.
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