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COVID-19 y embarazo: un artículo de revisión

COVID-19 y embarazo: un artículo de revisión

Autor principal: Dr. Luis Andrés Astúa Jiménez

Vol. XVII; nº 9; 367

COVID-19 and pregnancy: a review article

Fecha de recepción: 24/03/2022

Fecha de aceptación: 03/05/2022

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVII. Número 9 – Primera quincena de Mayo de 2022 – Página inicial: Vol. XVII; nº 9; 367

Autores:

Dr. Luis Andrés Astúa Jiménez

Médico general. Hospital San Vicente de Paúl, Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), Heredia, Costa Rica.

Dra. Vanessa Lizeth Vargas Mena

Médico general. Área de Salud Heredia-Virilla, Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), Heredia, Costa Rica.

Dr. Luis Carlos Vindas Durán

Médico general. Hospital San Vicente de Paúl, Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), Heredia, Costa Rica.

Resumen

A finales del año 2019 se descubre un nuevo coronavirus de alto contagio el cual rápidamente empezó a extenderse por todo el mundo, siendo declarado en el año 2020 como pandemia, alertando todas las emergencias internacionales. Para el año 2022 millones de personas se han contagiado ya, entre quienes están las mujeres embarazadas. El embarazo se considera una etapa de vulnerabilidad frente a infecciones en vías respiratorias. Por ello, este artículo de revisión tiene por objetivo analizar la relación entre el COVID-19 y el embarazo, realizando así una investigación de diversas publicaciones nacionales e internacionales sobre el tema. Los resultados muestran que efectivamente el embarazo es una etapa muy delicada y los cuidados para evitar contagios en esta población deben ser de primer nivel.

Palabras clave: embarazo, COVID-19, SARS-CoV-2, complicaciones maternas.

Abstract

At the end of 2019, a new highly contagious coronavirus was discovered, which quickly began to spread throughout the world, being declared a pandemic in 2020, alerting all international emergencies. By the year 2022, millions of people have already been infected, including pregnant women. Pregnancy is considered a stage of vulnerability to respiratory tract infections. Therefore, this review article aims to analyze the relationship between COVID-19 and pregnancy, thus conducting an investigation of various national and international publications on the subject. The results show that pregnancy is indeed a very delicate stage and care to prevent contagion in this population must be of the highest level.

Keywords: pregnancy, COVID-19, SARS-CoV-2, maternal complications.

Los autores de este manuscrito declaran que:

Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses. La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS) https://cioms.ch/publications/product/pautas-eticas-internacionales-para-la-investigacion-relacionada-con-la-salud-con-seres-humanos/

El manuscrito es original y no contiene plagio. El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista. Se han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados. Se han preservado las identidades de los pacientes.

Introducción

A finales del año 2019 se descubre un nuevo coronavirus de alto contagio el cual rápidamente empezó a extenderse por todo el mundo, siendo declarado en el año 2020 como pandemia, alertando todas las emergencias internacionales. Para el año 2022, millones de personas se han contagiado de COVID-19, entre quienes están las mujeres embarazadas.

Debido al alcance y afectación a nivel mundial la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la infección por dicho virus como un estado de pandemia. Dentro de la población afectada, la paciente embarazada toma un lugar de importancia ante la posibilidad de una afección mayor y posible compromiso del feto, por lo que surge la necesidad de conocer el comportamiento de la infección en esta población así como establecer el manejo más adecuado que brinde el mayor beneficio al binomio materno-fetal. (1)

El embarazo se considera una etapa de vulnerabilidad frente a infecciones en vías respiratorias (2). Por ello, este artículo de revisión tiene por objetivo analizar la relación entre el COVID-19 y el embarazo, realizando así una investigación de diversas publicaciones nacionales e internacionales sobre el tema, considerando el análisis de 15 artículos cuyo tópico es la relación entre el COVID-19 y el embarazo. Por tanto, se evalúa su calidad y se ofrece una perspectiva sobre la situación actual de la relación entre ambas variables y los datos que han arrojado estudios recientes.

Los resultados revelan que efectivamente el embarazo es una etapa muy delicada y los cuidados para evitar contagios en esta población deben ser de primer nivel. Estudios recientes muestran que las manifestaciones clínicas en pacientes embarazadas con COVID-19 son parecidas a la población general, las complicaciones suelen ser pocas y no hay nada que indique que el contagio vertical sea un problema. (3)

Método

Se realiza una revisión bibliográfica en motores de búsqueda de libre acceso de artículos médicos especializados sobre la COVID-19 y el embarazo, de los años 2019 al presente, ya que la literatura en particular de este tema es reciente. Para ello se consideran un total de 15 artículos científicos que tratan la temática de la relación existente entre la nueva enfermedad causada por este coronavirus, y la maternidad humana.

Como criterios de inclusión se definió: literatura científica incluyendo estudios observacionales sobre COVID-19 en mujeres embarazadas, artículos que hayan sido publicados, además se seleccionan los estudios relacionados con la morbilidad y mortalidad en mujeres embarazadas con diagnóstico de este coronavirus. Se analizaron estos artículos localizados, se resumieron los resultados y conclusiones, generando así información clara y concisa del tema.

Coronavirus y embarazo

A finales del año 2019 se descubre un nuevo coronavirus de alto contagio el cual rápidamente empezó a extenderse por todo el mundo, siendo declarado en el año 2020 como pandemia, alertando todas las emergencias internacionales. Este nuevo virus se denominó COVID-19 (Coronavirus Disease 2019) y presenta una similitud filogenética importante con el SARS-CoV y MERS- CoV: 85% y 50% de similitud de nucleótidos, respectivamente. (1)

Históricamente las embarazadas han sido afectadas en forma más severa frente a brotes de infecciones respiratorias como el SARS y el MERS en comparación a mujeres de grupos etarios similares no-embarazadas. En estas epidemias, las embarazadas mostraron tasa de letalidad elevada, mayor riesgo de ingreso a Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), mayor riesgo de ventilación mecánica y de otras complicaciones infecciosas (3) (4). Sin embargo, algunos casos de COVID-19/embarazo han reportado complicaciones obstétricas como el aborto espontáneo, parto prematuro, y retraso de crecimiento fetal, óbito fetal, ruptura prematura de membranas, contracciones irregulares o preeclampsia, que en algunos casos ameritaron la terminación temprana del embarazo, pero no se ha podido discernir si las complicaciones se deben a la presencia del virus o a complicaciones propias del embarazo. (5)

La infección perinatal por COVID-19 puede estar acompañada de efectos adversos sobre los recién nacidos, y aumentar las posibilidades de que necesite ser tratado en una unidad de cuidados neonatales, pero no está claro si estos efectos difieren de los percibidos en la población general (5). En todo caso, nuevas investigaciones y nuevos estudios arrojan datos interesantes sobre la relación del COVID-19 en el embarazo.

El COVID-19 en el embarazo

Las mujeres gestantes se consideran una población vulnerable que tiene ciertas susceptibilidades y factores protectores para la evolución natural de la enfermedad en especial su respuesta inmune, la posibilidad de transmisión vertical y los parámetros respiratorios. (2) (3) (6) (7) (8)

Existen cambios fisiológicos asociados al embarazo que hacen a las mujeres con dicha condición más susceptibles a infecciones del tracto respiratorio. (5). Las alteraciones del sistema inmune, el edema de la vía aérea producido por el incremento de estrógenos y progesterona, el aumento del consumo de oxígeno y la restricción de la expansión pulmonar secundaria a la elevación del diafragma predisponen a infecciones respiratorias con una evolución tórpida, además cursan con poca tolerancia a la hipoxia que puede llevar al desarrollo de neumonías severas. (1) (9)

El embarazo por sí solo se considera un estado inmunológico único. Durante este periodo el sistema inmune materno enfrenta múltiples retos, entre ellos: establecer y mantener una tolerancia alogénica con el feto y, al mismo tiempo, preservar su habilidad para protegerse contra distintos agentes microbianos (6). El estado inmunológico de la madre sufre cambios adaptativos a través de este periodo; pasa de un estado proinflamatorio al inicio del embarazo para beneficiar la implantación y la placentación a un estado antiinflamatorio para beneficiar el crecimiento fetal durante el segundo trimestre, y por último, un estado proinflamatorio en el momento que se prepara para la labor de parto. (6) (7)

Con lo anterior, se considera que las embarazadas constituyen una población vulnerable con ciertas susceptibilidades y factores protectores para la evolución natural de la COVID-19. (6)(8). Sin embargo, a pesar de que los datos y la información hasta el momento es limitada, actualmente no existe evidencia de que las mujeres por su condición per se de embarazo sean más susceptibles a la infección por COVID-19. (1) (6). La información hasta ahora muestra que las mujeres embarazadas no parecen tener más probabilidades de contraer la infección que la población general. (10)

Sin embargo, algunos estudios reportan que las embarazadas infectadas con SARS-CoV-2 no presentan mayor severidad que aquellas no embarazadas, sin embargo, existen complicaciones que involucran la morbimortalidad materna. Los datos actuales no sugieren un mayor riesgo de aborto o pérdida gestacional precoz y es muy poco probable que la infección pueda producir defectos congénitos. (6) (10)

Por ejemplo, en un estudio, 16 mujeres embarazadas fueron diagnosticadas clínicamente con COVID-19 durante el tercer trimestre del embarazo. De las 16 mujeres embarazadas en el grupo COVID-19, un caso se reportó como grave, esta paciente tenía 35 semanas de embarazo, y se le indicó tratamiento activo, pero no se evidenció mejoría clínica, pues aún tenía síntomas de opresión en el pecho y dificultad para respirar, la saturación de oxígeno en reposo fue de aproximadamente 93 %, acompañada del movimiento fetal disminuido, y además la monitorización de la frecuencia cardíaca fetal no fue ideal. (11)

Manifestaciones clínicas

Los signos y síntomas que presentan las pacientes embarazadas con COVID-19 son similares al resto de pacientes. Los síntomas más comunes son los parecidos a un resfriado común leve-moderado, dentro de los que se encuentran tos, fiebre y disnea. (3) (7). Algunas evidencias sugieren que la mayoría de las embarazadas pueden pasar la enfermedad de forma leve o asintomática, y que las manifestaciones clínicas, de laboratorio y radiológicas no parecen diferir de las que presenta el resto de la población, pero no se puede descartar que  presentan riesgo de agravarse, de requerir cuidados intensivos, y de necesidad de ventilación mecánica, al igual que el resto de la población. (5) (8) (12)

Una estudio ha demostrado la existencia de embarazadas asintomáticas. Los autores indican que se suman 48 casos que han llegado al hospital sin síntomas y, estando en el hospital, ya sea por parto o por cesárea o en su puerperio inmediato, han presentado hallazgos que han ameritado hacer la búsqueda del SARS-CoV-2, que fue confirmado Sola et al (2020). En otro estudio con 215 pacientes que asistieron a la maternidad, 33 salieron positivos para SARS-CoV-2; ello representa un 15% de casos positivos. Un hallazgo sobresaliente de ese estudio fue encontrar 33 pacientes positivas y 29 de ellas llegaron asintomáticas al hospital, es decir, el 88% de los casos SARS-CoV-2 positivos fueron asintomáticos. (12)

En general se ha encontrado que, al igual que en la población general, la enfermedad puede ser leve o severa. Cerca del 90% de las pacientes tiende a evolucionar en forma leve y ese porcentaje es comparable con la población general, considerando una edad entre 15 y 45 años (12). El 10% restante comprende la forma severa, usualmente por neumonía o dificultad respiratoria, y amerita hospitalización para recibir oxígeno y cuidados muy de cerca. Un 2% termina en una unidad de cuidados intensivos por un síndrome respiratorio agudo severo. (1) (12)

Respecto a la afección psicológica, hay estudios que advierten sobre el estrés que sufren las embarazadas durante la pandemia de COVID-19 y otros que relacionan la presencia de ansiedad durante el embarazo con alteraciones fetales, como trastornos hemodinámicos, trastornos del crecimiento fetal y bajo peso al nacer. A su vez, es evidente que las gestantes van a experimentar una ansiedad significativa de contraer la COVID-19 al asistir a los servicios de maternidad en los hospitales. Esto genera un inadecuado control prenatal, que aumenta el riesgo de muerte materna y otros resultados perinatales adversos. (2)

Respecto a manifestaciones físicas, en un estudio de 55 pacientes embarazadas con COVID-19 realizado en China se obtuvo los siguientes porcentajes de prevalencia de manifestaciones clínicas: Fiebre en 84%. Tos en 28%. Disnea en 18%. En cuanto a datos de laboratorio y gabinete se encontró evidencia de neumonía por radiografía de tórax o tomografía axial computarizda (TAC) en 76% de las pacientes, leucocitosis en 38%, y linfopenia en 22%. Herrera et al. (2020) Córdoba y Fonseca (2020). En otro estudio de observación la infección se caracterizó por la presencia de fiebre (77% a 85%), seguido por la presencia de síntomas respiratorios (tos seca y disnea en 23%), fatiga y/o mialgias y, en poca proporción, síntomas gastrointestinales como la diarrea; además se ha comunicado la presencia de leucopenia y, en especial, linfopenia. (1) (12)

A las pacientes embarazadas con neumonía por COVID-19 confirmada, se realizó un estudio de 15 mujeres en China de enero a febrero de este año. Se encontró fiebre en el 86% de las pacientes, tos en 60%, fatiga en 26,6% y mialgias en 20%. También se encontró linfopenia en 80% y elevación de PCR en 66% (1). De manera general se asociaba la infección por el SARS-CoV-2 en la madre gestante con un peor resultado para ella, sin embargo, la recolección datos a partir de los reportes de casos presenta cifras bajas de internamiento en las UCI por infección de COVID-19, incluida la mortalidad materna. La recolección de datos presenta que menos de 2% de las gestantes llegan a requerir su admisión en la UCI. (11)

La mortalidad materna es la complicación menos esperada, y ha tenido poca frecuencia localizada en la literatura. Esta complicación tiene un impacto más frecuente en las gestantes con comorbilidades, y también en cuadros severos que han llevado a su admisión en las UCI y con gestantes que requieren de ventilación mecánica. (11). Una revisión reportó una proporción combinada de muerte materna cercana a 0% en 87 embarazadas con COVID-19. (13)

Entonces, diversos estudios sugieren que el embarazo no hace a las mujeres más vulnerables de presentar complicaciones relacionadas con el COVID-19 y que durante la gestación tiende a ser menos grave y letal en comparación con el SARS y MERS (1) (7). Todo indica que las mujeres embarazadas no suelen tener más complicaciones que una persona que no se encuentra en gravidez.

Diagnóstico

El estándar diagnóstico para el COVID-19 al igual que en pacientes no embarazadas, es la identificación del agente viral SARS-CoV-2 utilizando una Reacción en Cadena Polimerasa en Tiempo Real (RT-PCR por sus siglas en inglés). El recuento de leucocitos suele estar normal o disminuido, presentarse linfopenia, en etapas tempranas y la proteína C reactiva y enzimas hepáticas elevadas. Los estudios radiológicos indicados en estas pacientes son los mismos, pero se deben realizar con protección abdomino-pélvica y una Tomografía Axial Computarizada (TAC) del tórax sin contraste para descartar la presencia de una neumonía viral. (5) (7)

Los estudios radiológicos indicados en estas pacientes son los mismos que en la población no embarazada. Se debe realizar una radiografía de tórax con protección abdomino-pélvica y una tomografía axial computarizada (TAC) del tórax sin contraste para descartar la presencia de una neumonía viral. El TAC es actualmente el estudio diagnóstico de elección. (7)

Tratamiento y manejo

Hasta el momento de la revisión, no hay un tratamiento aprobado ni recomendado específicamente para los pacientes con COVID-19. Numerosos ensayos clínicos se han puesto en marcha para evaluar el potencial antiviral de algunos medicamentos. Sin embargo, es necesario adaptar estas terapias de acuerdo al perfil tóxico durante el embarazo y la lactancia. (1)

El manejo clínico de la embarazada con COVID-19 va a depender de la severidad de la enfermedad, de la edad gestacional, de las condiciones en el momento que se decida la interrupción del embarazo y de la vía para el nacimiento o interrupción. la recomendación inicial es realizar únicamente tratamiento sintomático y vigilancia estrecha (14). Las pacientes con enfermedad leve y estable son de manejo ambulatorio, que incluye reposo, control de temperatura, hidratación y uso de acetaminofén a razón de 500 mg cada 8 horas por fiebre, medidas de protección personal y familiar como lavado de manos y uso de mascarilla facial y aislamiento al máximo posible; según la edad gestacional, debe recibir las recomendaciones obstétricas usuales dadas a una mujer embarazada. (12)

La combinación de Lopinavir/Ritonavir ha sido el régimen de preferencia y se sabe que es seguro su uso durante el embarazo a una dosis de dos cápsulas por día (200 mg/50 mg por cápsula). Se asoció a estos antivirales el Interferón- α nebulizado a dosis de 5 millones de UI en 2 mL of agua estéril dos veces por día. Otros medicamentos como la cloroquina en combinación con la azitromicina han sido utilizados en estudios clínicos para tratar el SARS COV-2 y parecen ser prometedores. (7)

Las imágenes de tórax, especialmente la tomografía computarizada, son esenciales para evaluar el estado clínico de una mujer embarazada con infección por COVID-19. La radiación con un solo examen de rayos X del tórax es insignificante; la dosis de radiación de una sola tomografía computarizada de tórax o tomografía CT angiograma pulmonar es muy baja. (12). Sin embargo, como se indicó anteriormente, debe contarse con protección abdomino-pélvica en toda circunstancia.

Casos con condición severa ameritan hospitalización y vigilancia continua. Usualmente reciben oxígeno por catéter nasal o máscara facial según necesidad. Igual, deben recibir acetaminofén por fiebre, y el uso de antibióticos debe ser considerado por la posibilidad de neumonía bacteriana agregada. El manejo será en conjunto con neumólogos e infectólogos. (12). Se consideran paciente de alto riesgo aquellas que presentan alguno de los síntomas/signos siguientes: dificultad respiratoria, hemoptisis, dolor torácico, signos de deshidratación, hipotensión postural, intolerancia a ingesta líquida, confusión o lentitud mental, alteración de los signos vitales. Se hospitalizan en UCI las gestantes con enfermedad severa con FR >30 /min, PaO2/Fi02 < 300 mmHg o enfermedad crítica: shock séptico, refractaria hipoxemia. (5) (12)

En pacientes que empeoren su condición respiratoria, es posible considerar la ventilación mecánica y su ingreso a la unidad de cuidados intensivos, estando a cargo de todo un equipo multidisciplinario. Según la edad gestacional, el obstetra debe considerar hacer ecografías por bienestar fetal y crecimiento fetal y pruebas de monitoreo fetal electrónico, siguiendo todos los lineamientos dados para la protección personal. En UCI y si la edad gestacional es mayor a 26 semanas, se sugiere auscultar con Doppler la frecuencia cardiaca fetal cada 8 horas; en caso de ser un embarazo menor de 26 semanas, no se justifica. (12) (13)

Vacunación

Para el año 2022 la vacunación de la mayor cantidad de personas posibles es el ideal para combatir al COVID-19. Las mujeres embarazadas pueden recibir la vacuna si el beneficio de vacunar a una mujer embarazada supera los riesgos potenciales de la vacuna como tal (2). Por esta razón, las mujeres embarazadas con alto riesgo de exposición al SARS-CoV-2 (por ejemplo, trabajadores de la salud) o que tienen comorbilidades que aumentan su riesgo de enfermedad grave, pueden vacunarse en consulta con su proveedor de atención médica. A la fecha no se han encontrado evidencias de efectos secundarios fuera de lo cotidiano en las principales vacunas para el COVID-19.

Manejo en el parto

Aún no está claro cuál es la vía de parto más segura para una paciente con infección por SARS-COV-2. Los datos descriptivos disponibles hasta el momento no sugieren la presencia de transmisión vertical (7) (15), y la OMS juntos con otras organizaciones y autores afirman que no existe contraindicación para parto vaginal y que la vía de parto debería ser escogida tomando en cuenta las indicaciones obstétricas y las preferencias de la paciente, idealmente realizando cesárea solo cuando esté médicamente justificado. La cesárea es más apropiada en la parturienta críticamente enferma ya que permite un parto más rápido y controlado, pero representa un mayor estrés fisiológica. (1)

La transmisión vertical a través de la leche materna de igual forma parece poco probable (6) (9) (15). Se sugiere que la transmisión en los RN se produce por el contacto posnatal con sujetos infectados (5). Además, con la información actual, no se encuentra mayor riesgo de aborto o pérdida gestacional precoz en gestantes con COVID-19. No se ha demostrado mayor mortalidad intraútero o posnatal asociada a COVID-19. (12) (14). Sin embargo, en un estudio se determina que los porcentajes de parto vaginal son extremadamente bajos, entre 7 y 11%, posiblemente por la condición materna y el poco conocimiento de la enfermedad. (15)

Las principales complicaciones perinatales se asocian con la prematuridad, generalmente por decisión obstétrica de terminar el embarazo prematuramente, con mayor porcentaje en los pretérminos tardíos. Sin embargo, también se ha asociado como causa de esa prematuridad el alto porcentaje de rotura prematura de membranas. (12). Un estudio efectuado con más de 500 mujeres con complicaciones, demuestra que las complicaciones más frecuentes que causa el COVID-19 en el embarazo fueron el sufrimiento fetal (10%), ruptura prematura de membranas (10%) y diabetes gestacional (6%). Otros eventos menos frecuentes fueron el desprendimiento de placenta (6%), trabajo de parto prematuro espontáneo (5%), preeclampsia (4%), trastornos hipertensivos (4%) y otras complicaciones (8%). Las complicaciones en el postparto como hemorragia y atonía uterina se reportaron en 32%. (13)

Otro estudio muestra que, del total de mujeres embarazadas infectadas con coronavirus, el 56,9% se resolvió embarazo por cesárea, el 31,3% ingresó a la UCI, mientras que el 2,7% murió. Entre los resultados perinatales, se calificó el sufrimiento fetal (26,5%) y la asfixia neonatal (1,4%). Solo el 1.2% de los recién nacidos tuvieron una puntuación de Apgar <7 a los 5 min. (9).

Postparto

Posterior al parto o la cesárea, se efectuará el mismo manejo que se hace durante el puerperio, en área de aislamiento. Si el grado de severidad es leve, se egresa en el mismo tiempo que un puerperio sin esta patología, con recomen- daciones de aislamiento en casa, hidratación y acetaminofén por fiebre. Se debe evitar el uso de analgésicos antiinflamatorios en estas pacientes. (12) (14)

Si es una paciente con grado severo de la enfermedad, debe continuar el manejo en el hospital hasta que el equipo multidisciplinario recomiende el egreso. Además, a todos los hijos de madres con casos sospechosos o confirmados de infección por COVID-19 se les deben realizar las pruebas para el diagnóstico en el periodo neonatal inmediato. (3) (7) (12). Tanto la paciente sintomática como la asintomática deben cumplir el aislamiento de gotas y contacto mediante el uso de mascarilla o tapabocas y lavado de manos durante su estancia en la respectiva institución, esto incluye, salas de espera, área del consultorio, traslado a sala de aislamiento, servicio de radiología y/o ecografía en caso de ser necesario. Estas medidas ayudarán a que en el consultorio se pueda evitar la infección o exposición de las otras personas que estén en el consultorio o en la sala de espera. (10)

No existe actualmente evidencia sobre la existencia de virus en la leche materna (14) (15). El problema de la lactancia radica en el contacto estrecho madre-hijo, ya que este virus se tramite por gotas y fluidos, que es donde existe el riesgo de transmisión (3) Por lo tanto, esta no sería la razón para suspender la lactancia materna. El consenso de la mayoría de las organizaciones es que no se debe proscribir la lactancia materna siempre y cuando madre e hijo estén en condiciones normales; esa es una decisión que debe ser discutida y consensuada con la madre. (6) (12) (14). Es muy importante brindar apoyo e información a las mujeres embarazadas y puérperas con infección por COVID-19 sobre el cuidado y la alimentación segura a brindar a los lactantes. (15)

Durante la lactancia materna se deben garantizar medidas de prevención en todo momento para reducir el riesgo de transmisión del virus durante el amamantamiento o en la extracción de la leche materna, como lo es el lavado de manos frecuente antes de tocar al neonato o extraerse la leche; usar permanentemente mascarilla quirúrgica estándar (cubriendo completamente nariz y boca); evitar hablar o toser especialmente durante el amamantamiento o extracción de la leche; mantener las medidas de desinfección rutinaria de las superficies con las que entre en contacto. (3) (10).

En la actualidad todas las sociedades científicas recomiendan que la determinación de separar temporalmente a una madre con COVID-19 de su RN debe hacerse caso por caso y en base a decisiones compartidas. Toda madre tiene derecho a estar con su RN y amamantarlo (8) (3). En todo caso, las pacientes obstétricas con SARS-CoV-2 confirmado deben permanecer bajo precauciones de aislamiento en la casa hasta que el riesgo de transmisión secundaria a otras personas se considere bajo. La decisión de interrumpir las precauciones de aislamiento domiciliario debe tomarse según cada caso en particular, en consulta con proveedores de atención médica. (9) (10).

Discusión

El embarazo se considera como una condición de susceptibilidad frente a una infección por SARS-CoV-2, debido a los cambios fisiológicos que se desarrollan en esta etapa, como es el aumento de los receptores de la enzima convertidora de angiotensina II, que favorece el aumento de la infección por el virus SARS-CoV-2 (1). El manejo de la mujer embarazada con COVID 19 tiene implicaciones tanto para la madre como para el feto. Teniendo en cuenta la vulnerabilidad de esta población es importante tener las herramientas y el conocimiento necesario para manejar adecuadamente los casos de COVID-19 en pacientes embarazadas que se presenten en los centros hospitalarios. (7)

Las mujeres embarazadas generalmente cursan la enfermedad con formas leves, sin embargo, existe evidencia en la literatura revisada, que éstas mujeres tienen alto riesgo de complicaciones, tales como parto pretérmino y distrés fetal, por lo que se requiere monitoreo materno y fetal. Así mismo, no se ha encontrado evidencia de transmisión vertical en el nacimiento por parto vaginal o cesárea, ni tiempo en la lactancia. Sin embargo se recalca que se requiere una vigilancia tanto de la madre como del infante. (11)

La enfermedad COVID-19 en mujeres embarazadas se caracteriza porque más del 90% de las pacientes evoluciona en forma leve, 2% requiere ingresar a UCI y pocas llegan a fallecer, normalmente determinado por otras comorbilidades. (12) (15) por ello se determina que hay baja peligrosidad en términos relativos y en comparación con los coronavirus que causan el SARS y MERS.

Los presentes hallazgos sugieren que el COVID-19 durante el embarazo tiene efectos similares a los observados en población adulta que requirió hospitalización; sin embargo, el porcentaje de casos que requirió ventilación mecánica invasiva, admisión a la UCI y desarrolló coagulopatías fue menor en las embarazadas que requirieron hospitalización. (13). Por ello la evidencia apunta a que la relación del COVID-19 y el embarazo no causa mayores problemas en términos generales que en el resto de la población.

Consideraciones finales

Sin duda el personal en obstetricia debe prepararse para atender cada vez más casos de mujeres embarazadas con presencia de COVID-19 debido al aumento exponencial de la patología, y por ello su conocimiento debe prevalecer. Se ha determinado que a pesar de la gran vulnerabilidad que enfrenta la mujer en estado de gravidez, estudios recientes demuestran que la enfermedad suele tener poca incidencia negativa en las mujeres embarazadas, a diferencia de lo que sucedió con el SARS y el MERS. En el COVID-19 la hospitalización y la mortalidad presentan menores índices que los otros coronavirus mencionados lo cual es positivo ante la expansión tan grande que ha tenido el COVID-19. Los datos clínicos además revelan que las características clínicas en las embarazadas no difieren de las adultas no gestantes.

La medida más efectiva para prevenir la infección por COVID-19 es lavarse las manos correctamente, con agua y jabón, y además utilizar gel antibacterial con una concentración al menos del 60% de alcohol para eliminar efectivamente los virus y bacterias de la flora transitoria de las manos. Hacerlo frecuentemente reduce hasta en un 50% el riesgo de contraer coronavirus. (3). La mujer embarazada al igual que el resto de la población debe cumplir con los protocolos de salud que fomentan el autocuidado y el cuidado comunitario.

Y finalmente, se definen en diversos estudios que el parto y la lactancia no parecen presentar riesgos de contagio en el feto, por lo que la mujer embarazada con COVID-19 debe ser tratada con normalidad atendiendo la sintomatología que presente. El parto vaginal no está contraindicado y la lactancia se recomienda en gran medida, teniendo los cuidados necesarios para evitar contagiar al infante.

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