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El papel del microbiota vaginal en la salud ginecológica: Revisión Bibliográfica

El papel del microbiota vaginal en la salud ginecológica: Revisión Bibliográfica

Autora principal: María Verónica Vásquez Rojas

Vol. XX; nº 10; 515

The Role of Vaginal Microbiota in Gynecological Health: A Literature Review

Fecha de recepción: 24 de abril de 2025
Fecha de aceptación: 16 de mayo de 2025

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XX. Número 10 Segunda quincena de Mayo de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 10; 515

Autores:

María Verónica Vásquez Rojas, Médico y Cirujano, Graduada de la Universidad Latina de Costa Rica, Investigadora Independiente, San José, Costa Rica. Orcid: 0009-0008-8204-4571
Isaac Felipe Núñez Arroyo, Médico y Cirujano, Graduado de la Universidad Latina de Costa Rica, Investigador Independiente, San José, Costa Rica. Orcid: 0009-0001-7813-2412
José Paulo Villalobos Acuña, Médico y Cirujano, Graduado de la Universidad Latina de Costa Rica, Investigador Independiente, San José, Costa Rica. Orcid: 0009-0009-2194-1882
Cristofher Marlon Chacón Vega, Médico y Cirujano, Graduado de la Universidad Internacional de las Américas, Investigador Independiente, San José, Costa Rica. Orcid: 0009-0007-5123-755X
Mariel Morales Dobles, Médico y Cirujano, Graduado de la Universidad Latina de Costa Rica, Investigadora Independiente, San José, Costa Rica. Orcid: 0009-0004-7653-6351
María José Bravo Aguilar, Médico y Cirujano, Graduado de la Universidad Latina de Costa Rica, Investigadora Independiente, San José, Costa Rica
Laura Portuguez Acuña, Médico y Cirujano, Graduado de la Universidad Latina de Costa Rica, Investigadora Independiente, San José, Costa Rica

Resumen:

La salud vaginal está intrínsecamente relacionada con el equilibrio del microbiota vaginal, un ecosistema microbiano predominantemente compuesto por bacterias del género Lactobacillus. Estas bacterias desempeñan roles esenciales en la defensa contra patógenos, el mantenimiento de un pH vaginal ácido y la modulación de la respuesta inmune local. En las últimas décadas, ha aumentado el interés científico sobre la importancia de este microbiota en la prevención de infecciones vaginales, la preservación de la fertilidad y la regulación de diversos procesos ginecológicos. La alteración de este equilibrio, conocida como disbiosis vaginal, se asocia con una variedad de trastornos ginecológicos, incluyendo infecciones vaginales recurrentes, infertilidad y complicaciones durante el embarazo, como el parto prematuro. Además, factores como el uso indiscriminado de antibióticos, las fluctuaciones hormonales, las infecciones de transmisión sexual (ITS) y las prácticas de higiene inadecuadas son factores que afectan negativamente la estabilidad del microbiota vaginal. El presente artículo explora en profundidad el papel fundamental del microbiota vaginal en la salud ginecológica, discutiendo las implicaciones clínicas de su alteración, los factores que influyen en su equilibrio y las estrategias terapéuticas emergentes para restaurar el microbioma vaginal, tales como el uso de probióticos, el trasplante de microbiota y otros enfoques innovadores para restaurar este ecosistema microbiano y mejorar la salud ginecológica.

Palabras clave:

microbiota vaginal, salud ginecológica, microbioma vaginal, disbiosis vaginal, Lactobacillus, infecciones vaginales, probióticos, trasplante de microbiota

Abstract:

Vaginal health is intrinsically linked to the balance of the vaginal microbiota, primarily composed of Lactobacillus bacteria. These bacteria play essential roles in pathogen defense, maintaining acidic vaginal pH, and modulating local immune responses. In recent decades, increasing scientific evidence has highlighted the crucial role of this microbiota in preventing vaginal infections, supporting fertility, and regulating various gynecological processes. Disruption of this balance, known as vaginal dysbiosis, has been associated with several gynecological disorders, including recurrent vaginal infections, infertility, and pregnancy complications, such as preterm birth. Furthermore, factors such as excessive antibiotic use, hormonal fluctuations, sexually transmitted infections, and inadequate hygiene practices have been identified as contributors to vaginal microbiota imbalance. This article explores the significance of vaginal microbiota in gynecological health, discussing the clinical implications of its disruption, the factors influencing its balance, and emerging therapeutic strategies aimed at restoring the vaginal microbiome, including probiotics, microbiota transplantation, and other innovative approaches to rebalance this microbial ecosystem and improve gynecological health.

Keywords:

vaginal microbiota, gynecological health, vaginal microbiome, vaginal dysbiosis, Lactobacillus, vaginal infections, probiotics, microbiota transplantation

Métodos:

Para la elaboración de esta revisión bibliográfica se llevó a cabo una exhaustiva búsqueda de artículos publicados entre 2014 y 2023 en bases de datos académicas como PubMed y Google Scholar. Asimismo, se consultaron publicaciones recientes de organismos internacionales de renombre, como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Los términos de búsqueda utilizados incluyeron: «microbiota vaginal, salud ginecológica, microbioma vaginal, disbiosis vaginal, Lactobacillus, infecciones vaginales, probióticos, trasplante de microbiota.» Se seleccionaron artículos originales, revisiones sistemáticas y metaanálisis que abordaron el impacto del microbioma vaginal en diversas condiciones ginecológicas, como infecciones recurrentes, infertilidad y complicaciones obstétricas. Además, se priorizó la inclusión de estudios que proporcionaron evidencia sobre estrategias emergentes para la restauración del microbiota vaginal, como el uso de probióticos y el trasplante de microbiota.

Introducción:

La microbiota vaginal es un ecosistema microbiano complejo y dinámico que desempeña un papel crucial en la fisiología ginecológica y reproductiva femenina. Está compuesto principalmente por bacterias, pero también alberga otros microorganismos, como hongos, virus y parásitos, los cuales interactúan de manera sinérgica para mantener el equilibrio homeostático de la vagina. En un estado saludable, la microbiota vaginal está dominada por especies del género Lactobacillus, que no solo ejercen funciones antimicrobianas, sino que también son esenciales para la regulación de la inmunidad local, el mantenimiento del pH vaginal y la protección contra patógenos. Contribuyen a crear un entorno ácido (pH < 4.5), inhibiendo la proliferación de microorganismos patógenos y asegurando la integridad de la mucosa vaginal (6). La alteración de este equilibrio, conocida como disbiosis vaginal, se asocia con diversas enfermedades ginecológicas, como infecciones vaginales recurrentes, infertilidad y complicaciones perinatales, como el parto prematuro (1,3).

El mantenimiento de un microbiota vaginal saludable es esencial para la homeostasis vaginal. Sin embargo, factores como el uso indiscriminado de antibióticos, alteraciones hormonales, infecciones de transmisión sexual (ITS), prácticas de higiene inadecuadas y factores de estilo de vida, como el estrés y la dieta, pueden alterar este equilibrio, llevando a la disbiosis vaginal (4). Esta alteración se ha vinculado con enfermedades como la vaginosis bacteriana, la candidiasis y otros trastornos infecciosos. Se ha propuesto que la restauración del microbiota vaginal mediante intervenciones terapéuticas, como la administración de probióticos o tratamientos antibacterianos selectivos, podría ser una estrategia efectiva para prevenir o tratar estos trastornos (7). Este artículo revisa la composición del microbiota vaginal, las principales alteraciones asociadas con su desequilibrio y las estrategias terapéuticas emergentes para restaurar un microbiota saludable y prevenir sus consecuencias patológicas.

Composición del ecosistema vaginal:

La microbiota vaginal es un ecosistema microbiano altamente especializado que interactúa estrechamente con el sistema inmunológico y la mucosa vaginal. Su composición está influenciada por factores intrínsecos, como el ciclo menstrual, la edad y el uso de anticonceptivos hormonales, así como factores extrínsecos, como la dieta, infecciones previas y la exposición a productos de higiene íntima. Un microbiota vaginal saludable se caracteriza por la predominancia de Lactobacillus, que constituyen entre el 90% y el 95% de la población bacteriana en mujeres sanas. Estos microorganismos son responsables de mantener un entorno ácido debido a la producción de ácido láctico, lo que previene el crecimiento excesivo de bacterias patógenas. A través de su actividad metabólica, los Lactobacillus desempeñan funciones clave en la regulación de la respuesta inmune local y en la creación de barreras frente a agentes patógenos potenciales (5).

El Papel de Lactobacillus:

Los Lactobacillus son bacterias grampositivas que juegan un papel central en la fisiología vaginal normal. Estas bacterias son esenciales para el mantenimiento de un entorno vaginal saludable mediante varios mecanismos:

Producción de ácido láctico:

Los Lactobacillus metabolizan el glucógeno proveniente de las células epiteliales vaginales, produciendo ácido láctico como subproducto. Este ácido reduce el pH vaginal a valores inferiores a 4.5, creando un ambiente ácido que limita el crecimiento de microorganismos patógenos. Un pH ácido es fundamental para inhibir el crecimiento de patógenos como Gardnerella vaginalis, Escherichia coli y otras bacterias anaeróbicas asociadas con la vaginosis bacteriana (8).

Producción de peróxido de hidrógeno:

Los Lactobacillus también producen peróxido de hidrógeno (H₂O₂), un potente agente antimicrobiano que puede destruir bacterias, hongos y virus patógenos. El H₂O₂ altera las membranas celulares de los microorganismos patógenos, lo que contribuye a su eliminación. Este mecanismo es especialmente relevante en el control de infecciones por Candida albicans y Gardnerella vaginalis, dos de los patógenos más comunes en la vaginosis bacteriana y la candidiasis vaginal (14).

Modulación de la respuesta inmune local:

Además de sus funciones antimicrobianas, los Lactobacillus desempeñan un papel fundamental en la regulación de la respuesta inmune en la mucosa vaginal. Estas bacterias favorecen la producción de citoquinas antiinflamatorias, como la interleucina 10 (IL-10), y modulan la actividad de células inmunológicas locales, como las células dendríticas y las células T. Esta interacción asegura una respuesta inmune eficiente sin inducir una inflamación excesiva, lo que es crucial para mantener la homeostasis en la mucosa vaginal (9).

Especies principales de Lactobacillus:

Entre las especies de Lactobacillus más prevalentes en un microbiota vaginal saludable, destacan las siguientes:

Lactobacillus crispatus:

Es una de las especies más comunes en mujeres con microbiota vaginal saludable. L. crispatus se adhiere firmemente a las células epiteliales vaginales, ayudando a mantener un pH vaginal bajo y a prevenir la colonización de patógenos. Su presencia está asociada con una menor prevalencia de vaginosis bacteriana y otros trastornos vaginales (17).

Lactobacillus gasseri:

Esta especie se caracteriza por su alta capacidad para producir ácido láctico, contribuyendo al mantenimiento de un ambiente vaginal ácido. L. gasseri también ha demostrado ser eficaz en la prevención de infecciones recurrentes por Candida albicans, reduciendo la incidencia de candidiasis vaginal (13).

Lactobacillus jensenii:

L. jensenii es otra especie predominante en el microbiota vaginal saludable. Además de producir ácido láctico, L. jensenii genera peróxido de hidrógeno, lo que aumenta su capacidad antimicrobiana. Su presencia se asocia con una mayor resistencia a infecciones vaginales y con una mejora en la calidad general del microbiota vaginal (7).

Lactobacillus iners:

Aunque L. iners es menos eficiente en la producción de ácido láctico y peróxido de hidrógeno en comparación con otras especies de Lactobacillus, su presencia es común en mujeres con disbiosis vaginal, alteraciones hormonales (como en el embarazo) y el uso de anticonceptivos hormonales. Se cree que desempeña un papel importante en la adaptación a los cambios en el pH vaginal y en la homeostasis microbiana durante estados fisiológicos específicos (19).

Disbiosis Vaginal: causas y consecuencias:

La disbiosis vaginal es un desequilibrio en el microbiota vaginal, caracterizado por la disminución de Lactobacillus spp. y un sobrecrecimiento de microorganismos anaerobios. Este desequilibrio favorece el desarrollo de infecciones como la vaginosis bacteriana (VB), una patología asociada con alteraciones en el pH vaginal. Normalmente, el ambiente vaginal presenta un pH ácido, que favorece el crecimiento de Lactobacillus. Sin embargo, en condiciones de disbiosis, el pH aumenta por encima de 4.5, alterando el equilibrio y favoreciendo la proliferación de microorganismos anaerobios como Gardnerella vaginalis, Atopobium vaginae y Prevotella spp. Además de este aumento en el pH, la disbiosis se manifiesta por la sustitución de Lactobacillus por anaerobios facultativos y la producción de aminas volátiles por las bacterias patógenas, las cuales contribuyen a los síntomas de la vaginosis bacteriana, como el mal olor (2).

Este desequilibrio en el microbiota vaginal afecta la inmunidad local y favorece la invasión de microorganismos patógenos oportunistas, aumentando la susceptibilidad a diversas infecciones genitales, como Chlamydia trachomatis, Neisseria gonorrhoeae y Trichomonas vaginalis, entre otras (2). La alteración del microbiota vaginal, por lo tanto, compromete no solo la salud local, sino que también puede tener implicaciones sistémicas en la salud ginecológica y reproductiva de la mujer.

Factores que modulan la disbiosis vaginal:

La disbiosis vaginal se refiere a un desequilibrio en la composición del microbiota vaginal, en el cual se observa una disminución de las especies bacterianas beneficiosas, como Lactobacillus, y un sobrecrecimiento de microorganismos patógenos o bacterias anaeróbicas. Este desequilibrio se asocia con alteraciones en la función protectora del microbiota vaginal, lo que puede predisponer a la mujer a una variedad de patologías ginecológicas. Los factores que modulan la disbiosis vaginal son de naturaleza tanto intrínseca como extrínseca, y su impacto en la salud vaginal varía según las circunstancias individuales.

Actividad sexual:

La actividad sexual frecuente y la exposición a múltiples parejas sexuales pueden inducir una mayor variabilidad en la composición del microbiota vaginal. El uso inconsistente de preservativos o la presencia de infecciones de transmisión sexual (ITS) como Chlamydia trachomatis, Neisseria gonorrhoeae y Trichomonas vaginalis promueven el crecimiento de microorganismos patógenos. La alteración en el pH vaginal y la inflamación asociada con estas ITS favorecen un entorno propicio para la colonización de bacterias anaeróbicas, lo que puede dar lugar a disbiosis vaginal y contribuir al desarrollo de infecciones recurrentes, como la vaginosis bacteriana (VB) (2).

Factores étnicos:

Se ha observado que existen diferencias en la composición del microbiota vaginal entre diferentes grupos étnicos, lo cual podría estar relacionado con factores genéticos y ambientales que predisponen a ciertos grupos a experimentar una disbiosis más frecuente. Las variantes genéticas de la mujer pueden influir en la predisposición a la colonización de ciertos patógenos y en la respuesta inmune local, afectando la estabilidad del microbiota vaginal y su capacidad para proteger contra infecciones (2).

Factores hormonales y edad:

La fluctuación en los niveles hormonales a lo largo de la vida de la mujer tiene un impacto directo en la composición del microbiota vaginal. Durante la vida fértil, los estrógenos favorecen el crecimiento de Lactobacillus spp., cuya actividad metabólica reduce el pH vaginal a valores inferiores a 4.5, creando un ambiente hostil para los patógenos. Sin embargo, con la disminución de los niveles de estrógenos en la menopausia, el pH vaginal tiende a aumentar, lo que favorece la proliferación de microorganismos anaeróbicos y patógenos. Además, durante el embarazo, los cambios hormonales pueden alterar el microbiota vaginal y aumentar la susceptibilidad a infecciones genitales (2).

Estilo de vida:

El estrés crónico y el consumo de tabaco son factores ambientales que pueden alterar el microbiota vaginal. El estrés prolongado incrementa los niveles de cortisol, lo que puede modificar la respuesta inmune local y favorecer un ambiente que favorezca el crecimiento de microorganismos patógenos. Por otro lado, el tabaquismo disminuye los niveles de estrógenos y altera la función inmune, lo que predispone a la disbiosis vaginal y, en consecuencia, aumenta la vulnerabilidad a infecciones recurrentes (2).

Prácticas higiénicas inadecuadas:

El uso excesivo de productos de higiene íntima, como geles antibacterianos o duchas vaginales, puede alterar el equilibrio del microbiota vaginal. Estas prácticas modifican el pH vaginal y pueden eliminar las bacterias beneficiosas, como Lactobacillus, permitiendo la proliferación de bacterias patógenas. La eliminación de la barrera protectora de la mucosa vaginal aumenta la susceptibilidad a infecciones y favorece la disbiosis (2).

Uso de antibióticos y dieta:

El uso indiscriminado de antibióticos puede alterar la flora vaginal al eliminar no solo los patógenos, sino también las bacterias beneficiosas, como las especies de Lactobacillus. Esta alteración del microbiota vaginal facilita el crecimiento de microorganismos patógenos, como Gardnerella vaginalis y Atopobium vaginae, que están asociados con la vaginosis bacteriana. Además, una dieta rica en grasas saturadas y pobre en fibra ha demostrado tener efectos negativos sobre la diversidad bacteriana vaginal, lo que predispone a la disbiosis (2).

Embarazo:

Durante el embarazo, los cambios hormonales afectan la composición del microbiota vaginal. El aumento en los niveles de progesterona y estrógenos altera la diversidad microbiana vaginal, lo que puede favorecer la colonización de bacterias anaeróbicas y patógenos. Además, las deficiencias nutricionales durante el embarazo, como la falta de hierro o vitamina D, pueden alterar el equilibrio del microbiota vaginal y aumentar el riesgo de complicaciones, como parto prematuro y corioamnionitis (12).

Relación de la disbiosis vaginal con patologías ginecológicas:

La disbiosis vaginal no solo afecta la homeostasis local del microbiota vaginal, sino que también está asociada con una serie de patologías ginecológicas y reproductivas que pueden tener consecuencias a largo plazo para la salud de la mujer. La alteración del microbiota vaginal facilita la proliferación de microorganismos patógenos, lo que aumenta el riesgo de infecciones recurrentes, complicaciones durante el embarazo, infertilidad y enfermedades graves, como el cáncer cervical.

Infección por el virus del papiloma humano (VPH) y displasia cervical:

Un microbiota vaginal desequilibrado, caracterizado por la disminución de Lactobacillus spp. y el aumento de bacterias anaeróbicas, se asocia con un mayor riesgo de persistencia del VPH. La persistencia del VPH es un factor crítico en el desarrollo de lesiones precancerosas y cáncer cervical. La disbiosis vaginal promueve un entorno inflamatorio que favorece la persistencia viral y disminuye la capacidad del sistema inmune para controlar la infección (12).

Complicaciones perinatológicas:

La disbiosis vaginal en mujeres embarazadas está asociada con un mayor riesgo de parto prematuro, ruptura prematura de membranas y corioamnionitis. Las bacterias anaeróbicas, como Gardnerella vaginalis y Prevotella spp., son comunes en las mujeres con disbiosis vaginal y pueden inducir respuestas inflamatorias que afectan el embarazo. La alteración del microbiota vaginal también está relacionada con un mayor riesgo de infecciones neonatales y otras complicaciones durante el parto (12).

Infertilidad y disbiosis vaginal:

Un microbiota vaginal saludable, dominado por Lactobacillus, es esencial para la fertilidad, ya que las bacterias de este género facilitan la implantación embrionaria y previenen la infección del tracto reproductivo superior. La disbiosis vaginal, que disminuye la concentración de Lactobacillus y favorece el crecimiento de bacterias anaeróbicas, puede interferir con la fertilización y aumentar la tasa de abortos espontáneos. Además, la alteración del microbiota vaginal puede reducir las probabilidades de éxito en tratamientos de fertilización in vitro (FIV) (12).

Aumento del riesgo de otras infecciones ginecológicas:

La disbiosis vaginal también está asociada con una mayor susceptibilidad a infecciones de transmisión sexual (ITS) y otras patologías ginecológicas, como la endometritis. La alteración del microbiota vaginal favorece la invasión de patógenos en el tracto reproductivo superior, lo que compromete la salud ginecológica y reproductiva de la mujer. Las mujeres con disbiosis vaginal tienen un mayor riesgo de desarrollar infecciones persistentes y enfermedades crónicas, que pueden afectar su bienestar a largo plazo (2).

Restauración del equilibrio microbiano vaginal: Estrategias terapéuticas emergentes:

El equilibrio del microbiota vaginal es crucial para la salud ginecológica y reproductiva de las mujeres. Las alteraciones en este equilibrio, conocidas como disbiosis vaginal, pueden dar lugar a una serie de trastornos ginecológicos, como infecciones vaginales recurrentes, infertilidad y complicaciones durante el embarazo, como el parto prematuro. A pesar de que restaurar este equilibrio sigue siendo un desafío, las estrategias terapéuticas emergentes, como el uso de probióticos vaginales y el trasplante de microbiota vaginal (TMV), están demostrando ser enfoques prometedores para tratar la disbiosis y restaurar la salud vaginal.

Uso de probióticos vaginales: restauración del equilibrio del microbiota vaginal:

Los probióticos vaginales, especialmente las cepas de Lactobacillus son una de las terapias más eficaces para restaurar el equilibrio del microbiota vaginal. Estos microorganismos vivos, cuando se administran en cantidades adecuadas, proporcionan varios beneficios para la salud vaginal, como la competencia con patógenos y la restauración del pH ácido en la vagina. Los Lactobacillus producen ácido láctico a partir de los azúcares presentes en el epitelio vaginal, lo que reduce el pH y crea un ambiente desfavorable para bacterias patógenas como Gardnerella vaginalis, Candida albicans y Escherichia coli (10). Además, estos microorganismos producen peróxido de hidrógeno, un compuesto antimicrobiano que contribuye a destruir la membrana celular de patógenos, protegiendo así la salud vaginal.

El uso de probióticos vaginales también fomenta la competencia con microorganismos patógenos al ocupar nichos ecológicos en la vagina, impidiendo que estos se adhieran y proliferen. Además, modulan la respuesta inmunológica local, promoviendo una respuesta inmune eficiente y reduciendo la inflamación en la mucosa vaginal. Estudios recientes han demostrado que los probióticos vaginales pueden disminuir la recurrencia de la vaginosis bacteriana y mejorar el tratamiento de infecciones por Candida albicans (10). En particular, una revisión sistemática de 2021 encontró que las cepas de Lactobacillus son eficaces para reducir las recurrencias de la vaginosis bacteriana, restaurando el equilibrio sin los efectos adversos de los antibióticos (15).

No obstante, es fundamental personalizar el uso de probióticos, ya que la eficacia depende de la cepa utilizada, la formulación, la dosificación y la duración del tratamiento. Esto subraya la necesidad de un enfoque individualizado para garantizar los mejores resultados en el tratamiento de la disbiosis vaginal.

Trasplante de microbiota vaginal (TMV): una terapia innovadora para la disbiosis vaginal crónica:

El trasplante de microbiota vaginal (TMV) es una técnica experimental que busca restaurar el equilibrio microbiano vaginal mediante la transferencia de microbiota vaginal saludable de una donante sana a una receptora con disbiosis vaginal. Este enfoque ha mostrado resultados prometedores en el tratamiento de infecciones crónicas, como la vaginosis bacteriana recurrente, y en otras condiciones asociadas con un microbiota desequilibrado. El TMV tiene como objetivo restaurar la población de Lactobacillus y otras bacterias beneficiosas en la vagina de la paciente receptora. Esta restauración favorece un ambiente ácido y protege contra la proliferación de patógenos.

Los beneficios potenciales del TMV incluyen la restauración de la flora vaginal natural, la disminución de infecciones recurrentes y la prevención de la resistencia antimicrobiana, a diferencia de los antibióticos convencionales, que pueden inducir resistencia. Aunque el TMV todavía se encuentra en una fase experimental, los estudios iniciales han mostrado mejoras significativas en la calidad de vida de las pacientes tratadas y una menor recurrencia de infecciones (10). Sin embargo, es necesario abordar varios desafíos, como la selección adecuada de la donante, la preparación del microbiota y la seguridad del procedimiento antes de que este enfoque se convierta en una opción estándar de tratamiento.

Modulación de factores subyacentes: tratamiento integral de la disbiosis vaginal:

Además de las terapias emergentes como los probióticos y el TMV, es fundamental abordar los factores subyacentes que contribuyen a la disbiosis vaginal. Factores como el uso excesivo de antibióticos, los desequilibrios hormonales, el estrés crónico y una dieta inadecuada pueden alterar significativamente el microbiota vaginal. Por tanto, un enfoque integral que considere estos aspectos es esencial para restaurar y mantener el equilibrio microbiano vaginal a largo plazo.

El uso indiscriminado de antibióticos es uno de los principales factores que contribuye a la disbiosis vaginal, ya que reduce la diversidad bacteriana y favorece el crecimiento de bacterias patógenas. La prescripción prudente de antibióticos y su uso dirigido pueden ser estrategias clave para evitar un mayor desequilibrio del microbiota vaginal. Asimismo, en mujeres postmenopáusicas o aquellas con desequilibrios hormonales, el tratamiento con estrógenos puede ser útil para restaurar el microbiota vaginal. Durante la menopausia, los niveles de estrógenos disminuyen, lo que reduce la cantidad de Lactobacillus y favorece la colonización de patógenos. Los tratamientos con estrógenos pueden mejorar la función de la mucosa vaginal y restaurar el equilibrio del microbiota (10).

El estrés crónico también es un factor importante en la alteración del microbiota vaginal, ya que puede afectar al sistema inmunológico y promover una respuesta inflamatoria que favorezca el crecimiento de patógenos. El manejo del estrés mediante terapias psicológicas o técnicas de relajación es un componente integral del tratamiento de la disbiosis vaginal. Además, una dieta saludable, rica en fibra, prebióticos y probióticos, juega un papel crucial en la restauración del equilibrio microbiano vaginal. Alimentos como el yogur, kéfir y otros productos fermentados, que contienen bacterias beneficiosas, pueden contribuir al crecimiento de Lactobacillus y otras bacterias beneficiosas (15).

Conclusión:

El microbiota vaginal es un ecosistema microbiano esencial para la salud ginecológica y reproductiva de la mujer, desempeñando un papel crucial en la regulación del pH vaginal, la protección contra patógenos y la modulación de la respuesta inmune local. En condiciones de salud, el microbiota vaginal está dominado por Lactobacillus, bacterias que favorecen un ambiente ácido y contribuyen al control de infecciones. Sin embargo, diversos factores, como el uso de antibióticos, alteraciones hormonales y prácticas de higiene inadecuadas pueden alterar este equilibrio, dando lugar a disbiosis vaginal, una condición que favorece la proliferación de microorganismos patógenos y aumenta el riesgo de infecciones como la vaginosis bacteriana y la candidiasis.

La restauración del equilibrio microbiano vaginal, a través de enfoques terapéuticos como la administración de probióticos y tratamientos selectivos, se perfila como una estrategia prometedora para prevenir y tratar trastornos asociados a la disbiosis vaginal. La investigación sobre el microbiota vaginal continúa evolucionando, revelando la importancia de mantener un ecosistema saludable no solo para la prevención de infecciones locales, sino también para la protección de la salud reproductiva y ginecológica de las mujeres.

Es fundamental continuar profundizando en los mecanismos subyacentes que regulan la composición y función del microbiota vaginal, así como en las intervenciones que puedan restaurarlo en casos de desequilibrio, con el fin de mejorar el bienestar general de las mujeres y prevenir las consecuencias patológicas asociadas con la disbiosis vaginal.

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Declaración de buenas prácticas:
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.