Enfermedad inflamatoria intestinal en edad fértil: impacto en la salud reproductiva y estrategias de manejo
Autora principal: Karina Granados Solano
Vol. XX; nº 10; 495
Inflammatory bowel disease in childbearing age: impact on reproductive health and management strategies
Fecha de recepción: 16 de abril de 2025
Fecha de aceptación: 14 de mayo de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XX. Número 10 Segunda quincena de Mayo de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 10; 495
Autores:
Karina Granados Solano. Médico general, investigadora Independiente. San José, Costa Rica. Orcid: 0009-0006-5431-6117. Código Médico 18129
Fabiola Jaén Jaén. Médico general, investigadora Independiente. San José, Costa Rica. Orcid: 0009-0002-5677-1456. Código Médico 17962
Diana Briones Marín. Médico general, investigadora Independiente. San José, Costa Rica. Orcid: 0009-0001-9050-1356. Código Médico 17958
Noemi Parada Aguilar. Médico general, investigadora Independiente. San José, Costa Rica. Orcid: 0009-0009-7508-2251. Código Médico 18656
Resumen:
La enfermedad inflamatoria intestinal, que incluye la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, afecta principalmente a mujeres jóvenes en edad fértil. Esta patología crónica puede influir en la fertilidad, el embarazo y la lactancia. Aunque la enfermedad en remisión no afecta la capacidad reproductiva, la inflamación activa y ciertos tratamientos pueden disminuir la fertilidad. Además, la presencia de enfermedad activa durante el embarazo se asocia con complicaciones como parto prematuro y bajo peso al nacer, por lo que es esencial mantener la remisión antes de la concepción y durante la gestación.
El control adecuado de la enfermedad es fundamental para optimizar los resultados maternos y fetales. La mayoría de los tratamientos utilizados en la enfermedad inflamatoria intestinal son considerados seguros durante el embarazo y la lactancia, aunque algunos fármacos, como el metotrexato, deben evitarse por sus efectos teratogénicos. La colaboración entre gastroenterólogos y gineco-obstetras es esencial para proporcionar un enfoque multidisciplinario que garantice la salud de la madre y el bebé.
Además, el apoyo psicosocial y educativo juega un papel crucial en la calidad de vida de las mujeres afectadas. El asesoramiento antes de la concepción y durante el embarazo, junto con un seguimiento adecuado, permite tomar decisiones informadas sobre la salud reproductiva y optimiza los resultados tanto para la madre como para el recién nacido.
Palabras clave:
Enfermedad inflamatoria intestinal, fertilidad, embarazo, postparto, salud neonatal, calidad de vida.
Abstract:
La enfermedad inflamatoria intestinal, que incluye la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, afecta principalmente a mujeres jóvenes en edad fértil. Esta patología crónica puede influir en la fertilidad, el embarazo y la lactancia. Aunque la enfermedad en remisión no afecta la capacidad reproductiva, la inflamación activa y ciertos tratamientos pueden disminuir la fertilidad. Además, la presencia de enfermedad activa durante el embarazo se asocia con complicaciones como parto prematuro y bajo peso al nacer, por lo que es esencial mantener la remisión antes de la concepción y durante la gestación.
El control adecuado de la enfermedad es fundamental para optimizar los resultados maternos y fetales. La mayoría de los tratamientos utilizados en la enfermedad inflamatoria intestinal son considerados seguros durante el embarazo y la lactancia, aunque algunos fármacos, como el metotrexato, deben evitarse por sus efectos teratogénicos. La colaboración entre gastroenterólogos y gineco-obstetras es esencial para proporcionar un enfoque multidisciplinario que garantice la salud de la madre y el bebé.
Además, el apoyo psicosocial y educativo juega un papel crucial en la calidad de vida de las mujeres afectadas. El asesoramiento antes de la concepción y durante el embarazo, junto con un seguimiento adecuado, permite tomar decisiones informadas sobre la salud reproductiva y optimiza los resultados tanto para la madre como para el recién nacido.
Keywords:
Inflammatory bowel disease, fertility, pregnancy, postpartum, neonatal health, quality of life.
Introducción:
La enfermedad inflamatoria intestinal (EII), que engloba la enfermedad de Crohn (EC) y la colitis ulcerosa (CU), es una patología crónica que impacta significativamente la vida de quienes la padecen, con especial relevancia en mujeres en edad fértil. Su inicio suele ocurrir entre los 15 y 30 años, coincidiendo con el período de máxima capacidad reproductiva, lo que hace fundamental su adecuado manejo durante el embarazo. La EII puede influir en los resultados obstétricos y, a su vez, la gestación puede modificar el curso de la enfermedad, lo que subraya la importancia de una planificación cuidadosa para garantizar tanto la salud materna como fetal (1; 2)
La EII se caracteriza por la inflamación crónica del tracto gastrointestinal, manifestándose principalmente como EC y CU. Su importancia en mujeres en edad fértil radica en su potencial influencia sobre la fertilidad, el desarrollo del embarazo y la salud del recién nacido. Aunque la enfermedad en sí misma no induce infertilidad, la inflamación activa y ciertos tratamientos pueden comprometer la capacidad reproductiva. Además, la seguridad de los medicamentos utilizados para el control de la EII durante el embarazo es una preocupación frecuente entre las pacientes, lo que resalta la necesidad de un manejo integral antes y durante la gestación (1; 2)
El diagnóstico de EII suele realizarse en mujeres durante sus años reproductivos, lo que implica la necesidad de abordar su impacto en la salud materna e infantil. Se estima que aproximadamente el 25% de las mujeres con EII conciben después de recibir el diagnóstico, lo que demuestra la prevalencia de la enfermedad en esta población (2). Un estudio nacional realizado en Grecia documentó 223 embarazos en 175 mujeres con EII, reflejando la magnitud del problema en este grupo demográfico (3).
Las mujeres con EII enfrentan múltiples preocupaciones relacionadas con la fertilidad, la posibilidad de transmitir la enfermedad a su descendencia y la seguridad de los tratamientos farmacológicos durante el embarazo (2). Cuando la enfermedad se encuentra activa en el momento de la concepción o durante la gestación, se asocia con desenlaces adversos, tales como restricción del crecimiento fetal y mayor incidencia de complicaciones maternas, incluyendo tromboembolismo venoso (2; 3). Por ello, el asesoramiento preconcepcional y el control adecuado de la enfermedad son esenciales para reducir riesgos y mejorar la evolución del embarazo. Mantener la remisión mediante un abordaje terapéutico adecuado no solo favorece la salud materna, sino que también optimiza los resultados neonatales (4).
El objetivo de esta revisión es examinar en detalle el impacto de la EII en mujeres en edad fértil, abordando sus efectos sobre la fertilidad, el embarazo, el postparto y la salud neonatal. Además, se busca evaluar las estrategias terapéuticas más eficaces, considerando los tratamientos farmacológicos y biológicos, y su seguridad durante el embarazo y la lactancia. A través de la revisión de la literatura científica actual, se pretende ofrecer una perspectiva integral del manejo multidisciplinario de la EII en mujeres jóvenes, destacando la importancia de la atención especializada y el apoyo psicosocial para mejorar la calidad de vida de las pacientes y la salud materno-fetal.
Metodología:
Para el diseño de esta investigación sobre la EII en mujeres en edad fértil, se llevó a cabo una revisión bibliográfica exhaustiva con el objetivo de analizar su impacto en la fertilidad, el embarazo y el periodo posparto, así como las estrategias de manejo y tratamiento actuales. Esta revisión abarcó aspectos clave como la epidemiología de la EII en mujeres en edad reproductiva, las manifestaciones clínicas y complicaciones durante el embarazo, la seguridad de los tratamientos farmacológicos, el impacto en la salud neonatal y el papel del asesoramiento preconcepcional en la optimización de los resultados materno-fetales.
Para la recopilación de información, se consultaron bases de datos científicas de alto impacto, como PubMed, Scopus y Web of Science, debido a su relevancia en temas de gastroenterología, inmunología y salud reproductiva. Se aplicaron criterios de inclusión y exclusión rigurosos para garantizar la calidad y pertinencia de los estudios analizados. Se incluyeron artículos publicados entre 2020 y 2025 en inglés o español que proporcionaran datos epidemiológicos, clínicos y terapéuticos sobre la EII en mujeres en edad fértil. Se excluyeron estudios con datos incompletos, publicaciones duplicadas y aquellas que no contaran con revisión por pares. Las palabras clave utilizadas en la búsqueda fueron: Enfermedad inflamatoria intestinal, fertilidad, embarazo, postparto, salud neonatal, calidad de vida.
La búsqueda inicial identificó 17 fuentes relevantes, que incluyeron artículos originales, revisiones sistemáticas, metaanálisis y guías clínicas de sociedades médicas especializadas en gastroenterología y obstetricia. A partir de estas fuentes, se realizó un análisis detallado para extraer información sobre la influencia de la EII en la fertilidad, las complicaciones obstétricas más frecuentes, la seguridad de los tratamientos y las estrategias de manejo recomendadas para mejorar los resultados materno-fetales.
El análisis se llevó a cabo mediante enfoques cualitativos y comparativos, organizando los hallazgos en categorías temáticas para identificar patrones epidemiológicos, factores de riesgo, impacto de los tratamientos y avances en la atención de mujeres con EII durante la edad fértil. Este enfoque integral proporciona una visión estructurada del estado actual del problema y de las oportunidades para optimizar la atención médica en esta población, promoviendo estrategias de manejo basadas en la evidencia y en un enfoque multidisciplinario.
Fisiopatología y características clínicas de la EII en mujeres jóvenes:
La EII se caracteriza por una respuesta inmunológica inadecuada frente a la microbiota intestinal en individuos con predisposición genética. En este contexto, las hormonas sexuales, como el estrógeno, pueden modular la respuesta inmune y, en consecuencia, influir en la patogénesis de la enfermedad en mujeres (5). La predisposición genética desempeña un papel fundamental, ya que ciertos marcadores genéticos se han asociado con una mayor susceptibilidad a la EII. Sin embargo, la interacción entre estos factores genéticos y la influencia hormonal específica del sexo continúa siendo un campo de investigación en evolución (6).
Existen diferencias en la progresión y actividad de la EII según el sexo, lo que sugiere que la enfermedad puede manifestarse de manera distinta en mujeres y hombres. Algunos estudios han señalado que las mujeres con EII pueden experimentar un curso clínico diferenciado, con factores como el retraso en el diagnóstico y la actividad de la enfermedad modulados por el sexo biológico. En particular, se ha observado que el retraso diagnóstico está más estrechamente relacionado con una mayor actividad de la enfermedad en pacientes femeninas (6). Además, la presentación clínica y los desenlaces terapéuticos pueden variar, con diferencias en el perfil sintomático y la respuesta a los tratamientos entre ambos sexos (5; 6).
Los factores hormonales también desempeñan un papel clave en la progresión de la EII, particularmente en relación con el uso de anticonceptivos a base de estrógenos. A pesar de que se recomienda evitar estos anticonceptivos debido al riesgo de tromboembolismo, una proporción considerable de mujeres jóvenes con EII continúa utilizándolos, lo que podría influir en la actividad de la enfermedad y en las estrategias de manejo clínico (7). La influencia moduladora de las hormonas sexuales sobre la microbiota intestinal y la activación inmune es un área de creciente interés, ya que las fluctuaciones hormonales podrían afectar la severidad y la progresión de la enfermedad en mujeres (5).
EII y fertilidad; evidencia científica:
La EII se ha asociado con una reducción en la fertilidad, especialmente durante los períodos de enfermedad activa. La inflamación histológica característica de la EII puede contribuir a esta disminución, reflejándose en una reducción en la tasa de fertilidad, con un hijo menos por cada catorce mujeres después de diez años de inflamación persistente (8). Sin embargo, cuando la enfermedad se encuentra en remisión, las tasas de fertilidad en mujeres con EII son generalmente comparables a las de la población general. En contraste, la presencia de actividad inflamatoria puede incrementar el riesgo de desenlaces adversos en el embarazo, como aborto espontáneo y parto prematuro (9; 10).
La inflamación sistémica derivada de la EII activa constituye un factor clave en la disminución de la fertilidad. La actividad clínica de la enfermedad se ha relacionado con una reducción significativa en la capacidad reproductiva, con una tasa de fertilidad ajustada de 0.76, lo que implica un hijo menos por cada seis mujeres en un período de diez años de actividad clínica mantenida (8). La persistencia de inflamación activa durante la gestación también se asocia con desenlaces negativos, lo que resalta la importancia de mantener la remisión de la enfermedad para optimizar la salud materno-fetal (3).
El impacto de los tratamientos médicos y quirúrgicos sobre la fertilidad en mujeres con EII es un aspecto relevante en el manejo de la enfermedad. La mayoría de los fármacos empleados en el tratamiento, incluidos los 5-aminosalicilatos y los agentes biológicos, se consideran seguros durante el embarazo, con excepción del metotrexato y algunos fármacos más recientes, cuyo uso está contraindicado en esta etapa (1; 9). En cuanto a las intervenciones quirúrgicas, aquellas que involucran la cavidad abdominal pueden generar adherencias que afecten la fertilidad. No obstante, la cirugía no debe postergarse si es necesaria y debe realizarse en centros especializados para minimizar el impacto sobre la función reproductiva (1; 10).
Consideraciones en el embarazo y el postparto:
La presencia de EII activa durante el embarazo se ha asociado con un mayor riesgo de desenlaces adversos, incluyendo parto prematuro, restricción del crecimiento fetal y aborto espontáneo (9; 10). La actividad de la enfermedad en el momento de la concepción y durante la gestación es un factor determinante en la aparición de estas complicaciones, lo que resalta la importancia de alcanzar la remisión antes del embarazo para reducir riesgos tanto maternos como fetales (9).
El manejo terapéutico de la EII durante el embarazo debe priorizar la seguridad de los fármacos empleados, asegurando el control de la enfermedad sin comprometer el bienestar del feto. La mayoría de los tratamientos, como los 5-aminosalicilatos, las tiopurinas y los agentes biológicos, son considerados seguros en la gestación. Sin embargo, algunos fármacos, como el metotrexato y ciertos inhibidores de JAK, están contraindicados debido a sus efectos teratogénicos y al impacto negativo sobre el desarrollo fetal (1; 9). Mantener la remisión de la enfermedad es fundamental, ya que los brotes pueden ser perjudiciales para la madre y el feto, por lo que se recomienda la continuidad del tratamiento durante todo el embarazo (10). En este contexto, el asesoramiento preconcepcional y un enfoque multidisciplinario resultan esenciales para evaluar la seguridad de los medicamentos y garantizar los mejores resultados obstétricos y neonatales (11; 12).
El tipo de parto y el manejo del período posparto en mujeres con EII requieren una evaluación individualizada. En la mayoría de los casos, el parto vaginal es posible, aunque en aquellas con enfermedad perianal activa o antecedentes de cirugías de reservorio ileal se recomienda la cesárea para evitar complicaciones (1; 12). Además, el posparto puede estar marcado por un incremento en la actividad de la enfermedad, lo que hace necesario un seguimiento continuo y un manejo adecuado para prevenir recaídas (12). En cuanto a la lactancia, se fomenta su práctica, ya que los beneficios superan los riesgos en la mayoría de los casos, y se recomienda seguir el esquema de vacunación infantil de rutina. No obstante, las vacunas de virus vivos requieren una evaluación cuidadosa, especialmente en recién nacidos expuestos a terapias inmunosupresoras durante la gestación (1; 12).
Abordaje terapéutico y estrategias de manejo:
El tratamiento farmacológico de la EII durante la edad fértil y el embarazo debe centrarse en la seguridad materno-fetal sin comprometer el control de la enfermedad. La mayoría de los fármacos convencionales, como los 5-aminosalicilatos y las tiopurinas, se consideran seguros durante la gestación. Sin embargo, el metotrexato está contraindicado debido a sus efectos teratogénicos, lo que resalta la importancia de una planificación cuidadosa del tratamiento antes de la concepción (1; 9). La actividad de la enfermedad en el momento de la concepción y durante el embarazo se asocia con desenlaces adversos, como parto prematuro y bajo peso al nacer, lo que subraya la necesidad de mantener la remisión para minimizar estos riesgos (9).
En términos de fertilidad, las tasas en mujeres con EII son generalmente comparables a las de la población general. No obstante, se ha observado una mayor prevalencia de la decisión voluntaria de no tener hijos, influenciada por preocupaciones sobre la herencia de la enfermedad y los posibles efectos de la medicación en el embarazo (9; 2).
Las terapias biológicas, en particular los agentes anti-TNF, han demostrado ser eficaces en el mantenimiento de la remisión y generalmente se consideran seguras durante el embarazo. La exposición intrauterina a estos tratamientos no parece aumentar significativamente el riesgo de infecciones en los niños, aunque es fundamental evaluar cada caso de manera individualizada (1). La decisión de continuar con biológicos durante la gestación debe basarse en un equilibrio entre los beneficios del control de la enfermedad y los riesgos potenciales, considerando el impacto en la salud materna y fetal (1; 9).
Dado que la EII en mujeres en edad fértil requiere un enfoque integral, el manejo multidisciplinario es esencial para garantizar una atención óptima. La colaboración entre gastroenterólogos, gineco-obstetras y especialistas en reproducción permite una evaluación completa de cada paciente, asegurando un control adecuado de la enfermedad mientras se minimizan los riesgos asociados al embarazo (9). El asesoramiento preconcepcional desempeña un papel clave en este proceso, ya que permite abordar inquietudes, mejorar el conocimiento de la paciente sobre su enfermedad y tratamiento, y ofrecer evaluaciones de riesgo personalizadas, contribuyendo así a mejores resultados materno-fetales (4).
Lactancia y salud neonatal en mujeres con EII:
La seguridad del tratamiento de la EII durante la lactancia es un aspecto fundamental en el manejo de las pacientes en edad fértil. La mayoría de los fármacos utilizados en el control de la enfermedad, incluidos los 5-aminosalicilatos, tiopurinas y terapias biológicas, se consideran seguros durante la lactancia y no presentan riesgos significativos para el lactante. Sin embargo, persisten preocupaciones entre las madres, lo que lleva a muchas a interrumpir su medicación con el objetivo de amamantar, lo que puede aumentar el riesgo de recaídas y afectar su salud general (13). El metotrexato es una excepción y está contraindicado durante la lactancia debido a sus posibles efectos adversos en el lactante, lo que refuerza la importancia de una planificación cuidadosa del tratamiento en mujeres que deseen amamantar (1).
Las clínicas especializadas en EII pueden desempeñar un papel clave en el apoyo a las madres, optimizando la adherencia al tratamiento y proporcionando información clara sobre la seguridad de la lactancia mientras reciben terapia para la EII. La educación y el acompañamiento por parte de un equipo multidisciplinario pueden reducir la incertidumbre y promover una toma de decisiones informada en beneficio de la madre y el lactante (13).
En términos de desarrollo neonatal, los estudios han demostrado que la exposición intrauterina a tratamientos biológicos no aumenta el riesgo de infecciones ni afecta el desarrollo psicomotor de los lactantes. Investigaciones como el estudio PIANO han evaluado el impacto de biosimilares como infliximab y no han encontrado resultados adversos en el embarazo ni en la salud del neonato, lo que respalda la seguridad de estos tratamientos durante la gestación y la lactancia (1; 15).
A pesar de los beneficios de la lactancia materna, la tasa de mujeres con EII que optan por amamantar sigue siendo baja, en parte debido a la falta de recursos educativos y a la preocupación por la transferencia de medicamentos a través de la leche materna. La implementación de materiales educativos centrados en el paciente, como videos informativos y guías accesibles, podría ayudar a abordar estas preocupaciones y mejorar las tasas de lactancia en esta población (14). Además, se ha demostrado que las intervenciones dirigidas por enfermeras especializadas pueden mejorar el conocimiento sobre la lactancia y fomentar su práctica, lo que podría traducirse en mejores resultados de salud tanto para la madre como para el lactante (16).
Calidad de vida, salud mental y apoyo psicosocial:
El impacto emocional y psicológico de la EII en la maternidad es un aspecto fundamental que influye en la calidad de vida de las mujeres afectadas. La ansiedad y el estrés relacionados con la fertilidad, la posible herencia de la enfermedad y la seguridad de los medicamentos durante el embarazo son preocupaciones frecuentes entre las pacientes, lo que puede afectar su bienestar general y su toma de decisiones reproductivas (2). Además, la presencia de EII activa durante el embarazo se ha asociado con un aumento en las hospitalizaciones y con desenlaces obstétricos adversos, lo que puede agravar el malestar psicológico y generar mayores niveles de angustia en las futuras madres (17).
Para abordar estos desafíos, es fundamental implementar estrategias de apoyo y educación que permitan a las pacientes comprender mejor su enfermedad y las opciones terapéuticas disponibles. El asesoramiento preconcepcional es una herramienta clave para el manejo adecuado de la EII antes, durante y después del embarazo, ya que ayuda a las pacientes a tomar decisiones informadas sobre su salud y la de su futuro hijo (4). Los programas educativos deben enfocarse en desmitificar los efectos de los medicamentos para la EII durante la gestación, ya que muchas mujeres mantienen preocupaciones infundadas que pueden llevarlas a tomar decisiones erróneas respecto a su tratamiento (2).
El asesoramiento reproductivo desempeña un papel crucial en la optimización de los resultados del embarazo, destacando la importancia de mantener la remisión de la enfermedad y de comprender los riesgos asociados con la actividad inflamatoria durante la gestación. Es fundamental incluir en la consejería información detallada sobre la seguridad de los medicamentos para la EII, la posible necesidad de intervenciones quirúrgicas y las implicaciones que la actividad de la enfermedad puede tener en el embarazo (1; 11).
El enfoque multidisciplinario es esencial para proporcionar una atención integral y un seguimiento continuo a lo largo de la gestación. La colaboración entre gastroenterólogos, obstetras y otros especialistas permite garantizar un control adecuado de la enfermedad y una vigilancia estrecha del desarrollo fetal, reduciendo así los riesgos tanto para la madre como para el recién nacido (11). La monitorización constante de la actividad inflamatoria y del crecimiento fetal es fundamental para optimizar los resultados clínicos y garantizar un embarazo lo más seguro posible en mujeres con EII (17).
Conclusiones:
Es fundamental mantener la EII en remisión antes y durante el embarazo para reducir riesgos tanto para la madre como para el bebé. La planificación preconcepcional y un enfoque multidisciplinario, que incluya gastroenterólogos y gineco-obstetras, son esenciales para optimizar los resultados en mujeres afectadas por esta patología.
La presencia de EII activa durante la gestación puede generar complicaciones graves como parto prematuro, restricción del crecimiento fetal y mayor riesgo de aborto espontáneo. Por lo tanto, es crucial que las mujeres con esta enfermedad reciban un tratamiento adecuado para controlar la inflamación y evitar la afectación fetal.
El bienestar emocional y psicológico de las mujeres EII durante el embarazo es crucial para una maternidad saludable. El asesoramiento preconcepcional y el apoyo educativo pueden aliviar las preocupaciones sobre la fertilidad, los efectos de la medicación y la transmisión genética, contribuyendo a decisiones más informadas y mejorando la calidad de vida de las pacientes.
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