Fracturas de Mano: Abordaje Actual de Tratamiento y Consideraciones Clínicas
Autor principal: José Mario Quesada Angulo
Vol. XX; nº 11; 599
Hand fractures: current treatment and clinical considerations
Fecha de recepción: 25 de abril de 2025
Fecha de aceptación: 4 de junio de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 11 – Primera quincena de Junio de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 11; 599
Autores:
Luisa Fernanda Quesada Angulo, Médico General, Investigadora Independiente, San José, Costa Rica
José Mario Quesada Angulo, Médico General, Investigador Independiente, San José, Costa Rica
Evelyn Duran Aymerich, Médico General, Investigadora Independiente, San José, Costa Rica
Jean Paul Wing Salas, Médico General, Investigador Independiente, San José, Costa Rica
Valerie Nicole Ayala, Médico General, Investigadora Independiente, San José, Costa Rica
Resumen:
Las fracturas en la mano son una de las lesiones ortopédicas más comunes. Afectan en gran medida la funcionalidad de la mano del paciente y su calidad de vida en general. Gracias a los avances quirúrgicos y en rehabilitación de hoy en día, el tratamiento de este tipo de fracturas ha evolucionado notablemente desde sus primeras referencias históricas durante la era antigua. Considerando la complejidad funcional y anatómica de la mano, se requiere un enfoque terapéutico que equilibre la curación ósea y la preservación del movimiento junto con un gran rango de movimiento articular y destreza funcional.
Con una adecuada recopilación de historial, diagnóstico, examen físico, así como estudios de imagen apropiados, se puede establecer un tipo de fractura y un plan de tratamiento asociado. La mayoría de las fracturas estables esperadas tienden a ser tratadas de manera conservadora mediante inmovilización con un movimiento temprano de las articulaciones extraarticulares no afectadas. Por el contrario, las fracturas inestables, desplazadas o intraarticulares exigen un enfoque quirúrgico utilizando métodos como la fijación con alambre de Kirschner, inserción de tornillos interfragmentarios o placas anatómicas de bajo perfil.
El éxito terapéutico depende en gran medida de una rehabilitación adecuada, que debe ser progresiva y estructurada, enfocada en restaurar la amplitud de movimiento, fuerza muscular y habilidades funcionales. La movilización precoz es crucial para evitar complicaciones como la rigidez articular, que constituye la principal secuela discapacitante.
Las complicaciones, aunque relativamente infrecuentes si se siguen los protocolos adecuados, pueden incluir mal unión, pseudoartrosis e infecciones, y requieren intervenciones específicas. El pronóstico general es favorable si el manejo es oportuno y el paciente mantiene adherencia a la rehabilitación.
Este artículo revisa de manera integral los principios actuales en el manejo de las fracturas de mano, destacando la importancia de una estrategia individualizada que integre diagnóstico preciso, tratamiento efectivo y rehabilitación intensiva, orientados a una recuperación funcional plena.
Palabras clave:
fractura, mano, tratamiento, manejo no quirúrgico, rehabilitación
Abstract:
Hand fractures are one of the most common orthopedic injuries. They greatly affect the functionality of the patient’s hand and his or her overall quality of life. Thanks to today’s surgical and rehabilitative advances, the treatment of this type of fracture has evolved significantly since its first historical references during the ancient era. Considering the functional and anatomical complexity of the hand, a therapeutic approach that balances bony healing and preservation of motion along with a large range of joint motion and functional dexterity is required.
With proper history gathering, diagnosis, physical examination, as well as appropriate imaging studies, a fracture type and associated treatment plan can be established. Most expected stable fractures tend to be treated conservatively by immobilization with early movement of unaffected extra-articular joints. In contrast, unstable, displaced or intra-articular fractures require a surgical approach using methods such as K-wire fixation, interfragmentary screw insertion or low-profile anatomical plates.
Therapeutic success depends to a large extent on adequate rehabilitation, which should be progressive and structured, focused on restoring range of motion, muscle strength and functional skills. Early mobilization is crucial to avoid complications such as joint stiffness, which is the main disabling sequela.
Complications, although relatively infrequent if proper protocols are followed, can include malunion, pseudarthrosis and infection, and require specific interventions. The overall prognosis is favorable if management is timely and the patient maintains adherence to rehabilitation.
Keywords:
fracture, hand, treatment, non-surgical treatment, rehabilitation
Introducción
Durante el siglo XX en una clase de antropología se le preguntó a Margaret Mead que cual era el primer signo de civilización en la humanidad, mientras los estudiantes suponían que la antropóloga mencionara la creación del anzuelo, la olla de barro, el mortero o alguna otra pieza arqueológica de importancia, ella menciono que fue el hallazgo de restos humanos con una fractura de fémur sanada, ya que en el reino animal cualquier animal con una fractura, especialmente una de un miembro inferior, usualmente son dejados a su suerte y mueren, el que este fémur se encontrara sano significaba que alguien se había tomado el tiempo de cuidar a esta persona durante su convalecencia y que este hueso había logrado sanarse por completo para que esta persona retomara su vida normal. [1]
En cuanto a fracturas de mano, se habla que las mismas son tan antiguas como la humanidad misma, estas se podrían asociar al hecho de que al ser homínidos las caídas desde la propia altura son una causa frecuente de lesión en la mano.
En el 3000 A.E.C., en el antiguo Egipto Imhotep describe como se reducían e inmovilizaban fracturas de miembro superior, Hipócrates en el 200 A.E.C. e Hipócrates en el 160 A.E.C describían también como realizaban inmovilizaciones por tiempo prolongados con cambios frecuentes de vendaje. En el medio oriente durante el siglo X se describen vendajes más resistentes y en naturaleza similar a los utilizados hoy en día. Durante el siglo XIX en Europa se empiezan a utilizar materiales más resistentes los cuales requerían de cambios con menor frecuencia. Durante el siglo XX el belga Lamboette describe el manejo quirúrgico de fracturas de las falanges con fijadores externos, en ese mismo siglo se habla de cómo Kirschner desarrolla el uso de alambres delgados que se colocan de forma intraósea para la fijación los cuales se usan hasta el día de hoy.
Metodología
Tipo de estudio
Este análisis se llevó a cabo posterior a una revisión sistemática de la literatura con el objetivo de sintetizar el conocimiento sobre el manejo de fracturas de mano. Este trabajo se basa principalmente en artículos de The Journal of Hand Surgery, complementado con literatura relevante publicada en los últimos 20 años.
Criterios de inclusión y exclusión
Inclusión:
Artículos científicos en inglés o español.
Publicaciones revisadas por pares que aborden cirugía de la mano u otras especialidades quirúrgicas relevantes.
Guías clínicas, revisiones sistemáticas y artículos originales que incluyan recomendaciones técnicas sobre cirugía de mano
Exclusión:
Artículos sin acceso al texto completo o que no presenten suficiente información metodológica o técnica.
Opiniones no fundamentadas, cartas al editor o resúmenes de congresos.
Fuentes de información y estrategia de búsqueda
Se realizó una búsqueda bibliográfica en bases de datos electrónicas como PubMed, Scopus, ScienceDirect, y Google Scholar, empleando términos MeSH y palabras clave como:
Hand surgery
Clinical documentation
Standardized photography
La búsqueda se complementó con la revisión de referencias bibliográficas del artículo de Sharma et al. y otros artículos seleccionados, así como recomendaciones de organizaciones profesionales de cirugía de la mano.
Proceso de selección
Los artículos fueron seleccionados en dos fases:
Revisión de títulos y resúmenes para descartar aquellos que no cumplían los criterios de inclusión.
Lectura completa de los textos elegibles para evaluar su pertinencia, relevancia y calidad metodológica.
Epidemiología
Las fracturas de mano son una de las lesiones esqueléticas más frecuentes. En el caso de lesiones ortopédicas, hombres jóvenes y mujeres en edad avanzada son las poblaciones más afectadas, en personas jóvenes normalmente se asocian a actividades deportivas, en adultos en edad laboral las lesiones se asocian a el trabajo manual y en adultos mayores se asocian a trauma. La fractura en mano más frecuente se produce en el quinto metacarpo, con mayor incidencia en hombres jóvenes y se asocia a traumatismo, con frecuencia en un contexto violento, del puño. La llamada fractura del boxeador. [2-3]
Diagnostico
Para el diagnóstico de fracturas de la mano se debe iniciar como con la mayoría de diagnósticos en medicina con una buena historia clínica, en esta es importante saber el mecanismo del trauma, ya que con este podemos sospechar diferentes maniobras para la reducción dela misma. También nos ayuda a sospechar de lesiones secundarias la traumatismo y manejo en general de la misma.
Posteriora la historia clínica se debe iniciar la exploración física, iniciando por la piel a descartar heridas en la misma ya sea por abrasión o laceración externa o en caso de que no estemos enfrentando a una fractura expuesta. También debemos descartar que no se encuentren los síntomas de Celso presentes. Debemos descartar que no se observe una deformidad evidente en el miembro. Es de gran importancia también observar que no haya alteraciones vasculares, está la podríamos observar a través del llenado capilar. Se debe de palpar la mano suavemente para encontrar puntos con mayor dolor, buscando la presencia de gradas óseas o alguna deformidad que no pueda ser observada, se debe de valorar a su vez el rango de movimiento del miembro con cuidado para no desacomodar una fractura que puede que requiera una reducción menor.
Una vez valorado el paciente se debe de realizar radiografías, estas son la piedra angular del diagnostico ya que nos permiten observar con mayor detalle la integridad ósea la mayoría de fracturas metacarpianas pueden ser observadas con incidencias laterales, anteroposteriores y oblicuas. Es importante reconocer que en incidencias laterales se debe de observar la superposición de todas las falanges y los metacarpos. [4]
A la hora de evaluar la fractura es importante que se evalué la localización, orientación, desplazamiento, angulación y/o conminución de cualquier lesión que encontremos, esto es particularmente importante en fracturas que se ubiquen a nivel dealguna articulación o en caso de una fractura expuesta. [5]
Tratamiento:
Generalidades
Como se mencionó previamente la mayoría de fracturas no requieren de manejo quirúrgico, de hecho, como se mención previamente ya desde tiempos antiguos esto era el manejo usual de estas fracturas, aunque con los avances y estudios realizados durante el tiempo se ha aprendido que la inmovilización por tiempo prolongado puede llevar a reducción de la capacidad de movimiento. Al inicio se recomienda realizar una reducción de la lesión, la misma debe de realizarse de manera cuidadosa para evitar lesionar las estructuras adyacentes, en algunos casos puede llegar a requerirse el bloqueo de la zona para evitar dolor y molestias al paciente. No todos los casos ameritan una fijación con yeso, en algunos casos con la colocación de una tablilla de manera inicial nos puede ayudar a estabilizar la fractura en lo que esperamos a que disminuya la inflamación del tejido circundante, también se puede utilizar un yeso, pero no siempre va a ser necesario. [6]
Otro punto importante a tener en cuenta es que en algunos casos la estabilidad clínica de la fractura ocurre incluso previo a la evidencia radiológica de sanación. Se recomienda iniciar a movilizar la zona afectada una vez el dolor empiece a disminuir, ya que, como se menciono antes en algunos casos podemos llegar a producir rigidez y reducción de la motilidad de la zona afectada
Falanges distales:
Las fracturas dela falange dista normalmente se encuentran asociadas por trauma compresivo y en una mayoría de los casos el tejido blando es el más afectado, siempre es importante descartar la presencia de hematomas subungueales, el cual en caso de estar presente se recomienda el drenaje del mismo, esto puede realizarse abriendo un agujero en el lecho ungueal o en algunos casos más extremos realizando una extracción de la uña, siempre se deben de acompañar de antibióticos orales y de entablilladode protección por al menos 14 días. [6]
La avulsión de la falange distal puede llegar a provocar una deformidad de dedo en mallete, en estos casos se recomienda la reducción quirúrgica, entre las técnicas descritas se encuentran la utilización de mini placas y pines de Kirschner, en caso de un «dedo de jersey» que ocurre por la avulsión del tendón digital profundo, se recomienda la reparación quirúrgica del tendón. [7]
Falange media y proximal
En este tipo de fracturas el manejo más frecuente es el entablillado del dedo lesionado junto a uno de los dedos proximales. [8]
Cheah et al documentan resultados exitosos con la reparación con mini tornillos o con pines de Kirschner en la región dorsal con resultados satisfactorios [9]
Finsen reporta por su parte que la reparación moderada con pines de Suzuki y tracción con gomas que llegan incluso a ayudar con la reducción de rigidez post fractura [10]
Fracturas del metacarpo
La fractura del cuello del metacarpo, especialmente la conocida como fractura del boxeador son muy frecuentes, especialmente en hombres jóvenes después de golpear un objeto sólido, esta fractura ocurre en el cuello del quinto metacarpo, usualmente se puede tratar de manera reservada con inmovilización en casos sonde se consideren necesarios, la reducción quirúrgica se reserva a aquellos casos donde la reducción angular y deformidad rotacional no se puede mantener, usualmente este tipo de fracturas pueden ser resueltas con la colocación de pines de Kirschner
Fracturas del pulgar
Este tipo de fracturas deben de manejarse con mucho cuidado debido a la posición particular de este dedo, agregado a que, en comparación con otros dedos, el pulgar no tiene un dedo que pueda suplir las necesidades del pulgar. [1] Se puede realizar reducción de la fractura, en caso de que no se logra una adecuada reducción se puede utilizar una reducción abierta con fijación interna, en caso de ser una fractura intraarticular se debe de poner atención a no presentar lesiones de los ligamentos circundantes y es importante valorar la integridad de los mismos [11-12]
Cuidados de la curación de la fractura
El iniciar con el movimiento en etapas tempranas es de suma importancia para prevenir la rigidez de la zona se recomienda de 2 a 3 semanas iniciar el movimiento de forma paulatina y es importante realizar una adecuada analgesia para que el paciente se sienta a gusto mientras inicia con la movilización de la zona. Es importante explicar todo esto de manera amplia al paciente para que tenga una adecuada recuperación [13]
Complicaciones
La complicación más frecuente e importante es la rigidez, las más difíciles de manejar es la mal unión la no unión y artrosis, cada una de estas complicaciones pueden ocurrir incluso si no se realiza manejo quirúrgico por lo que es importante la educación al paciente [1]
La intolerancia al frio es otra complicación conocida y usual de trauma de mano que puede llegar incluso a un 38% de las fracturas de mano. [14]
Toda fractura, aunque ya tenga una adecuada consolidación puede no estar completamente sana hasta meses después del trauma, esto debido que las estructuras adyacentes aún no se han reacomodado de manera adecuada, es importante recordarle esto al paciente para que no se preocupe si, aunque ya tiene una radiografía con reducción adecuada, tenga una limitación en algunos movimientos.
Pronóstico y Rehabilitación
La mayoría de las fracturas de mano tienen excelente pronóstico si se siguen los principios de tratamiento adecuados. La rehabilitación precoz centrada en la movilización activa, la reducción del edema y el fortalecimiento progresivo resulta clave para alcanzar una recuperación completa. En lesiones más severas o mal manejadas, pueden persistir secuelas funcionales como pérdida de fuerza de prensión o rigidez residual.
Objetivos de la Rehabilitación:
Recuperar el rango de movimiento articular.
Restaurar la fuerza muscular.
Mejorar la coordinación y destreza manual.
Prevenir deformidades y rigidez.
Fases de la Rehabilitación:
1. Fase Inicial (0-3 semanas)
Durante este periodo, si la fractura ha sido estabilizada adecuadamente, se permite la movilización de las articulaciones no afectadas (codo, hombro y dedos libres). Se utilizan férulas funcionales cuando es necesario.
Control del dolor y edema: crioterapia, elevación y vendajes compresivos.
Movilización pasiva y activa de dedos no inmovilizados.
Educación al paciente sobre cuidados del yeso o férula.
2. Fase Intermedia (3-6 semanas)
Con signos clínicos de consolidación (ausencia de dolor a la palpación y mejoría funcional), se inicia la movilización controlada del área afectada.
Ejercicios de amplitud articular asistidos y activos.
Técnicas de desensibilización en caso de hipersensibilidad.
3. Fase Avanzada (6-12 semanas)
Al comprobar una consolidación radiográfica adecuada, se avanza a la carga progresiva de la mano.
Fortalecimiento progresivo con bandas elásticas, pelotas terapéuticas o dispositivos de resistencia.
Actividades funcionales: escritura, manipulación de objetos pequeños.
Reeducación propioceptiva para movimientos finos.
4. Fase de Retorno a la Actividad (3-6 meses)
Esta etapa se enfoca en retornar a las actividades diarias, laborales y deportivas.
Entrenamiento específico de tareas laborales.
Terapias ocupacionales específicas (instrumentación fina, agarre de herramientas).
Acompañamiento psicológico en casos de miedo a la reutilización de la mano.
Tiempos aproximados de recuperación:
Fracturas de falange distal: 6-8 semanas.
Fracturas de falange media y proximal: 8-10 semanas.
Fracturas del metacarpo: 8-12 semanas.
Fracturas del primer metacarpiano (Bennett, Rolando): 10-14 semanas.
Cabe destacar que estos tiempos pueden prolongarse en presencia de complicaciones como rigidez articular, infecciones o mala consolidación, siendo crucial la adherencia estricta a los protocolos de rehabilitación.
Importancia de la Adherencia a la Rehabilitación:
Un seguimiento adecuado por parte del paciente es determinante en el éxito de la rehabilitación. Se debe fomentar la participación activa del paciente y el refuerzo positivo continuo para evitar la falta de adherencia que pueda derivar en secuelas permanentes.
Conclusiones
Las fracturas de mano, pese a su elevada frecuencia en la práctica clínica diaria, representan un desafío terapéutico considerable debido a la compleja anatomía de esta región y a su papel vital en la función motora fina y en la calidad de vida de los pacientes. El tratamiento de estas lesiones requiere no sólo un conocimiento profundo de las técnicas quirúrgicas y conservadoras actuales, sino también una comprensión integral del proceso de rehabilitación y de los factores que pueden afectar la recuperación.
En la mayoría de los casos, las fracturas de los huesos tubulares de la mano pueden manejarse de manera conservadora, siempre y cuando se respeten los principios biomecánicos de reducción anatómica y estabilización adecuada. Sin embargo, un número significativo de fracturas, especialmente aquellas con desplazamiento considerable, inestabilidad, afectación articular o fracturas abiertas, requieren intervención quirúrgica para evitar secuelas funcionales. La correcta elección de la técnica quirúrgica, que puede incluir la fijación percutánea con Kirschner, el uso de tornillos interfragmentarios, placas de bajo perfil o fijación externa, depende de múltiples factores como el tipo de fractura, la edad del paciente, el nivel funcional previo y las expectativas de recuperación.
La movilización temprana tras el tratamiento, ya sea quirúrgico o conservador, es un pilar esencial para prevenir complicaciones como la rigidez articular, la principal secuela a largo plazo de las fracturas de mano. Esta estrategia requiere de un adecuado equilibrio entre protección de la fractura y estímulo funcional, siendo fundamental el acompañamiento por un equipo de terapia física y ocupacional especializado. La rehabilitación estructurada y progresiva no solo optimiza el rango de movimiento y la fuerza, sino que también favorece la recuperación de la coordinación y destreza manual, aspectos vitales para la reintegración laboral y social del paciente.
El pronóstico de las fracturas de mano es generalmente favorable, aunque depende en gran medida del manejo inicial, de la aparición de complicaciones, de la adherencia a la rehabilitación y del perfil del paciente. Las fracturas simples, tratadas de forma adecuada, permiten una recuperación completa en un plazo de 6 a 12 semanas. Sin embargo, lesiones más complejas, como las fracturas intraarticulares o las fracturas múltiples con compromiso de tejidos blandos, pueden requerir períodos más prolongados de recuperación e, incluso, intervenciones secundarias como artrolisis u osteotomías correctivas.
Las complicaciones más frecuentes como el mal unión, la pseudoartrosis y la infección pueden impactar negativamente en el resultado final. La prevención, mediante un tratamiento meticuloso y seguimiento estricto, sigue siendo la estrategia más efectiva. Cuando ocurren, el diagnóstico temprano y la intervención oportuna son esenciales para minimizar sus consecuencias.
Es importante también reconocer el impacto psicológico que una fractura de mano puede tener en el paciente, especialmente cuando compromete actividades de la vida diaria, el desempeño laboral o la práctica de deportes. La educación continua, la comunicación efectiva y el apoyo psicológico, cuando sea necesario, forman parte integral de la atención multidisciplinaria requerida para una recuperación exitosa.
En conclusión, las fracturas de mano requieren una atención especializada basada en un diagnóstico preciso, un tratamiento individualizado y una rehabilitación intensiva. La coordinación entre el cirujano, el fisioterapeuta y el propio paciente es crucial para lograr el restablecimiento funcional óptimo. El enfoque centrado en la movilización precoz, el control de las complicaciones y el apoyo psicológico garantiza no sólo la curación ósea, sino también la restauración de la función, aspecto clave para mantener la calidad de vida de quienes sufren este tipo de lesiones.
Referencias
1. Arsuaga JL. El reto: ¿Cuál fue el primer signo de civilización de la humanidad? [Internet]. La Vanguardia; 2020 oct 14 [citado 2025 abril 10]. Disponible en: https://www.lavanguardia.com/cultura/20201014/484039920907/el-reto-primer-signo-civilizacion-humanidad.html
2. Henry M. Hand fractures and dislocations. In: Bucholz R, Heckman J, Court-Brown C, Tornetta P, eds. Rockwood and Green’s Fractures in Adults. 7th ed. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins; 2010.
3. Stanton J, Dias J, Burke F. Fractures of the tubular bones of the hand. J Hand Surg Eur Vol. 2007;32(6):626 – 636.
4. Tuncer S, Aksu N, Dilek H, Ozkan T, Hamzaoglu A. Fractures of the fingers missed or misdiagnosed on poorly positioned or poorly taken radiographs: a retrospective study. J Trauma. 2011;71(3):649 – 655.
5. Gaheer R, Ferdinand R. Fracture dislocation of carpometacarpal joints: a missed injury. Orthopedics. 2011;34(5):399
6. Day C, Stern P. Fractures of the metacarpals and phalanges. In: Wolfe S, ed. Green’s Operative Hand Surgery. 6th ed. Philadelphia: Elsevier Churchill Livingstone; 2011.
7. Tuttle H, Olvey S, Stern P. Tendon avulsion injuries of the distal phalanx. Clin Orthop Relat Res. 2006;445:157–168
8. Figl M, Weninger P, Hofbauer M, Pezzei C, Schauer J, Leixnering M. Results of dynamic treatment of fractures of the proximal phalanx of the hand. J Trauma. 2011;70(4):852– 856.
9. Cheah A, Tan D, Chong A, Chew W. Volar plating for unstable proximal interphalangeal joint dorsal fracture-dislocations. J Hand Surg Am. 2012;37(1):28 –33.
10. Finsen V. Suzuki’s pins and rubber traction for fractures of the base of the middle phalanx. J Plast Surg Hand Surg. 2010;44(4 –5):209 – 213.
11. Beredjiklian P. Small finger metacarpal neck fractures. J Hand Surg Am. 2009;34(8):1524 –1526.
12. Mohammed R, Farook M, Newman K. Percutaneous elastic intramedullary nailing of metacarpal fractures: surgical technique and clinical results study. J Orthop Surg Res. 2011;6:37.
13. Clement ND, Duckworth AD, McQueen MM, Court-Brown CM. The epidemiology of metacarpal fractures. J Hand Surg Am. 2013;38(9):1861–70.
14. Nijhuis T, Smits E, Jaquet J, Van Oosterom F, Selles R, Hovius S. Prevalence and severity of cold intolerance in patients after hand fracture. J Hand Surg Eur Vol. 2010;35(4):306 –311.
Declaración de buenas prácticas:
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.