Fragilidad y sarcopenia: Descripción de su relación clínica y enfoques terapéuticos en la población adulta mayor
Autora principal: Evelyn Viviana Durán Aymerich
Vol. XX; nº 11; 600
Frailty and Sarcopenia: Clinical relationship and therapeutic approaches in older adults
Fecha de recepción: 25 de abril de 2025
Fecha de aceptación: 4 de junio de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 11 – Primera quincena de Junio de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 11; 600
Autores:
Evelyn Viviana Durán Aymerich, Médico General, San José Costa Rica
Luisa Fernanda Quesada Angulo, Médico General, San José Costa Rica
José Mario Quesada Angulo, Médico General, San José Costa Rica
Kevin Stuart Herz Orozco, Médico General, San José Costa Rica
Jean Paul Wing Salas, Médico General, San José Costa Rica
Valerie Nicolle Ayala Rodríguez, Médico General, San José Costa Rica
Resumen:
La fragilidad fenotípica se establece como síndrome geriátrico que determina un estado de vulnerabilidad y deterioro en el adulto mayor que frecuentemente se ha visto la existencia concomitante junto con la sarcopenia, la cual se caracteriza por la pérdida de masa y fuerza muscular. Debido a esto el presente ensayo argumentativo pretende analizar la sarcopenia y la fragilidad fenotípica desde una perspectiva clínica y conceptual, analizando su interrelación en la población adulta mayor correspondiendo a individuos mayores o iguales a 65 años. También proporciona una descripción detallada de los criterios diagnósticos y fisiopatológicos que comparten entre sí, para posteriormente examinar la sobreposición entre fragilidad y sarcopenia con el objetivo de identificar medidas terapéuticas eficaces para dichas patologías.
Palabras clave:
Fragilidad fenotípica, sarcopenia, envejecimiento.
Abstract:
Phenotypic frailty is recognized as a geriatric syndrome that reflects a state of vulnerability and functional decline in older adults. It is frequently observed in conjunction with sarcopenia, a condition characterized by the loss of muscle mass and strength. For this reason, the present argumentative essay aims to analyze both sarcopenia and phenotypic frailty from a clinical and conceptual perspective, focusing on their interrelationship in the elderly population, specifically individuals aged 65 years and older. It also provides a detailed description of the shared diagnostic and pathophysiological criteria, and subsequently examines the overlap between frailty and sarcopenia, with the objective of identifying effective therapeutic strategies for managing these conditions.
Keywords:
Phenotypic frailty, sarcopenia, aging.
Introducción
En esta investigación, se hará un estudio teórico sobre los elementos más relevantes de la relación existente, desde una conceptualización clínica, entre la fragilidad fenotípica y la sarcopenia. Desde esta perspectiva, pretende responder a la pregunta investigativa ¿cómo se relaciona la fragilidad y la sarcopenia desde un enfoque clínico? Por ello, se busca analizar esta relación clínica entre dichas enfermedades por medio de la descripción del criterio diagnóstico y la fisiopatología de la fragilidad fenotípica y de la sarcopenia, así como identificar su relación, enfocándose en la población adulta mayor correspondiendo a individuos mayores o iguales a 65 años.
En términos generales, la fragilidad comprende un síndrome de deterioro fisiológico el cual se relaciona directamente con el envejecimiento, dentro de este se encuentran características como la pérdida de peso, cansancio, debilidad, marcha lenta y disminución de la actividad física. Además, la fragilidad se considera que es secundaria a una desregulación endocrina y a un estado proinflamatorio y protrombótico que son propios de este grupo etario1.
Por su parte, la sarcopenia se considera un trastorno progresivo que favorece la debilidad muscular y limita la movilidad de la persona. Asimismo, existen factores que favorecen dicha condición como el envejecimiento natural, la nutrición inapropiada, la inactividad física, sedentarismo, enfermedades crónicas y fármacos2,3.
La sarcopenia se considera un componente fisiológico importante dentro del síndrome de fragilidad en los adultos mayores, que los coloca en estado de mayor vulnerabilidad a consecuencias relacionadas con la salud ya que estos usualmente presentan mayor carga sintomatológica, complejidad y menor tolerancia a intervenciones medicoquirúrgicas1,3.
Al final de esta investigación se pretende sintetizar las medidas terapéuticas descritas en el campo médico para la fragilidad y la sarcopenia en distintos contextos nacionales e internacionales tomando como muestra las recientes investigaciones de autores, centros especializados en atención de adultos mayores y programas de prevención de la salud.
Discusión
Fragilidad fenotípica: Definición, diagnóstico y fisiopatología
Se establece que la fragilidad hace referencia a un síndrome clínico que incluye el estado de vulnerabilidad y deterioro relacionado con la edad. Específicamente, la fragilidad fenotípica propone una definición estandarizada en el adulto mayor que contempla cinco criterios, los cuales son: pérdida de peso involuntaria la cual hace referencia a la pérdida mayor o igual del 5% en el último año, el agotamiento estimado bajo la afirmación de dos premisas «sentí que todo lo que hacía era un esfuerzo» y «No podía ponerme en marcha», la debilidad la cual se mide por la fuerza de presión de agarre, marcha lenta con tiempo mayor a 6-7 segundos en caminar 15 pies y la poca actividad física cuantificada como la cantidad de kilocalorías gastadas por semana estableciendo como base que los hombres gastan aproximadamente menos de 383 kilocalorías y mujeres 270 kilocalorías. El diagnóstico se realiza en caso de presentarse tres de estas cinco variables ya que se considera que es una persona frágil1,4.
Con respecto a su fisiopatología, está relacionada con la desregulación del sistema inmunitario, endocrino y musculoesquelético. Conforme aumenta la edad, el sistema endocrino presenta múltiples cambios hormonales en cuanto disminución de los niveles de la hormona de crecimiento y al factor de crecimiento similar a la insulina (IGF-1), el aumento de niveles de cortisol, la disminución de concentraciones plasmáticas de esteroides sexuales, del sulfato de dehidroepiandrosterona (DHEA-S) y de vitamina D2,5.
A nivel inmunológico, existe una relación entre la fragilidad y la exposición crónica a mediadores inflamatorios, ya que es promovida por la elevación de marcadores inflamatorios tales como interleucina 6, proteína C reactiva, recuento de glóbulos blancos y monocitos. Específicamente la interleucina 6, al ser factor de transcripción y transductor de señales interfiere de manera negativa con el apetito, el músculo esquelético, el sistema inmunitario adaptativo, la cognición y contribuye al desarrollo de la anemia2,5.
Asimismo, se establece una relación entre la fragilidad y el estado protrombótico mediante la activación de la cascada de la coagulación, específicamente con marcadores como el factor VIII, fibrinógeno y el dímero D. También se han descrito otros sistemas metabólicos y de respuesta al estrés que influyen en la fragilidad, siendo estos, el metabolismo alterado de la glucosa, la desregulación del sistema nervioso autónomo1, 5.
Sarcopenia: Definición, diagnóstico y fisiopatología
La sarcopenia se define como la condición que implica la pérdida acelerada de la masa y la función del músculo esquelético. Se habla de sarcopenia primaria cuando se atribuye únicamente al envejecimiento y se detecta a partir de la cuantificación de la pérdida de masa y fuerza muscular con respecto a la edad, es decir, cuando estos se encuentran por debajo de la puntuación de corte y no se identifica una causa a la cual se pueda relacionar; mientras que la sarcopenia secundaria está asociada a la pérdida de músculo debido a una enfermedad3.
Sobre el método diagnóstico, previamente fue impuesto por el Grupo de Trabajo Europeo sobre Sarcopenia en Adultos Mayores el cual toma como base tres factores que corresponden a la masa muscular, fuerza muscular y rendimiento físico. Existen varios métodos para realizar las mediciones de dichas variables, sin embargo, se debe tomar en cuenta la accesibilidad, costo y disponibilidad enfocado en la práctica clínica6.
Para la evaluación de la masa muscular existe gran variabilidad en las técnicas que podrían ser utilizadas como estudios de imágenes corporales como resonancia magnética, absorciometría radiológica de doble energía, tomografía computarizada, no obstante, dichos estudios, a pesar de proporcionar un análisis fidedigno del cálculo de la composición corporal, se consideran poco accesible en cuestión de disponibilidad y costo6.
Otro método de medición es el análisis de bioimpedancia que calcula el volumen de masa corporal magra y grasa y es una prueba que se considera accesible, económica, y fácil de reproducir, al igual que realizar medidas antropométricas mediante la medición de la circunferencia de brazo y pliegues cutáneos, empero, este método se considera susceptible al error y no se recomienda para el diagnóstico de la sarcopenia. Por último, la medición del potasio corporal total a pesar de que no es un método habitual se considera viable ya que el músculo esquelético contiene más del 50% de la reserva de potasio corporal total6.
La fuerza muscular es una variable con menor cantidad de técnicas para ser evaluada y se puede ver afectada por la cognición y motivación de cada persona. Dentro de las técnicas descritas se encuentra la fuerza de presión manual que es una medida sencilla de realizar y se correlaciona con la fuerza de las piernas. Se parte de que cuando una persona obtiene una fuerza de presión baja es un marcador clínico de poca movilidad y predice una masa muscular baja. Asimismo, se describen otras maneras de hacer la medición como lo son la técnica de flexión de rodilla la cual se considera apropiada, aunque poco práctica ya que se necesita equipo especial y el flujo espiratorio máximo que enfoca la medición en la fuerza de los músculos espiratorios; esta no se recomienda para uso aislado de la fuerza muscular6.
El rendimiento físico puede ser medido de varias maneras como la serie corta de rendimiento físico, la velocidad de la marcha, la prueba de levantarse y andar y el test de capacidad de subir escaleras. Entre ellas, la prueba de levantarse y andar es comúnmente utilizada en la población adulta mayor y consiste en cronometrar el tiempo necesario que requiere el paciente para completar una serie de tareas como levantarse de una silla, caminar una distancia corta, darse la vuelta y regresar a su asiento. En esta prueba se califica la funcionalidad6.
Brevemente antes de explicar sobre la fisiopatología, dentro de las generalidades del músculo esquelético, este comprende aproximadamente el 40% de la masa corporal humana y está compuesto por fibras multinucleadas que son altamente especializadas ya que se encuentran llenas de moléculas proteicas contráctiles como la miosina y actina. A estas fibras se les conoce como miofibras que a su vez se organizan en sarcómeros. Las miofibras son el componente principal de la sarcopenia y, en términos fisiopatológicos, durante el proceso del envejecimiento se dan alteraciones que son relevantes para el desarrollo de esta condición como por ejemplo alteraciones epigenéticas, el mal funcionamiento mitocondrial y disfunción neuronal, el proceso de inflamación, desregulación de la detección de nutrientes, el inmunoenvejecimiento, la disfunción de la matriz extracelular y la reducción de la perfusión vascular3,7.
Fragilidad y sarcopenia: relación clínica
La fragilidad y la sarcopenia son condiciones patológicas distintas que comúnmente se presentan de manera concomitante en la población geriátrica, esto se debe a que ambas comparten muchas características clínicas y fisiopatológicas en común, siendo una de ellas el aumento de la inflamación sistémica que promueve el daño tisular8,9. Es por esto que se ha descrito una relación entre estas enfermedades, ya que se considera la sarcopenia como precursora del estado de fragilidad. No obstante, no siempre se manifiesta de manera simultánea, ya que se estima que aproximadamente un tercio de la población con sarcopenia no presenta fragilidad por lo tanto no todas las personas frágiles tienen sarcopenia8, 10.
En el 2022 se realiza un estudio que muestra la sarcopenia como modulador de las transiciones en el estado de fragilidad, ya que se determinó que los pacientes que presentan sarcopenia tienen el doble de riesgo de empeorar a lo largo del estado de fragilidad que los pacientes no sarcopénicos. Además, la sarcopenia fue un factor predictivo independiente de la fragilidad, pero no de la mortalidad, lo que sugiere la existencia de dos fenotipos clínicos de la fragilidad, en presencia y ausencia de sarcopenia los cuales tienen pronóstico diferente; a su vez externa la necesidad de evaluar la sarcopenia posterior al diagnóstico de fragilidad para direccionar el enfoque clínico11.
Asimismo, se ha establecido que la fragilidad involucra un espectro más amplio de factores que la sarcopenia, ya que la fragilidad al considerarse un síndrome geriátrico puede proporcionar la base para terapias que permitan la estabilización de la funcionalidad e independencia de la población geriátrica. Por su lado, la sarcopenia a pesar de que puede estar relacionado con la edad avanzada no es exclusivo ya que puede ser causado por circunstancias independientes del envejecimiento, pero aun así se reconoce la sarcopenia como componente clave de la fragilidad ya que la condición general del adulto mayor se determina por una interacción multifactorial12.
Se debe mencionar que tanto la fragilidad como la sarcopenia tienen como condición central el deterioro de la función física e independencia, que eventualmente pueden generar como consecuencia un estado de discapacidad. Así bien, se ha descrito que la superposición de dichas enfermedades se asocia con la mala ingesta proteica y de vitamina D lo cual favorece una mayor incidencia de caídas recurrentes y mala calidad de vida13, 14.
En resumen, la fragilidad y la sarcopenia están relacionadas ya que comparten mecanismos fisiopatológicos y características clínicas que desencadenan en la pérdida de independencia y funcionalidad en el adulto mayor. Sin embargo, se deben reconocer como condiciones patológicas diferentes que pueden o no estar presentes al mismo tiempo y a su vez, considerándose la sarcopenia como precursor del estado de fragilidad en la población geriátrica.
Medidas terapéuticas
Para el manejo de la fragilidad, al ser una entidad multifactorial que afecta todas las esferas funcionales del adulto mayor como física, psicológica, conductual, cognitiva y social; se determina que el enfoque multidisciplinario que incluya la intervención coordinada de distintos profesionales de la salud es la mejor opción terapéutica ya que las medidas aisladas o puntuales de cada una de las esferas no es suficiente. Además, en el proceso terapéutico debe existir la coordinación entre el personal de salud, el paciente y la red de apoyo ya que esto favorece la toma de decisiones conjuntas enfocadas a las necesidades y preferencias del paciente15.
También, las enfermedades crónicas de cada persona mayor juegan un papel fundamental y se deben mantener lo más controladas posibles, y se debe complementar con la revisión del tratamiento farmacológico para determinar la necesidad del consumo de algún medicamento o la interrupción de fármacos que generen efectos secundarios que puedan estar contribuyendo a la sintomatología de la fragilidad2, 15.
Puntualmente se describen distintas intervenciones terapéuticas, tales como:
Ejercicio
Se describe el ejercicio como una intervención eficaz en la prevención o la reducción de la fragilidad en el adulto mayor, particularmente cuando este se desarrolla en contexto grupal, más no en el individual. Esto trae como beneficios una mayor movilidad, mejor desempeño en actividades de la vida diaria, mejora la marcha y a su vez disminuye caídas, mejor densidad mineral ósea y promueve de manera generalizada el estado de bienestar. Particularmente se describe que el adulto mayor en estado de fragilidad se vería beneficiado de realizar actividad física en casi cualquier nivel al que pueda tolerar de forma segura. Ejercicios como el yoga y el tai chi son los más recomendados2.
Terapia Ocupacional
Dicha intervención mejora moderadamente el funcionamiento de las actividades de la vida diaria de la población adulta mayor frágil ya que la terapia ocupacional tiene como objetivo facilitar que las personas realicen actividades que fomentan la salud y el bienestar, es decir todo lo que las personas hacen en la vida cotidiana. Esto favorece el empoderamiento de la población geriátrica en su entorno16.
Suplementación Nutricional
La pérdida de peso es uno de los principales componentes de la fragilidad, y el uso de suplementos nutricionales orales con alto contenido calórico y proteico pueden ser útiles ya que produce un aumento de peso leve pero constante en los adultos mayores. Además, se debe proporcionar comidas normales atractivas y que a su vez satisfagan las necesidades del paciente17.
Acerca de la sarcopenia, objetivamente su tratamiento se debe enfocar en revertir la pérdida de fuerza muscular y recuperar la masa muscular. Se ha demostrado que el ejercicio de resistencia es el principal manejo no farmacológico con suficiente evidencia significativa, además, la suplementación con proteína es un método eficaz para aumentar la masa muscular y en menor medida la función muscular3, 18. A continuación, se describe a detalle el papel del ejercicio y la suplementación proteica en la sarcopenia:
Ejercicio de resistencia
Este es eficaz para mejorar la fuerza y masa muscular. Para que el ejercicio sea efectivo se deben tomar en cuenta tres principios que son la especificidad del ejercicio, la sobrecarga relaciona al peso y la progresión. Existen estudios que han demostrado mejora con una o dos sesiones de entrenamiento por semana y con intensidades bajas como el 50% de una repetición máxima en personas con sarcopenia, sin embargo, se pueden necesitar intensidades y frecuencias más altas para producir ganancias óptimas. También, se recomiendan rutinas de ejercicios mixtas, que incluyan ejercicio aeróbico para controlar comorbilidades y afecciones relacionadas con la edad3,19.
Ingesta proteica
Los adultos mayores tienen una tasa de catabolismo proteico mayor, por lo que sus necesidades de proteína son superiores. Dicho requerimiento se describe que es proporcional al peso y a la composición corporal pero no a la ingesta de energía ya que se reduce con el envejecimiento. Por lo que en la sarcopenia es fundamental la adecuada incorporación de proteínas en la dieta, sin embargo, la suplementación proteica puede ser de utilidad en pacientes que presentan un estado nutricional subóptimo para preservar la masa muscular y evitar la atrofia muscular19.
Con respecto al tratamiento farmacológico para la sarcopenia, la FDA (Administración de medicamentos y Alimentos) no ha aprobado ningún fármaco específico para el tratamiento de la sarcopenia, algunas clases de medicamentos como la testosterona y la hormona de crecimiento pueden tener efectos beneficiosos sin embargo su uso está limitado y condicionado por los efectos adversos3. A su vez, se ha descrito la suplementación con vitamina D para dicha condición, ya que algunas revisiones establecen que aumenta la fuerza muscular, pero no tiene efecto sobre la masa muscular; sin embargo, existe poca evidencia al respecto18.
Conclusiones
Se determina la fragilidad fenotípica como síndrome geriátrico que comprende un estado de vulnerabilidad para el paciente basado en la determinación de tres de cinco criterios que corresponden a pérdida de peso involuntaria, agotamiento, debilidad, marcha lenta y la inactividad física. Mientras que la sarcopenia se reconoce como condición no exclusiva de la población adulta mayor basada en la medición de tres variables las cuales son masa muscular, fuerza muscular y el rendimiento físico.
En conclusión, se debe reconocer a la fragilidad y a la sarcopenia como entidades clínicas distintas que se presentan de manera frecuente en el adulto mayor y es usual que ambas coexistan debido a que comparten procesos fisiopatológicos tales como hormonales, inflamatorios y relacionados con la fuerza muscular. Además, se debe reconocer la sarcopenia como importante factor predisponente del estado de fragilidad ya que comprender su relación favorece direccionar de manera eficaz la prevención, la evaluación, manejo y medidas terapéuticas de dichas condiciones.
Referente al manejo terapéutico de la fragilidad y la sarcopenia, se establece el ejercicio físico y adecuada ingesta nutricional o suplementaria como pilares terapéuticos. Además, se debe reconocer la importancia del abordaje multidisciplinario en adulto mayor ya que debido al estado de fragilidad al ser complejo naturalmente lo compromete a nivel multifactorial afectando sus esferas física, psicológica, conductual, cognitiva y social. Por lo que el abordaje integral es indispensable para proporcionar una óptima atención terapéutica.
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