Hemotórax: etiología, diagnóstico y tratamiento
Autora principal: Dr. Mariana Bolaños Castro
Vol. XX; nº 09; 417
Hemothorax: etiology, diagnosis and treatment
Fecha de recepción: 5 de marzo de 2025
Fecha de aceptación: 29 de abril de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XX. Número 09 Primera quincena de mayo de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 09; 417
Autores:
Dr. Mariana Bolaños Castro
Médico general, investigadora Independiente. Cartago, Costa Rica.
Orcid: 0009-0004-9958-0996
Código Medico 18299
Dr. Marjorie Jara Rodríguez
Médico general, investigadora Independiente. Cartago, Costa Rica.
Orcid: 0000-0002-1586-6865
Código Medico 18387
Dr. Angie Fiorella Vindas González
Médico general, investigadora Independiente. Cartago, Costa Rica.
Orcid: 0009-0002-8967-5997
Código Medico 18193
Dr. Keisy Alfaro Cordero
Médico general, investigadora Independiente. Cartago, Costa Rica.
Orcid: 0000-0002-5154-9154
Código Medico 17323
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.
Palabras clave: Hemotórax, cavidad pleural, protocolo eFAST, toracotomía, cirugía videoasistida, complicaciones pleurales.
Key words: Hemothorax, pleural cavity, eFAST protocol, thoracotomy, video-assisted surgery, pleural complications.
Resumen:
El hemotórax es una acumulación de sangre en la cavidad pleural, que puede resultar de traumatismos, procedimientos quirúrgicos o eventos vasculares espontáneos. Esta condición representa una urgencia médica debido a su potencial para causar insuficiencia respiratoria e inestabilidad hemodinámica. El diagnóstico temprano y el manejo adecuado son esenciales para evitar complicaciones graves, como empiema y fibrosis pleural. Entre las causas más comunes destacan las fracturas costales y las heridas penetrantes en el tórax, mientras que las causas no traumáticas incluyen complicaciones quirúrgicas y coagulopatías.
El diagnóstico se basa en la historia clínica, el examen físico y estudios de imagen. La radiografía de tórax y la tomografía computarizada son fundamentales, pero el protocolo eFAST ha ganado relevancia por su rapidez y precisión en la evaluación de pacientes en situaciones de urgencia. El tratamiento inicial busca estabilizar al paciente mediante reanimación hemodinámica, oxigenoterapia y drenaje pleural para evacuar la sangre acumulada. En casos más complejos, la toracotomía abierta o la cirugía videoasistida son necesarias para controlar el sangrado y prevenir secuelas.
Esta revisión aborda la fisiopatología, el diagnóstico y las estrategias terapéuticas del hemotórax, destacando el papel clave del protocolo eFAST en el manejo rápido y efectivo. Además, se resalta la importancia del monitoreo constante para la detección de complicaciones y la necesidad de tratamientos específicos en casos no traumáticos, mejorando así el pronóstico y la calidad de vida del paciente.
Abstract:
Hemothorax is an accumulation of blood in the pleural cavity, which can result from trauma, surgical procedures, or spontaneous vascular events. This condition represents a medical emergency due to its potential to cause respiratory failure and hemodynamic instability. Early diagnosis and appropriate management are essential to avoid serious complications, such as empyema and pleural fibrosis. Common causes include rib fractures and penetrating chest wounds, while nontraumatic causes include surgical complications and coagulopathies.
Diagnosis is based on clinical history, physical examination, and imaging studies. Chest X-ray and CT are essential, but the eFAST protocol has gained relevance for its speed and accuracy in evaluating patients in emergency situations. Initial treatment seeks to stabilize the patient through hemodynamic resuscitation, oxygen therapy, and pleural drainage to evacuate accumulated blood. In more complex cases, open thoracotomy or video-assisted surgery are necessary to control bleeding and prevent sequelae.
This review addresses the pathophysiology, diagnosis, and therapeutic strategies of hemothorax, highlighting the key role of the eFAST protocol in rapid and effective management. In addition, the importance of constant monitoring for the detection of complications and the need for specific treatments in non-traumatic cases are highlighted, thus improving the patient’s prognosis and quality of life.
Introducción:
El hemotórax es una condición médica caracterizada por la acumulación de sangre en la cavidad pleural, lo que puede ocurrir debido a traumatismos, procedimientos quirúrgicos o rupturas vasculares espontáneas. Desde una perspectiva clínica, el hemotórax es significativo debido a su capacidad para causar dificultad respiratoria e inestabilidad hemodinámica, lo que requiere un diagnóstico temprano y una intervención rápida. La prevalencia y los factores de riesgo para el hemotórax varían, siendo los traumatismos y ciertas condiciones médicas contribuyentes notables (1; 2).
Esta afección se define como la presencia de sangre en el espacio pleural, lo que puede ser causado por diversas razones, como traumatismos, complicaciones quirúrgicas o eventos vasculares espontáneos (1; 2). En muchos casos, se asocia con otras condiciones, como el hemopneumotórax, que es cuando tanto aire como sangre se encuentran en la cavidad pleural (1).
El hemotórax puede conducir a complicaciones potencialmente mortales si no se maneja de manera oportuna, incluyendo insuficiencia respiratoria y shock debido a la pérdida significativa de sangre (1; 3). Entre las estrategias de manejo se incluyen el drenaje torácico, la embolización arterial transcatéter y, en algunos casos, intervenciones quirúrgicas (2; 3). En situaciones de hemotórax tardío, especialmente tras traumatismos, se presentan desafíos tanto diagnósticos como terapéuticos, lo que resalta la necesidad de un monitoreo vigilante para detectar complicaciones a tiempo (5).
Aunque el hemotórax es relativamente raro, puede ocurrir tras traumatismos torácicos contundentes o penetrantes, procedimientos quirúrgicos como biopsias hepáticas o de manera espontánea en condiciones como la neurofibromatosis tipo 1 (3; 2; 5). Los factores de riesgo incluyen malformaciones vasculares, como las que se observan en la neurofibromatosis, y complicaciones de procedimientos, como lesiones en la arteria musculofrénica durante una biopsia hepática (2; 3).
El objetivo de este artículo de revisión es proporcionar una visión integral sobre el hemotórax, abarcando su definición, etiología, fisiopatología, diagnóstico y tratamiento, con especial énfasis en el uso del protocolo eFAST como herramienta clave para el manejo rápido y efectivo en situaciones de urgencia. Asimismo, se busca destacar los factores de riesgo y las causas traumáticas y no traumáticas asociadas al hemotórax, describir los métodos diagnósticos más relevantes y las estrategias terapéuticas actuales, incluyendo el drenaje pleural, las intervenciones quirúrgicas y los tratamientos específicos para causas no traumáticas.
Metodología:
Para el diseño de esta investigación sobre el hemotórax, con un enfoque en su etiología, diagnóstico y tratamiento, se realizó una revisión bibliográfica exhaustiva. Esta revisión incluyó aspectos clave como la definición del hemotórax, su relevancia clínica, las causas traumáticas y no traumáticas, los métodos diagnósticos más utilizados y las estrategias terapéuticas actuales, con especial énfasis en el uso del protocolo eFAST como herramienta en el manejo de pacientes en situaciones de urgencia. Se consultaron bases de datos científicas reconocidas, como PubMed, Scopus y Web of Science, por su alta calidad y relevancia en temas de medicina de urgencias, radiología y cirugía torácica.
Se aplicaron rigurosos criterios de inclusión y exclusión para garantizar la calidad y pertinencia de la información seleccionada. Los criterios de inclusión consideraron estudios publicados entre 2020 y 2025, en inglés o español, que presentaran datos relevantes sobre la etiología, diagnóstico, manejo terapéutico y complicaciones asociadas al hemotórax. Se excluyeron estudios con datos incompletos, publicaciones duplicadas o aquellas que no contaran con revisión por pares. Las palabras clave utilizadas en la búsqueda fueron: Hemotórax, cavidad pleural, protocolo eFAST, toracotomía, cirugía videoasistida, complicaciones pleurales.
La búsqueda inicial arrojó 26 fuentes relevantes, que incluyeron artículos originales, revisiones sistemáticas, estudios clínicos y guías de práctica clínica. A partir de estas fuentes, se realizó un análisis exhaustivo para extraer datos sobre las causas traumáticas y no traumáticas del hemotórax, la aplicación del protocolo eFAST en el diagnóstico y tratamiento, las intervenciones quirúrgicas más utilizadas, y las complicaciones frecuentes como el empiema y la fibrosis pleural.
El análisis de la información se llevó a cabo utilizando un enfoque cualitativo y comparativo. Los hallazgos clave fueron sintetizados y organizados en categorías temáticas, lo que permitió identificar patrones epidemiológicos, métodos diagnósticos más eficaces, complicaciones frecuentes y avances en el tratamiento del hemotórax. Este enfoque integral proporciona una visión estructurada del estado actual del conocimiento sobre el hemotórax y las oportunidades para optimizar su manejo clínico y prevenir complicaciones en pacientes de alto riesgo.
Etiología:
El hemotórax puede tener diversas causas, tanto traumáticas como no traumáticas, y su correcta identificación es fundamental para un manejo adecuado. Las causas traumáticas son las más frecuentes e incluyen el traumatismo torácico y las fracturas costales. Las fracturas costales, especialmente aquellas desplazadas, representan un factor de riesgo significativo para el desarrollo de hemotórax. Estas lesiones suelen estar asociadas con traumatismos torácicos cerrados y, en muchos casos, se presentan junto con contusiones pulmonares o un hemotórax o neumotórax mínimo inicial, que pueden evolucionar a un hemotórax tardío si no se detectan y tratan a tiempo (5). Además, las contusiones pulmonares y las heridas penetrantes en el tórax pueden causar directamente sangrado en el espacio pleural, lo que requiere una intervención médica inmediata para evitar complicaciones graves (6).
Por otro lado, el hemotórax también puede ser causado por situaciones no traumáticas, entre las que destacan las complicaciones quirúrgicas. El sangrado posquirúrgico es una causa reconocida de hemotórax, especialmente después de procedimientos torácicos como la cirugía pulmonar o cardíaca (7). En estos casos, el desarrollo de hemotórax puede ser inmediato o tardío, dependiendo de la extensión de la lesión vascular y el manejo inicial del paciente. Las enfermedades pulmonares, como la neumonía, el cáncer de pulmón y la tuberculosis, también pueden provocar hemotórax debido a la afectación vascular o la necrosis tisular, lo que aumenta el riesgo de sangrado en el espacio pleural (8).
Entre las condiciones que predisponen a la aparición espontánea de hemotórax se encuentran las coagulopatías y los trastornos de la hemostasia, los cuales aumentan la probabilidad de sangrado sin necesidad de un antecedente traumático evidente. Una causa menos frecuente, pero potencialmente fatal, es la ruptura o filtración de un aneurisma de la aorta torácica, lo que puede ocasionar hemotórax masivo y comprometer rápidamente la vida del paciente si no se diagnostica a tiempo (8).
Existen otros factores predisponentes que también deben ser considerados. El uso de anticoagulantes es un elemento clave, ya que estos medicamentos incrementan el riesgo de sangrado en personas susceptibles, favoreciendo la aparición de hemotórax incluso en ausencia de traumatismo evidente (8). Del mismo modo, las cirugías torácicas previas representan otro factor de riesgo importante. La presencia de tejido cicatricial y la alteración anatómica secundaria a procedimientos quirúrgicos pueden predisponer al paciente a desarrollar hemotórax en el futuro, especialmente si existen nuevas lesiones o complicaciones vasculares asociadas (7).
Fisiopatología:
La acumulación de sangre en la cavidad pleural suele ser consecuencia de traumatismos o causas iatrogénicas. Entre estas últimas, la retirada de catéteres es una causa frecuente, ya que puede provocar daño en los vasos intercostales, generando sangrado en el espacio pleural (9). En el contexto de las fracturas costales, el riesgo de hemotórax aumenta de manera proporcional al número y al desplazamiento de las fracturas. La presencia de contusiones pulmonares asociadas agrava aún más este riesgo, incrementando la posibilidad de acumulación de sangre en el espacio pleural (5).
La acumulación de sangre en el espacio pleural desencadena una respuesta inflamatoria local caracterizada por inflamación de la pleura y, en algunos casos, desarrollo de fibrosis pleural (10). Esta inflamación es parte de la respuesta del organismo para intentar reparar el daño tisular, pero también puede generar adherencias y engrosamiento pleural, complicando el cuadro clínico y dificultando la reexpansión pulmonar. Desde el punto de vista hemodinámico, la pérdida significativa de sangre puede conducir a un cuadro de choque hemorrágico, especialmente en casos de hemotórax espontáneo asociado a infecciones recientes, como las observadas tras la infección por COVID-19 (11).
El hemotórax no solo afecta la dinámica hemodinámica, sino también la función respiratoria y cardiovascular. La acumulación de sangre en la cavidad pleural reduce el volumen pulmonar disponible para la ventilación, generando disnea y disminución de la capacidad respiratoria (11). Esto se traduce en una limitación funcional progresiva, especialmente en pacientes con enfermedades pulmonares subyacentes. A nivel cardiovascular, el hemotórax puede provocar una disminución del gasto cardíaco debido a la hipovolemia, lo que, en casos severos, puede derivar en un choque cardiogénico que requiere intervención urgente (9).
Diagnóstico:
Los pacientes con hemotórax suelen presentarse con síntomas característicos, entre los cuales el dolor torácico y la disnea son los más comunes, reportados en el 97,56% y el 48,78% de los casos, respectivamente (12). Estos síntomas reflejan la afectación respiratoria y la acumulación de sangre en la cavidad pleural, lo que compromete la función pulmonar y genera una sensación de dificultad respiratoria. Además, el antecedente médico juega un papel fundamental en la evaluación clínica, ya que lesiones previas, cirugías torácicas recientes o tratamientos con anticoagulantes aumentan el riesgo de desarrollar hemotórax (13).
Durante el examen físico, la auscultación y la percusión del tórax permiten identificar hallazgos sugestivos de hemotórax. La disminución de los ruidos respiratorios, la matidez a la percusión y la reducción del frémito táctil son signos frecuentes, observados en el 78,05% de los casos. En situaciones más severas, pueden presentarse desviación traqueal y cianosis, lo que indica un compromiso respiratorio grave, aunque no se especifican datos concretos sobre la frecuencia de estos signos en la bibliografía revisada. Estos hallazgos clínicos deben interpretarse en conjunto con la historia clínica y los antecedentes del paciente para orientar el diagnóstico (12).
Las pruebas de imagen son esenciales para confirmar la presencia de hemotórax y determinar su gravedad. La radiografía de tórax es la herramienta de primera línea para la evaluación inicial, permitiendo detectar derrames pleurales y otras anomalías torácicas (14). En casos más complejos, la tomografía computarizada (TC) proporciona imágenes detalladas que facilitan la identificación del origen del sangrado, siendo especialmente útil cuando el hemotórax se asocia con lesiones múltiples o estructuras vasculares comprometidas (13). Por otro lado, la ecografía torácica es una técnica valiosa en contextos de urgencia, particularmente a través del protocolo eFAST (Extended Focused Assessment with Sonography for Trauma), ya que permite una evaluación rápida y precisa del líquido pleural (14).
El análisis de laboratorio complementa el diagnóstico mediante la evaluación del estado respiratorio y la función hemodinámica del paciente. El análisis de gases arteriales permite detectar hipoxemia y valorar el grado de compromiso respiratorio, aunque los hallazgos específicos no se detallan en los estudios disponibles. Por su parte, el hemograma y las pruebas de coagulación son fundamentales para evaluar la magnitud de la pérdida sanguínea y el estado de la coagulación, especialmente en pacientes en tratamiento con anticoagulantes, quienes presentan un mayor riesgo de complicaciones hemorrágicas (13).
Tratamiento:
El manejo inicial del hemotórax requiere una estabilización hemodinámica inmediata, especialmente en casos de hemotórax masivo, donde existe el riesgo de complicaciones potencialmente mortales. La reanimación con líquidos es fundamental para restaurar el volumen intravascular, y la transfusión de sangre debe considerarse en situaciones de pérdida significativa de sangre (15). Paralelamente, el manejo del compromiso respiratorio resulta esencial para asegurar una adecuada ventilación y oxigenación del paciente. Esto puede implicar la administración de oxígeno suplementario o, en casos más graves, la necesidad de ventilación mecánica para mantener la función respiratoria (16).
El drenaje pleural es uno de los pilares del tratamiento del hemotórax. La inserción de un tubo torácico está indicada para evacuar la sangre acumulada y prevenir complicaciones como el fibrotrax. Este procedimiento implica la colocación de un tubo en el espacio pleural para permitir el drenaje, pero no está exento de riesgos, incluyendo infecciones locales y el desarrollo de edema pulmonar por reexpansión, una complicación rara pero potencialmente grave (17).
Cuando el hemotórax no se resuelve con el drenaje torácico o cuando la cantidad de sangre es masiva y persistente, se debe considerar el manejo quirúrgico. En estos casos, la toracotomía abierta es la intervención indicada para controlar el sangrado y evacuar el hemotórax organizado. Sin embargo, en ciertas situaciones, la cirugía videoasistida ofrece una alternativa mínimamente invasiva, especialmente útil para el manejo de hemotórax organizados, reduciendo el tiempo de recuperación y las complicaciones postoperatorias (15; 18).
El tratamiento de las causas no traumáticas del hemotórax requiere un enfoque específico, dependiendo del origen del sangrado. La embolización arterial transcatéter es una opción terapéutica efectiva en casos de hemorragia activa, particularmente cuando hay anomalías de la arteria bronquial. Aunque esta técnica puede controlar el sangrado de forma aguda, no siempre garantiza una resolución a largo plazo (18). Además, en pacientes con coagulopatías subyacentes, es crucial abordar y corregir estos trastornos para prevenir nuevas hemorragias y mejorar el pronóstico general. La optimización del tratamiento anticoagulante o la administración de factores de coagulación según el caso son fundamentales para minimizar el riesgo de complicaciones hemorrágicas adicionales (15).
Protocolo eFAST:
El protocolo eFAST representa una ampliación del examen FAST tradicional, incluyendo vistas adicionales para la evaluación de la cavidad torácica. Este protocolo está diseñado para realizarse de manera rápida, generalmente en un tiempo de 2 a 3 minutos, sin retrasar el manejo clínico, especialmente en escenarios de atención prehospitalaria y en servicios de urgencias. El eFAST no solo permite la detección de líquido libre en el abdomen y la evaluación de derrames pericárdicos, sino que también facilita la identificación de neumotórax y hemotórax. Su alta sensibilidad y especificidad lo convierten en una herramienta clave para detectar líquido en los recesos torácicos y abdominales, mejorando significativamente el diagnóstico temprano (19).
El uso de ultrasonido en el manejo del hemotórax traumático ofrece múltiples ventajas. Este método es no invasivo, portátil y permite la obtención de imágenes (20). Gracias a su alta sensibilidad y especificidad, el ultrasonido facilita la detección precoz de complicaciones como el hemotórax, permitiendo intervenciones tempranas y el monitoreo continuo durante el cuidado del paciente. A diferencia de las imágenes tradicionales, como la radiografía de tórax, el ultrasonido puede realizarse junto a la cama del paciente, reduciendo la necesidad de transporte y la exposición a radiación (21).
Una de las aplicaciones clave del protocolo eFAST es guiar la toma de decisiones terapéuticas y monitorear el progreso del hemotórax. El ultrasonido ayuda a determinar la presencia y el tamaño del hemotórax, lo que es crucial para decidir la necesidad de intervenciones como la toracostomía con tubo (22). Además, el monitoreo continuo con eFAST permite evaluar la evolución del hemotórax y determinar si el manejo conservador es efectivo o si se requiere una intervención adicional. La capacidad de detectar cambios en tiempo real facilita ajustes oportunos en la estrategia terapéutica, mejorando así los resultados clínicos y reduciendo las complicaciones asociadas al hemotórax (20).
Pronóstico y complicaciones:
El pronóstico del hemotórax está influenciado por varios factores relacionados con la gravedad de la lesión inicial, la detección oportuna y la gestión adecuada de posibles complicaciones. La severidad de la lesión inicial desempeña un papel crucial en la evolución clínica del paciente. El tamaño y la progresión del hemotórax son indicadores importantes. Un incremento en su volumen requiere intervenciones como la toracostomía con tubo, y la demora en su manejo se asocia con un peor pronóstico (22). En particular, el hemotórax oculto o retardado, conocido como hemotórax diferido, puede generar complicaciones graves si no se identifica a tiempo. En este contexto, se están desarrollando modelos predictivos para identificar pacientes en riesgo, lo que subraya la importancia de una monitorización cuidadosa y constante (23).
Entre las complicaciones más relevantes, la infección del espacio pleural, o empiema, constituye una preocupación significativa. Si la evacuación del contenido hemático no es adecuada, se incrementa el riesgo de empiema, complicando la recuperación y requiriendo intervenciones adicionales, como drenaje pleural prolongado o incluso procedimientos quirúrgicos. Otra complicación importante es la fibrosis pleural, resultado de la inflamación crónica y la resolución incompleta del hemotórax. Esta condición puede restringir la función pulmonar, causando problemas respiratorios a largo plazo y afectando la calidad de vida del paciente (22).
En los casos más severos, el hemotórax complicado por empiema o fibrosis puede derivar en insuficiencia respiratoria, lo que implica la necesidad de cuidados intensivos y prolonga el proceso de recuperación (15). Dado este riesgo, es fundamental adoptar un enfoque integral de manejo que incluya la detección precoz de complicaciones y una intervención rápida.
El seguimiento a largo plazo resulta esencial para garantizar mejores resultados clínicos y prevenir recurrencias. En enfermedades como el síndrome de Ehlers-Danlos vascular, el riesgo de hemotórax recurrente es elevado, lo que hace indispensable la consejería genética y revisiones periódicas para identificar signos tempranos de complicaciones graves (24). Asimismo, el seguimiento permite la detección oportuna de complicaciones como la fibrosis pleural o el empiema, facilitando su manejo temprano y mejorando el pronóstico general del paciente (22).
Prevención:
El monitoreo estrecho en pacientes de alto riesgo es una estrategia clave para la prevención y detección temprana de hemotórax, especialmente en aquellos con fracturas costales, como los pacientes ancianos. Estas personas tienen mayor predisposición a desarrollar hemotórax diferido, por lo que es fundamental mantener una observación continua para identificar síntomas como disnea y dolor torácico en etapas tempranas. La evaluación regular de los signos vitales, junto con el uso de estudios de imagen como radiografías de tórax, permite detectar cambios sugestivos de acumulación de sangre en el espacio pleural y tomar decisiones terapéuticas oportunas (25).
En el contexto de lesiones torácicas, las medidas preventivas desempeñan un papel importante para reducir la incidencia de complicaciones. La intervención temprana, como la colocación de un tubo de drenaje pleural, puede ser necesaria en casos de trauma torácico contundente para evitar la progresión del hemotórax. Sin embargo, no todos los pacientes requieren procedimientos invasivos. En situaciones en las que el tamaño del hemotórax no aumenta y el estado clínico del paciente permanece estable, el manejo conservador o expectante puede ser una opción adecuada (22).
La educación y el cuidado preventivo también son fundamentales para evitar complicaciones posquirúrgicas que puedan llevar a un hemotórax. El cuidado de enfermería desempeña un papel crucial en este sentido, especialmente mediante la implementación de ejercicios respiratorios y la movilización temprana, lo que ayuda a prevenir complicaciones pulmonares posoperatorias (26). Además, la educación del paciente es esencial para garantizar una recuperación segura. Informar a los pacientes sobre la importancia de comunicar síntomas de manera oportuna y de seguir las indicaciones postoperatorias puede reducir el riesgo de complicaciones como el hemotórax tras procedimientos como la biopsia hepática (2).
Conclusiones:
El diagnóstico precoz y el manejo oportuno del hemotórax son fundamentales para prevenir complicaciones graves, como el shock hemorrágico, la insuficiencia respiratoria y el desarrollo de empiema. En este contexto, el protocolo eFAST ha emergido como una herramienta crucial en la evaluación inicial del paciente politraumatizado. Su capacidad para detectar rápidamente hemotórax y otras lesiones intratorácicas permite a los médicos tomar decisiones críticas de manera más eficiente, optimizando el manejo clínico y mejorando significativamente la supervivencia en situaciones de urgencia.
El hemotórax tiene una etiología variada, con causas traumáticas y no traumáticas que requieren enfoques diagnósticos diferenciados. Entre las causas no traumáticas, destacan los procedimientos quirúrgicos torácicos, el uso de anticoagulantes y los trastornos vasculares, como el aneurisma de aorta torácica. Factores de riesgo como traumatismos penetrantes, fracturas costales o enfermedades pulmonares subyacentes aumentan la susceptibilidad. Identificar la causa subyacente es clave para instaurar un tratamiento adecuado, minimizar las recurrencias y evitar complicaciones a largo plazo.
El tratamiento del hemotórax debe adaptarse a la severidad del cuadro clínico y a las condiciones del paciente. Las opciones terapéuticas van desde el drenaje pleural con tubo torácico hasta procedimientos quirúrgicos avanzados, como la toracotomía o la videotoracoscopía en casos complejos. Un enfoque multidisciplinario, que involucre a especialistas en cirugía torácica, cuidados intensivos y radiología intervencionista, resulta esencial para reducir complicaciones como la infección pleural, el empiema y la fibrosis. La intervención oportuna y coordinada mejora no solo la recuperación del paciente, sino también su calidad de vida a largo plazo.
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