4.2 COLCHÓN DE VACÍO
Se trata de un colchón relleno de perlita de poliestireno expandido de 2 milímetros, que es un material sintético, ligero y aislante. Tiene una dimensiones de 80×210 centímetros e incorpora una válvula de apertura y cierre, con sistema de seguridad, a la que se incluye una bomba que permite hacer el vacío adaptándose así a cualquier forma del cuerpo.
Diseñado principalmente para politraumatismos en caso de sospecha de lesiones en la columna vertebral, pelvis y extremidades siempre y cuando se complemente con un collarín cervical y con las correas de sujeción que dispone el colchón. Se recomienda especialmente para evacuaciones aéreas, terrestres… pues absorbe gran parte de las vibraciones, aísla al paciente e inmoviliza las lesiones en la posición que se realice el vacío. Este se puede realizar mediante una bomba de aspiración o con un aspirador de secreciones, adquiere una gran rigidez que garantiza la inmovilización del paciente una vez colocado en la superficie, a la vez que se adapta a las curvaturas fisiológicas y patológicas de todo el cuerpo, impidiendo, su desplazamiento.
Además posibilita lateralizar al paciente si vomita (moviendo el colchón en bloque y permaneciendo la víctima inmovilizada) y trasladar a embarazadas en decúbito lateral izquierdo, colocando algún objeto bajo la zona lateral derecha del colchón (una toalla enrollada por ejemplo).
Es compatible con RX y con RNM. Su color internacional es el naranja ver figura 4
La desventaja de esta inmovilización es que no se puede utilizar sin un soporte rígido debajo ya sea con un tablero espinal o una camilla de cuchara, ya que se pueden producir arqueamientos.
En los traslados aéreos, se debe tener en cuenta la altura al disminuir la presión atmosférica, lo que conlleva que el colchón de vacío puede perder consistencia y, por tanto, su rigidez.
4.3 COLLARÍN CERVICAL (ver figura 5)
Cuando existe sospecha de inestabilidad de la columna cervical o no es posible descartarla, es imperioso practicar inmediatamente la inmovilización manual de la cabeza. La técnica consiste en tomar la cabeza del paciente entre ambas manos y llevarla a la posición neutra. Posteriormente esta maniobra se sustituye con la colocación del collarín cervical, lo ideal es que esta maniobra se realice siempre entre dos personas, una haciendo la tracción y otra colocando el collarín.
Los collarines son, por tanto, el primer elemento de inmovilización aunque hay que puntualizar que no inmovilizan al 100% la columna cervical.
Algunas características comunes, deben:
– Apoyar el peso de la cabeza en posición neutra
– Evitar los movimientos laterales, rotacionales y antero-posteriores de la cabeza
– Ser cómodos, compactos, radiotransparentes
– De fácil colocación
– No deben alterar la posición ni la función de estructuras importantes de las vías respiratorias, ni afectar de manera adversa la circulación cerebral
– Existir diversidad de tallas
Existen diferentes tipos:
- Blandos (goma-espuma o plástico)
- Semirrígidos
- Rígidos: Thomas y Philadelphia o Somi
El más común en una ambulancia es el collarín de tipo Philadelphia. Se caracteriza porque es una ortesis bivalva que se coloca y adapta al paciente en la zona cervical, y que tiene un apoyo occipital y otro para el mentón, con el objetivo de disminuir la movilidad de esa región y aliviar el dolor. Presentan dos orificios, uno en la cara anterior que permite el acceso al cuello para poder valorar al pulso carotídeo y llevar a cabo otras manipulaciones de urgencias, entre ellas poder realizar una traqueostomía, y un segundo orificio en la cara posterior, el cual permite visualizar la presencia de otorragia.
El collarín Philadelphia está fabricado en termoplástico moldeable a baja temperatura, generalmente plastazote de 10 mm de espesor, y reforzado con piezas de termoplástico rígido en la zona anterior y posterior, que le dan consistencia y estabilidad. El cierre de las valvas se hace con tiras de velcro. En cuanto a un almacenamiento es fácil, ya que algunos modelos pueden aplanarse.
Por tanto, es un solo collarín con sencillos sistemas de anclajes y que consigue varias tallas, con lo cual se reducen costes, espacio de almacenamiento y facilita su colocación.
4.4 CORREAS
La “Araña” es el nombre que recibe el sistema de correas de sujeción para asegurar al paciente a un tablero espinal, camilla de cuchara… El material del que está realizado es el polipropileno, y se complementa con unas tiras de velcro (ver fig. 6).
Este dispositivo está constituido por un conjunto de seis correas unidas con diez puntos de fijación; dos correas son para sujetar la espalda y otras cuatro son para el torso y las piernas. Para facilitar su uso, se han aplicado códigos de colores.
Es radio-compatible.
4.5 FÉRULA DE TRACCIÓN (ver fig. 7)
Dispositivo diseñado para la realización de una tracción mecánica lineal para ayudar a realinear fracturas, evitando el uso de pesos de tracción.
Está especialmente indicada en las fracturas distales de fémur y proximales de tibia, no siendo útil en las de cadera, rodilla, tobillo y pie.
Es un sistema que nos permite realizar la tracción de forma rápida y eficaz, sobre fracturas de huesos largos de las extremidades inferiores para evitar posteriores lesiones vasculares y nerviosas y reducir la pérdida de sangre.
Está compuesta, entre otros, por material metálico, por lo que no es compatible con RX ni con RNM.
4.6 FÉRULA DE VACÍO (ver figura 8)
Es un elemento de inmovilización de extremidades con forma de saco neumático, fabricado de material sintético y aislante. Está formado por relleno de material aislante con doble cámara en cuyo interior hay pequeñas partículas, que se moldea a la