Mecanismos patofisiológicos, diagnóstico y avances en el tratamiento de la Pancreatitis Crónica
Autora principal: Dra. Mariola Johanna Sánchez Mora
Vol. XX; nº 09; 433
Pathophysiological mechanisms, diagnosis, and advancements in the treatment of Chronic Pancreatitis
Fecha de recepción: 31 de marzo de 2025
Fecha de aceptación: 5 de mayo de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XX. Número 09 Primera quincena de mayo de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 09; 433
Autores:
- Dra. Mariola Johanna Sánchez Mora. Médico General, Investigadora Independiente. San José, Costa Rica. https://orcid.org/0009-0006-2971-608X
- Dr. Jorge Arturo Trejos Saborío. Médico General, Investigador Independiente. San José, Costa Rica. https://orcid.org/0009-0005-6437-2254
- Dra. Valeria Azofeifa Delgado. Médico General, Investigadora Independiente. San José, Costa Rica. https://orcid.org/0000-0001-5062-9243
- Dra. Lorna Murillo Vargas. Médico General, Investigadora Independiente. Alajuela, Costa Rica. https://orcid.org/0009-0001-1451-3822
- Dr. Melvin Francisco Brenes Durán. Médico General, Investigador Independiente. Alajuela, Costa Rica. https://orcid.org/0009-0002-6485-3881
Declaración de buenas prácticas
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.
La investigación se ha realizado siguiendo las pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Este manuscrito no cuenta con imágenes o gráficos ni datos específicos de pacientes.
RESUMEN
La pancreatitis crónica es una enfermedad inflamatoria progresiva del páncreas que conlleva daño irreversible en su estructura y función. Su fisiopatología está marcada por el estrés oxidativo, la disfunción mitocondrial y la inflamación crónica, lo que provoca fibrosis pancreática y pérdida de la función exocrina y endocrina. La activación de enzimas como la NADPH oxidasa 1 y la CYP2E1 favorece la producción de especies reactivas de oxígeno, lo que agrava la apoptosis celular y la inflamación persistente. Además, la metaplasia acinar-ductal, inducida por la disfunción mitocondrial, contribuye a la progresión de la enfermedad.
Los factores genéticos juegan un papel fundamental en la susceptibilidad a la pancreatitis crónica. La hipótesis del «doble acierto» sugiere que mutaciones en células acinares y ductales alteran la función pancreática, facilitando la inflamación crónica. Proteínas mal plegadas y mutaciones en genes clave, como KLF5, están asociadas con la progresión de la enfermedad. Además, factores ambientales como el consumo crónico de alcohol y tabaco tienen un efecto sinérgico en el daño pancreático, aumentando la inflamación y la fibrosis.
El diagnóstico de la pancreatitis crónica se basa en biomarcadores séricos y estudios de imagen. Biomarcadores como la osteoactivina y la fibronectina permiten la detección temprana y el monitoreo de la progresión de la enfermedad. La ecografía endoscópica, la tomografía computarizada y la resonancia magnética son herramientas esenciales para evaluar el daño pancreático.
El tratamiento incluye manejo del dolor, terapia nutricional y control de la diabetes pancreatogénica. En casos avanzados, se emplean enfoques quirúrgicos y endoscópicos para aliviar síntomas y complicaciones.
PALABRAS CLAVE: pancreatitis crónica, inflamación, fibrosis pancreática, estrés oxidativo, disfunción mitocondrial, factores genéticos.
ABSTRACT
Chronic pancreatitis is a progressive inflammatory disease of the pancreas that leads to irreversible damage to its structure and function. Its pathophysiology is marked by oxidative stress, mitochondrial dysfunction, and chronic inflammation, leading to pancreatic fibrosis and loss of exocrine and endocrine function. Activation of enzymes such as NADPH oxidase 1 and CYP2E1 promotes the production of reactive oxygen species, which worsens cell apoptosis and persistent inflammation. Furthermore, acinar-ductal metaplasia, induced by mitochondrial dysfunction, contributes to disease progression.
Genetic factors play a key role in susceptibility to chronic pancreatitis. The «double hit» hypothesis suggests that mutations in acinar and ductal cells alter pancreatic function, facilitating chronic inflammation. Misfolded proteins and mutations in key genes, such as KLF5, are associated with disease progression. Furthermore, environmental factors such as chronic alcohol and tobacco use have a synergistic effect on pancreatic damage, increasing inflammation and fibrosis.
The diagnosis of chronic pancreatitis is based on serum biomarkers and imaging studies. Biomarkers such as osteoactivin and fibronectin allow for early detection and monitoring of disease progression. Endoscopic ultrasound, computed tomography, and magnetic resonance imaging are essential tools for assessing pancreatic damage.
Treatment includes pain management, nutritional therapy, and control of pancreatogenic diabetes. In advanced cases, surgical and endoscopic approaches are used to relieve symptoms and complications.
KEY WORDS: chronic pancreatitis, inflammation, pancreatic fibrosis, oxidative stress, mitochondrial dysfunction, genetic factors.
INTRODUCCIÓN
La pancreatitis crónica es una enfermedad fibroinflamatoria progresiva del páncreas que se caracteriza por un daño irreversible en su estructura y función. Su relevancia clínica radica en su asociación con dolor abdominal intenso, insuficiencia exocrina y endocrina, y un mayor riesgo de desarrollar cáncer de páncreas. Estos factores no solo afectan la calidad de vida de los pacientes, sino que también representan una carga socioeconómica significativa para los sistemas de salud.(1,2)
La pancreatitis crónica se desarrolla principalmente como consecuencia de episodios recurrentes de pancreatitis aguda, lo que conduce a inflamación crónica y fibrosis del tejido pancreático.(2) A medida que la enfermedad progresa, se producen alteraciones estructurales que comprometen la función exocrina, lo que da lugar a insuficiencia enzimática y mala digestión, y la función endocrina, aumentando el riesgo de diabetes pancreatógena. Además, se ha identificado una relación entre la pancreatitis crónica y el desarrollo de enfermedades óseas metabólicas, como la osteoporosis, lo que subraya la naturaleza sistémica de la enfermedad.(1,3)
Desde un punto de vista epidemiológico, la prevalencia global de la pancreatitis crónica ha ido en aumento, lo que podría atribuirse a una mejor detección y diagnóstico de la enfermedad. Un aspecto particularmente preocupante es la alta incidencia de dolor abdominal crónico en estos pacientes, lo que afecta significativamente su calidad de vida y los lleva a requerir tratamiento analgésico prolongado. Esta situación no solo impacta la salud individual de los pacientes, sino que también supone un desafío en términos de manejo clínico y utilización de recursos sanitarios.(2)
Entre los factores de riesgo asociados con la pancreatitis crónica, las predisposiciones genéticas juegan un papel clave. Numerosos estudios han identificado variantes en genes específicos que aumentan la susceptibilidad a la enfermedad, sugiriendo una etiología multigénica.(4) Sin embargo, la influencia de los factores ambientales sigue siendo crucial en la progresión de la enfermedad. El consumo crónico de alcohol es uno de los principales desencadenantes de la inflamación pancreática, mientras que el tabaquismo se ha asociado con una progresión más rápida de la fibrosis pancreática y un mayor riesgo de complicaciones.(1)
Un modelo ampliamente aceptado en la fisiopatología de la pancreatitis crónica es la «hipótesis de los dos aciertos», que sugiere que las alteraciones genéticas predisponentes, combinadas con factores ambientales o adquiridos, conducen a la inflamación crónica y a la fibrosis pancreática. En este contexto, se ha identificado que las mutaciones que afectan tanto a las células acinares como a las ductales desempeñan un papel fundamental en la patogénesis de la enfermedad. Esta hipótesis respalda la necesidad de enfoques terapéuticos personalizados que consideren tanto la susceptibilidad genética como los factores modificables en el manejo de la pancreatitis crónica.(4)
El objetivo de esta revisión es analizar la fisiopatología, los factores de riesgo y la epidemiología de la pancreatitis crónica, así como evaluar los mecanismos genéticos y ambientales que contribuyen a su desarrollo y progresión. Se pretende comprender cómo la interacción entre predisposición genética y factores modificables influye en la evolución de la enfermedad, además de identificar estrategias de prevención y tratamiento que puedan mejorar el manejo clínico y la calidad de vida de los pacientes.
METODOLOGÍA
Para el desarrollo de esta investigación sobre la pancreatitis crónica, se llevó a cabo una revisión bibliográfica exhaustiva con el objetivo de analizar la fisiopatología, los factores de riesgo y la epidemiología de la enfermedad, así como evaluar los mecanismos genéticos y ambientales que contribuyen a su desarrollo y progresión. Esta revisión incluyó aspectos clave como la interacción entre predisposición genética y factores modificables, el impacto de la inflamación crónica en la función pancreática y las estrategias actuales de prevención y tratamiento.
Para garantizar la calidad y relevancia de la información seleccionada, se consultaron bases de datos científicas reconocidas, como PubMed, Scopus y Web of Science, debido a su prestigio y amplia cobertura en temas de gastroenterología, medicina interna y biología molecular. Se establecieron rigurosos criterios de inclusión y exclusión. Se incluyeron estudios publicados entre 2020 y 2025, en inglés o español, que abordaran la patogénesis de la pancreatitis crónica, los factores de riesgo asociados y las estrategias terapéuticas emergentes. Se excluyeron investigaciones con datos incompletos, publicaciones duplicadas o aquellas sin revisión por pares. Para la búsqueda, se utilizaron palabras clave como: Pancreatitis crónica, inflamación, fibrosis pancreática, estrés oxidativo, disfunción mitocondrial, factores genéticos.
La búsqueda inicial identificó 18 fuentes relevantes, entre las cuales se incluyeron artículos originales, revisiones sistemáticas, estudios clínicos y documentos de organismos especializados en gastroenterología. A partir de estas fuentes, se realizó un análisis detallado para extraer información sobre los mecanismos moleculares y celulares de la pancreatitis crónica, la relación entre genética y susceptibilidad a la enfermedad, y el impacto de los factores ambientales en su progresión.
El análisis se llevó a cabo utilizando enfoques cualitativos y comparativos. Se sintetizaron los hallazgos y se organizaron en categorías temáticas, lo que permitió identificar patrones en la evolución de la enfermedad, correlaciones entre predisposición genética y factores de riesgo modificables, así como el impacto de las intervenciones terapéuticas en la calidad de vida de los pacientes. Este enfoque integral ofrece una visión estructurada del estado actual del conocimiento sobre la pancreatitis crónica y sus implicaciones clínicas, destacando oportunidades para futuras investigaciones y el desarrollo de estrategias terapéuticas más precisas en gastroenterología.
MECANISMOS FISIOPATOLÓGICOS
El estrés oxidativo desempeña un papel central en la fisiopatología de la pancreatitis crónica, ya que su persistencia contribuye al daño celular progresivo y a la inflamación del tejido pancreático. En este contexto, la activación de la NADPH oxidasa 1 y la enzima CYP2E1 favorece la producción de especies reactivas de oxígeno, lo que promueve la apoptosis de las células acinares y la subsecuente fibrosis pancreática. Este proceso, a su vez, agrava la inflamación crónica, facilitando la transición hacia un estado de disfunción pancreática irreversible. La disfunción mitocondrial, que se intensifica como consecuencia del estrés oxidativo persistente, provoca un aumento en la generación de especies reactivas de oxígeno. Este fenómeno puede inducir la metaplasia acinar-ductal, un proceso clave en la patogenia de la pancreatitis crónica, en el cual las células acinares sufren una transformación hacia un fenotipo ductal, promoviendo la fibrosis y la pérdida progresiva de la función exocrina del páncreas.(5)
Además del impacto del estrés oxidativo, los factores genéticos desempeñan un papel relevante en la susceptibilidad a la pancreatitis crónica. Se ha identificado que variantes en genes asociados al riesgo de pancreatitis contribuyen significativamente a su desarrollo. La hipótesis del «doble acierto» sugiere que la combinación de mutaciones que afectan tanto a las células acinares como a las ductales es fundamental para la progresión de la enfermedad, ya que estas alteraciones pueden comprometer la función pancreática desde múltiples frentes.(4) Un ejemplo de este mecanismo es la presencia de proteínas mal plegadas, como la variante PNLIP, que generan estrés en el retículo endoplásmico. Esta disfunción activa la respuesta proteica desplegada y favorece la acumulación de proteínas tóxicas dentro de la célula, lo que lleva a la apoptosis y contribuye a la progresión de la enfermedad pancreática.(6)
La respuesta inmunitaria y la inflamación también juegan un papel clave en la patogénesis de la pancreatitis crónica. Se ha observado un incremento en la producción de citocinas proinflamatorias como la interleucina-1 beta (IL-1β), la interleucina-6 (IL-6) y el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α). Estas moléculas no sólo exacerban la inflamación, sino que también agravan el daño tisular, promoviendo la fibrosis y la disfunción pancreática a largo plazo.(7) En este proceso, las células estrelladas pancreáticas (CEP) desempeñan un papel crucial. Estas células, que en condiciones normales permanecen en estado quiescente, se activan en respuesta a la inflamación y adquieren un fenotipo similar al de los miofibroblastos, lo que promueve la producción de matriz extracelular y el desarrollo de fibrosis pancreática. Dada la importancia de las CEP en la progresión de la enfermedad, se han explorado estrategias terapéuticas dirigidas a inhibir su activación y mejorar las defensas antioxidantes como posibles enfoques para limitar la progresión de la pancreatitis crónica y preservar la función pancreática.(8)
ETIOLOGÍA Y FACTORES DE RIESGO
El consumo crónico de alcohol y tabaco representa un factor de riesgo significativo en el desarrollo de la pancreatitis crónica, ya que estos hábitos tienen un efecto perjudicial sobre la función pancreática y favorecen la inflamación progresiva del órgano. El alcohol es reconocido como una de las principales causas de pancreatitis crónica, y su consumo prolongado contribuye a la degeneración del tejido pancreático, promoviendo la fibrosis y la disfunción exocrina y endocrina. Además, el tabaquismo ha demostrado ser un factor de riesgo independiente en la progresión de la enfermedad, ya que incrementa la inflamación y el daño celular, lo que acelera la aparición de complicaciones. La combinación de estos factores tiene un efecto sinérgico, exacerbando el daño pancreático local y provocando episodios más tempranos y recurrentes de pancreatitis aguda, lo que puede facilitar la transición a una forma crónica de la enfermedad.(9)
Además de los factores ambientales y de estilo de vida, las predisposiciones genéticas juegan un papel esencial en la susceptibilidad a la pancreatitis crónica. La secuenciación del exoma completo ha identificado la presencia de múltiples variantes genéticas en pacientes con la enfermedad, lo que respalda la hipótesis del «doble acierto». Según esta teoría, la combinación de mutaciones en las células acinares y ductales es un factor clave en la patogénesis de la pancreatitis crónica, ya que afecta la función de ambos tipos celulares y contribuye a la inflamación persistente y a la fibrosis progresiva.(4) Entre los genes implicados en la progresión de la enfermedad, el factor 5 tipo Krüppel ha sido identificado como un regulador crítico en la metaplasia acinar-ductal y en el desarrollo de fibrosis pancreática. La inactivación de KLF5 ha demostrado inhibir estos procesos, lo que sugiere que su regulación podría ser un objetivo terapéutico potencial para reducir la progresión de la pancreatitis crónica y limitar el daño pancreático.(10)
Dentro del espectro de la pancreatitis crónica, la pancreatitis autoinmune es una entidad que ha cobrado relevancia debido a su asociación con enfermedades autoinmunes sistémicas. Se ha identificado que la activación descontrolada del sistema inmunológico en estos pacientes puede contribuir a la inflamación crónica del páncreas, lo que resalta la importancia de los mecanismos inmunomediados en la patogénesis de la enfermedad. La presencia de autoanticuerpos y la infiltración de linfocitos en el tejido pancreático son características distintivas de la pancreatitis autoinmune, lo que sugiere que la modulación del sistema inmunológico podría ser una estrategia clave en el manejo de esta condición.(11)
Los trastornos metabólicos también han sido implicados en la patogenia de la pancreatitis crónica, en particular la hipercalcemia y la hipertrigliceridemia. Se ha demostrado que niveles elevados de calcio y triglicéridos pueden inducir inflamación y daño pancreático, exacerbando la progresión de la enfermedad y aumentando el riesgo de complicaciones. La hipercalcemia puede promover la activación de las células acinares y desencadenar la liberación de enzimas digestivas dentro del páncreas, lo que resulta en autodigestión y daño tisular. Por otro lado, la hipertrigliceridemia severa puede contribuir a la isquemia pancreática y al estrés oxidativo, mecanismos que agravan la inflamación y aceleran la disfunción pancreática.(11)
MÉTODOS DIAGNÓSTICOS
Los biomarcadores séricos desempeñan un papel fundamental en el diagnóstico y seguimiento de la pancreatitis crónica, ya que permiten evaluar la progresión de la enfermedad de manera no invasiva. Diversos estudios han identificado la expresión diferencial de biomarcadores relacionados con la fibrosis en pacientes con pancreatitis crónica en comparación con individuos sanos. Entre estos marcadores destacan la osteoactivina, la fibronectina y la osteopontina, los cuales se asocian con el proceso de remodelación tisular y la progresión de la fibrosis pancreática. La cuantificación de estos biomarcadores circulantes puede proporcionar información valiosa sobre la fisiopatología pancreática, facilitando la detección temprana de la enfermedad y permitiendo una monitorización precisa de su evolución a lo largo del tiempo.(12) Además, la identificación de estos marcadores en muestras de sangre representa una alternativa menos invasiva en comparación con otras técnicas diagnósticas, lo que resulta beneficioso para los pacientes y contribuye a una mejor estratificación del riesgo y toma de decisiones terapéuticas.(13)
En cuanto a los métodos de obtención de imágenes, la ecografía endoscópica ha demostrado ser una herramienta altamente sensible para el diagnóstico de la pancreatitis crónica, particularmente en sus etapas iniciales. Esta técnica permite la visualización detallada del tejido pancreático y la detección de cambios estructurales asociados con la inflamación y la fibrosis. Además, la aspiración con aguja fina y la biopsia guiadas por ecografía endoscópica han mejorado significativamente la precisión diagnóstica, ya que permiten obtener muestras de tejido para análisis histopatológico. Sin embargo, su papel en la detección temprana de la pancreatitis crónica sigue siendo objeto de investigación, ya que en algunos casos pueden existir limitaciones en la diferenciación de los cambios inflamatorios iniciales de la progresión fibrótica avanzada.(14)
Por otro lado, las técnicas de imagen como la tomografía computarizada y la resonancia magnética han adquirido un papel relevante en el diagnóstico de la pancreatitis crónica, especialmente en la evaluación de sus complicaciones. La resonancia magnética multiparamétrica ha demostrado ser particularmente eficaz para caracterizar los cambios estructurales y funcionales del páncreas en pacientes con pancreatitis crónica. Parámetros como la fracción grasa, el volumen extracelular y la elasticidad del conducto pancreático pueden ser evaluados con alta sensibilidad y especificidad, lo que contribuye a diferenciar la pancreatitis crónica de otros trastornos pancreáticos. Esta modalidad de imagen es especialmente útil para la detección de fibrosis pancreática avanzada y para la evaluación de alteraciones en la función exocrina del páncreas.(15)
La evaluación funcional del páncreas es otro componente esencial en el manejo de la pancreatitis crónica, ya que la progresión de la enfermedad puede afectar tanto la función exocrina como endocrina del órgano. Para evaluar la función exocrina, se utilizan pruebas que miden los niveles de enzimas pancreáticas en el suero o en las heces, así como la respuesta pancreática a la estimulación con secretina. Estas pruebas permiten detectar deficiencias en la producción de enzimas digestivas, lo que puede indicar insuficiencia pancreática exocrina en etapas avanzadas de la enfermedad. La identificación temprana de la disfunción exocrina es clave para la implementación de estrategias terapéuticas que ayuden a mejorar la absorción de nutrientes y a reducir las complicaciones metabólicas asociadas con la pancreatitis crónica.(2)
ENFOQUES TERAPÉUTICOS
El manejo del dolor en la pancreatitis crónica es un aspecto fundamental del tratamiento, ya que el dolor persistente es uno de los síntomas más debilitantes de la enfermedad. La primera línea de tratamiento para el control del dolor incluye el uso de fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), que han demostrado ser eficaces en la reducción del dolor leve a moderado. Sin embargo, en casos más severos, los opioides pueden ser necesarios, aunque su uso se debe considerar con precaución debido a los efectos adversos y al riesgo de dependencia asociado a su administración prolongada.(16,17) Dentro de las nuevas estrategias farmacológicas, la proglumida, un antagonista de los receptores de la colecistoquinina, ha mostrado resultados prometedores en la reducción del dolor y la inflamación en pacientes con pancreatitis crónica, lo que sugiere una posible alternativa terapéutica para quienes no responden adecuadamente a los tratamientos convencionales.(18)
En los casos en los que el manejo farmacológico convencional no proporciona un alivio adecuado del dolor, se pueden considerar estrategias de neuromodulación y bloqueos nerviosos. Estas intervenciones tienen como objetivo interrumpir las vías del dolor y proporcionar un alivio más efectivo y duradero. Entre las técnicas utilizadas se encuentran la ablación por radiofrecuencia y la inyección de agentes anestésicos en los nervios esplácnicos, lo que puede reducir significativamente la percepción del dolor en pacientes con pancreatitis crónica avanzada.(16, 17)
La terapia nutricional también desempeña un papel crucial en el manejo de la pancreatitis crónica, especialmente en pacientes con insuficiencia pancreática exocrina. Se recomienda una dieta alta en calorías y grasas, complementada con vitaminas y minerales esenciales para mitigar los efectos de la malabsorción y mejorar el estado nutricional del paciente. Además, la terapia de reemplazo enzimático pancreático es una estrategia fundamental para mejorar la digestión y la absorción de los nutrientes. La administración de enzimas pancreáticas sustitutivas permite restaurar la función digestiva y reducir los síntomas asociados con la maldigestión, como la diarrea y la pérdida de peso.(16)
Otro desafío importante en la pancreatitis crónica es el manejo de la diabetes pancreatogénica, también conocida como diabetes tipo 3c. A diferencia de la diabetes tipo 1 y tipo 2, la diabetes pancreatogénica tiene una fisiopatología distinta, ya que es el resultado de la destrucción progresiva de las células beta pancreáticas responsables de la producción de insulina. El tratamiento de esta forma de diabetes a menudo requiere una combinación de insulina y antidiabéticos orales, ajustados a las necesidades individuales del paciente. En muchos casos, la terapia con insulina es indispensable debido a la pérdida significativa de la función pancreática, mientras que los antidiabéticos orales pueden ser útiles para mejorar la sensibilidad a la insulina en aquellos pacientes que aún conservan cierta capacidad de producción endógena de esta hormona.(16)
En los casos en los que el tratamiento médico y las intervenciones menos invasivas no logran controlar la progresión de la enfermedad o aliviar los síntomas, se pueden considerar opciones quirúrgicas o endoscópicas. La cirugía está indicada en pacientes con dolor intratable, en presencia de complicaciones como los seudoquistes, o cuando existe la sospecha de una neoplasia maligna. Entre las técnicas quirúrgicas más utilizadas se encuentran los procedimientos de drenaje, como la operación de Puestow, y las resecciones pancreáticas parciales, como la operación de Frey, que permiten aliviar la obstrucción de los conductos pancreáticos y reducir el dolor.(16)
Por otro lado, las intervenciones endoscópicas han emergido como una alternativa menos invasiva para tratar ciertas complicaciones de la pancreatitis crónica, como las estenosis del conducto pancreático o la formación de seudoquistes. Estas técnicas pueden incluir la colocación de stents para aliviar la obstrucción de los conductos pancreáticos o el drenaje endoscópico de los seudoquistes, evitando en muchos casos la necesidad de una cirugía mayor.(16)
CONCLUSIONES
La pancreatitis crónica es una enfermedad inflamatoria progresiva que involucra mecanismos fisiopatológicos complejos, entre ellos el estrés oxidativo, la disfunción mitocondrial y la activación de respuestas inmunitarias. Estos procesos contribuyen al daño irreversible del tejido pancreático, promoviendo la fibrosis y la insuficiencia exocrina y endocrina. La persistencia de la inflamación y la alteración en la homeostasis celular agravan la disfunción pancreática, lo que resalta la importancia de intervenciones tempranas para mitigar la progresión de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Los factores genéticos y ambientales desempeñan un papel fundamental en el desarrollo y progresión de la pancreatitis crónica. La presencia de mutaciones en genes asociados al riesgo de pancreatitis, en combinación con el consumo crónico de alcohol y tabaco, aumenta la susceptibilidad a la enfermedad. La hipótesis del «doble acierto» explica cómo la interacción de estas alteraciones genéticas en células acinares y ductales puede acelerar el deterioro pancreático. Además, los trastornos metabólicos como la hipercalcemia y la hipertrigliceridemia han sido identificados como factores que agravan la inflamación y el daño pancreático, lo que subraya la necesidad de un abordaje integral en la prevención y el tratamiento de la enfermedad.
El diagnóstico y tratamiento de la pancreatitis crónica requieren un enfoque multidisciplinario que combine herramientas avanzadas de imagen, biomarcadores séricos y pruebas funcionales. Las estrategias terapéuticas incluyen el manejo del dolor mediante analgésicos y neuromodulación, la optimización del estado nutricional con terapia de reemplazo enzimático y el control de la diabetes pancreatogénica. En los casos en los que las opciones convencionales no son efectivas, las intervenciones quirúrgicas y endoscópicas pueden ser necesarias. A medida que avanza la investigación en terapias dirigidas a la inflamación y la fibrosis pancreática, es esencial seguir explorando enfoques innovadores que permitan mejorar la evolución clínica de los pacientes y reducir la carga de la enfermedad.
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