Actualización sobre el manejo y actuación frente a la mutilación genital femenina
Autora principal: Carmen Bellido Bel
Vol. XVIII; nº 19; 989
Update on the management and action against female genital mutilation
Fecha de recepción: 02/08/2023
Fecha de aceptación: 27/09/2023
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVIII. Número 19 Primera quincena de Octubre de 2023 – Página inicial: Vol. XVIII; nº 19; 989
Autoras:
Carmen Bellido Bel, Especialista en Ginecología y Obstetricia, Hospital Ernest Lluch Martín, Calatayud, España.
María Martín Lahuerta. Enfermera especialista en Obstetricia y Ginecología. IBCLC®, Hospital Ernest Lluch Martín, Calatayud, España
Leticia Anadón Ruiz. Enfermera especialista en de Salud Mental. Hospital Obispo Polanco de Teruel.
Eugenia Valle Vidal, Especialista en Anestesiología y Reanimación, Hospital de Barbastro, Barbastro, España.
Asunción Coves Segarra, Especialista en Ginecología y Obstetricia, Hospital Universitario de Alicante, Alicante, España.
Teresa Bellido Bel, Especialista en Psiquiatría, Hospital Imperial College, Londres, Reino Unido.
Resumen: Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mutilación genital femenina (MGF) comprende todos los procedimientos consistentes en la resección parcial o total de los genitales externos femeninos, así como otras lesiones de los órganos genitales femeninos por motivos no médicos (2016). Existen 200 millones de mujeres y niñas supervivientes de MGF, y se estima que en torno a 3 millones/año están en situación de riesgo. Los países donde se lleva a cabo esta práctica se sitúan principalmente en el continente africano pero la migración hacia nuestro territorio pone de frente a los sanitarios europeos con esta problemática. El conocimiento sobre esta práctica y las posibilidades terapéuticas psicológicas y físicas permiten ofrecer a estas pacientes, un manejo adecuado para su situación y/o patología en caso de existir.
Palabras clave: mutilación genital femenina, infibulación, desinfibulación.
Abstract: According to the World Health Organization (WHO), female genital mutilation (FGM) includes all procedures consisting of the partial or total resection of the female external genitalia, as well as other injuries to the female genital organs for non-medical reasons (2016). There are 200 million women and girls survivors of FGM, and it is estimated that around 3 million/year are at risk. The countries where this practice performed are located mainly on the African continent, but migration to our territory puts European health workers in front of this problem. The knowledge about this practice and the psychological and physical therapeutic possibilities allow us to offer these patients an adequate management for their situation and/or pathology in case it exists.
Keywords: female genital mutilation, infibulation, deinfibulation.
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.
Introducción
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mutilación genital femenina (MGF) comprende todos los procedimientos consistentes en la resección parcial o total de los genitales externos femeninos, así como otras lesiones de los órganos genitales femeninos por motivos no médicos (2016) (1).
Existen 200 millones de mujeres y niñas supervivientes de MGF, y se estima que en torno a 3 millones/año están en situación de riesgo (1).
La mutilación genital femenina se clasifica en cuatro tipos. Se estima que la mayoría de los casos (hasta el 90%) se reparten entre los tipos I, II y IV; mientras que aproximadamente en el 10% se practica la infibulación. Utilizaremos la clasificación establecida por ACNUD (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) en 2008:
- Tipo I (clitoridectomía): Resección parcial o total del clítoris y/o de su prepucio.
- Tipo II (escisión): Resección parcial o total del clítoris y los labios menores, con o sin escisión de los labios mayores.
- Tipo III (infibulación): Estrechamiento del orificio vaginal para crear un sello mediante el corte y la recolocación de los labios menores o mayores, con o sin resección del clítoris.
- Tipo IV: Todos los demás procedimientos lesivos de los genitales externos con fines no médicos. Por ejemplo, perforación, incisión, raspado o cauterización de la zona genital (2).
A la hora de tratar con estas pacientes es importante tratar de “entender” el porqué de la MGF. Por lo general, la MGF se practica en niñas de 4 a 12 años de edad, aunque en algunas culturas se practica mucho antes (unos días después del nacimiento) y en otras más tarde, justo antes del matrimonio o durante el primer embarazo. La ocasión se suele celebrar como un rito que marca la transición de las niñas a la madurez. Una mujer puede sufrir la mutilación genital femenina repetidas veces, por ejemplo, después de cada parto y alumbramiento (reinfibulación) (2).
En algunas culturas, la MGF se considera una manera de asegurarse la aceptación social y las posibilidades de casarse al preservar la virginidad de la mujer y por consiguiente proteger el “honor” de la familia. En este marco, la MGF define en gran medida el futuro de una mujer como esposa y madre, una forma de asegurarse de que la mujer se someterá a las normas sociales y culturales. La falta de sometimiento a dicha práctica conlleva un estigma social, la vergüenza y la exclusión (2).
Entre las causas referidas en los países donde se practica destacan las siguientes (2):
– Identidad cultural: es una razón de peso que sustenta su realización y complica enormemente su erradicación. Realizar la MGF aumenta el sentimiento de pertenencia e identificación con el grupo.
– Control de la sexualidad: se considera que una mujer que ha sido mutilada es una mujer con mayor probabilidad de permanecer virgen y con menor deseo sexual, garantizándose así la fidelidad por parte de la mujer.
– Religión: aunque es otra razón argumentada para la MGF, ninguna religión la justifica ni alienta. La MGF se ha asociado erróneamente con la religión musulmana, sin embargo, es una práctica preislámica a la que el Corán no hace alusión alguna.
– Estética/Limpieza: los genitales femeninos son considerados como algo “sucio” y feo (“una mujer “cortada” es una mujer más limpia”). Por tanto, las mujeres que no han sido mutiladas, consideradas “sucias”, no se les permite ciertas tareas, como manipular agua y alimentos.
– Otras: existen además una serie de creencias erróneas sobre los genitales, como que el clítoris puede crecer excesivamente si no se corta, dañar al marido durante el coito y al bebé durante el nacimiento. Además, es extendida la creencia de que cortar los genitales tiene efectos beneficiosos sobre la fertilidad de la mujer.
– La MGF también puede estar vinculada a otras formas de persecución de la mujer relacionadas como la violación, el matrimonio forzado, la violencia por cuestiones de honor y la violencia doméstica.
La defensa de la mutilación genital femenina en base a argumentos culturales, religiosos y otros se confronta con el argumento de que la MGF constituye una violación de los derechos sexuales y reproductivos de la mujer, una postura que apoya el Derecho internacional de los derechos humanos y la legislación nacional de muchos países de la Unión Europea. La MGF priva a la mujer de deseo y placer sexual, refuerza la desigualdad de los roles de género y otorga al hombre el control sobre la vida sexual y reproductiva de la mujer; además, priva a la mujer del derecho a tomar decisiones sin coacción.
A la hora de tratar con una paciente con MGF o procedente de un país donde se practica la MGF es importante tener en cuenta que, en muchos casos, para ella, esta práctica es entendida como una tradición que forma parte de su cultura. Es probable que ella entienda que esta práctica se le realizó pensando en su bien y por este motivo existe riesgo de que se perpetúe en la siguiente generación. De hecho, muchos de los efectos negativos que la MGF tiene para la salud de las niñas o de las mujeres no son relacionados por las pacientes con esta práctica ya que pueden aparecer años después de su práctica, atribuyéndose dichas consecuencias a otros motivos (3).
Varios estudios (realizados en el Reino Unido, Noruega y los Países Bajos) indican que las migrantes de segunda generación nacidas en Europa son menos propensas a someterse a la MGF porque las familias no están expuestas a la misma presión social que predomina en sus países de origen.
No obstante, para las familias migrantes que viven en Europa, la mutilación genital femenina puede parecer fundamental de cara a la inclusión social en las comunidades de origen, en Europa y en “casa”. Las familias que viven en Europa suelen mantener estrechos lazos con los países de origen, y algunas de ellas pueden sentirse muy presionadas para practicar la MGF. Por añadidura, muchas personas migrantes sienten que conservar su identidad depende de mantener los valores y normas sociales étnicos.
Los países donde se realiza la MGF, son los siguientes (1):
Benín, Burkina Faso, Camerún, Chad, Congo, Costa de Marfil, Egipto, Eritrea, Etiopía, Gambia, Ghana, Guinea, Guinea-Bissau, Kenia, Liberia, Malí, Mauritania, Níger, Nigeria, República Centroafricana, Senegal, Sierra Leona, Somalia, Sudán, Tanzania, Togo, Uganda, Yemen y Yibuti.
A tener en cuenta:
– Prevalencia alta (> 85%): Egipto, Etiopía, Mali y Somalia
– Prevalencia baja (< 30%): la República Centroafricana, Nigeria y Senegal
Entre las principales etnias, que podemos encontrar en España, que practican la MGF, se encuentran los Sarakole-Soniké, Fulani, Mandinga, Bambara, Dogón, Edo, Hausa y Fante y entre las etnias que no la practican podemos citar a los Wolof, Serero Ndiago.
Manejo de las pacientes afectas
El ámbito sanitario es un espacio privilegiado para prevenir la MGF así como para atender las complicaciones derivadas de la realización de la misma.
En el abordaje de la MGF ha de tenerse en cuenta la complejidad del problema dado el entorno social y cultural en el que se desarrolla, siendo fundamental que las y los profesionales adopten un rol facilitador, de ayuda y apoyo, en un ambiente respetuoso y de confianza que garantice la universalidad y la continuidad de todas las intervenciones terapéuticas y de prevención. Se beneficiarán de un manejo multidisciplinar, en el cual participarán: Ginecología, Pediatría, Atención primaria, Psiquiatría/psicología, Trabajador social, ONG y grupos de apoyo (4).
- Pacientes gestantes (4,5):
Se deberá preguntar a las pacientes procedentes de países en riesgo, en la primera consulta de obstetricia que tenga la paciente en nuestro centro, acerca de la existencia de MGF. Al realizar la pregunta a la paciente, se recomienda tener en cuenta que el término mutilación puede ser chocante para ella y en cambio, hablar de “el corte” o “la sunna” puede ayudar a que se muestre más colaboradora. Otros términos posibles son: ablación, escisión, circuncisión.
Frase ejemplo: Sé que algunas mujeres de tu país tienen realizado el corte ¿tú lo tienes? ¿Te gustaría que a tu hija le realizaran el corte? ¿Por qué creéis que es importante realizar el corte a vuestras hijas?
Si existe una barrera idiomática importante, se debería recitar a la paciente asegurando la ayuda de una traductora (es muy preferible que sea mujer) y que no pertenezca a la familia.
Si la paciente refiere no tener realizada la MGF, deberemos preguntar acerca de la realización en hermanas o en su madre, ya que la existencia de familiares con MGF supone igualmente un factor de riesgo para su práctica. Deberán explorarse los genitales para comprobar ausencia de lesiones.
En caso de confirmar la existencia de una MGF, en sucesivas visitas y dentro de un ambiente de confianza, se realizará una exploración genital exhaustiva, anotando tipo de MGF, valorando la necesidad de desinfibulación, la elasticidad de los tejidos y la existencia de cicatrices graves u otras lesiones que puedan generar problemas durante el embarazo y parto. Al explorar los genitales hay que tener especial cuidado, explicando detenidamente cada paso a la mujer. Una vez realizada la exploración se explicará a la mujer en qué consiste la MGF y cómo puede influir en su embarazo y parto, siendo recomendable enseñar cómo ha sido modificada su anatomía usando imágenes.
Cuando se observe una complicación secundaria a la MGF, se informará a la mujer, ya que en ocasiones dado lo lejano de la realización de la MGF le puede costar relacionarlo.
Si la paciente está infibulada y no permite parto vía vaginal, se planteará en visitas posteriores la desinfibulación. Se recomienda realizarla en el segundo trimestre (entre las semanas 20 y 28), y si no es posible se realizará en el momento del parto, aunque no existe clara evidencia de cuál es el momento ideal para su realización.
La desinfibulación será explicada por el/la ginecóloga en varias visitas haciendo énfasis en los beneficios que para su salud conlleva y advirtiendo que tras el parto no será practicada la reinfibulación ya qué ésta es un delito en nuestro país.
Durante el embarazo, aumenta la vascularización vulvar por lo que se demorará al postparto todo acto quirúrgico no indispensable como por ejemplo la resección de un quiste dermoide o un queloide.
Se explorará el posicionamiento y las creencias que tiene la mujer sobre la MGF, y si el futuro bebé es una niña, se insistirá en las consecuencias negativas derivadas de la práctica y se le informará sobre la legislación española vigente en materia de MGF. Además, se informará al servicio de Pediatría de nuestro centro para que se comunique debidamente con Pediatría de Atención Primaria que serán quiénes pueden hacer el correcto seguimiento y protección de la recién nacida.
- Durante el parto (4,5):
Es muy importante recalcar que la existencia de infibulación no obliga a terminar el parto mediante cesárea.
Se explorará a la mujer para determinar el tipo de MGF y valorar la elasticidad de los tejidos (en estas mujeres el tejido elástico y laxo del periné es sustituido por tejido cicatricial). Se recomienda analgesia epidural puesto que algunas mujeres pueden revivir el dolor de la mutilación.
Si la mujer presenta una MGF tipo III y no ha sido desinfibulada previamente esta se realizará en la primera fase del parto o durante el expulsivo. Si, por el contrario, la mujer no da su consentimiento se realizará una cesárea explicando los riesgos generales y específicos que ésta conlleva como la imposibilidad de sondaje vesical.
No se recomienda la realización sistemática de episiotomía, debiéndose valorar su necesidad individualmente en cada paciente.
Resulta muy aconsejable valorar el caso junto con la unidad de trabajo social del hospital que se coordinará con los trabajadores sociales del centro de salud que le corresponda.
Estas pacientes se beneficiarán de realizar un seguimiento posterior en la consulta de Ginecología para remediar/paliar la posible sintomatología derivada de la MGF.
En caso de que el recién nacido sea niña, se notificará a neonatología para que se ponga en contacto con Pediatría de atención primaria y se active protocolo de prevención en la niña.
- Pacientes no gestantes:
En este marco, la prevención de la MGF se puede introducir como un tema más relacionado con la salud, en el transcurso de los sucesivos encuentros o entrevistas que se mantengan con la familia.
Cualquier paciente en la cual se objetive durante la exploración una MGF (aunque se realice por otro motivo) o que consulta por un problema derivado de ésta deberá beneficiarse de un seguimiento adecuado. En caso de no consultar por ningún problema derivado de la MGF, se le explicará que se ha observado que tiene hecho “el corte” y se le explicará la posibilidad de seguimiento en consultas y una atención especializada. Cursar interconsulta a trabajo social para que contacten con la paciente y ofrezcan asesoramiento.
- Pacientes captadas en urgencias:
– Resolución de problema
– Derivar a consulta de Ginecología para seguimiento.
- Paciente captada en consulta Ginecología:
– Resolución del problema (esté o no relacionado con la MGF)
– Explicar necesidad de seguimiento adecuado.
- CONSULTA ESPECÍFICA DE LA MGF
Se recomienda preguntar en la primera consulta sobre país de origen, etnia, existencia de hijas y edades de estas y tiempo de residencia en España (deben ser registrados en la historia clínica). Se pueden hacer preguntas sobre las tradiciones de su país y, entre ellas la realización de la MGF. Esta charla introductoria ayuda a crear un clima de confianza y explicarle que en esta consulta pretendemos ayudarle y solucionarle los posibles problemas que le causen la MGF o dudas que tenga acerca de ésta.
Pasaremos a realizar una anamnesis para evaluar la existencia de posibles complicaciones (ginecológicas, urinarias, sexuales, psicológicas u otras) así como una exploración, siempre pidiendo permiso antes a la mujer y explicándole detenidamente lo que vamos a realizar, para ver el tipo de MGF y las posibles consecuencias existentes (cicatrices queloides, desgarros, quistes, etc.) (5).
Se preguntará por la salud sexual de la mujer para identificar trastornos en la misma y necesidad de derivación a especialistas (6).
Se informará a la mujer de en qué consiste la MGF (usando imágenes si se precisa) y de las posibles consecuencias para la salud tanto físicas como psico-sociales y sexuales, y subrayar la posible relación de estas con la MGF, ya que en muchas ocasiones a las mujeres les cuesta establecerla.
Si tiene hijas se valorará como se posiciona sobre la realización de la MGF a éstas. Si se posiciona en contra, reforzar su opinión sobre el tema. Si se manifiesta a favor, presenta dudas o ambivalencia, se comunicará esta información a sus profesionales de referencia tales como pediatría, medicina de familia, enfermería, y trabajo social.
- VALORACIÓN DE LAS POSIBLES COMPLICACIONES
- Complicaciones a corto plazo
La mayor parte de los casos atendidos en Europa son MGF realizadas hace años, no obstante, conviene conocer las complicaciones a corto plazo (7):
- Hemorragia (temprana o tardía tras una semana): se trata de la complicación más frecuente de la MGF y puede resultar letal. La escisión del clítoris puede lesionar la arteria del clítoris, a través de la cual la sangre fluye a gran presión. La resección de los labios puede lesionar los vasos sanguíneos.
- Infección tanto a nivel local (abscesos, gangrena), generalizada (bacteriemia, sepsis) o transmisión de enfermedades (tétanos, VIH y otros virus).
- Dolor agudo y/o lesión de zonas adyacentes como la uretra o el ano, puede causar shock.
- Retención urinaria: la retención de orina puede estar causada por la lesión en sí misma, así como por el dolor/miedo a orinar o la oclusión de la uretra durante la infibulación. La retención urinaria aguda puede deberse a la inflamación de la herida.
- Muerte: a causa de la falta de acceso a primeros auxilios u hospitalización en situaciones graves.
- Complicaciones psicológicas a corto plazo (terror, shock, miedo a morir, disociación…)
- Consecuencias a largo plazo y tratamiento (7)
- Anemia: debida a sangrado o infección.
- Cicatrización genital (con o sin formación de queloide): el endurecimiento del tejido vaginal puede causar dolor constante en la zona genital, y es posible la formación de queloides en el tejido cicatricial que puede provocar la obstrucción del introito. Se deberá aconsejar sobre la opción de desinfibulación.
Si el queloide causa dificultades durante el coito u obstruye el parto/expulsión, se debe plantear su resección en quirófano. Así mismo, se puede considerar la posibilidad de cirugía por razones psicológicas si la paciente muestra un grado elevado de ansiedad y estrés.
- Quistes dermoides, debidos a la integración de un pliegue de piel en la cicatriz, así como los quistes sebáceos, causados por un bloqueo del conducto de la glándula sebácea.Los quistes pequeños y que no estén infectados no requerirán intervención, pero se debe ofrecer orientación a la mujer para valorar deseo de resección (con anestesia local o parcial). En los casos en los que el quiste sea grande o esté infectado, se debe realizar en quirófano escisión o marsupialización.
- Abscesos en la vulva: consecuencia de una infección profunda. Se puede requerir incisión y drenaje del absceso con anestesia general; administrar antibióticos en función de los resultados del cultivo de la muestra.
- Úlceras: pueden surgir debido a la formación de cristales de urea en la orina que queda atrapada debajo del tejido cicatricial.
- Neuroma: después de una clitoridectomía, es posible que los nervios del clítoris queden recubiertos por tejido cicatricial fibroso. Una de las consecuencias es un dolor excepcionalmente punzante en toda la zona inflamada. Puede causar dolor agudo durante las relaciones sexuales o debido a la fricción con tejidos como los de la ropa interior. Determinar la presencia de neuroma mediante tacto cuidadoso de la zona circundante a la cicatriz del clítoris y preguntando a la paciente si siente dolor. Pautar crema o gel anestésico para aliviar el dolor. Si los síntomas son graves, derivar a la paciente para extirpar el neuroma quirúrgicamente.
- Problemas del tracto urinario:
– Infección del tracto urinario de repetición, habitual en mujeres que han padecido una infibulación, causada por obstrucción de la orina, presencia de cálculos urinarios o lesiones de la uretra.
– Si la infección del tracto urinario es recurrente, derivar a la paciente al servicio médico; ofrecer orientación sobre la desinfibulación.
– Incontinencia, causada por lesiones de la uretra o formación de fístulas y distensión vesical.
– En caso de incontinencia de esfuerzo, recomendar rehabilitación de suelo pélvico.
– Retención urinaria y distensión vesical que causan vejiga neurógena; disfunción del vaciado debido a obstrucción, cicatrización o lesiones de la uretra, que provocan un vaciado vesical prolongado o alteración de la dirección del flujo (cosa que la mujer afectada por MGF puede percibir como normal).
– Fístulas e incontinencia: fístula vesicovaginal o rectovaginal, que producen incontinencia como resultado de una lesión en el meato urinario externo u obstrucción en el parto. Valorar derivación para reparación quirúrgica de la fístula.
- Trastornos menstruales: dismenorrea y dificultades en expulsión del flujo menstrual, en este caso sería adecuado valorar desinfibulación.
- Infección genital y enfermedad inflamatoria pélvica: se ha vinculado con un mayor riesgo de vaginosis bacteriana y virus del herpes simple de tipo 2. Sin embargo, actualmente no existen pruebas epidemiológicas concluyentes que respalden que la MGF cause un mayor riesgo de contraer enfermedad inflamatoria pélvica. Se deberá ofrecer desinfibulación, tomar una muestra vaginal para cultivo y antibiograma; de ser necesario, administrar antibióticos, así como tratar a la pareja/marido.
- Infertilidad: la inviabilidad para penetrar puede imposibilitar el embarazo; pueden producirse abortos espontáneos debido a las infecciones de repetición. No obstante, no se han llevado a cabo estudios de alta calidad que confirmen que la MGF provoca infertilidad. Se deberá ofrecer orientación sobre la desinfibulación.
- Contagio de VHB, VIH: realizar serologías a estas pacientes.
- Complicaciones psicológicas a largo plazo: trastorno de estrés postraumático. Además, muchas migrantes averiguan durante sus primeras semanas en el país de destino que la mutilación genital femenina es un acto de violencia. De pronto pasan de ser “normales” en su país de origen a ser consideradas “no completas”, “víctimas” y “vulnerables”. Esta victimización puede suponer una carga extra para las migrantes afectadas por la MGF.
- POSIBLES ACTUACIONES REQUERIDAS
-Tratamiento de secuelas de la MGF: valorar complicaciones locales (apartado previo) y si precisa resolución mediante cirugía aunque en ocasiones solo requieren una evaluación del tipo de mutilación. Actualmente no se recomienda la reconstrucción del clítoris de forma generalizada, ya que no existe evidencia suficiente sobre si esta cirugía beneficia a la sexualidad de las mujeres, existiendo un porcentaje no despreciable de complicaciones (7).
Si la mujer presenta una MGF tipo III, se le planteará la posibilidad de la desinfibulación indicándole los beneficios para la salud de su realización.
Si la mujer desea un método anticonceptivo se elegirá en función de sus preferencias y los criterios de elegibilidad de la OMS, teniendo en cuenta que en MGF tipo III o con importantes secuelas el DIU no estaría indicado si no se puede visualizar el cuello uterino fácilmente.
Se tratará y/o derivará a las mujeres que presenten complicaciones al profesional indicado.
Si la mujer presenta problemas en su sexualidad, la educación y la terapia sexual pueden ayudar a una vivencia de la sexualidad más satisfactoria a las mujeres con MGF practicada, se valorará la derivación a un profesional de la sexología (6).
En el caso de la que mujer manifieste su deseo de embarazo se realizará una valoración individualizada del tipo de MGF practicada y anticipar las posibles complicaciones. En el caso de existir una MGF tipo III se le informará que es recomendable realizar una desinfibulación antes del embarazo, explicándole en qué consiste y que tendrá beneficios no sólo para el embarazo si no para su salud global.
Seguimiento de las pacientes hasta solución de clínica ginecológica y no ginecológica (si han sido derivadas a sexólogo, psicólogo…)
Conclusiones
Debido al creciente número de población migrante hasta nuestro territorio, el profesional de la salud y en especial los que nos dedicamos al ámbito de la salud de la mujer, debemos conocer la problemática social y sanitaria que rodea la mutilación genital femenina. De esta forma, podremos ofrecer el tratamiento o apoyo pertinente tanto en la esfera psicológica como física.
Bibliografía
- UNICEF. Female genital mutilation/cutting: a statistical overview and exploration of the dynamics of change, UNICEF, New York 2013.
- The Lancet. Changing culture to end FGM. Lancet 2018; 391:401.
- Female genital mutilation (FGM). UNICEF. Available at: https://data.unicef.org/topic/child-protection/female-genital-mutilation/ (Accessed on January 26, 2022).
- Young J, Nour NM, Macauley RC, et al. Diagnosis, Management, and Treatment of Female Genital Mutilation or Cutting in Girls. Pediatrics 2020; 146.
- Aziz FA. Gynecologic and obstetric complications of female circumcision. Int J Gynaecol Obstet 1980; 17:560.
- Thabet SM, Thabet AS. Defective sexuality and female circumcision: the cause and the possible management. J Obstet Gynaecol Res 2003; 29:12.
- American College of Obstetricians and Gynecologists. Female circumcision/Female Genital Mutilation: Clinical management of circumcised women. American College of Obstetricians and Gynecologists, Washington, DC 1999.