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Calidad del sueño en el personal de enfermería: revisión de la evidencia reciente

Calidad del sueño en el personal de enfermería: revisión de la evidencia reciente

Autora principal: Irene Sanz Gómez

Vol. XX; nº 16; 861

Sleep quality in nursing staff: a review of recent evidence

Fecha de recepción: 9 de julio de 2025
Fecha de aceptación: 12 de agosto de 2025

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 16 – Segunda quincena de Agosto de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 16; 861

Autores:

Irene Sanz Gómez. Enfermera Especialidad HOP Teruel. Hospital Obispo Polanco de Teruel, España.
Irene Torán Bellido. Enfermera Especialidad HOP Teruel. Hospital Obispo Polanco de Teruel, España.
Andrea Ibáñez Romero. Enfermera Especialidad HOP Teruel. Hospital Obispo Polanco de Teruel, España.
Patricia Cortés Egeda. Enfermera Especialidad HOP Teruel. Hospital Obispo Polanco de Teruel, España.
Ana María Luca Simón. Enfermera Especialidad HOP Teruel. Hospital Obispo Polanco de Teruel, España.
Marta Gascón Sánchez. Enfermera Especialidad HOP Teruel. Hospital Obispo Polanco de Teruel, España.

Resumen

Esta revisión bibliográfica aborda la calidad del sueño en el personal de enfermería, una preocupación creciente debido a su impacto en la salud y el desempeño profesional. La evidencia actual, muestra que un alto porcentaje de enfermeras presenta alteraciones en los patrones sueño, asociadas a la turnicidad, jornadas laborales extensas y la presencia de enfermedades crónicas. Estos factores alteran los ritmos circadianos y favorecen la aparición de somnolencia diurna y fatiga persistente. Las consecuencias se manifiestan en el ámbito personal y laboral, propiciando un incremento de los errores clínicos y el deterioro de la calidad del cuidado. La literatura revisada sugiere que intervenciones como la educación sobre higiene del sueño, el ejercicio regular, las siestas controladas durante el turno y la reestructuración de los horarios laborales pueden ser eficaces para mejorar el descanso del personal. Se concluye que garantizar un sueño adecuado en el personal de enfermería requiere una respuesta integral desde las instituciones sanitarias.

Palabras clave

calidad del sueño, enfermería, turnos rotatorios, insomnio, salud ocupacional, ritmos circadianos

Abstract

This literature review addresses sleep quality in nursing staff, a growing concern due to its impact on health and professional performance. Current evidence shows that a high percentage of nurses experience altered sleep patterns associated with shift work, long workdays, and chronic illness. These factors disrupt circadian rhythms and promote daytime sleepiness and persistent fatigue. The consequences manifest in both personal and professional settings, leading to an increase in clinical errors and a deterioration in the quality of care. The reviewed literature suggests that interventions such as sleep hygiene education, regular exercise, controlled naps during shifts, and restructuring work schedules can be effective in improving staff rest. It is concluded that ensuring adequate sleep for nursing staff requires a comprehensive response from healthcare institutions.

Keywords

sleep quality, nursing, rotating shifts, insomnia, occupational health, circadian rhythms

Introducción

El sueño es un fenómeno biológico cíclico activo, siendo imprescindible para la supervivencia. Es un estado fácilmente reversible con una disminución de la conciencia y capacidad de respuesta, durante el cual se producen numerosos cambios a nivel fisiológico. Se trata de uno de los comportamientos humanos más relevante que ocupa alrededor de un tercio de su vida (1, 2).

La calidad del sueño es un constructo complejo de definir, compuesto por factores cualitativos y cuantitativos (2). Se rige por los ritmos circadianos y los sistemas homeostáticos, encargados de establecer un equilibrio en el ciclo sueño-vigilia, caracterizados por presentar sensibilidad a estímulos ambientales como la temperatura y la luz. El trabajar de noche o los turnos rotatorios, pueden alterar estos ritmos, dando lugar a una mala calidad del sueño. Es de vital importancia un sueño adecuado para la función cognitiva, regulación emocional y la toma de decisiones, imprescindibles para poder brindar una atención segura, eficaz y de calidad al paciente (3).

El sueño se está convirtiendo cada vez más en un problema de salud pública mundial importante y creciente que afecta a millones de personas en todo el mundo. El personal de enfermería es uno de los profesionales en los que se han detectado mayores alteraciones en la calidad del sueño. Esto se debe, en parte, a que las enfermeras son las principales responsables de brindar una atención directa e ininterrumpida al paciente (1), enfrentándose a turnos irregulares, horarios exigentes y alta carga de estrés, que suponen una alteración de los patrones naturales del sueño (3).

Hay varios estudios que evidencian que la falta de sueño causada por el trabajo a turnos, incrementa la probabilidad de deterioro del estado de alerta, disminución del rendimiento, desarrollo de enfermedades crónicas (diabetes, enfermedades cardiovasculares, cáncer…), y errores médicos. Todo esto, afecta negativamente a las enfermeras y a la seguridad y calidad asistencial. Por otro lado, la falta de sueño, también incrementa el riesgo de agotamiento, insatisfacción, ausentismo laboral e incluso renuncia.

La turnicidad laboral, también se ha relacionado con un incremento de la fatiga. La Asociación Estadounidense de Enfermeras (ANA), definió la fatiga como una función deteriorada que resulta del agotamiento físico y mental.

Por lo tanto, la mala calidad del sueño y los altos niveles de fatiga encontrados en enfermeras, pueden conducir a un deterioro en el rendimiento y desempeño óptimo de sus funciones, amenazando a la seguridad del paciente (4).

Prevalencia de la mala calidad del sueño en enfermeras

Numerosos estudios indican que la mala calidad del sueño es altamente prevalente en los profesionales de enfermería. Una revisión sistemática que incluyó 53 estudios, estimó que el 61% de las enfermeras presentaban un sueño de mala calidad, evaluado mediante el Índice de Calidad del Sueño de Pittsburgh (PSQI), con una puntuación media de 7.13 ± 0.18 (5). En España, una investigación multicéntrica en siete hospitales públicos mostró que PSQI, fue de 6.8, lo que también refleja una calidad de sueño insuficiente. El PSQI, está compuesto por 19 preguntas divididas en siete áreas de medición: calidad subjetiva del sueño, latencia del sueño, duración del sueño, eficiencia habitual del sueño, trastornos del sueño, uso de somníferos y disfunción diurna.

Cada área se puntúa del 0 al 3, y el resultado final oscilará entre 0 puntos (sueño fácil) y 21 puntos (dificultad grave). Por lo tanto, se puede decir que, a mayor puntuación, mayor dificultad para conciliar el sueño (6).

Factores asociados a la mala calidad del sueño

La calidad del sueño en las enfermeras está influenciada por múltiples factores (de tipo laboral, personal y ambiental) correlacionados entre sí. El trabajo por turnos rotatorios o de noches, es uno de los más influyentes, ya que alternan los ritmos circadianos, dificultando el descanso adecuado. Esta desregulación puede provocar somnolencia diurna, insomnio y fatiga crónica, lo que repercute tanto en la salud del personal como en la calidad asistencial (7).

Otro factor relevante es la carga laboral. Jornadas extensas, acumulación de turnos y la realización frecuente de horas extra, disminuyen las horas disponibles para dormir y elevan los niveles de estrés. Este estrés, mantenido en el tiempo, puede desencadenar síntomas de agotamiento emocional y síndrome de burnout, condiciones que se asocian con un deterioro de la calidad del sueño (8).

En el ámbito personal, el tener responsabilidades familiares, como el cuidado de hijos o personas mayores, dificultan la conciliación adecuada del sueño. Además, la mayoría del personal de enfermería está compuesto por mujeres, quienes presentan mayor prevalencia de trastornos del sueño, debido a causas psicoemocionales, hormonales y sociales.

Es de vital importancia el comprender todos los factores relacionados con el descanso inadecuado, para poder planificar e implementar estrategias que permitan mejorar la calidad del sueño de las enfermeras (9).

Consecuencias de la mala calidad del sueño

La mala calidad del sueño, acarrea consecuencias físicas y psicológicas muy relevantes en el personal de enfermería.

Entre los problemas físicos asociados a patrones del sueño inadecuados, cabe destacar: problemas gastrointestinales, fatiga crónica, alteraciones del sistema inmunológico, cefaleas… Estas afecciones, comprometen la capacidad del organismo para recuperarse de una manera adecuada, aumentando el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 y la hipertensión (10).

En el plano psicológico la privación del sueño está estrechamente relacionada con un incremento de los niveles de ansiedad, depresión e irritabilidad. El personal de enfermería que no logra un descanso reparador, tiene mayores dificultades para concentrarse, controlar sus emociones y tomar decisiones, favoreciendo el desarrollo del síndrome de burnout, y con ello, una menor satisfacción laboral y una mayor intención de renunciar (11).

Desde el punto de vista profesional, la falta de sueño, afecta directamente al rendimiento laboral. Esto se ha visto reflejado en el aumento de errores clínicos, disminución de la capacidad de respuesta ante situaciones de urgencia y fallos en la comunicación, lo que compromete la seguridad del paciente e incrementa el riesgo de aparición de eventos adversos (12).

En el plano social, el descanso inadecuado, deteriora la calidad de vida de las enfermeras, limitando su capacidad para establecer relaciones sociales y disfrutar del tiempo libre. Algunas de las manifestaciones frecuentes son la irritabilidad, el aislamiento y la disminución del interés por el ocio (13).

Intervenciones para mejorar la calidad del sueño

Ante este escenario, se han propuesto diversas intervenciones para mejorar la calidad del sueño en el personal de enfermería. Una de las estrategias más estudiadas, es la reorganización de los turnos de trabajo, diseñada para que respetar en mayor medida los ritmos circadianos y evitar cambios abruptos. El estudio de Roman et al. (2023) evidenció que una planificación más progresiva de los turnos (de mañana a tarde a noche), se asocia con menor fatiga, menos trastornos del sueño y mejor desempeño profesional (14).

Otra intervención importante es la educación sobre higiene del sueño, que abarca prácticas como evitar el uso de pantallas antes de acostarse, establecer rutinas regulares para dormir, reducir el consumo de cafeína durante el turno de noche y adecuar el entorno para favorecer el descanso. Un estudio de Booker et al. implementó un programa individualizado de educación para enfermeras, centrado en la higiene del sueño y estrategias conductuales adaptadas al trabajo a turnos. Los resultados mostraron mejoras significativas en la calidad del sueño, así como una reducción del insomnio, la ansiedad y la depresión (15).

También han demostrado ser efectivas las técnicas de manejo emocional, como el mindfulness y los talleres de autocuidado, para el abordaje del estrés laboral. Estas medidas permiten el disminuir la fatiga emocional, favoreciendo una mejor conciliación del sueño (16).

Desde la perspectiva organizacional, el fortalecimiento del apoyo institucional y la promoción de una cultura del bienestar actúan como factores protectores. La presencia de equipos de trabajo cohesionados, líderes accesibles y políticas que respeten los derechos al descanso, incide directamente en la satisfacción laboral y por lo tanto, también en la calidad del sueño (17).

Por último, algunas intervenciones, como el regular la intensidad lumínica durante los turnos nocturnos, o el uso de dispositivos de seguimiento del sueño, han demostrado ser útiles para regular el ritmo circadiano y fomentar hábitos saludables. Aunque estas medidas requieren inversión, su aplicación progresiva puede contribuir a la prevención del deterioro físico y mental en el personal de enfermería (18).

Conclusiones

La revisión de la literatura permite concluir que la calidad del sueño en el personal de enfermería constituye un problema de salud ocupacional creciente y de naturaleza multifactorial, especialmente en entornos clínicos donde predominan los turnos rotatorios y las jornadas laborales extensas. Un porcentaje considerable de enfermeras manifiesta dificultades severas para lograr un descanso adecuado y reparador, lo cual repercute negativamente tanto en su bienestar físico como psicológico. Estas alteraciones en el patrón de sueño, están relacionadas de manera directa con la disrupción del ritmo circadiano, la falta de tiempo de recuperación entre turnos, la presión asistencial y la sobrecarga laboral.

Las consecuencias de una mala calidad del sueño, no se limitan únicamente al plano fisiológico, donde se observan efectos como la fatiga crónica y el mayor riesgo a desarrollar enfermedades cardiovasculares, metabólicas y neurológicas, sino que también se extienden al plano psicoemocional y cognitivo. El personal que no logra descansar adecuadamente, tiende a presentar mayores niveles de ansiedad, irritabilidad y dificultades para concentrarse, lo cual puede comprometer seriamente la seguridad del paciente y la calidad del cuidado.

Del mismo modo, el deterioro del sueño influye en el rendimiento, la motivación y la satisfacción laboral, incrementando el ausentismo y a la rotación del personal.

Frente a esta problemática, se han identificado diversas intervenciones con resultados prometedores. La implementación de programas de educación sobre la higiene del sueño, el fomento de prácticas de autocuidado, el uso de técnicas de relajación y mindfulness, y la reestructuración de los horarios laborales hacia modelos más estables y previsibles, han mostrado un impacto positivo en la calidad del sueño. No obstante, la eficacia de estas estrategias a largo plazo depende del compromiso institucional. Las organizaciones sanitarias, deben asumir un rol activo en la promoción de entornos laborales que favorezcan el descanso, habilitando espacios adecuados para descansar durante los turnos nocturnos y reconociendo el sueño como un derecho y necesidad fundamental para el desempeño profesional.

En definitiva, garantizar una adecuada calidad del sueño en el personal de enfermería, no solo protege su salud física y mental, sino que también repercute brindando una mayor seguridad al paciente, y una mayor eficiencia al sistema sanitario. Las soluciones requieren un enfoque integral que combine estrategias individuales, cambios organizacionales y una transformación cultural que valore el descanso como parte esencial del bienestar laboral. Invertir en el sueño del personal de enfermería es, en última instancia, invertir en una atención sanitaria más humana, segura y sostenible.

Bibliografía

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