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Cáncer de próstata: qué saber y cuándo hacerse controles

Cáncer de próstata: qué saber y cuándo hacerse controles

Autor principal: Teodoro Álvarez Mateos

Vol. XX; nº 17; 936

Prostate cancer: what to know and when to get screened

Fecha de recepción: 12 de agosto de 2025
Fecha de aceptación: 6 de septiembre de 2025

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 17 – Primera quincena de Septiembre de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 17; 936

Autores:

Teodoro Álvarez Mateos, Enfermero Quirón Prevención y Loga Salud
Verónica Vidal Villanueva, Enfermera Centro Salud Alcorisa
Catalina Cazacu, Enfermera Centro de Salud Alcorisa
Andrea Vidal Villanueva, Enfermera Hospital de Alcañiz, Teruel
Sergio Méndez Valle, Enfermero Hospital de Alcañiz, Teruel
Ana Subirats Valls, Enfermera Hospital de Alcañiz, Teruel
Elena Nina Tomiuc, Enfermera Centro de Salud Caspe

Resumen

El cáncer de próstata es una de las neoplasias malignas más comunes en hombres adultos, con mayor incidencia a partir de los 50 años. Su detección temprana a través de controles adecuados puede mejorar significativamente el pronóstico y la calidad de vida. Este artículo revisa los factores de riesgo, síntomas, métodos de diagnóstico y recomendaciones actuales sobre el screening prostático y su periodicidad.

Palabras clave

cáncer de próstata, detección precoz, PSA, tacto rectal, screening prostático.

Abstract

Prostate cancer is one of the most common malignancies in adult men, especially after age 50. Early detection through proper screening significantly improves prognosis and quality of life. This article reviews risk factors, symptoms, diagnostic methods, and current recommendations regarding prostate cancer screening and timing.

Keywords

prostate cancer, early detection, PSA, digital rectal exam, prostate screening.

Introducción

El cáncer de próstata es el tumor maligno más frecuente en hombres y una de las principales causas de muerte por cáncer en este grupo. La incidencia aumenta significativamente con la edad, siendo raro antes de los 40 años y alcanzando su mayor prevalencia en hombres mayores de 65. Factores como antecedentes familiares, raza (especialmente afroamericana) y hábitos de vida influyen en el riesgo.

En etapas iniciales, el cáncer de próstata puede no presentar síntomas, lo que hace indispensable la detección temprana mediante métodos de screening. Sin embargo, existen controversias acerca de la eficacia del screening poblacional debido a riesgos de sobrediagnóstico y sobretratamiento. Por lo tanto, es crucial definir qué se debe saber sobre esta enfermedad y cuándo realizar controles para maximizar beneficios y minimizar daños.

Este artículo ofrece una revisión actualizada sobre el cáncer de próstata, sus factores de riesgo, manifestaciones clínicas, métodos diagnósticos y las recomendaciones sobre cuándo y cómo realizar controles preventivos.

Metodología

Se realizó una revisión narrativa bibliográfica mediante la búsqueda en bases de datos científicas (PubMed, Scopus, Cochrane Library, Google Scholar) de artículos, guías clínicas y revisiones sistemáticas publicadas entre 2010 y 2024, en inglés y español. Se priorizaron documentos que abordaran epidemiología, factores de riesgo, diagnóstico y recomendaciones actuales para screening prostático. También se revisaron guías oficiales de sociedades urológicas internacionales y documentos de la Organización Mundial de la Salud.

Resultados

Epidemiología y factores de riesgo

El cáncer de próstata es el tumor más diagnosticado en hombres a nivel mundial y la segunda causa de muerte por cáncer en este grupo. La International Agency for Research on Cancer (IARC) estimó que en 2022 se diagnosticaron más de 1,4 millones de nuevos casos y se produjeron alrededor de 375,000 muertes. La incidencia varía considerablemente entre regiones, siendo más alta en América del Norte, Europa Occidental y Australia/Nueva Zelanda, y más baja en Asia y África, lo cual refleja tanto diferencias genéticas como desigualdades en el acceso al diagnóstico.

Entre los factores de riesgo más importantes se encuentran:

Edad: El riesgo aumenta de forma exponencial con la edad. Aproximadamente 60% de los casos se diagnostican en hombres mayores de 65 años.

Antecedentes familiares: Tener un familiar de primer grado con cáncer de próstata duplica el riesgo. Si hay varios familiares afectados, o si el diagnóstico fue precoz, el riesgo es aún mayor.

Origen étnico: Los hombres afroamericanos tienen una mayor incidencia, presentan tumores más agresivos y peor pronóstico.

Factores genéticos: Mutaciones en los genes BRCA1, BRCA2, ATM, CHEK2 y HOXB13 se asocian con un riesgo aumentado. Estos factores también se relacionan con tumores de comportamiento más agresivo.

Factores ambientales y del estilo de vida: Dietas ricas en grasas saturadas, obesidad, consumo de carne procesada y sedentarismo se han vinculado a mayor riesgo. Por otro lado, una dieta rica en vegetales, soja, licopeno y actividad física regular parecen tener un efecto protector.

Sintomatología

La mayoría de los cánceres de próstata en estadios iniciales son asintomáticos y se descubren durante controles de rutina. Cuando los síntomas aparecen, es frecuente que se superpongan con enfermedades benignas de la próstata como la hiperplasia prostática benigna (HPB). Los signos de alerta incluyen:

Disuria (dolor al orinar)
Polaquiuria (aumento en la frecuencia urinaria)
Nicturia (orinar frecuentemente por la noche)
Retención urinaria o flujo débil
Hematuria
Dolor óseo, especialmente en espalda o pelvis, en casos de metástasis

Métodos diagnósticos y de detección

Antígeno Prostático Específico (PSA): Es el marcador más utilizado en el screening. Valores normales se sitúan entre 0 y 4 ng/mL, pero puede variar con la edad. PSA elevado no significa cáncer necesariamente. Aumentos pueden deberse también a infecciones o HPB. Existen subtipos de PSA (PSA libre, PSA total, densidad del PSA) que mejoran la especificidad.

Tacto Rectal (TR): Permite palpar la glándula prostática para detectar nódulos o asimetrías. Aunque subjetivo y con menor sensibilidad, puede identificar tumores que no elevan el PSA.

Biopsia prostática transrectal o transperineal: Se realiza bajo guía ecográfica cuando hay sospecha clínica (PSA elevado o TR anormal). Confirma el diagnóstico y permite estadificar mediante el sistema de Gleason, que valora la agresividad tumoral.

Resonancia magnética multiparamétrica (mpMRI): Es una herramienta de alta precisión para localizar lesiones sospechosas, guiar biopsias y evaluar la extensión del tumor. Permite evitar biopsias innecesarias en pacientes de bajo riesgo.

Otros estudios complementarios: Tomografía computarizada (TC), gammagrafía ósea o PET con PSMA se utilizan en etapas avanzadas o con sospecha de metástasis.

Recomendaciones de screening actuales

Existen diferencias entre guías clínicas, pero las más aceptadas (USPSTF, EAU, NCCN) recomiendan:

Inicio de screening a los 50 años en hombres con riesgo promedio, con PSA y eventualmente TR.
En hombres de alto riesgo (afroamericanos o con antecedentes familiares): iniciar entre los 40 y 45 años.
Suspender el screening a partir de los 70 años, o cuando la expectativa de vida sea inferior a 10-15 años.
La frecuencia de los controles depende del nivel de PSA inicial. Si PSA <1 ng/mL, puede espaciarse a cada 2-4 años.

Discusión

El cáncer de próstata plantea un delicado equilibrio entre los beneficios de la detección temprana y los riesgos derivados del sobrediagnóstico. Si bien el screening ha demostrado reducir la mortalidad específica por cáncer prostático (como lo mostró el estudio ERSPC con una reducción del 20%), también ha incrementado el diagnóstico de tumores indolentes que no habrían causado síntomas o muerte en la vida del paciente.

Esta situación genera un dilema clínico: tratar precozmente para evitar la progresión, o adoptar una conducta expectante para no afectar la calidad de vida innecesariamente. El tratamiento radical (cirugía o radioterapia) puede ocasionar secuelas importantes como disfunción eréctil, incontinencia urinaria y complicaciones rectales, que deben sopesarse cuidadosamente.

Importancia del screening individualizado

El enfoque actual se orienta hacia una decisión compartida, donde el médico y el paciente discuten los riesgos y beneficios del screening basados en edad, antecedentes familiares, raza y preferencias personales. No se recomienda realizar PSA sin informar previamente al paciente sobre las posibles consecuencias diagnósticas y terapéuticas.

Avances en diagnóstico y manejo

La introducción de la resonancia magnética multiparamétrica ha mejorado la precisión diagnóstica, reduciendo el número de biopsias innecesarias y permitiendo una mejor caracterización del tumor. Asimismo, los biomarcadores genéticos y moleculares emergentes podrían permitir una mayor personalización del diagnóstico y tratamiento en el futuro.

En cuanto al manejo, ha cobrado relevancia la estrategia de vigilancia activa para tumores de bajo riesgo. Esta consiste en monitoreo periódico con PSA, biopsias y resonancia, reservando el tratamiento para casos con progresión. Esta estrategia ha demostrado preservar la calidad de vida sin comprometer la supervivencia en pacientes seleccionados.

Por otro lado, en pacientes con enfermedad localmente avanzada o metastásica, la combinación de hormonoterapia con nuevas terapias (enzalutamida, apalutamida, darolutamida) ha mejorado los resultados clínicos.

Disparidades en el acceso y educación sanitaria

Un desafío persistente es la desigualdad en el acceso a controles y tratamientos. En países con recursos limitados, muchos hombres consultan en estadios avanzados, reduciendo las posibilidades de tratamiento curativo. Además, existe falta de información en la población masculina sobre la importancia de los controles periódicos, especialmente en varones jóvenes con antecedentes familiares o afrodescendientes.

Conclusiones

El cáncer de próstata constituye un importante problema de salud masculina, con alta incidencia y mortalidad si no se detecta precozmente. La implementación de estrategias de screening, especialmente con PSA y tacto rectal, ha permitido diagnosticar la enfermedad en etapas tempranas, cuando aún es curable. Sin embargo, el sobrediagnóstico y la sobreintervención siguen siendo desafíos relevantes que obligan a una evaluación personalizada de cada paciente.

Las guías actuales recomiendan un enfoque de screening individualizado, considerando los factores de riesgo y la expectativa de vida. La educación sanitaria y la participación informada del paciente son elementos clave para una toma de decisiones adecuada.

Avances como la resonancia multiparamétrica, nuevos biomarcadores y tratamientos personalizados abren la posibilidad de un diagnóstico más preciso y de una terapéutica más dirigida, minimizando efectos secundarios y mejorando la calidad de vida. Estrategias como la vigilancia activa en casos de bajo riesgo, y tratamientos más agresivos en enfermedad avanzada, permiten adaptar la conducta médica a la realidad de cada paciente.

En este contexto, los profesionales de la salud deben asumir un rol activo en la promoción de la salud prostática, orientando a los hombres en edad de riesgo sobre la importancia del control precoz y facilitando el acceso a los recursos diagnósticos adecuados.

Finalmente, es indispensable fortalecer los sistemas de salud y reducir las brechas sociales que dificultan la detección y el tratamiento oportuno del cáncer de próstata, garantizando así una atención equitativa y basada en la mejor evidencia disponible.

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Declaración de buenas prácticas:
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.