Valoración clínica y técnicas diagnósticas en el cáncer de pulmón
Se entiende por cáncer de pulmón a todo el conjunto de neoplasias malignas con origen en las células que componen a las vías aéreas y el parénquima pulmonar, de este modo se excluye las metástasis pulmonares de otros tumores.
Valoración clínica y técnicas diagnósticas en el cáncer de pulmón
Autores:
- Eva Barroso Santamaría. Graduada en Enfermería.
- Ana Márquez Morales. Graduada en Enfermería.
- Rosa María Ruíz García. Graduada en Enfermería.
Resumen:
Las manifestaciones clínicas del cáncer de pulmón dependen de su localización y de su extensión, los síntomas principales son la hemoptisis, el dolor torácico, la tos, disnea, etc. Cuando un paciente presenta síntomas sospechosos de un carcinoma pulmonar deben realizarse técnicas radiológicas, junto con la exploración, y posteriormente ha de confirmarse el diagnóstico mediante un estudio anatomo-patológico de la lesión. Por otra parte, ha de llevarse a cabo una valoración de la extensión tumoral dentro del tórax y a otros órganos.
Para ello existe una normativa internacional conocida como TNM, que hacen referencia a tres aspectos del cáncer: la T se refiere al tamaño y localización del tumor, la N a la afectación de los ganglios linfáticos y la M a la afectación o no de otros órganos. A partir de esto, diferenciamos los cuatro estadios del cáncer.
Palabras clave: cáncer pulmón, técnicas diagnósticas pulmón, tos, hemoptisis, disnea.
Introducción:
Las manifestaciones clínicas del cáncer de pulmón dependen de su localización y de su extensión. En los pacientes en los que la enfermedad está localizada los síntomas más frecuentes se relacionan con la obstrucción de las vías aéreas principales, la infiltración del parénquima pulmonar y la invasión de estructuras adyacentes como la pared torácica. Los síntomas más relevantes son la tos, la disnea, la hemoptisis, el dolor torácico y el síndrome consuntivo –astenia, anorexia y pérdida de peso-.
Valoración clínica:
La aparición o exacerbación de la tos es el síntoma que se da con más frecuencia, suele ser imitativa, rebelde, repetitiva y generalmente no produce moco. En ocasiones puede asociarse con la presencia de esputos sanguinolentos. En los pacientes que presentan bronquitis crónicas no se le suele prestar mucha atención a la tos, ya puede ser una manifestación de su enfermedad, por ello hay que indagar en los posibles cambios de las características de la misma.
La aparición de disnea o el aumento de la misma sobre la situación basal, se presentan en el 25-60% de los casos, y en muchas ocasiones es la expresión de una extensa afectación intratorácica, ya sea por el tumor, por la obstrucción de la vía aérea superior, por atelectasia, por linfangitis carcinomatosa o por derrame pleural. Inicialmente también se manifiesta tras realizar un esfuerzo grande y progresivamente puede hacerse más intensa y aparecer con pequeñas actividades físicas (aseo diario, vestirse, etc.).
La hemoptisis, o expulsión de sangre procedente del árbol bronquial, como dije anteriormente, es otro síntoma del cáncer de pulmón. Es uno de los síntomas iniciales hasta en un 50% de los casos y suele tratarse de expectoración mucosa con pequeños restos hemáticos. Rara vez la hemoptisis es masiva y cuando aparece, debida a la infiltración tumoral de un vaso importante, suele ser mortal.
Otro síntoma clave es el dolor torácico. Está presente en el momento del diagnóstico entre el 20 y el 15% de los casos y por lo general se explica por la invasión tumoral de la pleura parietal y la pared torácica. Debe descartarse el dolor ocasionado por la afectación metastásica de otras estructuras torácicas como las costillas.
Puede ocurrir, aunque más rara vez, la disfonía es el síntoma inicial, consecuencia de la afectación del nervio laríngeo recurrente izquierdo por extensión tumoral directa del mediastino o por la presencia de adenopatías, que origina una parálisis de la cuerda vocal izquierda.
También puede darse que una afectación ganglionar extensa del mediastino comprometa el retorno venoso de la vena cava superior y aparezca un síndrome de vena cava superior, caracterizado por edema, congestión cervical, exoftalmos y circulación colateral.
En los pacientes que presentan factores predisponentes a padecer este tipo de cáncer, la pérdida de peso, la anorexia y la astenia son signos de alarma y en ocasiones la manifestación inicial de la enfermedad.
Es relativamente frecuente la aparición de una infección respiratoria recurrente como una bronquitis o una neumonía, que no cede tras haber cumplimentado adecuadamente un tratamiento antibiótico. También se puede asociar con diferentes signos respiratorios, como los roncus o sibilancias.
Los síntomas endocrinos asociados al cáncer de pulmón son la hipercalcemia, cushing, ginecomastia y galactorrea. También podemos encontrar síntomas relacionados con los síndromes paraneoplásicos como son la acropaquia y la osteoartropatía hipertrófica. Y los síntomas neurológicos como son la neuropatía sensorial sub-aguada, la encefalomielitis, el síndrome Eaton-Lambert y la mielopatía necrotizante.
En función de las estructuras del organismo a las que esté afectando (vasos o nervios) un cáncer de pulmón puede producir otros problemas clínicos. Por ejemplo, la compresión de los vasos sanguíneos que descienden desde el cuello al corazón puede producir hinchazón del cuello y de la cara; la afectación de estructuras nerviosas puede ocasionar dolor o debilidad en los hombros o en cualquiera de los brazos; la invasión de los huesos puede dar lugar a fracturas patológicas de éstos.
En algunos casos la sintomatología de un cáncer de pulmón es generalizada: fatiga, pérdida de apetito, pérdida inexplicable de peso, fiebre sin causa conocida, dolor de cabeza… Y en otros casos, entre el 5 y el 15 % de los pacientes con este tipo de cáncer, se encuentran asintomáticos cuando se diagnostican.
Técnicas diagnósticas y/o terapéuticas:
El diagnóstico de un paciente con carcinoma broncogénico obedece a una secuencia orientada a estadificar la enfermedad y a determinar el riesgo según el estadio de la función pulmonar.
Cuando un paciente presenta síntomas sospechosos de la existencia de un carcinoma pulmonar debe iniciarse primero la búsqueda de la información mediante técnicas radiológicas y la exploración, y posteriormente ha de confirmarse el diagnóstico mediante un estudio anatomo-patológico de la lesión. Por otra parte a de llevarse a cabo una valoración de la extensión tumoral dentro del tórax y a otros órganos.
Lo primero a realizar, como en cualquier otro proceso, es una historia clínica y una exploración física completa. En la entrevista, se recoge información de los hábitos de salud del paciente (por ejemplo si es o no fumador, antecedentes de la enfermedad, etc.), así como del proceso que está aconteciendo. De manera muy resumida, se debe saber la respuesta a tres preguntas: ¿Qué le pasa? ¿Desde cuándo le pasa? ¿A qué lo atribuye?
El examen corporal permite verificar el estado general de salud e identificar cualquier signo de enfermedad como por ejemplo, nódulos o alteraciones en la respiración.
Posteriormente se realizan una serie de exploraciones complementarias, la primera es una radiografía de tórax en dos proyecciones, antero posterior y lateral. La radiografía utiliza rayos X para obtener una imagen del interior del cuerpo, con el fin de buscar bultos o lesiones en los pulmones.
Más tarde se practica una tomografía computarizada torácica y abdominal, que incluya al hígado y las glándulas suprarrenales con el fin de excluir la presencia de metástasis. Este es un procedimiento mediante el cual se toman múltiples radiografías detalladas de áreas internas del cuerpo, desde ángulos diferentes. Presenta más resolución que los rayos X normales.
En principio, en ausencia de manifestaciones neurológicas o clínica de dolor óseo, el estudio de extensión del cáncer en pacientes con un hemograma y un estudio bioquímico sérico normal, finalizaría en este proceso.
Si se sospecha de metástasis en el sistema nervioso central, se debe realizar una tomografía computarizada craneal. Por otro lado, el dolor óseo obliga a realizar una gammagrafía ósea para descartar metástasis de este tipo. Solo en el carcinoma microcítico el estudio ha de incluir una biopsia de médula ósea, una tomografía computarizada craneal de forma sistemática y la resonancia magnética.