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Conducta de riesgo para la salud en adolescentes

Algunos estudios las agrupan en cuatro grupos, el primero corresponde a las que se realizan con mayor frecuencia en general quedando enmarcadas el consumo de drogas y las relativas a la sexualidad; las encuestas sobre consumo de drogas señalan que ésta es una de las amenazas a la salud más destacadas durante la adolescencia, que se trata de un importante problema, ya que la actitud generalizada es cederle escasa importancia a sus efectos y minimizar sus consecuencias. En un segundo grupo referente a la búsqueda de peligros en el que se encuadran las conductas de búsqueda de riesgo, accidentes automovilísticos y la violencia; el tercer grupo corresponde a los hábitos de vida principalmente la alimentación y la actividad física; quedando en último lugar el cuarto grupo referido al aspecto psicológico.

De todos modos hagamos las particiones que creamos pertinentes, todas estas conductas de riesgo están íntimamente relacionadas; tienen como característica fundamental la interrelación entre todas ellas, es decir, que un adolescente puede y suele desarrollar dos, tres o todas las conductas de riesgo. Éstas no tienen lugar de manera aislada sino que su ocurrencia en la mayoría de los casos es conjunta.

  • FRECUENCIA DE CONDUCTAS DE RIESGO EN ADOLESCENTES.

Una vez que conocemos las principales conductas de riesgo será importante saber con qué frecuencia ocurren algunas de ellas. Pues según los datos aportados mediante el estudio “Conductas de riesgo para la salud en una muestra de alumnos de entre 14 y 17 años de la comarca del Alto y Medio Vinalopó (Alicante)” (4) el 50,1% refiere realizar algunas vez que otra alguna conducta peligrosa, mientras que sólo el 13,9 % afirma llevar a cabo conductas de riesgo de forma habitual.

De manera más concreta, en cuanto al consumo de drogas legales el 64,9% de los adolescentes consume alcohol, mientras que 45,4% se declara fumador; por su parte el consumo de drogas ilegales es más reducido, siendo las más solicitadas la mariguana con un 12,8% de consumo y la cocaína con un consumo del 2,3% de los adolescentes. El 40% manifiesta haber mantenido relaciones sexuales completas, de estos el 20% utilizó preservativo, siendo las razones principales para usarlo el evitar un embarazo (45%) y las enfermedades de transmisión sexual (ETS) (30%).

En cuanto a la práctica de relaciones sexuales de riesgo el motivo mayoritario es el consumo de alcohol (32%). Por último referente a los accidentes automovilísticos el 74,5% usan siempre el cinturón de seguridad en el coche y el 66,3% se ponen el casco siempre que van en moto, el 42% respeta las señales de tráfico como conductor, mientras que solo el 23% las respeta como peatón.

Estos datos son muy similares a los que obtienen Eugenia Gil García y Nuria Romo Avilés (5), aunque este estudio va más allá, ya que realiza la distinción por género de manera que con relación al consumo de drogas los chicos consumen más drogas ilegales (cannabis, cocaína), mientras que las chicas más drogas legales (tabaco y tranquilizantes). Por otra parte en seguridad vial o accidentes automovilísticos el sector masculino conduce a más velocidad, posee más vehículos a motor y respeta menos las normas de circulación. Y por último con respecto a las conductas sexuales lo más destacable es la poca información que disponen ambos sobre las ETS.

Sin embargo, las investigaciones realizadas en este campo revelan que toda la información dada sobre los riesgos para la salud y los comportamientos nuevos que surgen en la adolescencia, por sí mismos, no parecen ser eficaces para que el joven los evite; por ejemplo, los riesgos de una relación sexual sin protección no evita que los jóvenes realicen conductas sexuales de riesgo. Lo que definirá la toma de decisión de los adolescentes con relación a las conductas de riesgo o protección será sobretodo la observación de la conducta en el grupo de iguales. Este grupo también será crucial en la adquisición de los estilos de vida.

En líneas generales podemos concluir, que un 52,6% de los chicos frente a un 47,4% de las chicas, refieren haber llevado a cabo alguna conducta peligrosa. En los últimos años se ha producido un incremento del consumo de alcohol y tabaco en chicas superando al consumo en los chicos. Cabe destacar que uno de cada cuatro adolescentes ha mantenido relaciones sexuales de riesgo, y como el factor principal aparece el alcohol. Y por último, respecto a la seguridad vial sólo uno de cada tres adolescentes no se pone el casco y la gran mayoría no respeta las señales de tráfico como peatón (4).

Por lo tanto podemos confirmar que en la adolescencia puede aparecer conductas de riesgo tanto sociales (llegando incluso a quebrantar las normas y leyes) como para la salud, entre las que cabe destacar el riesgo de consumo de sustancias adictivas, ya que es la conducta más extendida.

  • FACTORES DE RIESGO.

Para conocer por qué una persona asume ciertos riesgos hay que comprender antes que se trata más de un producto de la interacción social que de una decisión individual. La vida social del adolescente actualmente está marcada principalmente por el paro y por la precariedad laboral. Lo cual nos puede conducir hacia el pensamiento de que la conductas de riesgos adoptadas por este grupo de la población, pueden ser el resultado del conflicto existente entre las oportunidades que facilita la estructura social, y las necesidades que los adolescentes precisan satisfacer en su evolución personal; es decir, el resultado de la frustración y la falta de opciones de los jóvenes.

Todo ello unido a las bajas expectativas y alternativas de futuro que presentan los adolescentes, explica que éstos basen su actuación en perseguir satisfacciones inmediatas sin pensar en sus consecuencias posteriores (futuras), la mayoría de las veces mediante conductas peligrosas (1).

Se considera factor de riesgo a la característica o cualidad de una persona o comunidad que se sabe va unida a una mayor probabilidad de daño a la salud. Por lo tanto, como vengo diciendo hasta ahora, solamente el hecho de ser adolescente se convierte en el principal factor de riesgo de conductas peligrosas. No obstante, la autora Patricia Elizabeth Cossío Torres (6) enumera algunos factores de riesgo más que presentan los adolescentes y que por tanto favorecen la aparición de conductas de riesgo para la salud. Éstas son el sexo, la edad (a mayor edad, mayor es el consumo y por tanto mayor riesgo para la salud), la baja resistencia a la influencia negativa de los iguales, las influencias parentales negativas, la educación y la calidad del entorno.

  1. CONCLUSIONES

Por lo tanto podemos concluir que la adolescencia es una etapa del ciclo vital de especial vulnerabilidad donde el individuo suele mostrar un amplio abanico de conductas de riesgo. Como la más extendida destaca el consumo de sustancias adictivas, seguida de las relaciones sexuales no saludables, la seguridad vial ineficaz, y por último la búsqueda de peligros.

Las conductas riesgosas en adolescentes son comportamientos muy comunes en nuestra sociedad, y crecen al mismo tiempo que lo hace la postura de minimizar los riesgo. Se trata de comportamientos asociados, no aislados, es decir, que la mayoría de las conductas riesgosas tiene lugar de manera conjunta. Tienen un origen multicausal, por lo que presentan numerosos factores que los favorecen entre los que cabe destacar la propia adolescencia y el entorno.

BIBLIOGRAFÍA (referenciada y consultada).

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