Cuidado enfermero en el adulto mayor con úlcera por presión: Una perspectiva de autores
Autora principal: Daylin Fleitas Gutiérrez
Vol. XX; nº 24; 1126
Nursing Care in Older Adults with Pressure Ulcers: An authors’ perspective
Fecha de recepción: 3 de octubre de 2025
Fecha de aceptación: 6 de diciembre de 2025
Fecha de publicación: 17 de diciembre de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 24 – Segunda quincena de Diciembre de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 24; 1126 – DOI: https://doi.org/10.64396/24-1126 – Cómo citar este artículo
Autores:
Daylin Fleitas Gutiérrez. Docente Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, Manta, Ecuador.
María Fernanda Farfán López. Docente Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, Manta, Ecuador.
Estela Reyes Reyes. Docente Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, Manta, Ecuador.
Naysi Rivera Pico. Docente Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, Manta, Ecuador.
Wagner Jordan Macías Sacón. Docente Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, Manta, Ecuador.
Resumen
Las lesiones por presión en personas adultas mayores continúan siendo un desafío importante tanto para la seguridad del paciente como para la calidad del cuidado, además de ser un reto para el cuidador inexperto. Esta revisión reúne hallazgos publicados con impacto en el cuidado de los últimos cinco años (2021–2025). Recordaremos la importancia del rol enfermero en la valoración del riesgo, prevención, manejo local de las lesiones, nutrición, educación del cuidador y la continuidad del cuidado. Los resultados destacan que el cambio postural sigue siendo una estrategia clave, aunque aún no existe consenso sobre la frecuencia óptima, por lo que debe combinarse con el uso de superficies de apoyo eficaces. Asimismo, los apósitos de espuma de silicona aplicados de forma preventiva podrían reducir la aparición de úlceras en zonas vulnerables, aunque la certeza de la evidencia es limitada. Se observa además que los cuidados estructurados y proactivos de enfermería disminuyen la incidencia en pacientes encamados. En cuanto a la suplementación nutricional (proteína, arginina, zinc y antioxidantes), los estudios muestran resultados inciertos respecto a la cicatrización. Finalmente, la adopción de guías actualizadas y protocolos estandarizados facilita la práctica clínica y refuerza la calidad de los cuidados. Aunque se han logrado avances, persisten vacíos significativos en la literatura reciente sobre la prevención y el manejo de las lesiones por presión en personas adultas mayores. La ausencia de consenso en aspectos esenciales, como la frecuencia óptima del cambio postural, la eficacia de los apósitos profilácticos o el papel de la suplementación nutricional, limita la implementación de cuidados basados en evidencia sólida. En consecuencia, esta revisión enfatiza la necesidad de investigaciones innovadoras y rigurosas que fortalezcan el rol de la enfermería y promuevan planes de atención integrales, con el fin de mejorar la calidad de vida de esta población vulnerable.
Palabras clave
Adulto mayor, ulcera por presión, cuidado enfermero, calidad del cuidado.
Abstract
Pressure injuries in older adults continue to be a major challenge for both patient safety and quality of care, as well as a challenge for inexperienced caregivers. This review brings together published findings impacting care from the last five years (2021–2025). We emphasize the importance of the nursing role in risk assessment, prevention, local injury management, nutrition, caregiver education, and continuity of care. The results highlight that repositioning remains a key strategy, although there is still no consensus on the optimal frequency, so it should be combined with the use of effective support surfaces. Likewise, silicone foam dressings applied preventively may reduce the occurrence of ulcers in vulnerable areas, although the certainty of the evidence is limited. It is also observed that structured and proactive nursing care reduces the incidence in bedridden patients. Regarding nutritional supplementation (protein, arginine, zinc, and antioxidants), studies show uncertain results regarding wound healing. Finally, the adoption of updated guidelines and standardized protocols facilitates clinical practice and enhances the quality of care. Although progress has been made, significant gaps persist in the recent literature on the prevention and management of pressure injuries in older adults. The lack of consensus on essential aspects, such as the optimal frequency of repositioning, the efficacy of prophylactic dressings, or the role of nutritional supplementation, limits the implementation of evidence-based care. Consequently, this review emphasizes the need for innovative and rigorous research that strengthens the role of nursing and promotes comprehensive care plans, in order to improve the quality of life of this vulnerable population.
Keywords
Older adult, pressure ulcer, nursing care, quality of care.
Introducción
Las lesiones por presión (LPP), también conocidas como úlceras por presión, constituyen un reto universal en el cuidado del adulto mayor. Afectan no solo la integridad cutánea, sino la dignidad, la calidad de vida y la seguridad del paciente. En una población cada vez más envejecida y frágil, su prevención y manejo ocupan un lugar central en la práctica enfermera a nivel global (1,2). Durante los últimos cinco años, la literatura internacional ha avanzado en tres direcciones:
La consolidación de guías internacionales (EPUAP, NPIAP, PPPIA).
La introducción de nuevas tecnologías de apoyo (superficies dinámicas, apósitos profilácticos, sistemas de monitoreo).
La evaluación crítica de intervenciones clásicas como el reposicionamiento o la suplementación nutricional.
No obstante, persisten debates sobre qué prácticas tienen mayor impacto real, cuáles se adaptan mejor a cada contexto y cómo priorizarlas en escenarios de recursos limitados (3–5).
Abordemos las guías internacionales: Las guías vinculadas EPUAP/NPIAP/PPPIA continúan siendo el estándar de oro, cuando del cuidado se trata. Su tercera edición (2019) enfatiza un paquete multifactorial: Valoración del riesgo, superficies de apoyo, reposicionamiento, cuidado de la piel, optimización nutricional y educación (6). Sin embargo, actualizaciones parciales de 2023–2025 anticipan ajustes: Se discute flexibilizar la frecuencia de reposicionamiento en pacientes con superficies de alta calidad y reforzar la atención a lesiones relacionadas con dispositivos médicos (7,8). Este punto refleja un cambio de paradigma: Pasar de protocolos rígidos a decisiones clínicas razonadas, en las que el juicio profesional de enfermería resulta imprescindible.
Uno de los puntos más abordados es: Valoración del riesgo: La escala de Braden sigue siendo la herramienta más empleada, aunque no exenta de críticas. Huang et al. (2021) confirmaron su validez predictiva moderada, con sensibilidad dependiente del contexto y del punto de corte (9). Wynn et al. (2024) propusieron refinarla mediante el uso de datos del mundo real en centros post-agudos, mejorando la precisión y adaptándola a pacientes con fragilidad y comorbilidad (10). Así, la Braden se interpreta hoy más como un punto de partida que como una sentencia clínica: orienta, pero nunca sustituye la mirada crítica del equipo enfermero y del equipo clínico.
Un avance significativo ha sido la diferenciación entre LPP y otras lesiones cutáneas. Woodward et al. (2024) desarrollaron un algoritmo práctico para la dermatitis asociada a incontinencia (IAD), destacando su fisiopatología distinta a la de las úlceras por presión (11). Esta distinción evita sobrediagnósticos, orienta a intervenciones más adecuadas y protege los indicadores de calidad. Con todo este abordaje la tendencia internacional propone: integrar escalas estandarizadas, factores clínicos adicionales (fragilidad, perfusión tisular, dispositivos médicos), diferenciación diagnóstica y juicio clínico. Este enfoque integral coloca a la enfermería como garante de un proceso de evaluación dinámico, sensible a cambios y capaz de prevenir complicaciones.
Por otro lado, el reposicionamiento ha sido históricamente la piedra angular de la prevención. Sin embargo, la pregunta «¿cada cuánto voltear?» aún no tiene respuesta definitiva. Asiri et al. (2023) señalaron que la evidencia es incierta, con recomendaciones más apoyadas en consenso que en ensayos clínicos robustos (12).
Zeng et al. (2023) encontraron que regímenes de 2–<4 horas reducen la incidencia comparados con intervalos de 4–6 horas (13). Un editorial de 2025 sugiere que 2–3 horas son razonables siempre que se usen superficies de redistribución de presión adecuadas (14). La consecuencia práctica es que el reposicionamiento debe adaptarse al paciente, al colchón disponible y al contexto asistencial. Aquí, el rol enfermero es decisivo: individualizar la estrategia, equilibrando ciencia, experiencia clínica y realidades operativas.
Si hablamos del uso de apósitos de espuma de silicona han ganado terreno en zonas de alto riesgo (sacro, talones). Neyt et al. (2024) reportaron una reducción relativa del 41 % en sacro (15). Latimer et al. (2024) demostraron eficacia comparativa en UCI (16). Un metaanálisis reciente confirma beneficios en talones con daños de estadio I, aunque la certeza global aún oscila entre baja y moderada (17). Su éxito depende de factores aparentemente sencillos pero críticos: colocación sin pliegues, selección correcta del paciente y vigilancia continua de la piel. En otras palabras, el apósito no reemplaza la valoración enfermero, sino que la complementa.
Otro tema a destacar es: La nutrición, el talón de Aquiles del cuidado enfermero: La nutrición sigue siendo un eje esencial, aunque la evidencia más reciente obliga a la prudencia. La revisión Cochrane 2024 (Langer et al.) concluyó que la suplementación con proteína, arginina, zinc y antioxidantes tiene una certeza muy baja respecto a la cicatrización (18). Por otro lado, se destaca beneficios potenciales: do Espírito Santo et al. (2024) señalan que la composición de suplementos puede influir positivamente en heridas crónicas (19), mientras que Cangelosi et al. (2025) resaltan el valor del soporte nutricional liderado por enfermería en adultos mayores (20).
El consenso práctico es claro: la prioridad es el tamizaje nutricional sistemático, la cobertura calórico-proteica adecuada y, en casos seleccionados, el uso de suplementos específicos. La enfermería tiene aquí un rol de coordinación clave con nutrición clínica, evitando expectativas irreales sobre «fórmulas milagro».
Es de resaltar que, más allá de medidas aisladas, la evidencia reciente apoya los bundles multifactoriales. Kandula et al. (2025) mostraron que la combinación de educación, protocolos estandarizados y posicionamiento reduce significativamente la prevalencia de LPP (21). Melhem et al. (2025) confirmaron que iniciativas de calidad lideradas por enfermería disminuyen incluso las lesiones relacionadas con dispositivos médicos (22).
Estos hallazgos refuerzan que no basta con aplicar intervenciones sueltas: se requiere liderazgo enfermero, auditorías y ciclos de mejora continua.
Competencias clínicas: clasificar mejor, cuidar mejor: El conocimiento técnico también influye en los resultados. Park et al. (2024) demostraron que muchos errores en la clasificación de LPP se deben a limitaciones en la capacidad visual y diagnóstica de las enfermeras (23). La solución pasa por educación continua, retroalimentación al lado de la cama y micro aprendizajes frecuentes. Una clasificación correcta evita tratamientos erróneos, mejora indicadores, fortalece la confianza del equipo y permite actuar a tiempo evitando la propagación de la úlcera.
El problema radica que la población adulta cada vez es mayor y el envejecimiento cada vez es más prematuro. El cambio demográfico global amplifica la importancia de este problema. Pang et al. (2025) documentaron que la prevalencia de LPP en mayores de 60 años se mantiene en ascenso, presionando los sistemas de salud a tomar medidas para controlar la situación (24). Itoh et al. (2025) mostraron que el riesgo aumenta en los «oldest-old» (≥85 años), potenciado por fragilidad, sarcopenia y uso de dispositivos (25).
Para la enfermería, este panorama significa que la prevención intensiva y personalizada deja de ser un ideal y se convierte en estándar ético y clínico, que requiere prioridad.
Síntesis crítica
La literatura de 2020–2025 muestra un amplio consenso:
El cuidado debe ser multifactorial e interdisciplinario.
La valoración del riesgo es necesaria pero no suficiente.
La educación continua y la estandarización mejoran resultados.
La prevención es más costo-efectiva que el tratamiento.
Pero también mantiene zonas grises: la frecuencia óptima de reposicionamiento, la magnitud del beneficio de los apósitos profilácticos y la verdadera eficacia de la suplementación nutricional. Estas controversias resaltan la importancia del juicio clínico enfermero para tomar decisiones individualizadas.
La problemática persiste a pesar de la existencia de guías internacionales ampliamente difundidas y de intervenciones preventivas aparentemente claras, las úlceras por presión siguen siendo una complicación frecuente en adultos mayores hospitalizados y en cuidados de larga estancia. La literatura reciente muestra resultados heterogéneos: no hay consenso sólido sobre la frecuencia de reposicionamiento; la eficacia de los apósitos profilácticos depende del contexto; la suplementación nutricional ofrece resultados inciertos; y las herramientas predictivas como la Braden presentan limitaciones en poblaciones complejas y de escasos recursos.
Esto genera un vacío operativo: los equipos de enfermería necesitan criterios comparados, críticos y actualizados que les permitan decidir qué intervención priorizar, cuándo aplicarla y cómo integrarla en escenarios reales de práctica clínica. El problema, por tanto, no radica en la falta de guías, sino en la necesidad de armonizar la evidencia con la realidad asistencial, especialmente en la población adulta mayor.
Objetivo
Comparar críticamente las aportaciones de autores y grupos de referencia publicados entre 2020 y 2025 sobre el cuidado enfermero del adulto mayor con riesgo o presencia de úlcera por presión, abarcando la valoración del riesgo y otros aspectos importantes del cuidado.
Materiales y Métodos
La información presentada en este estudio se recopiló a través de una búsqueda y análisis crítico de literatura científica indexada en bases de datos reconocidas a nivel internacional. La exploración incluyó la lectura sistemática y comparativa de autores destacados en el abordaje del cuidado enfermero en pacientes con úlceras por presión (UPP), con énfasis en la población adulta mayor. La estrategia metodológica consistió en la revisión narrativa de artículos originales, revisiones sistemáticas, guías clínicas y documentos de consenso, publicados en el periodo comprendido entre 2021 y 2025. Para garantizar la validez, se seleccionaron únicamente fuentes provenientes de revistas indexadas y con relevancia en las áreas de enfermería, geriatría y cuidado de heridas. El proceso de análisis se fundamentó en la lectura crítica, comparación de resultados y síntesis temática, lo que permitió identificar coincidencias, discrepancias y tendencias actuales en torno a las intervenciones enfermeras más efectivas en la prevención y manejo de úlceras por presión en adultos mayores. En la tabla resumen que se presenta a continuación se detallan los artículos más relevantes organizados por revista, año de publicación y principales hallazgos, con el fin de brindar una visión estructurada y comparativa de la evidencia recopilada.
Discusión
El análisis crítico de los artículos publicados entre 2021 y 2025 acerca del cuidado enfermero en el adulto mayor con úlceras por presión (LPP) ofrece una visión amplia y actualizada de los avances, retos y controversias en este campo. En conjunto, estas investigaciones permiten entender cómo la enfermería se posiciona en la primera línea de prevención y manejo de un problema que combina alta carga epidemiológica, impacto económico y relevancia ética. La discusión abarca la carga de enfermedad, las intervenciones multifactoriales, la valoración diagnóstica y de riesgo, las medidas preventivas clásicas, las innovaciones terapéuticas y el soporte nutricional. Pang Yanan et al. (2025) (25) documentaron un incremento sostenido en la prevalencia de estas lesiones en adultos de 60 años o más, destacando que el envejecimiento poblacional multiplica la vulnerabilidad, mientras que Itoh Shinsuke et al. (2025) (26) demostraron que en adultos mayores de 85 años el riesgo se amplifica por la fragilidad, la sarcopenia y el uso de dispositivos médicos, recordando que no se trata solo de la edad cronológica sino de un cúmulo de factores que limitan la resiliencia. Kandula Uday R. et al. (2025) (27) concluyeron que los bundles estandarizados liderados por enfermería reducen la prevalencia de LPP, y Melhem Tony et al. (2025) (28) confirmaron que los programas enfermeros mejoran la calidad y disminuyen lesiones hospitalarias, subrayando el valor del liderazgo clínico. Park Sunyoung et al. (2024) (29) evidenciaron deficiencias en la clasificación visual, Woodward Sue et al. (2024) (30) desarrollaron un algoritmo para diferenciar la dermatitis asociada a incontinencia de la LPP, y Huang Chenxi et al. (2021) (31) señaló que la escala de Braden tiene validez moderada, útil pero insuficiente como único recurso, reafirmando que el juicio clínico enfermero es insustituible. Sobre reposicionamiento, Asiri Saeed et al. (2023) (32) mostraron la incertidumbre sobre la frecuencia óptima, mientras que Zeng Min et al. (2023) (33) reportaron que intervalos de 2–<4 h reducen la incidencia frente a 4–6 h, aunque en la práctica se requiere flexibilidad y adaptación individual. En cuanto a las innovaciones, Neyt Marlies et al. (2024) (34) demostraron reducción del 41 % en sacro con apósitos de silicona, Latimer Sharon et al. (2024) (35) confirmaron su utilidad en UCI y Fu T. et al. (2025) (36) reforzaron su eficacia en talones, aunque con certeza moderada, lo que indica que son un complemento valioso, pero no reemplazan la vigilancia continua. En nutrición, Langer Gabriele et al. (2024) (37) mostraron evidencia incierta sobre suplementos específicos, do Espírito Santo et al. (2024) (38) sugirieron beneficios en heridas crónicas y Cangelosi Gabriele et al. (2025) (39) destacaron el papel del soporte nutricional enfermero, que no debe verse como una medida aislada sino como parte de un cuidado integral que involucra educación y acompañamiento al paciente y su familia. En síntesis, los estudios coinciden en que la prevención debe ser multifactorial, que el liderazgo enfermero es esencial y que el juicio clínico sigue siendo la piedra angular, aunque persisten controversias sobre la frecuencia de reposicionamiento, la magnitud del efecto de los apósitos y la utilidad de los suplementos nutricionales. Las implicaciones para la práctica internacional son claras: la enfermería tiene un rol estratégico en la prevención proactiva, el liderazgo organizacional y la personalización del cuidado, pero también un rol humano que dignifica, acompaña y da sentido al tratamiento, porque cada cambio de posición, cada apósito bien colocado o cada recomendación nutricional no es solo una acción técnica, sino un gesto de respeto que puede marcar la diferencia entre el dolor y la dignidad, entre la dependencia y la autonomía, confirmando que la enfermería, con ciencia y sensibilidad, transforma la evidencia en cuidado tangible.
Conclusión
La literatura más reciente demuestra que las úlceras por presión en el adulto mayor no son únicamente un indicador clínico de calidad asistencial, sino también un espejo de cómo la sociedad y los sistemas de salud valoran la dignidad de quienes se encuentran en etapas de mayor vulnerabilidad. Los avances científicos y las guías internacionales han proporcionado herramientas sólidas, pero es la enfermería, con su liderazgo, juicio crítico y cercanía al paciente, la que transforma estas recomendaciones en cuidado real. Cada reposicionamiento oportuno, cada apósito bien colocado y cada orientación nutricional no son actos aislados, sino gestos acumulativos de humanidad que marcan la diferencia entre el sufrimiento evitable y la preservación de la integridad. En este sentido, la prevención y el manejo de las LPP no deben verse como un protocolo más, sino como un compromiso ético con el derecho a envejecer con dignidad. La conclusión inevitable es que la práctica enfermera, sustentada en la ciencia, pero guiada por la empatía, constituye la herramienta más poderosa para reducir la incidencia de estas lesiones y para ofrecer a las personas mayores no solo más años de vida, sino mejores condiciones para vivirlos.
Recomendación para superar los vacíos en la literatura
Para mejorar el cuidado de las úlceras por presión es necesario impulsar investigaciones más cercanas a la práctica diaria de enfermería.
Ensayos clínicos sólidos que aclaren la frecuencia de reposicionamiento y la efectividad de los apósitos.
Uso de tecnologías innovadoras (sensores, IA, registros digitales) para prevenir riesgos de forma temprana.
Programas educativos que acompañen a pacientes y cuidadores en el autocuidado.
Protocolos unificados, basados en la mejor evidencia y adaptados al contexto local.
Enfoque en la persona, considerando calidad de vida, dolor y autonomía, además de los indicadores clínicos.
Anexo
Tabla 1. Publicaciones relevantes sobre cuidado enfermero en úlceras por presión (2021–2025)
| Autor | Año | Revista / Fuente | Enfoque principal | Resultados clave |
| Pang Yanan | 2025 | Frontiers in Public Health | Tendencia epidemiológica global en ≥60 años | Prevalencia de LPP en aumento; urge reforzar políticas preventivas. |
| Itoh Shinsuke | 2025 | Scientific Reports | Factores asociados en ≥85 años | Fragilidad, sarcopenia y dispositivos aumentan significativamente el riesgo. |
| Kandula Uday R. | 2025 | BMC Nursing | Intervenciones multifactoriales lideradas por enfermería | Bundles estandarizados reducen prevalencia de LPP en hospitales. |
| Melhem Tony | 2025 | Medicine (Baltimore) | Mejora de calidad en hospitales | Intervención enfermera redujo LPP hospitalarias y lesiones por dispositivos médicos. |
| Park Sunyoung | 2024 | BMC Nursing | Conocimiento enfermero en clasificación de LPP | Se detectan deficiencias en clasificación visual; necesidad de mayor capacitación práctica. |
| Woodward Sue | 2024 | British Journal of Nursing | Algoritmo para dermatitis asociada a incontinencia (IAD) | Distingue IAD de LPP; evita sobrediagnósticos y mejora indicadores de calidad. |
| Neyt Marlies | 2024 | Journal of Tissue Viability | Apósitos de silicona en sacro | Ensayo clínico: reducción del 41 % de LPP sacras en pacientes de alto riesgo. |
| Latimer Sharon | 2024 | Journal of Wound Care | Apósitos profilácticos en UCI | Confirma eficacia en prevención de LPP sacras; necesidad de protocolos correctos de colocación. |
| Langer Gabriele | 2024 | Cochrane Database of Systematic Reviews | Suplementos nutricionales en prevención/tratamiento | Evidencia muy incierta sobre proteína, arginina, zinc y antioxidantes en cicatrización. |
| Zeng Min | 2023 | Journal of Clinical Nursing | Intervalos de reposicionamiento | Esquemas de 2–<4 h reducen incidencia de LPP frente a 4–6 h. |
| Asiri Saeed | 2023 | Journal of Tissue Viability | Revisión sobre reposicionamiento | No hay consenso sólido sobre frecuencia óptima; evidencia limitada. |
| Huang Chenxi | 2021 | International Wound Journal | Escala de Braden en predicción de riesgo | Validez predictiva moderada; sensibilidad variable según contexto y punto de corte. |
Elaboración propia
Bibliografía
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Declaración de buenas prácticas:
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.