Cuidados de enfermería en pacientes con trastorno depresivo mayor
Autor principal: Teodoro Álvarez Mateos
Vol. XX; nº 17; 926
Nursing care for patients with major depressive disorder
Fecha de recepción: 10 de agosto de 2025
Fecha de aceptación: 5 de septiembre de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 17 – Primera quincena de Septiembre de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 17; 926
Autores:
Teodoro Álvarez Mateos, Enfermero Quirón Prevención y Loga Salud
Verónica Vidal Villanueva, Enfermera Centro Salud Alcorisa
Catalina Cazacu, Enfermera Centro de Salud Alcorisa
Andrea Vidal Villanueva, Enfermera Hospital de Alcañiz, Teruel
Sergio Méndez Valle, Enfermero Hospital de Alcañiz, Teruel
Ana Subirats Valls, Enfermera Hospital de Alcañiz, Teruel
Elena Nina Tomiuc, Enfermera Centro de Salud Caspe
Resumen
El Trastorno Depresivo Mayor (TDM) es una de las principales causas de discapacidad a nivel mundial y constituye un reto importante para los profesionales de enfermería. Este estudio analiza los cuidados enfermeros dirigidos a pacientes con diagnóstico de TDM, abordando estrategias de evaluación, intervención, seguimiento y apoyo psicoemocional. Se utilizó una revisión integrativa de literatura científica publicada entre 2013 y 2023, complementada con entrevistas semiestructuradas a enfermeros especialistas en salud mental. Los hallazgos destacan la importancia del enfoque holístico, la comunicación terapéutica, la prevención del suicidio y la adherencia al tratamiento. Se concluye que el rol de la enfermería es clave para la recuperación y estabilización del paciente con TDM, y se recomienda fortalecer la formación específica y el trabajo multidisciplinar.
Palabras clave
trastorno depresivo mayor, salud mental, cuidados de enfermería, intervención psicosocial, enfermería psiquiátrica
Abstract
Major Depressive Disorder (MDD) is one of the leading causes of disability worldwide and poses a significant challenge for nursing professionals. This study analyzes nursing care for patients diagnosed with MDD, addressing assessment, intervention, follow-up, and emotional support strategies. An integrative review of scientific literature published between 2013 and 2023 was conducted, complemented by semi-structured interviews with mental health nurses. Findings highlight the importance of a holistic approach, therapeutic communication, suicide prevention, and treatment adherence. It is concluded that nursing plays a key role in the recovery and stabilization of patients with MDD, and it is recommended to strengthen specific training and multidisciplinary collaboration.
Keywords
major depressive disorder, mental health, nursing care, psychosocial intervention, psychiatric nursing
Introducción
El Trastorno Depresivo Mayor (TDM) afecta a más de 280 millones de personas en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. Se caracteriza por un estado de ánimo persistentemente bajo, pérdida de interés o placer, fatiga, alteraciones del sueño, disminución de la autoestima y pensamientos suicidas. La atención integral de estos pacientes requiere una intervención coordinada en la que la enfermería desempeña un papel fundamental.
Los profesionales de enfermería en salud mental tienen la responsabilidad de proporcionar cuidados centrados en el paciente, promoviendo la adherencia terapéutica, el control de síntomas y el empoderamiento del individuo. El presente artículo tiene como objetivo describir los principales cuidados de enfermería en pacientes con TDM, analizando las mejores prácticas basadas en la evidencia y los desafíos actuales en entornos clínicos.
Metodología
Se adoptó un enfoque metodológico mixto:
Revisión integrativa de literatura científica en las bases de datos PubMed, Scopus, CINAHL y SciELO, abarcando publicaciones entre 2013 y 2023.
Criterios de inclusión: artículos en inglés o español, con enfoque en intervenciones enfermeras en TDM, en adultos mayores de 18 años.
Entrevistas semiestructuradas a 10 enfermeros especialistas en salud mental en centros hospitalarios y comunitarios de España y México.
Análisis temático utilizando el método de Braun & Clarke para las entrevistas.
Síntesis narrativa de los resultados más relevantes.
Resultados
Los resultados del estudio revelaron un enfoque multifactorial en el cuidado del paciente con TDM. Las entrevistas y la literatura consultada permitieron identificar seis dimensiones clave:
1. Valoración integral y personalizada
Una evaluación exhaustiva incluye aspectos psicológicos, sociales y culturales. Se utilizan herramientas estandarizadas como la Escala de Hamilton y el PHQ-9, además de entrevistas clínicas profundas que exploran factores de riesgo, historia personal y dinámica familiar.
2. Establecimiento de vínculo terapéutico
El vínculo terapéutico es la base del cuidado. Los enfermeros destacan la importancia de la empatía, la validación emocional y la disponibilidad como elementos clave en la construcción de confianza.
3. Educación sanitaria y psicoeducación
Las intervenciones educativas dirigidas al paciente y su familia mejoran la comprensión de la enfermedad, promueven la adherencia al tratamiento y previenen recaídas. Se emplean charlas, materiales impresos, talleres y sesiones familiares.
4. Seguimiento y continuidad del cuidado
La continuidad asistencial es fundamental. Se mencionan estrategias como llamadas telefónicas, visitas domiciliarias, coordinación con atención primaria y la creación de agendas personalizadas de seguimiento.
5. Prevención del suicidio
Se subraya la importancia de una vigilancia constante. Los enfermeros identifican signos no verbales, cambios de conducta, expresiones de desesperanza y utilizan protocolos específicos de actuación.
6. Cuidado en el entorno hospitalario y comunitario
En hospitales, se prioriza la seguridad y la estructuración del entorno terapéutico. En el ámbito comunitario, se enfatiza la reinserción, el trabajo en red y la intervención en determinantes sociales de salud.
Discusión
Los hallazgos coinciden con la literatura internacional, reforzando la idea de que la enfermería desempeña un rol central en el abordaje del TDM. El enfoque biopsicosocial permite contemplar al paciente como un ser integral, y no solo como portador de síntomas.
Uno de los puntos críticos identificados es la falta de tiempo asistencial para establecer vínculos terapéuticos profundos. La sobrecarga laboral y la escasez de personal reducen el contacto de calidad con los pacientes, lo cual limita la eficacia de muchas intervenciones.
Además, la formación insuficiente en técnicas psicoterapéuticas y manejo del sufrimiento emocional representa una barrera. Se necesita invertir en la capacitación continua del personal, especialmente en habilidades blandas, entrevista clínica y prevención del suicidio.
La psicoeducación se consolida como una estrategia altamente efectiva. Los programas estructurados reducen el estigma, mejoran el cumplimiento del tratamiento y fortalecen las redes de apoyo. Por otro lado, el trabajo interdisciplinar y la conexión entre niveles asistenciales (hospitalario, ambulatorio y comunitario) es crucial para garantizar la continuidad de cuidados.
Finalmente, se remarca el impacto que tienen las condiciones sociales del paciente. El TDM no puede entenderse aisladamente de factores como el desempleo, el aislamiento, la violencia o la pobreza. Por ello, el cuidado debe estar articulado con políticas públicas, programas sociales y redes comunitarias.
Además, se observa que la relación entre enfermería y paciente con TDM puede ser un factor protector frente a la desesperanza y la desmotivación. Estudios recientes han demostrado que el acompañamiento empático y constante disminuye el riesgo de abandono terapéutico y mejora los indicadores clínicos en el mediano plazo.
También es fundamental considerar la inclusión del entorno familiar en el proceso de recuperación, ya que muchas veces los familiares carecen de información o recursos emocionales para apoyar adecuadamente al paciente. El trabajo con la familia, desde un enfoque educativo y contenedor, debe ser parte del plan de cuidados.
Por otra parte, la digitalización de la atención y el uso de herramientas tecnológicas, como aplicaciones de seguimiento del estado de ánimo o plataformas de teleconsulta, surgen como alternativas prometedoras para reforzar la continuidad y accesibilidad de los cuidados enfermeros, especialmente en zonas con baja cobertura sanitaria.
En este contexto, la enfermería debe posicionarse como un puente entre el paciente, el equipo clínico y la comunidad, facilitando procesos de inclusión, autonomía y recuperación. Este enfoque no solo mejora la calidad asistencial, sino que también contribuye a una visión más humana y resiliente de la salud mental.
Conclusiones
El presente estudio ha permitido evidenciar la relevancia crítica del rol de la enfermería en el abordaje del Trastorno Depresivo Mayor (TDM), una patología compleja, multifactorial y con un alto impacto en la salud pública. La atención enfermera a estos pacientes no se limita a la administración de tratamientos prescritos, sino que se fundamenta en un enfoque integral, humanizado y centrado en la persona. Las intervenciones enfermeras deben abordar tanto los síntomas clínicos como las dimensiones emocionales, sociales y familiares que influyen en la evolución del trastorno.
Una de las principales conclusiones de esta investigación es que el establecimiento de una relación terapéutica sólida y empática entre el profesional de enfermería y el paciente constituye el eje central del cuidado. Esta relación permite al paciente sentirse escuchado, comprendido y acompañado en su proceso, lo cual impacta directamente en su motivación, adherencia al tratamiento y percepción de apoyo. La validación emocional, la escucha activa y el respeto a la individualidad del paciente son componentes esenciales de esta relación.
Asimismo, se destaca que la valoración enfermera debe ser continua, sistemática y holística, integrando no solo las manifestaciones clínicas del TDM, sino también aspectos como el contexto familiar, el nivel de funcionalidad, los factores de riesgo suicida, y los determinantes sociales de la salud. Esta valoración amplia permite diseñar planes de cuidados más eficaces y adaptados a las necesidades reales de cada individuo.
Otro aspecto fundamental es la educación para la salud y la psicoeducación, dirigidas tanto al paciente como a sus redes de apoyo. Estas estrategias ayudan a desmitificar la enfermedad, reducir el estigma, fomentar la adherencia al tratamiento y prevenir recaídas. La información clara, accesible y culturalmente adecuada empodera al paciente y facilita la detección temprana de signos de alarma por parte de sus allegados.
En relación con la prevención del suicidio, se concluye que el personal de enfermería debe estar capacitado para identificar señales verbales y no verbales de riesgo, implementar protocolos de intervención en crisis y trabajar en coordinación con equipos interdisciplinarios. La vigilancia activa del riesgo suicida debe integrarse como una actividad cotidiana en la práctica clínica, no como una acción aislada.
También se destaca la importancia de garantizar la continuidad del cuidado más allá del entorno hospitalario, a través del seguimiento en atención primaria, servicios comunitarios y visitas domiciliarias. La transición entre niveles asistenciales debe estar planificada y coordinada para evitar abandonos del tratamiento y asegurar un acompañamiento constante.
Además, se evidencia la necesidad urgente de fortalecer la formación continua del personal de enfermería en salud mental, no solo en aspectos técnicos, sino también en competencias comunicativas, manejo emocional, entrevista clínica, intervención familiar y conocimientos sobre el entorno social del paciente. Las instituciones sanitarias deben comprometerse con esta formación y reconocer el valor estratégico del rol enfermero en los equipos de salud mental.
Por último, se concluye que el modelo de atención más eficaz es aquel que coloca al paciente en el centro, respetando su ritmo, su contexto y sus decisiones. La enfermería, como disciplina cercana, ética y sensible, tiene la capacidad única de acompañar al paciente con TDM en su proceso de sufrimiento, resiliencia y recuperación.
En definitiva, invertir en cuidados de enfermería en salud mental es apostar por una atención más humana, más eficiente y más sostenible. El TDM no debe ser abordado solo desde la farmacología, sino desde una mirada comprensiva e interdisciplinar, donde la enfermería tiene un papel insustituible como agente de cuidado, guía, contención y transformación.
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Declaración de buenas prácticas:
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.