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Depresión postparto: intervenciones enfermeras

Depresión postparto: intervenciones enfermeras

Resumen:

La depresión postparto es un problema común que sufren algunas mujeres después de haber dado a luz. Es normalmente un problema leve, pero puede agravarse si no se trata correctamente. En este sentido, Enfermería tiene un papel primordial a través de distintas intervenciones que aumentan la seguridad y autoestima.

Depresión postparto: intervenciones enfermeras

Rosa María Ruiz García. Graduada en Enfermería.

Lorena Del Rocío Padilla Camacho. Graduada en Enfermería.

Celia Garrido Manové. Graduada en Enfermería.

Palabras clave: depresión, postparto, Enfermería, cuidados.

Introducción:

La depresión postparto es aquella que sufre una mujer después de haber dado a luz. Puede ocurrir inmediatamente después o hasta un año posterior.

Es común que tenga lugar debido a las alteraciones hormonales que se producen, aunque existen otros factores que pueden influir, como son los psicológicos, sociales, culturales, antecedentes personales, etc. Así es más común la aparición de depresión en madres con las siguientes características:

  • Menores de 20 años.
  • Consumidoras de tóxicos.
  • Embarazadas sin previo planteamiento.
  • Con antecedentes de depresión, trastorno bipolar o ansiedad, tanto personales como familiares.
  • Vividoras de un hecho estresante en el embarazo.
  • Solteras o con mala relación con la pareja.
  • Con problemas económicos.
  • Con poco apoyo social.

Entre los síntomas más comunes encontramos la apatía, decaimiento, tristeza, llantos, irritabilidad, ideas suicidas, ira, bajo nivel de autoestima, disminución de la capacidad para asumir las propias funciones, miedo, pesimismo, inseguridad, impotencia, sentimiento de culpa, cansancio, baja concentración, etc. Además, pueden existir problemas de insomnio y nutricionales, de forma que algunas tienen deseo de comer en exceso y otras dejan de hacerlo.

Estos síntomas son los que determinan el diagnóstico, el cual se realiza tras una entrevista y valoración de la paciente que establecen el tipo de depresión, para así instaurar el tratamiento más adecuado. En la actualidad, existen varias escalas de valoración para determinar si existe riesgo o no, y el nivel del mismo, como la escala Edimburgo que analiza la sintomatología depresiva, inventario de depresión de Beck, para cuantificar los síntomas y su intensidad; y el inventario de ansiedad rasgo-estado.

Por otro lado, podemos encontrar diversos tipos de depresión postparto dependiendo de su gravedad:

  • Leve: Aparece a los primeros días de puerperio y es la más común. Desaparece rápidamente en unas dos semanas.
  • Moderada: Se inicia en unas semanas después del parto, y dura mínimo entre 4 y 6 semanas, pudiendo llegar al año, si no se trata adecuadamente.
  • Grave: También denominada psicosis postparto. Normalmente aparece entre el tercer y noveno día de puerperio, aunque puede tener lugar meses después. Supone un grave peligro tanto para la madre como para el bebé.

Como consecuencia de la depresión, la madre puede ser incapaz de cuidarse a sí misma, y, por ende, de cuidar al bebé, incluso podría tener sentimientos negativos hacia él, pudiendo llegar a hacerle daño, o, de forma inversa, preocuparse extremadamente por él.

En relación al tratamiento, se suelen utilizar conjuntamente la psicoterapia y la farmacoterapia. Entre los medicamentos utilizados encontramos los antidepresivos y los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, así como terapias hormonales. Para determinar si es necesario utilizar algún fármaco y cuál es el más conveniente, es necesario realizar una valoración exhaustiva de la paciente, viendo el nivel de gravedad de la depresión, si se encuentra lactando o no, si posee alergias, etc.; para evitar efectos secundarios, que pueden llegar incluso a ser graves tanto para la madre como para el bebé.

Intervenciones enfermeras:

Además del tratamiento farmacológico, existen terapias e intervenciones no farmacológicas para poder manejar la depresión postparto. Desde Enfermería tenemos un papel muy importante desde el momento posterior del parto, en la unidad de maternidad; hasta un tiempo después, desde atención primaria. Por lo tanto, es importante que hay una correcta formación hacia Enfermería sobre qué es la depresión postparto, y todo lo que ella acontece (síntomas, riesgos, etc.), así como sobre las intervenciones que pueden llevarse a cabo.

Por otro lado, es primordial que exista una buena relación enfermera-paciente, donde predomine la confianza y cordialidad, para conseguir que la paciente exprese sus sentimientos, miedos, emociones, etc.; intentando que reconozca las causas que desencadenan los sentimientos y pensamientos negativos. Así, es importante preguntarle sobre posibles ideas suicidas que pueda tener. Además, es fundamental ponernos a disposición continua para cualquier ayuda que necesite.

Para llevar a cabo una buena actuación enfermera es importante realizar valoraciones desde el inicio, teniendo no solo en cuenta su historial clínico y las necesidades que poseen y que son necesarias tratar, y para ver lo cambios en la evolución de la enfermedad. Además, es necesario valorar positivamente todos los logros que haya conseguido y sus esfuerzos.

Es importante educar en salud, promoviendo tanto los autocuidados como los cuidados correctos para el bebé, para así potenciar la autoestima y la seguridad de la paciente, dándole cierta independencia. No obstante, es primordial hacerle ver la importancia de pedir ayuda a su pareja, familiares y demás personas cercanas cuando lo necesite, tanto para cuidarla a ella como a su bebé, y para dedicar cierto tiempo al descanso y el ocio, y que los cambios que deba llevar a cabo para adaptar su nueva vida es necesario que se hagan de forma progresiva.

Por lo anterior, es necesario instaurar un buen sistema de apoyo social, por parte de las personas cercanas, las cuales, también deben participar de ese proceso de educación para la salud, dándoles a conocer información sobre la depresión para que puedan detectar posibles empeoramientos o mejoras, y sobre los cuidados que se le deben hacer al recién nacido y a la madre. Además, se ha comprobado que los grupos de ayuda, suponen una mejora notable en el estado de la enfermedad, por lo que es conveniente fomentar su participación en ellos.

Respecto a la nutrición, debemos hacerle ver la importancia de llevar a cabo una dieta adecuada, enseñándole, además, a planificar las comidas según sus necesidades y preferencias. También es relevante fomentar el ejercicio físico.

En relación al sueño y descanso, tenemos que ayudarla a eliminar los problemas que presente. Así, debemos enseñarla a programar y priorizar actividades para acomodar los niveles de energía, de forma que es importante que dentro de su vida coordine los cuidados al bebé con actividades de ocio y descanso, pudiendo aprovechar las horas de sueño del bebé para dormir. En este sentido, es muy adecuado fomentar terapias de relajación.

Bibliografía:

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