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Dislipidemias asociadas a factores de riesgo en miembros del comité Eleodoro González Cañarte Jipijapa

Aunque a menudo atribuimos la elevación del colesterol en sangre al colesterol que contienen los alimentos que comemos, la causante principal de ese aumento es la grasa saturada de los alimentos. La materia grasa de los productos lácteos, la grasa de la carne roja y los aceites tropicales tales como el aceite de coco son algunos de los alimentos ricos en grasa saturada (10, 11).

La comida chatarra tiene alta carga energética (es muy rica en calorías) con muy baja calidad nutricional (ya que casi no aporta nutrientes) por eso contribuye a sobrepeso, sumada al sedentarismo, consumo de alfajores, golosinas y gaseosas. Además, esto se ve favorecido por el bajo costo de los alimentos menos saludables en relación a los más convenientes. La falta de información y educación nutricional influye en las elecciones de los niños y adolescentes fundamentalmente pero también en los adultos, por eso es importante hablar con ellos y trasmitir que la comida rápida debe ser una excepción en la semana y no la elección más frecuente. En este trabajo se encontró un bajo porcentaje de personas que consumen comida chatarra, pero que contribuyó a la Dislipidemia.

Cuando la sangre contiene demasiadas lipoproteínas de baja densidad (LDL o «colesterol malo»), éstas comienzan a acumularse sobre las paredes de las arterias formando una placa e iniciando así el proceso de la aterosclerosis. Cuando se acumula placa en las arterias coronarias que riegan el corazón, existe un mayor riesgo de sufrir de Cardiopatía isquémica. Las lipoproteínas de alta densidad en cambio disminuyen los niveles de Colesterol circulante en la sangre. En la población estudiada se detectó una alta frecuencia de hipertrigliceridemia, una de las causas más frecuente de esta elevación, es la alta ingestión de carbohidratos, en la provincia de Manabí, presente en las comidas típicas de la región.

Los estudios demuestran que el riesgo cardiovascular es menor en las personas que beben cantidades moderadas de alcohol que en las personas que no beben. Según los expertos, el consumo moderado es un promedio de una o dos bebidas por día para los hombres y de una bebida por día para las mujeres. Pero el excederse de un consumo moderado de alcohol puede ocasionar problemas relacionados con el corazón, tales como hipertensión, accidentes cerebrovasculares, arritmias y miocardiopatía dilatada. Además, una bebida típica tiene entre 100 y 200 calorías. Las calorías del alcohol a menudo aumentan la grasa corporal, lo cual puede a su vez aumentar el riesgo cardiovascular (6, 7, 8).

En cuanto al hábito de fumar la mayoría de la gente sabe que fumar aumenta el riesgo de cáncer de pulmón, pero pocos saben que también aumenta apreciablemente el riesgo de enfermedad cardiovascular y de enfermedad vascular periférica (6, 7, 8).

Las investigaciones demuestran que fumar aumenta la frecuencia cardiaca, produce vasoconstricción y puede provocar arritmias, todo lo cual aumenta el trabajo cardiaco. Fumar también aumenta la presión arterial, lo cual a su vez aumenta el riesgo de un accidente cerebrovascular en personas que sufren de hipertensión. Aunque la nicotina es el agente activo principal del humo del tabaco, otros compuestos y sustancias químicas, tales como el alquitrán y el monóxido de carbono, también son perjudiciales para el corazón. Estas sustancias químicas contribuyen a la acumulación de placa grasa en las arterias, posiblemente por lesionar las paredes de los vasos sanguíneos. También afectan al colesterol y a los niveles de fibrinógeno (un coagulante sanguíneo), aumentando así el riesgo de que se forme un trombo que pueda provocar un ataque al corazón (8, 10,11).

En el caso del ejercicio físico, las personas inactivas tienen un mayor riesgo de sufrir un ataque al corazón que las personas que hacen ejercicio regular. El ejercicio quema calorías, ayuda a controlar los niveles de colesterol y la diabetes, y posiblemente disminuya la presión arterial. El ejercicio también fortalece el músculo cardíaco y hace más flexibles las arterias. Las personas que queman activamente entre 500 y 3.500 calorías por semana, ya sea en el trabajo o haciendo ejercicio, tienen una expectativa de vida superior a la de las personas sedentarias. Incluso el ejercicio de intensidad moderada es beneficioso si se hace con regularidad (11).

La dislipidemia diabética es una agrupación compleja de anomalías lipídicas y lipoproteicas potencialmente aterogénicas, que comporta cambios tanto cuantitativos como cualitativos. Sus principales componentes son los siguientes: aumento de los triglicéridos plasmáticos, concentración baja de colesterol de lipoproteínas de alta densidad (C-HDL), predominio de lipoproteínas de baja densidad (LDL) pequeñas y densas, y lipemia posprandial excesiva. Tal como se ha demostrado recientemente, las anomalías del metabolismo lipídico no son cambios aislados sino que están estrechamente relacionadas entre sí. En esta investigación se detectó que un 14% padecen de Diabetes, lo cual explica las alteraciones en el metabolismo de los lípidos que presentan (11).

Conclusiones

Se identificaron los casos de dislipidemias que se presentaron en la investigación obteniendo como resultado que el 58% de los miembros del comité presentaron dislipidemias, los cuales el 38% es hiperlipemia mixta, el 34% presentaron hipercolesterolemia y finalmente el 28% presento hipertrigliceridemia.

Con los resultados obtenidos en esta investigación se ha planteado la propuesta que ayude a prevenir las dislipidemias, lo cual se va a diseñar medidas preventivas de las dislipidemias y sus factores asociados tomando en cuenta el régimen alimenticio inadecuado, el consumo de alcohol, tabaco, inactividad física para los miembros del comité Eleodoro González Cañarte, de esta manera poner más atención a esta enfermedad ya que pueden contribuir a que se presente las enfermedades cardiovasculares o enfermedades crónicas no transmisibles.

Anexos

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Bibliografía

1.            Diaz Greene, D. R. (11 de mayo de 2010). Obtenido de https://www.google.com.ec/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=8&cad=rja&uact=8&ved=0CEkQFjAHahUKEwjThZK51JfHAhVCXD4KHYUVAwg&url=http%3A%2F%2Fwww.hapmd.com%2Fhome%2Fhapmdcom%2Fpublic_html%2Fwp-content%2Fuploads%2F2009%2F03%2Finterna%2Fmartes-monografica

  1. OM-C. (2014). Obesidad y dislipidemia.
  2. (2015). Obtenido de http://www.who.int/topics/tobacco/es/
  3. (2015). Obtenido de http://www.who.int/topics/diabetes_mellitus/es/
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  5. Pu J1, R. R. (mayo de 2015). Dyslipidemia in special ethnic populations. Obtenido de http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25939303
  6. Hernández, D. G. (2011). Dislipidemias: Colesterol y triglicéridos. Megazine Das.
  7. Cruz, M. J. (2013). Prevalencia y factores asociados a Dislipidemias. Cuenca.
  8. Cruz, M. J. (2014). Prevalencia y factores asociados a Dislipidemias en pacientes entre 18 y 64 años, hospital vicenre corral moscoso, 2013. Cuenca.
  9. Caamaño, D. A. (2010). Dislipidemias y factores de riesgos cardiovascular. Mexico: Lancet.
  10. Vivanco, M. J. (2014). Prevalencia y factores asociados a dislipidemias en pacientes entre 18 y 64 años, Hospital Vicente Corral Moscoso, 2013. Cuenca.