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Educar en salud a los padres sobre el manejo de la fiebre

Educar en salud a los padres sobre el manejo de la fiebre

La presencia de fiebre en el niño representa uno de los motivos más frecuentes de consulta en la práctica pediátrica diaria, y en ocasiones se convierte en una situación de temor y angustia para los padres que consideran la fiebre como el indicador más importante de que su hijo ha adquirido alguna infección seria, lo cual puede conllevar al uso inadecuado del sistema médico de atención y en especial de los servicios de urgencias.

AUTORES:

María del Rocío Periáñez Cordero. Diplomada de Enfermería

María Gil Lora. Diplomada de Enfermería

Sara Macías Caballero. Diplomada de Enfermería

RESUMEN:

Los padres de niños enfermos reciben esta educación contradictoria no solo del personal de salud sino de la familia, situación que genera temores exagerados a veces injustificados constituyendo en ocasiones verdaderas fobias a la fiebre .

PALABRAS CLAVE: Fiebre, educación, fobiafiebre

SUMMARY:

The presence of fever in the child represents one of the most frequent reasons for consultation in daily pediatric practice, and sometimes it becomes a situation of fear and anguish for parents who consider fever as the most important indicator that their child has acquired some serious infection, which can lead to the inadequate use of the medical attention system and especially of the emergency services.

             The parents of sick children receive this contradictory education not only from health personnel but from the family, a situation that generates exaggerated fears that are sometimes unjustified, sometimes constituting true fever phobias. KEYWORDS: Fever, education, phobia fever

RESULTADO:

            La fiebre es el aumento controlado de la temperatura corporal por encima de los valores normales de un individuo. La temperatura corporal está regulada por las neuronas termosensibles localizadas en el hipotálamo anterior o preóptico, que responden a cambios en la temperatura de la sangre y a conexiones nerviosas directas con los receptores de calor y frío localizados en la piel y en el  músculo.

            La fiebre es un mecanismo que en la mayoría de los casos se pone en marcha frente a una posible agresión, pues el aumento de la temperatura activa el sistema inmunitario; por tanto, es parte importante de la defensa del organismo. Al tener el mismo mecanismo fisiopatológico para procesos de muy diferentes etiologías, se convierte en un signo totalmente inespecífico, siendo expresión de la ruptura del equilibrio entre los sistemas termogenético y termolítico.

         La fiebre, además, es causa de gran preocupación e incertidumbre para padres y profesionales sanitarios. La variabilidad y la diferente expresividad de los cuadros clínicos plantean en muchos casos un reto diagnóstico, sobre todo en los lactantes y niños pequeños, puesto que la apariencia clínica de un niño con una infección banal y una infección potencialmente grave puede ser similar inicialmente. La búsqueda del origen de la fiebre en ocasiones es dificultosa, en algunos casos, por la premura en la asistencia y el corto tiempo de evolución. Distintas circunstancias contribuyen a esta dificultad, como son el desconocimiento, las falsas creencias, el confusionismo, la masificación y la disparidad de su abordaje y tratamiento. Todo ello conduce a una situación denominada «fiebrefobia», término que habla por sí mismo del «terror» creado en su entorno.

            Este temor es mayor en padres de niños menores de 36 meses de edad; dadas las falsas percepciones acerca de la fiebre, el escaso nivel de conocimiento para tratarla y el gran temor ante tal situación, algunos autores han llegado a hablar de «fobia a la fiebre». No existe consenso entre los mismos padres acerca de cuándo debe considerar a un niño como febril, ni cómo, o en qué situaciones tratarlo, lo cual obliga a una intervención educativa a este nivel .

            En Estudios se desprende que la información que los padres han recibido respecto del cuándo y cómo tratar la fiebre en un 50% proviene de fuentes médicas, y que entre ellos existe información contradictorias. El concepto de fiebrefobia se extiende a los profesionales del equipo de salud, de hecho como un elemento que puede contribuir al temor exagerado e infundado respecto de la fiebre, sus consecuencias y su tratamiento inadecuado.

            Es importante proporcionar una información completa a los padres del significado de la fiebre y las medidas más apropiadas de tratamiento sintomático. Hay que informar del bajo riesgo de infección bacteriana grave en una fiebre sin foco y de la escasa duración habitualmente de estos procesos, aunque una banal gripe duele durar de 5 a 10 días en los niños pequeños. Asimismo, es importante una información clara de posibles signos o síntomas indicativos de peligro que pueden aparecer y que se deben vigilar en el niño.

            En la Educación sanitaria para padres respecto a la fiebre debe incluir:

MANEJO Y CONTROL DE LA FIEBRE

1 febrícula 37-37,9ªC

  • Desabrigar al niño, con camiseta o body
  • Paños húmedos en la frente, axilas e ingles.
  • Baños de agua TIBIA (nunca fría)
  • Líquidos fríos con frecuencia para reducir las pérdidas y prevenir deshidratación.
  • Evitar uso de colonia o alcohol a nivel local, son vasodilatadores y aumentan la TA.

2 Fiebre mayor 38ºC

  • Medidas físicas descritas anteriormente
  • Antitérmicos, consultar dosis correcta con su pediatra que ira en función del peso.

VIGILANCIA DOMICILIARIA DE SIGNOS DE RIESGO

  • Menor de 3 meses
  • Temperatura superior a 40ºC
  • Lleva 4 días o más de fiebre, no es signo de alarma pero si de consulta.
  • Enfermedad crónica grave (malformación de corazón, inmunodeficiencia, cáncer en tratamiento quimioterápico)
  • Presenta síntomas de alarma:
  • Rigidez de nuca, explorable en niños de 1 ó 2 años, la fiebre elevada puede producir rigidez de nuca siendo necesario bajarla para comprobar que persiste.
  • Convulsión, solo si es la primer vez que ocurre.
  • Petequias, manchas puntiformes de color rojo que no desaparecen al estirar la piel circundante.
  • Decaimiento importante, que persiste pese a logarse bajar la temperatura por debajo de 375 ºC
  • Síntomas importantes como: irritabilidad, confusión, no respuesta a estímulo verbal o físico, dificultad para respirar, inmovilidad parcial o total para mover algún miembro (pierna o brazo.

CONCLUSIONES   

La fiebre, además, es causa de gran preocupación e incertidumbre para padres y profesionales sanitarios. La variabilidad y la diferente expresividad de los cuadros clínicos plantean en muchos casos un reto diagnóstico, sobre todo en los lactantes y niños pequeños, puesto que la apariencia clínica de un niño con una infección banal y una infección potencialmente grave puede ser similar inicialmente. La búsqueda del origen de la fiebre en ocasiones es dificultosa, en algunos casos, por la premura en la asistencia y el corto tiempo de evolución. Distintas circunstancias contribuyen a esta dificultad, como son el desconocimiento, las falsas creencias, el confusionismo, la masificación y la disparidad de su abordaje y tratamiento. Todo ello conduce a una situación denominada «fiebrefobia», término que habla por sí mismo del «terror» creado en su entorno.

Las habilidades de los padres para atender a sus hijos es bastante homogéneo en nuestro medio y podría indicar una adecuada educación sanitaria. Este conocimiento y estas actitudes no parecen estar influidos por el nivel cultural ni por el medio donde viven, aunque en el medio urbano se sigue más las indicaciones del pediatra, posiblemente en relación al nivel de estudios. Aún quedan lagunas por resolver, como por qué siguen considerando la fiebre mala para la salud y si la alternancia de antitérmicos tiene soporte científico.

Educar a las madres en forma continua aprovechando toda consulta, de preferencia aquella no relacionada la fiebre, para que la ansiedad que esta genera no interfiera en la captación del mensaje; no olvidando además que estos conocimientos deben ser unificados y reforzados dentro del personal de salud para poder perpetuarlos.

La información que posee la familia respecto de la fiebre, su significado y su enfrentamiento, parece ser insuficiente y en un elevado porcentaje proviene de fuentes empíricas, por lo que debe enfatizarse la actividad educativa en este ámbito, en todo control de salud infantil, entregando pautas claras y precisas como las reseñadas

Una tarea pendiente es establecer la efectividad de un sistema educativo tal que permita reducir estas percepciones erróneas logrando atenuar el temor que la presencia de fiebre suma al generado por la enfermedad subyacente; otro estudio pendiente es cuantificar el costo económico que representa al grupo familiar el sobreuso de fármacos antitérmicos automedicados para los que no se requiere venta bajo receta.

BIBLIOGRAFIA

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