Eficacia del ácido tranexámico oral y tópico en el tratamiento del melasma refractario
Autor principal: Ariel José Jiménez López
Vol. XX; nº 11; 594
Efficacy of oral and topical tranexamic acid in the treatment of refractory melasma
Fecha de recepción: 25 de abril de 2025
Fecha de aceptación: 4 de junio de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 11 – Primera quincena de Junio de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 11; 594
Autores:
Ariel José Jiménez López, Médico General, Investigador Independiente. Guanacaste, Costa Rica. ORCID: https://orcid.org/0009-0008-2008-8931 Código Médico: 19138
Nathalia Andrea Rivera Venegas, Médico General, Investigadora Independiente. San José, Costa Rica. ORCID: https://orcid.org/0009-0008-2893-8929 Código Médico: 19325
Katherine Susan Herrera Navarrete, Médico General, en Hospital de Guápiles. Limón, Costa Rica. ORCID: https://orcid.org/0000-0001-7328-6589 Código Médico: 15550
Natalia Córdoba Durán, Médico general, en Hospital San Carlos. Alajuela, Costa Rica. ORCID: https://orcid.org/0009-0003-8192-612X Código Medico: 17107
Melanny Delgado Benítez, Médico General, en Hospital Monseñor Sanabria Martínez. Puntarenas, Costa Rica. ORCID: https://orcid.org/0009-0008-0569-6410 Código Medico: 18986
Daniela Consumi Cordero, Médico general, Investigadora Independiente. Alajuela, Costa Rica. ORCID: https://orcid.org/ 0000-0003-3655-9343
Resumen:
El melasma refractario es un trastorno pigmentario crónico de etiopatogenia compleja, influenciado por factores hormonales, inflamatorios, vasculares y ambientales, así como por la disfunción de la barrera cutánea. Estas múltiples vías patológicas explican su resistencia a los tratamientos convencionales, lo que hace necesario un enfoque terapéutico más integral y específico.
El ácido tranexámico ha demostrado ser eficaz en el tratamiento del melasma al actuar sobre mecanismos clave como la inhibición de la plasmina, la reducción de prostaglandinas proinflamatorias y la modulación de la angiogénesis. Su acción antiinflamatoria y antiangiogénica lo convierte en una alternativa prometedora, especialmente en casos de melasma moderado a severo. Puede administrarse por vía oral, tópica o intradérmica, cada una con sus propias ventajas y limitaciones clínicas.
La vía oral ofrece mayor eficacia, aunque con un mayor riesgo de efectos adversos sistémicos; la vía tópica presenta un mejor perfil de seguridad, mientras que la vía intradérmica logra un equilibrio entre eficacia y tolerancia. Diversos estudios han reportado mejoras significativas en las puntuaciones del índice de área y severidad del melasma, incluso con dosis bajas de ácido tranexámico. Además, su eficacia se potencia al utilizarse como parte de terapias combinadas con hidroquinona, láser o microagujas.
Sin embargo, la falta de guías clínicas estandarizadas y la variabilidad en los esquemas de tratamiento representan limitaciones importantes. La evaluación individualizada, la monitorización continua y la educación en fotoprotección son elementos fundamentales para lograr resultados sostenibles. Futuras investigaciones deben centrarse en establecer protocolos claros, definir dosis y duración óptimas e incorporar tecnologías innovadoras como la nanotecnología y los sistemas de liberación controlada para optimizar la eficacia y seguridad del tratamiento.
Palabras clave:
Hiperpigmentación, inflamación, vascularización, queratinocitos, melanocitos, fototipo.
Abstract:
Refractory melasma is a chronic pigmentary disorder with a complex etiopathogenesis, influenced by hormonal, inflammatory, vascular, and environmental factors, as well as skin barrier dysfunction. These multiple pathological pathways explain its resistance to conventional treatments, necessitating a more comprehensive and targeted therapeutic approach.
Tranexamic acid has been shown to be effective in the treatment of melasma by targeting key mechanisms such as plasmin inhibition, reduction of proinflammatory prostaglandins, and modulation of angiogenesis. Its anti-inflammatory and antiangiogenic action makes it a promising alternative, especially in cases of moderate to severe melasma. It can be administered orally, topically, or intradermally, each with its own clinical advantages and limitations.
The oral route offers greater efficacy, although with a higher risk of systemic adverse effects; the topical route has a better safety profile, while the intradermal route achieves a balance between efficacy and tolerance. Several studies have reported significant improvements in melasma area and severity index scores, even with low doses of tranexamic acid. Furthermore, its efficacy is enhanced when used as part of combination therapies with hydroquinone, laser, or microneedling.
However, the lack of standardized clinical guidelines and variability in treatment regimens represent significant limitations. Individualized assessment, continuous monitoring, and education on photoprotection are essential elements to achieve sustainable results. Future research should focus on establishing clear protocols, defining optimal doses and durations, and incorporating innovative technologies such as nanotechnology and controlled-release systems to optimize treatment efficacy and safety.
Keywords:
Hyperpigmentation, inflammation, vascularization, keratinocytes, melanocytes, phototype.
Introducción:
El ácido tranexámico (ATX) ha emergido como un tratamiento prometedor para el melasma refractario, un trastorno crónico de la pigmentación cutánea caracterizado por la aparición de manchas oscuras e irregulares, mayormente localizadas en la región facial. Esta condición representa un desafío terapéutico persistente debido a la alta tasa de recurrencia y la limitada eficacia de los tratamientos convencionales, los cuales suelen generar efectos secundarios y provocar insatisfacción en los pacientes. En este contexto, el ATX se presenta como una alternativa viable, cuya eficacia radica en su capacidad para inhibir la vía del plasminógeno, mecanismo que influye en la síntesis de melanina, el pigmento responsable de la hiperpigmentación cutánea (1; 2).
El melasma, por su parte, es un trastorno común de la pigmentación que afecta predominantemente a personas con fototipos cutáneos más oscuros. Las tasas de prevalencia varían significativamente según el origen étnico y la localización geográfica, oscilando entre un 8,8% y un 40%. Clínicamente, se manifiesta mediante máculas y manchas hiperpigmentadas de distribución simétrica, localizadas especialmente en las áreas del rostro expuestas al sol, lo que genera un impacto estético considerable y afecta la calidad de vida de quienes lo padecen (1).
Dentro de las variantes del trastorno, el melasma refractario representa una de las formas más resistentes al tratamiento. Su naturaleza crónica y su marcada tendencia a la recurrencia lo convierten en un reto terapéutico constante (1). Los tratamientos tradicionales, como la hidroquinona, aunque ampliamente utilizados, presentan limitaciones importantes. Entre ellas se destacan la irritación cutánea y una respuesta terapéutica insuficiente, lo que frecuentemente conduce a una menor satisfacción del paciente (2).
Ante estas limitaciones, la introducción del ácido tranexámico ha ganado relevancia en la práctica clínica. En particular, su administración oral ha demostrado una eficacia superior frente a las formas tópicas, aunque su uso no está exento de riesgos. Los efectos secundarios sistémicos, como la tromboembolia, constituyen una preocupación significativa en su prescripción (2; 3). En contraste, la vía tópica, si bien menos eficaz que la oral, se tolera mejor y ha mostrado resultados comparables a los de la hidroquinona. Esta tolerancia mejora notablemente cuando se combina con procedimientos complementarios como la terapia con microagujas o el tratamiento láser (2).
Además, las inyecciones intradérmicas de ATX han surgido como una modalidad terapéutica particularmente efectiva. Estudios recientes señalan que esta vía ofrece una eficacia superior tanto en comparación con otras formas de administración del propio ATX como frente a tratamientos alternativos no basados en este compuesto. Esta estrategia se presenta así como una alternativa prometedora, especialmente en casos de melasma refractario, al combinar eficacia con una reducción del riesgo de efectos adversos sistémicos (3).
El objetivo principal es evaluar la eficacia y seguridad del ATX en el tratamiento del melasma refractario, explorando sus diferentes vías de administración (oral, tópica e intradérmica) y comparándolas con los tratamientos convencionales, con el fin de identificar estrategias terapéuticas que optimicen la respuesta clínica y mejoren la calidad de vida de los pacientes afectados por este trastorno pigmentario.
Metodología:
Para el desarrollo de esta investigación sobre la eficacia del ATX en el tratamiento del melasma refractario, se llevó a cabo una revisión bibliográfica exhaustiva con el objetivo de analizar las diferentes formas de administración del ATX (oral, tópica e intradérmica), su mecanismo de acción, los resultados clínicos obtenidos en estudios recientes y su comparación con tratamientos convencionales como la hidroquinona. Esta revisión también consideró aspectos clave como la fisiopatología del melasma, sus variantes clínicas, las limitaciones de las terapias tradicionales y el impacto del ATX en la calidad de vida de los pacientes.
Con el fin de garantizar la calidad, validez y actualidad de la información recopilada, se consultaron bases de datos científicas reconocidas como PubMed, Scopus y Web of Science, seleccionadas por su prestigio y cobertura en las áreas de dermatología, farmacología y medicina estética. Se establecieron criterios de inclusión y exclusión rigurosos. Se incluyeron estudios publicados entre 2020 y 2025, en inglés o español, que abordaran el uso de ácido tranexámico en sus distintas presentaciones para el tratamiento del melasma, así como comparaciones con otros tratamientos disponibles. Se excluyeron publicaciones duplicadas, estudios sin revisión por pares, ensayos con datos incompletos y artículos cuya población de estudio no cumpliera con criterios diagnósticos claros de melasma refractario.
Para la búsqueda, se emplearon palabras clave como: Hiperpigmentación, inflamación, vascularización, queratinocitos, melanocitos, fototipo. La estrategia de búsqueda permitió identificar 20 fuentes relevantes, que incluyeron artículos originales, revisiones sistemáticas, ensayos clínicos y guías clínicas de organismos especializados en dermatología.
El análisis de la información se realizó utilizando enfoques cualitativos y comparativos. Se organizó el contenido en categorías temáticas, lo que permitió sintetizar los hallazgos sobre la eficacia de cada vía de administración del ATX, su perfil de seguridad, los efectos adversos reportados y la percepción de los pacientes. Esta organización también facilitó la identificación de las limitaciones de los tratamientos convencionales y las ventajas que ofrece el ATX, en especial en casos de melasma refractario. El enfoque integral adoptado ofrece una visión actualizada y estructurada del uso clínico del ácido tranexámico, destacando su potencial como una alternativa terapéutica eficaz y segura, y proponiendo líneas para futuras investigaciones en el manejo de trastornos pigmentarios.
Fisiopatología del melasma refractario:
Las alteraciones en la melanogénesis y en la vascularización cutánea son procesos fundamentales en la fisiopatología del melasma. La producción de melanina en esta condición no se da de forma aislada, sino que está estimulada por múltiples factores paracrinos secretados por células como los queratinocitos, los fibroblastos y las células endoteliales. Estas señales activan directamente a los melanocitos, promoviendo una síntesis aumentada y desregulada de melanina (4). A su vez, la vascularización cutánea también juega un papel relevante en este proceso. El aumento en la formación de vasos sanguíneos, observado en muchas lesiones de melasma, favorece la activación y proliferación de los melanocitos, lo que contribuye a la persistencia de la hiperpigmentación (5).
Además de los factores celulares y vasculares, existen desencadenantes externos e internos que inciden significativamente en el desarrollo y agravamiento del melasma. Entre ellos, la radiación ultravioleta (UV) se considera uno de los principales estímulos ambientales. Esta radiación no solo causa daño directo al ADN celular, sino que también induce una respuesta de defensa en la piel, aumentando la producción de melanina como mecanismo protector frente al estrés oxidativo y las lesiones genéticas (6). En paralelo, los factores hormonales, particularmente el estrógeno, han demostrado incidir directamente sobre la actividad de los melanocitos, exacerbando la pigmentación. Esta relación hormonal explica la alta prevalencia del melasma en mujeres, especialmente durante el embarazo o el uso de anticonceptivos hormonales (7). Aunado a ello, los procesos inflamatorios crónicos y el estrés oxidativo también actúan como elementos clave, alterando la homeostasis celular y promoviendo la melanogénesis de manera sostenida (8).
Estas múltiples vías patológicas explican, en gran medida, la resistencia que el melasma presenta frente a los tratamientos convencionales. La compleja interacción entre factores celulares, vasculares, hormonales, ambientales e inflamatorios hace que una sola estrategia terapéutica resulte, en muchos casos, insuficiente. Por ejemplo, el estrés oxidativo puede interferir con las rutas que normalmente regulan la producción de melanina, reduciendo así la eficacia de los agentes despigmentantes tradicionales (8). Asimismo, el daño estructural en la barrera dermoepidérmica facilita la migración de melanina hacia capas más profundas de la piel, dificultando aún más su eliminación (4). Este daño estructural, sumado a la naturaleza multifactorial del trastorno, contribuye a que tratamientos como la hidroquinona no siempre generen resultados satisfactorios. En consecuencia, se ha sugerido que la resistencia terapéutica del melasma exige un enfoque combinado que actúe simultáneamente sobre varias de las vías implicadas en su fisiopatología (5).
Ácido tranexámico; mecanismo de acción en melasma:
El ATX ha demostrado ser eficaz en el tratamiento del melasma gracias a su acción sobre múltiples mecanismos fisiopatológicos que subyacen a este trastorno pigmentario. Uno de los principales efectos terapéuticos del ATX se relaciona con su capacidad para inhibir la conversión del plasminógeno en plasmina, una enzima implicada en procesos inflamatorios y en la transferencia de melanina a los queratinocitos. Esta inhibición reduce significativamente la inflamación cutánea y limita el transporte de melanina desde los melanocitos hacia las capas más superficiales de la piel, lo cual es fundamental en la prevención y el control del melasma (9; 10). Además, al disminuir la actividad de la plasmina, el ATX también reduce la producción de prostaglandinas, compuestos que actúan como mediadores del proceso inflamatorio y cuya presencia exacerbada puede contribuir al agravamiento de la hiperpigmentación (9).
Esta acción antiinflamatoria del ATX representa uno de los pilares de su eficacia terapéutica. Al intervenir directamente en las vías inflamatorias que perpetúan la activación de los melanocitos, el compuesto actúa no solo sobre el síntoma visible, sino también sobre el proceso biológico que la origina. A esto se suman las propiedades antiangiogénicas del ATX, que permiten reducir el componente vascular del melasma. Como se ha evidenciado en estudios recientes, el aumento en la formación de vasos sanguíneos puede estimular indirectamente la producción de melanina, y al disminuir este estímulo vascular, el ATX actúa sobre otro de los factores clave en la perpetuación del trastorno (11).
En cuanto a las vías de administración, la elección entre ATX oral, tópica o intradérmica debe considerar un equilibrio entre eficacia y seguridad. La administración oral ha mostrado resultados clínicos prometedores, con una reducción significativa de las lesiones hiperpigmentadas en pacientes con melasma refractario. Sin embargo, esta vía conlleva el riesgo de efectos secundarios sistémicos, siendo el más preocupante la tromboembolia, especialmente en pacientes con predisposición a trastornos de la coagulación (9; 10). En contraste, el ATX tópico presenta un perfil de seguridad más favorable, ya que sus efectos sistémicos son mínimos. Aunque su eficacia por sí sola puede ser menor en comparación con la vía oral, su potencial terapéutico se incrementa considerablemente cuando se combina con técnicas como el láser fraccionado o los tratamientos con microagujas, que mejoran la absorción del principio activo a través de la barrera cutánea (9; 11).
Por otra parte, las inyecciones intradérmicas de ATX han surgido como una opción intermedia entre la eficacia de la vía oral y la seguridad de la vía tópica. Esta modalidad permite una acción localizada en la dermis, el sitio donde se concentra gran parte del pigmento y de los factores inflamatorios y vasculares implicados en el melasma. Estudios recientes indican que la eficacia de esta vía es comparable a la administración oral, pero con una incidencia mucho menor de efectos secundarios sistémicos, lo que la convierte en una alternativa terapéutica particularmente atractiva en pacientes que no pueden o no desean recibir tratamiento oral (3; 10).
Revisión de la evidencia clínica:
El uso del ATX por vía oral ha sido ampliamente investigado en el contexto del tratamiento del melasma, mostrando resultados prometedores en la reducción de la hiperpigmentación facial. Diversos estudios clínicos han evaluado su eficacia, particularmente mediante la medición de las puntuaciones del Melasma Area and Severity Index (MASI), un parámetro estandarizado utilizado para cuantificar la severidad de esta afección cutánea. En un estudio aleatorizado de etiqueta abierta se compararon dos regímenes posológicos de ATX oral, 250 mg dos veces al día frente a 500 mg dos veces al día, observándose que ambas dosis lograron reducir significativamente las puntuaciones del MASI sin reportar efectos adversos relevantes. Estos hallazgos sugieren que las dosis más bajas pueden ofrecer la misma eficacia que las más altas, con un perfil de seguridad igualmente favorable (12).
En concordancia, otro estudio clínico que comparó la administración oral de ATX con el uso de plasma rico en plaquetas concluyó que el ATX fue más eficaz, logrando una mejora del 75% en las puntuaciones del MASI (13). Aunque la eficacia del ATX oral es evidente, su perfil de seguridad debe ser evaluado cuidadosamente. Se ha señalado que su uso puede asociarse a efectos secundarios sistémicos, entre los cuales destaca el riesgo de tromboembolia, lo que obliga a una selección rigurosa de los pacientes y a un seguimiento clínico constante (9). Sin embargo, en la mayoría de los estudios revisados, los efectos adversos han sido mínimos y transitorios, incluyendo alteraciones leves como oligomenorrea o molestias abdominales, sin que se haya requerido la suspensión del tratamiento (Chowdhary et al., 2021). Esto indica que, en pacientes correctamente seleccionados, el ATX oral puede utilizarse de manera segura y efectiva.
Por otro lado, el uso tópico del ácido tranexámico ha surgido como una alternativa atractiva, especialmente para aquellos pacientes que prefieren evitar el riesgo de efectos adversos sistémicos. Esta formulación se presenta comúnmente como una solución al 5% que se aplica dos veces al día. Estudios comparativos han demostrado que el ATX tópico puede ser tan eficaz como la hidroquinona (HQ), tradicionalmente considerada el tratamiento de referencia para el melasma, aunque con una mejor tolerancia cutánea. En particular, se ha reportado una menor incidencia de efectos secundarios como el eritema o la irritación, lo que mejora la experiencia del paciente durante el tratamiento. Además, la eficacia del ATX tópico puede potenciarse mediante el uso complementario de tecnologías como el láser de CO₂ fraccionado o la terapia con microagujas, las cuales mejoran la penetración del activo en la piel (9).
Estas observaciones respaldan el uso del ATX tópico como una alternativa viable para pacientes sensibles a la HQ o con antecedentes de irritación. La comparación directa entre ambos tratamientos tópicos ha revelado una eficacia comparable en la reducción del melasma, pero con una mejor tolerancia por parte del ATX, lo que puede aumentar la adherencia al tratamiento y mejorar los resultados clínicos a largo plazo (9).
Al comparar las formas de administración oral y tópica del ATX, se evidencia que la vía oral tiende a ofrecer una mayor eficacia en la reducción de las puntuaciones del MASI. No obstante, este beneficio se acompaña de un mayor riesgo de efectos secundarios sistémicos, lo que debe considerarse al seleccionar el tratamiento más adecuado para cada paciente (3; 9). En contraste, la vía tópica, aunque ligeramente menos eficaz, presenta un perfil de seguridad más favorable, con una incidencia significativamente menor de reacciones adversas (9).
Además, la adherencia al tratamiento puede ser mayor con el uso tópico, precisamente por la menor preocupación del paciente frente a posibles complicaciones sistémicas. En este contexto, se ha demostrado que los tratamientos combinados, que integran ATX tópico con microagujas o láser, generan efectos sinérgicos que mejoran la eficacia general sin comprometer la seguridad, lo que amplía las opciones terapéuticas disponibles y permite una mayor personalización del abordaje del melasma (9).
Enfoque multidisciplinario y abordaje integral del melasma refractario:
El melasma es una afección cutánea compleja cuya etiopatogenia está influenciada por una amplia variedad de factores, tanto internos como externos. Entre los principales elementos que contribuyen a su aparición y persistencia se encuentran los cambios hormonales, la inflamación crónica, las alteraciones vasculares y la exposición ambiental, particularmente la UV, que estimula directamente la producción de melanina y puede desencadenar respuestas inflamatorias en la piel (14; 15). A estos factores se suma la disfunción de la barrera cutánea, la cual desempeña un papel importante en la progresión del melasma, ya que permite una mayor penetración de los rayos UV y otros agentes irritantes, lo que a su vez intensifica la actividad melanogénica y agrava la hiperpigmentación (14).
En este contexto multifactorial, el ATX ha emergido como una opción terapéutica prometedora. Su acción antifibrinolítica no solo reduce la transferencia de melanina hacia los queratinocitos, sino que también tiene efectos beneficiosos sobre el componente vascular del melasma, disminuyendo la angiogénesis y, por ende, uno de los estímulos indirectos para la activación de los melanocitos (16; 17). No obstante, dado que el melasma no tiene una causa única sino múltiples mecanismos interrelacionados, el ATX alcanza su mayor eficacia cuando se utiliza como parte de una estrategia combinada. Esta integración terapéutica permite actuar simultáneamente sobre varias rutas patogénicas, incluyendo la inflamación, la vascularización y la producción de melanina (1; 16).
La gestión efectiva del melasma, especialmente en sus formas refractarias, requiere un enfoque multidisciplinario que contemple todas las dimensiones de la enfermedad. La dermatología cumple un rol central en la aplicación de terapias tópicas, orales o tecnológicas como el láser o las microagujas. Por su parte, la ginecología resulta esencial en los casos donde los factores hormonales desempeñan un papel relevante, como en mujeres embarazadas o pacientes en tratamiento con anticonceptivos. Asimismo, el acompañamiento en salud mental no debe subestimarse, ya que el melasma puede tener un impacto psicológico considerable que afecta la autoestima y la calidad de vida del paciente (1; 14).
Para lograr resultados clínicos sostenibles a largo plazo, es fundamental implementar una monitorización regular y fomentar la educación del paciente. La adherencia a los protocolos de tratamiento, el seguimiento sistemático de la respuesta terapéutica y la identificación temprana de efectos adversos o recaídas son factores decisivos para el éxito del tratamiento. Además, el acompañamiento clínico debe ser continuo, incorporando una fotoprotección estricta como elemento indispensable para evitar la reactivación del melasma inducida por la radiación UV (15).
En este sentido, el abordaje del melasma debe ser integral, contemplando tanto el impacto clínico como el emocional. Cada paciente debe ser evaluado de forma individual para diseñar planes de tratamiento personalizados que consideren su historial médico, el grado de severidad de la pigmentación y su contexto psicosocial. Estos planes deben ser flexibles y estar sujetos a evaluaciones periódicas para ajustar las intervenciones en función de la eficacia observada y la tolerancia al tratamiento (1).
Implicaciones clínicas y perspectivas futuras:
La eficacia del tratamiento con ATX en pacientes con melasma refractario depende en gran medida de una evaluación individualizada previa al inicio de la terapia. Esta evaluación permite adaptar el tratamiento al fototipo del paciente y a la severidad clínica del melasma, lo que resulta esencial para maximizar la efectividad del ATX y, al mismo tiempo, minimizar el riesgo de efectos adversos (17). A través de un enfoque personalizado, es posible determinar la dosis óptima y la duración adecuada del tratamiento para cada caso, lo que se traduce en mejores resultados clínicos y mayor satisfacción del paciente (12).
Esta necesidad de personalización también se extiende a la forma de administración del ATX y su combinación con otros tratamientos. Diversos estudios han demostrado que el ATX puede integrarse eficazmente en esquemas terapéuticos combinados, en los que se emplea junto con agentes despigmentantes como la hidroquinona, procedimientos láser o técnicas como las microagujas. Estas combinaciones no solo potencian la eficacia del tratamiento, sino que también contribuyen a reducir las tasas de recurrencia y a mantener resultados más estables a largo plazo (18; 19; 20).
Sin embargo, a pesar de su creciente uso y de los resultados clínicos prometedores, el ATX todavía enfrenta importantes limitaciones en la práctica clínica. Una de las principales barreras es la ausencia de directrices estandarizadas que orienten su uso. La variabilidad en los regímenes de dosificación, las vías de administración y la duración del tratamiento dificulta una aplicación coherente del ATX en distintos contextos clínicos (17). Esta falta de uniformidad limita la posibilidad de comparar resultados entre estudios y de establecer protocolos terapéuticos universalmente aceptados (12).
Por ello, resulta fundamental que la investigación futura se enfoque en generar evidencia sólida a través de estudios multicéntricos y controlados, que permitan establecer de manera clara las pautas de uso del ATX. Es necesario definir cuáles son las dosis y las duraciones de tratamiento más eficaces y seguras, así como identificar los perfiles de pacientes que tienen más probabilidades de responder positivamente a esta terapia. Además, otro aspecto clave en el avance terapéutico del ATX es el desarrollo de nuevas tecnologías de administración (12).
En este sentido, las innovaciones emergentes como la nanotecnología, los sistemas de liberación controlada o los parches con microagujas representan oportunidades prometedoras para optimizar la eficacia del tratamiento. Estas tecnologías no solo pueden mejorar la absorción y biodisponibilidad del ATX, sino que también podrían reducir los efectos secundarios y aumentar la comodidad del paciente durante el tratamiento (18; 19).
Conclusiones:
El ácido tranexámico ha demostrado ser una opción terapéutica eficaz en el tratamiento del melasma refractario, al actuar sobre mecanismos clave como la inflamación, la vascularización y la transferencia de melanina. Su uso por vía oral, tópica o intradérmica permite adaptar el tratamiento según las características clínicas del paciente. Los estudios han evidenciado mejoras significativas en la pigmentación con dosis bajas, manteniendo un perfil de seguridad aceptable. La elección de la vía debe basarse en el equilibrio entre eficacia y tolerancia. La terapia con ácido tranexámico resulta especialmente útil cuando fallan tratamientos convencionales. Además, su integración en esquemas personalizados mejora los resultados clínicos. Por ello, representa una alternativa valiosa dentro del abordaje integral del melasma.
El enfoque terapéutico combinado ha demostrado ser más efectivo que el uso aislado de agentes despigmentantes, y el ácido tranexámico cumple un rol fundamental en esta estrategia. Su combinación con hidroquinona, retinoides, láser o microagujas potencia su acción y permite una respuesta más sostenida. Esta sinergia reduce las tasas de recurrencia, mejora la adherencia al tratamiento y favorece la personalización según cada paciente. El melasma, por su carácter crónico y multifactorial, requiere una intervención simultánea sobre varias vías patológicas. En este contexto, el ácido tranexámico aporta versatilidad y efectividad clínica. Su inclusión en protocolos multimodales amplía las opciones terapéuticas. Por tanto, debe considerarse dentro del arsenal para el tratamiento integral del melasma.
A pesar de los avances en la comprensión del ácido tranexámico como agente terapéutico, su aplicación clínica aún enfrenta limitaciones importantes. La ausencia de guías estandarizadas dificulta la elección precisa de la dosis, vía de administración y duración del tratamiento. Esta variabilidad impide una implementación coherente en la práctica dermatológica. Se requiere más investigación clínica, especialmente estudios multicéntricos con poblaciones diversas. Asimismo, es necesario identificar perfiles de pacientes respondedores para optimizar la terapia. El desarrollo de nuevas tecnologías, como parches o sistemas de liberación controlada, representa una vía prometedora. Estas mejoras podrían aumentar la eficacia, reducir efectos adversos y facilitar la adherencia al tratamiento.
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Declaración de buenas prácticas:
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.