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El aprendizaje del idioma inglés en la calidad de vida del adulto mayor

personas de edad, las cuestiones vinculadas al envejecimiento, las posibilidades que ofrece la vejez, por lo que la búsqueda de nuevas alternativas que puedan propiciar un desarrollo de esta etapa de la vida constituye una prioridad, en aras de prolongar la esperanza de vida e incrementar las expectativas de las personas de continuar siendo miembros activos de la sociedad

Algunos autores consideran la llamada tercera edad, a como una fase de involución y no como una auténtica etapa del desarrollo humano. Se ubica alrededor de los 60 años, asociada al evento de la jubilación.

Generalmente cuando se habla de vejez se habla de declive, involución, regresión, se enfatizan las pérdidas y nunca las ganancias. Sin embargo, la mayor parte de la población desconoce que una persona no pierde su inteligencia o lucidez al llegar a una edad avanzada, siendo la vejez una etapa más de la vida donde las personas tienen derecho al ejercicio pleno de sus capacidades para lograr un perfecto equilibrio emocional.

El envejecimiento implica declives estructurales y funcionales pero tal disminución no siempre viene aparejada de alteraciones patológicas. Envejecer no equivale a enfermar, ni la vejez significa enfermedad y a pesar de que generalmente se asocia la vejez con una desaceleración de los procesos intelectuales, tendencia al olvido, confusión y, en general, senilidad, no es difícil ni imposible, que un anciano adquiera nuevos conocimientos.

El presente trabajo tiene como objetivo proponer un curso básico de idioma inglés para el adulto mayor.

Desarrollo

La mayoría de los adultos mayores conservan un grado importante de sus capacidades, tanto físicas como mentales, cognitivas y psíquicas. En muchos países, por lo general, la persona que envejece va perdiendo interés vital por los objetivos y actividades que le posibilitan una interacción social. Esta situación conlleva al aislamiento progresivo del anciano. Esa desvinculación obedece en gran parte a las actitudes adoptadas por el entorno.

El derecho a la educación no debe ser sometido a ningún límite de edad y para el adulto mayor este derecho tiene una significación especial, pues representa una oportunidad de actualización, participación social y reafirmación de sus potencialidades. Para las personas que transitan por esta etapa de la vida, la educación puede contribuir al desarrollo de una cultura del envejecimiento y elevación de la calidad de vida expresada en mayores estándares de salud, felicidad y bienestar.

Diversos son los programas y experiencias que en los últimos años se han desarrollado en nuestro país encaminados a favorecer al adulto mayor. El intercambio generacional ya constituye uno de los aspectos comprendidos en la resolución emitida por el Ministerio de Educación Superior (MES) como co-auspiciador de las cátedras y Universidades del Adulto Mayor.

La idea de la Universidad para la Tercera Edad se ha difundido y actualmente se aplica por todo el mundo, aunque muchos teóricos consideran que esta idea de la Universidad del Adulto Mayor no es fructífera, pero la realidad desde una perspectiva desarrolladora es distinta.

 La universidad supone para los mayores un nuevo concepto de centro social. Estudiar les proporciona juventud, pues mantienen activos sus procesos psicológicos básicos, lo que evita la degeneración de los mismos. Los estudios realizados indican que a diferencia de las generaciones anteriores, estas personas presentan hoy, mayoritariamente, una capacidad para seguir activas e interés en ampliar sus posibilidades de desarrollo personal y social.

Es indudable que en la vejez se presentan ciertas manifestaciones como: la tendencia del sistema cognitivo a sobrecargarse con cierta rapidez ante la información nueva, la lentitud del procesamiento de la información que son indicadores de que la memoria y la capacidad intelectual constituyen necesidades en esta etapa de la vida. Pero también es cierto que un aprendizaje extra puede compensarlas y que las habilidades que vamos adquiriendo a lo largo de la vida no son inmutables. Los aprendizajes tempranos pueden ser modificados, e incluso, sustituidos por aprendizajes posteriores.

El aprendizaje se ha considerado como un elemento esencial en el desarrollo humano, para la adquisición de nuevas formas de comportamiento y actuación. Desde el punto de vista social las investigaciones sobre el aprendizaje se han considerado valiosas para comprender cambios de actitudes en las personas y cuestiones relacionadas con la regulación de la conducta humana, la aceptación, el rechazo, las preferencias, etc

Muchos Adultos Mayores siguen cursos sobre distintos temas para adquirir nuevos conocimientos o técnicas manuales o artísticas. Sin embargo poco se ha incursionado en relación con la enseñanza de una lengua extranjera. En este caso el idioma inglés como idioma internacional.

Hablando sobre el poder de las palabras, hablar al menos dos idiomas puede reducir la demencia en un cerebro que envejece según demuestra una nueva investigación. Los cerebros bilingües retrasan los efectos del envejecimiento. (Bialystok 2001; Bialystok et al. 2005)

Actualmente los estudios revelan que las ventajas del bilingüismo persisten en la edad madura, incluso cuando la agudeza natural del cerebro se reduce.

 El entrenamiento mental que requiere mantener dos idiomas separados puede crear una “vigilancia sensorial reforzada” que tiene beneficios para toda la vida. (Werker, J. 2012).

Y cuando se trata de ejercitar el cerebro aprendiendo otro idioma, añadió, “cuanto más mejor y cualquier cosa por pequeña que sea ayuda”.

El desarrollo correcto de la habilidad lingüística requiere de la perfecta correspondencia de al menos cuatro de los aspectos constituyentes del lenguaje: fonología, léxico, sintaxis y semántica. Durante el envejecimiento todos los aspectos fonológicos se hayan bien preservados (combinación y utilización de los diferentes sonidos del lenguaje).

La representación léxica de un objeto corresponde al nombre convencional que este adquiere dentro de una lengua, tampoco en el envejecimiento se aprecian dificultades en tales representaciones. La representación