El síndrome del intestino irritable y la utilización de la dieta baja en FODMAPs. Revisión bibliográfica
Autora principal: Tania Lorenzo González
Vol. XX; nº 23; 1118
Irritable bowel syndrome and the use of the low FODMAP diet. A literature review
Fecha de recepción: 6 de noviembre de 2025
Fecha de aceptación: 4 de diciembre de 2025
Fecha de publicación: 15 de diciembre de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 23 – Primera quincena de diciembre de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 23; 1118 – DOI: https://doi.org/10.64396/23-1118 – Cómo citar este artículo
Autores:
Tania Lorenzo González. Dietista – Nutricionista. Sergas (Galicia). Área Sanitaria de A Coruña. España.
Resumen
El síndrome de intestino irritable (SII) es un trastorno funcional gastrointestinal caracterizado por dolor abdominal, distensión, alteraciones del tránsito intestinal y una notable reducción de la calidad de vida. Su etiología es multifactorial e involucra interacciones complejas entre el eje intestino – cerebro, la microbiota intestinal y factores dietéticos. En los últimos años, la dieta baja en FODMAPs (Fermentable Oligosaccharides, Disaccharides, Monosaccharides and Polyols) ha emergido como una estrategia terapéutica efectiva para el manejo de los síntomas del SII.
Esta dieta consiste en la restricción temporal de carbohidratos fermentables de cadena corta, los cuales son de difícil absorción en el intestino delgado y susceptibles de fermentación colónica, generando gases y distensión abdominal. Diversos ensayos clínicos y metaanálisis han demostrado que la reducción del consumo de FODMAPs disminuye significativamente los síntomas gastrointestinales, mejora el bienestar general y favorece la calidad de vida de los pacientes con SII. Sin embargo, su implementación debe realizarse bajo la supervisión de un profesional en nutrición, ya que una restricción prolongada e indiscriminada puede alterar la microbiota intestinal y reducir la ingesta de nutrientes esenciales.
En conclusión, la dieta baja en FODMAPs representa una intervención dietética eficaz y basada en evidencia para el tratamiento del síndrome de intestino irritable, especialmente en pacientes que no responden a otras medidas convencionales. No obstante, se requiere una aplicación individualizada y una posterior reintroducción controlada de alimentos para mantener el equilibrio nutricional y la salud intestinal a largo plazo.
Palabras clave
Síndrome, colon irritable, dieta baja en fodmaps, fermentación intestinal, microbiota intestinal, malabsorción, distensión abdominal, flatulencia.
Abstract
Irritable bowel syndrome (IBS) is a functional gastrointestinal disorder characterized by abdominal pain, bloating, altered bowel movements, and a significant reduction in quality of life. Its etiology is multifactorial and involves complex interactions between the gut-brain axis, the gut microbiota, and dietary factors. In recent years, a low-FODMAP (Fermentable Oligosaccharides, Disaccharides, Monosaccharides, and Polyols) diet has emerged as an effective therapeutic strategy for managing IBS symptoms.
This diet involves the temporary restriction of short-chain fermentable carbohydrates, which are difficult to absorb in the small intestine and susceptible to colonic fermentation, generating gas and abdominal bloating. Several clinical trials and meta-analyses have demonstrated that reducing FODMAP intake significantly decreases gastrointestinal symptoms, improves overall well-being, and enhances the quality of life for patients with IBS. However, its implementation should be carried out under the supervision of a registered dietitian, as prolonged and indiscriminate restriction can alter the gut microbiota and reduce the intake of essential nutrients.
In conclusion, the low-FODMAP diet represents an effective and evidence-based dietary intervention for the treatment of irritable bowel syndrome, especially in patients who do not respond to other conventional measures. Nevertheless, individualized application and a subsequent controlled reintroduction of foods are required to maintain nutritional balance and long-term gut health.
Keywords
Syndrome, irritable bowel syndrome, low FODMAP diet, intestinal fermentation, gut microbiota, malabsorption, abdominal distension, flatulence.
1. Introducción
El síndrome de intestino irritable (SII), también conocido con síndrome de colon irritable (SCI), es un trastorno funcional del sistema digestivo caracterizado por la presencia recurrente de dolor o malestar abdominal, acompañado de alteraciones en el ritmo intestinal, como diarrea, estreñimiento o la alternancia de ambos.
El síndrome de colon irritable es un trastorno crónico del intestino grueso en el cual no se observan alteraciones estructurales o bioquímicas visibles, pero sí existen cambios en el funcionamiento intestinal. Se clasifica como un trastorno de la interacción intestino – cerebro, lo que significa que está influido tanto por factores fisiológicos como emocionales.
Su etiología es multifactorial, e incluye diversos factores que pueden contribuir a su aparición:
Alteraciones de la motilidad intestinal: movimientos intestinales más lentos o más acelerados de lo normal.
Hipersensibilidad visceral: aumento de la sensibilidad en los nervios del intestino, lo que provoca dolor ante estímulos leves.
Disbiosis intestinal: desequilibrios en la microbiota intestinal
Factores psicológicos: estrés, ansiedad y depresión pueden agravar o desencadenar los síntomas.
Factores dietéticos: el consumo de ciertos alimentos (grasas, lácteos, cafeína, azúcares fermentables) pueden empeorar los síntomas.
Infecciones intestinales previas: algunos casos se desarrollan tras una gastroenteritis (SII postinfecciosos).
Los síntomas más frecuentes son:
Dolor o molestia abdominal recurrente
Distensión y sensación de hinchazón
Gases y flatulencia
Diarrea, estreñimiento o alteraciones de ambos
Sensación de evacuación incompleta
Mucosidad en las heces
Los síntomas suelen empeorar con el estrés o ciertos alimentos, y mejorar después de la defecación.
El diagnóstico del síndrome de colon irritable es clínico, y se basa en los criterios de ROMA IV, que establecen la presencia de dolor abdominal recurrente al menos un día por semana, en los últimos tres meses, asociado con dos o más de los siguientes:
Se relaciona con la defecación
Relacionado con un cambio en la frecuencia de las deposiciones.
Relacionado con un cambio en la forma (consistencia) de las heces.
En cuanto a la duración de las molestias, hay que tener en cuenta que los anteriores criterios deben cumplirse durante los últimos tres meses, y los síntomas, haber comenzado con un mínimo de 6 meses antes del diagnóstico. No existen pruebas específicas que confirmen el diagnóstico. Se realiza principalmente para excluir otras enfermedades digestivas.
El manejo del síndrome de intestino irritable es multidimensional, y suele incluir:
Modificación dietética: reducción de los alimentos que provocan gases y, en algunos casos, aplicación de una dieta baja en FODMAPs.
Educación y control del estrés: técnicas de relajación o terapia psicológica.
Medicamentos: antiespasmódicos, laxantes o antidiarreicos, según el tipo de SII.
Probióticos: para mejorar el equilibrio de la microbiota intestinal.
La dieta baja en FODMAPs es un plan de alimentación diseñado para reducir el consumo de ciertos carbohidratos fermentables que pueden causar síntomas digestivos como distensión abdominal, gases, dolor, diarrea o estreñimiento, especialmente en personas con síndrome de intestino irritable u otros trastornos gastrointestinales funcionales.
El término FODMAPs es un acrónimo, que en inglés significa: Fermentable Oligosaccharides, Disaccharides, Monosaccharides And Polyols (Oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables). Estos son carbohidratos de cadena corta y alcoholes de azúcar que no se absorben completamente en el intestino delgado, por lo que llegan al colon, donde son fermentados por las bacterias intestinales. Esta fermentación produce gases y compuestos osmóticos, que pueden provocar hinchazón, dolor y alteraciones del tránsito intestinal.
Funcionamiento de la dieta baja en FODMAPs:
Fase de restricción: eliminación de alimentos con alto contenido en FODMAP (se muestra a continuación la lista de algunos de ellos), durante 4 – 6 semanas.
Fase de reintroducción: reintroducción y exposición gradual de grupos específicos de FODMAPs, durante al menos 3 días, para identificar los desencadenantes y la tolerancia individual.
Fase de personalización: establecimiento de una dieta equilibrada que minimice los síntomas y mantenga una adecuada diversidad nutricional y microbiota intestinal.
Se recomienda identificar cualquier déficit nutricional existente previo a la realización de la dieta baja en FODMAPs, para poder suplementar en caso de existir alguna deficiencia, y hacer el seguimiento durante todo el periodo de la intervención. Además, debe monitorizarse la ingesta de fibra, calcio, hierro, zinc, ácido fólico y vitamina D, durante la realización de esta, especialmente en pacientes que, por algún motivo, no puedan tener acceso a alimentos alternativos bajos en FODMAPs.
Alimentos altos en FODMAPs
VERDURAS: Ajo (ajo en polvo, sal de ajo…), cebolla, alcachofa, espárragos, brócoli, coles de Bruselas, repollo, coliflor, frijoles verdes y amarillos, puerros, setas y champiñones, calabaza…
FRUTAS: manzana, pera, albaricoque, aguacate, plátano, moras, cerezas, uvas, mango, nectarina, piña, ciruela, sandía…
LEGUMBRES: alubias, garbanzos, lentejas, habas, frijoles, guisantes…
FRUTOS SECOS: pasas, dátiles, higos, ciruelas pasas, nueces, anacardos, pistachos…
CARNES, AVES Y PESCADOS: Especial atención con carnes marinadas o procesadas, ya que en sus ingredientes tienen algunos con alto contenido en FODMAPs (cebolla, etc.)
GRANOS. Evitar granos con gluten: avena, cebada, centeno y trigo.
ENDULZANTES: ágave, jarabe de maíz, miel..
SUSTITUTOS DEL AZÚCAR: isomalt, lactitol, maltitol, manitol, xilitol…
BEBIDAS: cerveza, té de manzanilla, diente de león, hinojo, vino…
Alimentos bajos en FODMAPs
VERDURAS: zanahoria, pimiento, apio, pepino, berenjena, judías, col rizada, lechuga, calabaza, calabacín, espinacas, tomate..
FRUTAS: arándanos, kiwi, limón, maracuyá, piña, frambuesas, fresas…
TUBÉRCULOS: patata, batata, rábano
CARNES, AVES Y PESCADOS: carne cocida (cerdo, ternera, pollo, pavo…), pescado enlatado (consultar ingredientes), pescados y mariscos frescos, pescados y mariscos congelados.
GRANOS. Incluir pan, pasta, cerales etc…sin gluten. Cereales: maíz, arroz, avena, quinoa, espelta…
EDULCORANTES: Chocolate negro, azúcar de mesa (sacarosa), sirope de malta de arroz…
SUSTITUTOS DEL AZÚCAR: aspartamo, sacarina, sucralosa
BEBIDAS: Café, refresco de dieta, tés (distinto de chía, manzanilla, diente de león..)
FASES DE LA DIETA
La dieta baja en FODMAPs se aplica de forma temporal y controlada, generalmente en tres fases:
Fase de restricción (2 – 6 semanas). Se eliminan los alimentos ricos en FODMAPs para reducir los síntomas digestivos.
Fase de reintroducción. Se incorporan gradualmente los diferentes grupos de FODMAPs para identificar cuáles son los que el paciente tolera y cuáles no.
Fase de personalización o mantenimiento. Se construye una dieta adaptada al paciente, que mantenga la mejora de los síntomas sin ser excesivamente restrictiva.
2. Objetivos
El objetivo de la presente revisión es analizar la evidencia científica disponible sobre la eficacia y los efectos de la dieta baja en FODMAPs como estrategia terapéutica en el manejo del síndrome de intestino irritable, con el fin de comprender su impacto en los síntomas gastrointestinales, la microbiota intestinal y la calidad de vida de los pacientes.
3. Metodología
Para la realización de este trabajo, se ha llevado a cabo una investigación consistente en una revisión bibliográfica, búsqueda y análisis de diferentes artículos. Para ello se emplearon las bases de datos más conocidas (Pubmed, Scielo, Elservier, Medline y Google Académico). Se revisaron para el estudio publicaciones en varios idiomas (español e inglés), siendo un motivo excluyente la fecha de publicación.
Las palabras clave que se han utilizado para la revisión fueron: síndrome, colon irritable, dieta baja en fodmaps, fermentación intestinal, microbiota intestinal, malabsorción, distensión abdominal, flatulencia.
4. Resultados y conclusión
El síndrome de intestino irritable (SII) representa uno de los trastornos funcionales gastrointestinales más frecuentes, con un impacto significativo en la calidad de vida de los pacientes y en los sistemas de salud. Su manejo ha evolucionado en las últimas décadas, y la dieta baja en FODMAPs se ha consolidado como una de las estrategias dietéticas más efectivas para el control de los síntomas.
La evidencia científica revisada demuestra que la reducción temporal del consumo de carbohidratos fermentables de cadena corta (FODMAPs) contribuye a disminuir la distensión abdominal, el dolor, la flatulencia y las alteraciones del tránsito intestinal, mejorando así el bienestar general de los pacientes con SII. Sin embargo, los beneficios observados dependen en gran medida de la supervisión profesional, la correcta aplicación de las fases de restricción y reintroducción, y la individualización de la dieta, según la tolerancia y las necesidades nutricionales de cada persona.
A pesar de su eficacia sintómatica, diversos estudios advierten que una restricción prolongada de FODMAPs puede provocar alteraciones en la microbiota intestinal y posibles deficiencias nutricionales, por lo que se recomienda su implementación bajo la guía de un nutricionista especializado. Además, aún se requiere mayor investigación para determinar los efectos a largo plazo y establecer protocolos estandarizados que optimicen su seguridad y adherencia.
En conclusión, la dieta baja en FODMAPs constituye una intervención nutricional respaldada por la evidencia científica que puede mejorar de forma significativa los síntomas del síndrome de intestino irritable. Su aplicación debe ser personalizada, equilibrada y temporal, formando parte de un abordaje integral que incluya educación alimentaria, apoyo psicológico y estrategias de manejo del estrés, con el objetivo de promover una mejor calidad de vida y un control sostenido de la enfermedad.
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Declaración de buenas prácticas:
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.