Enfermedad de May Thurner: revisión bibliográfica
Autora principal: Lucía Carolina Castro González
Vol. XX; nº 12; 719
Overview of May-Thurner Syndrome
Fecha de recepción: 15 de mayo de 2025
Fecha de aceptación: 21 de junio de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 12 – Segunda quincena de Junio de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 12; 719
Autores:
Lucía Carolina Castro González, Médico General, Investigadora Independiente. ORCID: N/A
Benjamín Zamora Alfaro, Médico General, Investigador Independiente. ORCID: N/A
Paula Susana Villalobos Villalobos, Médico General, Investigadora Independiente. ORCID: N/A
José Alonso Zamora Bolaños, Médico General, Investigador Independiente. ORCID: N/A
Stephanie Soto Castro, Médico General, Investigadora Independiente. ORCID: N/A
Resumen:
El síndrome de May-Thurner (SMT), también conocido como síndrome de compresión ilio-cava, es una condición vascular causada por la compresión extrínseca de la vena ilíaca común izquierda por la arteria ilíaca común derecha contra la quinta vértebra lumbar. Aunque frecuentemente asintomático, el SMT puede provocar una obstrucción significativa del flujo venoso y derivar en complicaciones como trombosis venosa profunda (TVP), insuficiencia venosa crónica y síndrome de congestión pélvica, particularmente en mujeres en edad reproductiva. Este artículo busca ofrecer una revisión integral acerca de la definición, fisiopatología, epidemiología, presentación clínica, enfoque diagnóstico y estrategias terapéuticas para el Síndrome de May-Thurner.
Palabras clave:
síndrome compresión venosa, síndrome May-Thurner, trombosis venosa profunda
Abstract:
May-Thurner syndrome (MTS), also known as iliocaval compression syndrome, is a vascular condition caused by the extrinsic compression of the left common iliac vein by the right common iliac artery against the fifth lumbar vertebra. Although often asymptomatic, MTS can lead to significant venous outflow obstruction and result in complications such as deep vein thrombosis (DVT), chronic venous insufficiency, and pelvic congestion syndrome, particularly in women of reproductive age. This article aims to provide a comprehensive review of the definition, pathophysiology, epidemiology, clinical presentation, diagnostic approach, and therapeutic strategies for May-Thurner syndrome.
Keywords:
Venous compression syndrome, May-Thurner syndrome, deep vein thrombosis
Introducción
El síndrome de May-Thurner (MTS), también conocido como síndrome de compresión ilio-cava, síndrome de compresión de la vena ilíaca o síndrome de Cockett, es una afección vascular relativamente subdiagnosticada que se caracteriza por la compresión del sistema venoso ilio-cavo por arterias cercanas que lo presionan contra una vértebra. La forma más común consiste en la compresión de la vena ilíaca común izquierda entre la arteria ilíaca común derecha y la quinta vértebra lumbar1. Esta compresión provoca una obstrucción ya sea parcial o total del flujo venoso, lo que puede desencadenar una variedad de síntomas, siendo la trombosis venosa profunda una de las consecuencias más graves. Este síndrome suele afectar con mayor frecuencia a mujeres adultas entre los 30 y 50 años, y sus síntomas pueden ser muy variados, desde leves molestias hasta complicaciones significativas como úlceras venosas o embolia pulmonar4.
A pesar de haber sido descrito inicialmente en el siglo XIX, este síndrome ha ganado más atención recientemente gracias al desarrollo de métodos diagnósticos por imagen más precisos y una mejor comprensión de su fisiopatología2. El tratamiento del síndrome de May Thurnerbusca restablecer el flujo sanguíneo venoso normal de la extremidad afectada, y suele realizarse principalmente mediante procedimientos mínimamente invasivos, como la angioplastia y la colocación de stents. La detección oportuna y el tratamiento adecuado son fundamentales para evitar secuelas a largo plazo.
Definición y fisiopatología
El síndrome de May-Thurner se define como la compresión venosa extrínseca por el sistema arterial contra estructuras óseas, siendo la más común la superposición de la arteria ilíaca común derecha sobre el cuerpo de la quinta vértebra lumbar, así comprimiendo la vena iliaca común izquierda1. Este fenómeno anatómico puede llevar al desarrollo de una hiperplasia intimal secundaria al estrés mecánico producido por la pulsación arterial1. Esta patología ha sido descrita por Rudolf Virchow desde 1851, donde descubrió que este síndrome compresivo era una de las causas de alta incidencia de trombosis venosa profunda2. Pero no fue hasta 1957, donde los investigadores de apellido May y Thurner describieron de manera formal la anatomía y fisiopatología de esta condición2,3. Atribuyeron esta patología al observar la presencia de una «espuela» intraluminal, un engrosamiento de la pared de la vena resultado de la irritación persistente por parte de la pulsación de la arteria, que se considera característica del síndrome2,3.
Esta compresión no solo dificulta el retorno venoso, sino que también favorece la formación de trombos debido a la estasis sanguínea, una de las tres condiciones descritas en la tríada de virchow para la formación de trombosis. La consecuencia fisiopatológica más temida es la trombosis venosa profunda extensa, que puede provocar embolia pulmonar en casos avanzados si el coágulo se desprende y viaja a través del sistema venoso hasta los pulmones2,3.
Epidemiología y factores de riesgo
La prevalencia exacta del síndrome de May-Thurner en la población general no está completamente definida, ya que muchas personas pueden tener la anomalía anatómica sin presentar síntomas clínicos. No obstante, existen estimaciones de estudios pequeños que han demostrado que hasta un 22%- 32% de la población general pueden tener algún grado de compresión ilíaca izquierda, aunque solo un pequeño porcentaje desarrollará síntomas clínicos2. Por el momento, este síndrome es una etiología que se encuentra en tan solo el 2-5 % de los casos de trombosis venosas profundas, lo que indica una etiología subyacente que muchas veces pasa desapercibida. La edad promedio de los pacientes es del 50%4.
Se han descrito algunos factores de riesgo que se han asociado con este síndrome, o se cree que aumentan la probabilidad de desarrollar síntomas, ya que la mayoría de la población que padece de esta patología es asintomática. Las mujeres tienen hasta cinco veces más probabilidades de desarrollar el síndrome de May-Thurner en comparación a la población masculina, sobre todo en pacientes con historia de uso de anticonceptivos orales, múltiples embarazos, y aquellas que se encuentran en el período de postparto4,5. Esto sugiere que los cambios hormonales y hemodinámicos desempeñan un papel importante en la manifestación clínica de este síndrome. Otros factores de riesgo que contribuyen a esto incluyen la presencia de escoliosis, ya que este puede alterar la anatomía normal de la pelvis y aumentar la presión sobre las venas; estados de hipercoagulabilidad como el síndrome antifosfolípido, mutaciones del factor V leiden, entre otros; deshidratación severa, e incluso la exposición prolongada a radiación, sobre todo en pacientes con historia de tratamiento oncológico pélvico4,5.
Presentación clínica
Como se mencionó anteriormente, la mayoría de las personas con los cambios anatómicos del síndrome de May-Thurner son asintomáticos; sin embargo, la progresión de la lesión venosa puede provocar problemas asociados con la hipertensión venosa. Las tres fases de esta enfermedad se comienza como asíntomatica, seguida por una hiperplasia endotelial que ocasiona síntomas leves. La tercera fase se da por la formación de trombosis6. Los síntomas del MTS sintomático pueden incluir dolor agudo e hinchazón en las extremidades, más comúnmente en la extremidad inferior izquierda. Sin embargo, se han reportado casos donde se ven afectados tanto la extremidad inferior derecha como afectación bilateral4,7,8. La mayoría de los pacientes presentan claudicación vascular, resultado de la obstrucción del flujo venoso. La claudicación venosa se caracteriza por dolor y tensión en la extremidad que aparece durante la actividad física, que disminuye con el descanso y/o elevando las piernas7.
Los pacientes también pueden presentar trombosis venosa superficial recurrente o presentar diversos síntomas y signos de insuficiencia venosa crónica de moderada a grave, como hiperpigmentación (eccema venoso) y úlceras venosas7. Las mujeres también pueden experimentar síndrome de congestión pélvica debido al síndrome subyacente. Por lo general, esta afección se presenta en mujeres jóvenes de entre 20 y 30 años, con edema crónico de la extremidad inferior izquierda que dura al menos de 4 a 6 semanas7,9. Es importante tomar en cuenta que este síndrome puede pasar desapercibido hasta que se desarrollen complicaciones, como la trombosis venosa profunda o tromboembolismo pulmonar7.
Diagnóstico
Se debe sospechar el síndrome de May-Thurner (SMT) si un paciente presenta los síntomas que se han mencionado anteriormente, tomando en cuenta los factores de riesgo junto con algunas pruebas iniciales. Para saber con certeza si alguien padece del síndrome de May-Thurner, es necesario visualizar la estenosis en la ubicación correcta. Por lo tanto, cuando un paciente se presenta con edema en la extremidad inferior, el primer paso es determinar la probabilidad de que tenga una trombosis venosa profunda (TVP) utilizando herramientas como la puntuación de Wells y una prueba de dímero D1,10. Si el riesgo es de moderado a alto, se debe realizar una ecografía dúplex venosa, ya que este es el método diagnóstico de elección1,10.
En caso de ausencia de trombo, se puede utilizar un método de imagen no invasivo, siendo la ecografía el método de elección; este se puede utilizar para diagnosticar tanto trombosis venosa profunda como el síndrome de May-Thurner10,11. Sin embargo, la evaluación de la vena iliaca común izquierda se puede ver limitada con este método diagnóstico. Por esta razón, en algunos casos se puede considerar otros métodos como la tomografía axial computarizada (TAC) y la resonancia magnética (RM)10,11. Se ha visto en estudios recientes que el TAC puede ser suficiente para diagnosticar el síndrome compresivo10,11. El TAC ha demostrado tener una especificidad que alcanza el 95%. Además, este método diagnóstico ha sido útil no solo para diagnosticar el síndrome de May Thurner, si no que también puede diagnosticar otras causas que puedan estar generando una compresión, como pueden ser los tumores, hematomas, ganglios linfáticos, entre otros1.
Sin embargo, hay lesiones endovasculares que no pueden ser descartadas con los métodos diagnósticos mencionados anteriormente. Por esta razón, existen métodos diagnósticos invasivos que se utilizan si existe una alta sospecha clínica de este síndrome. La venografía guiada por catéter es un método diagnóstico que está indicado en pacientes que presentan manifestaciones clínicas avanzadas de enfermedad venosa crónica, que cumplen los criterios de la escala de CEAP clase 4 a 62. El ultrasonido intravascular es otro método diagnóstico que se puede utilizar en estos casos, ya que es una manera de poder documentar y localizar de mejor manera el sitio de la obstrucción, y al mismo tiempo intervenir realizando una angioplastia o colocando un stent2.
Tratamiento
El manejo y tratamiento en esta patología va a depender del tipo de paciente. La mayoría de los pacientes, como fue discutido anteriormente, son asintomáticos. En caso de presentar síntomas leves, se pueden recomendar medidas de soporte, como lo son las medias de compresión que buscan aliviar los síntomas. La minoría que si presenta síntomas, se pueden dividir en dos grupos; aquellos que se presentan con trombosis concomitante, y el grupo que no presenta trombosis venosa profunda2.
Los pacientes que se presenten con trombosis venosa profunda y una alta sospecha de síndrome de May-Thurner, se debe de anticoagular, siempre y cuando no presente ninguna contraindicación2,12. Posterior a esto, se busca eliminar la obstrucción, por lo tanto se puede utilizar la trombólisis ya sea mecánica o farmacológica. Para esto, se utiliza el ultrasonido intravascular para localizar la estenosis, y de esta realizar una angioplastia o colocación de stent en caso de ser necesario2. En caso de tener alguna contraindicación para la trombolisis, se puede utilizar una técnica mínimamente invasiva, conocida como trombectomía riolítica2.
Para el grupo de pacientes que no presentan trombos y tienen los hallazgos clínicos de insuficiencia venosa crónica, el objetivo del tratamiento es reducir la severidad de la estenosis, por lo que se recurre a la angioplastia y/o colocación de stent2.
Conclusión
El síndrome de May-Thurner es un diagnóstico que se pasa por alto. Es muy importante tomarlo en consideración a la hora de evaluar pacientes, especialmente cuando se presentan, sobre todo, en mujeres jóvenes que desarrollan repentinamente hinchazón en una sola pierna, siendo la izquierda la más común. Sin embargo, es muy importante recordar que en los hombres también se debe de sospechar. El diagnóstico y tratamiento temprano de esta patología puede minimizar las complicaciones a futuro de esta patología.
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