Inicio > Enfermería > Consideraciones para Enfermería en los accidentes cerebrovasculares (ACV)

Consideraciones para Enfermería en los accidentes cerebrovasculares (ACV)

Consideraciones para Enfermería en los accidentes cerebrovasculares (ACV)

Resumen

Introducción: un accidente cerebrovascular (ACV) tiene lugar cuando el flujo de sangre a una parte del cerebro se detiene. Representa un problema frecuente, con un impacto económico importante en quienes lo padecen y sus familias.

Consideraciones para Enfermería en los accidentes cerebrovasculares (ACV)

Autores: José Luis Serrano Carmona*; José Luna Aljama*; María Elena Luna Aljama*

*DUE HU Reina Sofía de Córdoba

Metodología: se ha llevado a cabo una revisión y búsqueda bibliográfica en las bases de datos más importantes.

Resultados: se ha desarrollado la manera de diagnosticar esta patología mediante la valoración física y pruebas complementarias, así como las actividades de Enfermería necesarias.

Conclusiones: el personal de Enfermería se encuentra en una posición privilegiada para proporcionar educación sanitaria, haciendo hincapié en la modificación de los estilos de vida.

Palabras clave: “infarto cerebral”, “diagnóstico”, “cuidados de Enfermería”, “manifestaciones”.

Introducción

Un accidente cerebrovascular (ACV) tiene lugar cuando el flujo de sangre a una parte del cerebro se detiene. Si las células afectadas mueren el daño sería permanente. Aunque muchos de ellos se producen sin advertencia previa, existen determinados síntomas que pueden ayudarnos en el diagnóstico de esta patología.

Los accidentes cerebrovasculares (ACV) representan un problema frecuente, con un impacto económico importante en quienes lo padecen y sus familias. Existen dos tipos de factores de riesgo para sufrir esta enfermedad:

Factores de riesgo modificables:

  • Tabaquismo: fumar duplica el riesgo de accidente cerebrovascular (ACV).
  • Alcoholismo: beber más de dos copas por día puede aumentar el riesgo en tres veces.
  • Sobrepeso: se recomienda disminuir el consumo de sal, grasas saturadas y colesterol; si fuera necesario también los hidratos de carbono.
  • Sedentarismo: se recomiendan 30-40 minutos de actividad aeróbica por lo menos 3 veces a la semana.
  • Hipertensión arterial: aumenta en cuatro veces el riesgo de accidente cerebrovascular (ACV).
  • Fibrilación auricular: esta arritmia es responsable de producir trombos, con la consecuente posibilidad de oclusiones arteriales. Aumenta también de cuatro a seis veces la posibilidad de producir ACV.
  • Enfermedad cardiaca: los ateromas de las arterias pueden desprenderse y migrar al cerebro, ocluyendo finas arterias cerebrales.
  • Hipercolesterolemia: el colesterol es un factor indirecto para padecer accidente cerebrovascular (ACV).
  • Diabetes: conlleva alteraciones arteriales-circulatorias.
  • Ataques previos de accidente cerebrovascular (ACV).

Factores de riesgo no modificables:

  • Edad: las posibilidades de tener un accidente cerebrovascular (ACV) aumentan con la edad. Dos tercios de todos los ataques cerebrales ocurren en personas mayores de 65 años.
  • Género: los varones tienen ligeramente mayor probabilidad de padecer un ACV que las mujeres.
  • Antecedentes familiares: las personas con historia familiar de ataques cerebrales tienen mayor prevalencia para esta patología.

Metodología

Se ha llevado a cabo una revisión y búsqueda bibliográfica en las bases de datos más importantes: Cuiden, Pubmed, Cochrane plus, así como en revistas científicas y libros especializados. Se han utilizado las siguientes palabras clave de la web de los descriptores de salud (DeCS): “infarto cerebral”, “diagnóstico”, “cuidados de Enfermería”, “manifestaciones”. Se incluyeron estudios que estuviesen publicados en español o inglés, además de tener acceso completo al texto y los años de publicación comprendidos entre el 2000 y 2016.

Resultados

Diagnóstico:

  • En primer lugar hay que realizar una valoración y evaluación neurológica. Así pues, hay que diferenciar un accidente cerebrovascular (ACV) de una hemorragia intracraneal.
  • La tomografía sin contraste es un método de elección. El laboratorio es de ayuda para determinar niveles de glucemia, electrolitos, función hepática, renal, hematológica y gases en sangre.
  • El electroencefalograma, la ecocardiografía y la punción lumbar son métodos expectantes, según el tipo y desarrollo del accidente cerebrovascular (ACV).

Actividades:

  1. Valoración de la vía aérea, respiración y circulación (ABC). La prioridad más importante en estos pacientes es asegurar una adecuada ventilación con la consecuente llegada de oxígeno a todos los órganos.
  2. Reconocimiento del estado de conciencia: alerta, letargo, obnubilación, estupor, coma.
  3. Valoración de la movilidad de los cuatro miembros.
  4. Control estricto de signos vitales: frecuencia cardiaca, tensión arterial, respiración y temperatura. Se debe tener presente la triada de bradicardia, hipertensión sistólica y amplia presión de pulso, como signos de deterioro neurológico.
  5. Colocación de vía endovenosa periférica (seleccionar el miembro superior no afectado, iniciar la hidratación con suero fisiológico).
  6. Observación continua en busca de clonas, episodios de desorientación, cambios en la coloración de la piel, signos vitales, relajación de esfínteres.
  7. Evaluación de la escala de Glasgow: se valora la respuesta motora, verbal y apertura de los ojos ante estímulos externos.
  8. No quitar la ropa si no es necesario. Tener precauciones con las pertenencias de valor y las prótesis.
  9. Asegurar el correcto y seguro traslado el paciente a lo servicios de apoyo.

Conclusiones

Los accidentes cerebrovasculares (ACV) pueden derivarse cuando los factores de riesgo modificables para sufrir esta patología no son tenidos en cuenta. De esta manera, el personal de Enfermería se encuentra en una posición privilegiada para proporcionar educación sanitaria, haciendo hincapié en la modificación de los estilos de vida.

Los primeros cuidados proporcionados tienen mucha importancia, ya que pueden evitar secuelas que harían mucho más largo y laborioso el período de rehabilitación, a la vez que se reduce el gasto sanitario.

Bibliografía

  1. Díaz J, Egido JA, Gabriel R, Barberá G, Fuentes B, Fernández C, Abilleira S. Incidencia del ictus en España. Bases metodológicas del estudio Iberictus. Rev Neurol. 2008;47(12):917-623.
  2. Bullock B, Heinze R. Focus on Pathophysiology. Lippincot. Philadelphia. 2001.
  3. Portillo Vega, MC et al. Análisis de un marco conceptual para el proceso de participación informal en el cuidado después de un ictus. Enferm Clínica 12 (4):143-151.
  4. Mencía Seco V, Alonso González E, Alonso González I. Paciente hemipléjico: actuación en el domicilio. Rev Rol Enferm. 22(10):673-676.