Enterocolitis Necrotizante: Una Emergencia Neonatal
Autora principal: Dra. Tatiana Raquel Recinos Coreas
Vol. XVIII; nº 14; 793
Necrotizing Enterocolitis: A Neonatal Emergency
Fecha de recepción: 02/07/2023
Fecha de aceptación: 25/07/2023
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVIII. Número 14 Segunda quincena de Julio de 2023 – Página inicial: Vol. XVIII; nº 14; 793
Autoras:
1Dra. Tatiana Raquel Recinos Coreas 2Dra. María Fernanda Sanabria 3 Dra. Mariosby Gabriela Navas Contreras
1 Médico General, investigadora independiente, San José, Costa Rica
ORCID ID: https://orcid.org/0000-0003-4946-7763
2 Médico General, investigadora independiente, San José, Costa Rica
ORCID ID: https://orcid.org/0000-0002-5041-2826
3 Médico General, Hospital Metropolitano, Universidad de Ciencias Médicas, San José, Costa Rica
ORCID ID: https://orcid.org/0000-0002-4416-2277
Resumen
La enterocolitis necrotizante es una enfermedad multifactorial que afecta el tracto gastrointestinal. Es una afección prevalente durante el periodo neonatal; sin embargo, los niños prematuros y de bajo peso al nacer son particularmente susceptibles. Se trata de una causa importante de mortalidad y morbilidad en este grupo etario. Así mismo, existen múltiples factores de riesgo que se han visto asociados con el desarrollo de la enterocolitis necrotizante y algunos de ellos se encuentran todavía bajo investigación. Debido a esto, la fisiopatología de la enfermedad es parcialmente conocida, pero se ha establecido que implica una barrera intestinal inmadura, translocación bacteriana e inflamación y necrosis intestinal progresiva.
Al momento de realizar el diagnóstico es especialmente difícil en las primeras fases del curso de la enfermedad debido a la inespecificidad de los síntomas. En consecuencia, es complejo establecer directrices y protocolos claros para la prevención y tratamiento oportuno. La enfermedad suele acompañarse de síntomas como distensión abdominal y heces sanguinolentas. Mediante la escala de Bell modificada se estratifica la gravedad de la enfermedad y se establece si es preciso implementar un tratamiento médico o quirúrgico. En relación con el tratamiento médico, las principales medidas terapéuticas incluyen la interrupción de la ingesta oral, descompresión del intestino y administración de antibióticos.
Si la cirugía está indicada, se coloca un drenaje peritoneal o se realiza una laparotomía exploratoria con una posible resección del segmento intestinal necrótico. Es importante señalar que los recién nacidos que sufren de enterocolitis necrotizante pueden desarrollar complicaciones graves como síndrome de intestino corto, trastornos de alimentación por malabsorción, alteración en el neurodesarrollo y crecimiento.
Palabras clave: Enterocolitis necrotizante, barrera intestinal, neonato, prematuridad, inflamación intestinal
Abstract
Necrotizing enterocolitis is a multifactorial disease affecting the gastrointestinal tract. It is a prevalent condition during the neonatal period; however, preterm and low birth weight infants are particularly susceptible. It is a major cause of mortality and morbidity in this age group. There are multiple risk factors that have been associated with the development of necrotizing enterocolitis and some of them are still under investigation. Because of this, the pathophysiology of the disease is partially known, but it has been established that it involves an immature intestinal barrier, bacterial translocation and inflammation and progressive intestinal necrosis.
It is especially difficult to establish a diagnosis early in the course of the disease because of unspecific symptoms. Consequently, it is complex to establish clear guidelines and protocols for prevention and timely treatment. The disease is often accompanied by symptoms such as abdominal distension and bloody stools. The modified Bell scale is used to stratify the severity of the disease and to establish whether medical or surgical treatment is required. In relation to medical treatment, the main therapeutic measures include interruption of oral intake, bowel decompression and administration of antibiotics.
If surgery is indicated, a peritoneal drain is placed or an exploratory laparotomy with possible resection of the necrotic bowel segment is performed. It is important to note that newborns suffering from necrotizing enterocolitis may develop severe complications such as short bowel syndrome, feeding disorders due to malabsorption, impaired neurodevelopment, and growth.
Keywords: necrotizing enterocolitis, intestinal barrier, neonate, prematurity, intestinal inflammation
Declaración de buena práctica
Los autores de este manuscrito declaran que: Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses. La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS). El manuscrito es original y no contiene plagio. El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista. Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados. Han preservado las identidades de los pacientes.
Introducción
La enterocolitis necrotizante (ECN) es un desorden intestinal neonatal grave que cursa con inflamación y necrosis intestinal (1). Se considera una de las emergencias gastrointestinales más frecuentes en el periodo neonatal temprano; por lo que es una de las mayores causas de morbilidad y mortalidad en la UCIN. A través de múltiples estudios, se ha logrado determinar que una gran cantidad de casos se presentan en pacientes prematuros, principalmente, en aquellos con bajo peso al nacer (1,2). De hecho, existe una relación inversamente proporcional entre la edad gestacional y la incidencia de ECN; se estima que aproximadamente 90% de los casos ocurrirán en los neonatos con menos de 32 semanas de gestación (2,3).
Entre sus factores predisponentes, encontramos la disbiosis intestinal, prematuridad y exposición temprana a la alimentación enteral con fórmula (2,3). Sin embargo, existen múltiples factores de riesgo que aún se encuentran bajo investigación con la esperanza del desarrollo de medidas preventivas y la determinación de un tratamiento preciso (4).
El manejo de ECN implica tratamiento médico y quirúrgico. El tratamiento médico consiste en la detención de la alimentación enteral, la sustitución por nutrición parenteral temporalmente, la descompresión por medio de succión nasogástrica y la administración de antibioticoterapia empírica. Frecuentemente, se requiere manejo quirúrgico que suele consistir en una laparotomía exploratoria con una probable resección intestinal del tejido isquémico (2,3).
A pesar de los mayores esfuerzos para brindar una terapia certera, se ha observado de forma alarmante, que muchos de los neonatos que desarrollan ECN cursarán con múltiples complicaciones. Particularmente, tienen un mayor riesgo de un neurodesarrollo profundamente afectado, desarrollo de síndrome de intestino corto y un manejo nutricional a largo plazo para evitar malabsorción (2,5).
Materiales y Método
Esta revisión bibliográfica tiene el fin de describir la incidencia y los factores de riesgo que contribuyen al desarrollo de enterocolitis necrotizante. Asimismo, evaluar las manifestaciones clínicas que llevan a la sospecha de esta patología, establecer los mecanismos fisiopatológicos de esta entidad y describir del abordaje diagnóstico, clasificación y tratamiento adecuado. De esta forma, se pretende determinar los aspectos clínicos y fisiopatológicos asociados a la enterocolitis necrotizante, con el apoyo de 20 artículos seleccionados entre los años 2019 y 2023.
Se llevó a cabo una búsqueda y revisión bibliográfica al consultar múltiples bases de datos en el idioma español e inglés, en los servidores PubMed, Scielo, Elsevier y UpToDate. Al utilizar dichas bases de datos, se tomaron en cuenta los términos “enterocolitis necrotizante”, “recién nacido prematuro”, “microbiota intestinal”, “diagnóstico”, “tratamiento”. Se escogieron los artículos pertinentes tras filtrar aquellos con mayor relevancia científica y que cumplen con los objetivos del presente artículo. Entre las referencias utilizadas se encontraron revisiones sistemáticas y revisiones bibliográficas; así como metaanálisis, estudios randomizados y observacionales.
Epidemiologia
La enterocolitis necrotizante es una enfermedad que se presenta en los recién nacidos pretérmino. Se ha estimado que su incidencia es de aproximadamente 1 por 1000 nacidos vivos. (6) A pesar de que se presenta en el 70-90% de los recién nacidos prematuros, no es una enfermedad exclusiva de este grupo (1) ya que también se puede presentar en los recién nacidos a término (6).
La mortalidad oscila entre el 10 al 50% para ambos grupos, usualmente. Sin embargo, los lactantes que padecen un estadío más grave asociado a perforación intestinal y/o peritonitis, pueden presentar una mortalidad de hasta un 100% (7). Se ha comprobado que el grado de prematuridad asociado al bajo peso al nacer son factores que colectivamente aumentan el riesgo de presentar dicho padecimiento (8).
A través de múltiples estudios, se ha determinado que el sexo no parece influir en la frecuencia de la presentación de la enterocolitis necrotizante. Pero si se ha determinado que el sexo masculino se asocia una mayor tasa de mortalidad. Hay otros factores que se han visto implicados; no obstante, siguen en estudio ya que no se ha determinado su impacto en la epidemiología de la enfermedad (1).
Factores de Riesgo
El desarrollo de ECN ha sido fuertemente asociado a múltiples factores de riesgo. Sin embargo, se debe de enfatizar que la etiología de ECN no ha sido completamente dilucidada, a pesar de que existen numerosos estudios que identifican factores pronósticos para su desarrollo (9).
La utilización temprana de fórmula, bajo peso al nacer, prematuridad y disbiosis intestinal son factores que son más frecuentemente asociados a esta patología (8).
Uno de los factores de riesgo más destacado es la prematuridad, que frecuentemente se encuentra asociada con el bajo peso. La probabilidad de desarrollar enterocolitis necrotizante aumenta entre menor edad gestacional tenga el neonato al momento del nacimiento. Este factor de riesgo también se encuentra asociado a una mayor probabilidad de intervención quirúrgica y mortalidad (10).
No obstante, existen estudios que reportan otras variables que pueden ser desencadenantes. De esta forma, se ha descrito la utilización de antiácidos, exposición temprana y prolongada a antibióticos, transfusiones sanguíneas, anemia e hipoxia aguda (9).
También existen factores maternos importantes. El abuso de cocaína, colestasis intrahepática, corioamnionitis y preeclampsia son factores que se han visto ligados a esta patología.
Se ha teorizado que la preeclampsia desarrolla un entorno de isquemia placentaria, una irrigación anormal, un desbalance del metabolismo del óxido nítrico y el aumento de activación leucocitaria. Debido a estos factores, se cree que se genera un ambiente más proclive al desarrollo de ECN. La preeclampsia podría llevar potencialmente a un estado de restricción de crecimiento intrauterino e hipoxia (10, 11)
Fisiopatología
La fisiopatología del ECN no es una entidad única como previamente se había constatado; más bien, comprende múltiples factores. Actualmente, muchos de estos se encuentran bajo continua investigación con el objetivo de identificar los mecanismos específicos que desarrollan esta enfermedad (9,11).
Se ha logrado determinar que la patogénesis asociada con la ECN implica una triada en la que se encuentra la alimentación enteral, translocación bacteriana e isquemia intestinal. Esta triada ocurre debido a la activación del complemento y a la activación de la cascada de la coagulación al promover adhesión de leucocitos y plaquetas. De esta forma, reduce el flujo sanguíneo local e inicia el desarrollo de una lesión isquémica que evoluciona progresivamente a necrosis coagulativa (6,9,12).
Importantes precursores de la enfermedad son: la función inmadura de la barrera intestinal, alteración de la motilidad, digestión y absorción en conjunto con un sistema inmune inmaduro. Se ha estudiado la teoría que existe una asociación entre una respuesta inflamatoria desproporcionada que genera un trastorno del ecosistema y la microbiota intestinal que termina contribuyendo al desarrollo de la enterocolitis necrotizante (12,13). Al generarse esta alteración en la microbiota, las bacterias ingresan a través del epitelio por medio de las vellosidades intestinales. Al ingresar se genera la unión del receptor tipo toll 4 (TLR4) junto con la endotoxina bacteriana. Como consecuencia se desencadena daño a nivel de la barrera intestinal lo que permite la translocación bacteriana y una activación de la respuesta inflamatoria en conjunto con una liberación de citoquinas y sustancias proinflamatorias (10,13)
Como parte de la respuesta inflamatoria, se ha identificado un aumento en TLR4; este receptor se ha vinculado a un aumento de isquemia en la mucosa intestinal (6,9,12). Por otro lado, la tarea de identificar las bacterias responsables del desarrollo de la enterocolitis necrotizante es difícil debido a que la mayor parte de los hemocultivos son negativos. Cuando los hemocultivos se muestran positivos, los microorganismos más frecuentemente asociados son E. coli, E. cloacae, P. mirabilis y K. pneumoniae (14).
Manifestaciones Clínicas
La enterocolitis necrotizante puede presentarse de diversas formas clínicamente (15). No obstante, se suele presentar en los pacientes pretérmino que han iniciado alimentación enteral con fórmula y que cursan con signos digestivos y sistémicos.
Normalmente, suele manifestarse desde la primera hasta la tercera semana de vida (12,14). Se cree que una de las causas principales es una lesión isquémica durante el periodo postprandial (9). Inicialmente, la isquemia es superficial y progresa hasta extenderse de forma transmural en el intestino. De esta forma es que afecta de una manera más frecuente, el íleo terminal y colon proximal (12). La isquemia continúa progresando hasta que ocurre necrosis hemorrágica intestinal (9).
La aparición de la sintomatología puede ser de forma repentina o gradual. Los síntomas y signos suelen ser inespecíficos. Sin embargo, uno de los signos iniciales que más frecuentemente alerta a los padres es la intolerancia a los alimentos (14). También empiezan a presentarse signos sistémicos inespecíficos como inestabilidad térmica, bradicardia, hipoglicemia, apnea y letargo (12). Posteriormente, puede presentarse heces sanguinolentas, distensión abdominal, sensibilidad abdominal y vómitos biliosos (9).
Dentro de los exámenes de laboratorio iniciales, se puede encontrar frecuentemente, anemia y trombocitopenia. A medida que la enfermedad sigue progresando, el abdomen se vuelve cada vez más distendido y doloroso a la palpación. Finalmente, se desarrolla un cuadro de shock séptico que puede provocar hipotensión y en ocasiones, verse asociado a coagulación intravascular diseminada (12,14).
Diagnóstico
La realización de un diagnóstico certero de enterocolitis necrotizante es un reto. El diagnóstico es altamente clínico basándose en gran parte en la historia clínica y examen físico (16). Sin embargo, la confirmación diagnóstica se realiza al documentar ciertos hallazgos radiológicos ante un contexto clínico sugestivo de ECN (6). Los exámenes de laboratorio pueden ser útiles para documentar la evolución de la enfermedad, pero en fases iniciales carecen de especificidad. Actualmente, no hay ningún parámetro de laboratorio que sea diagnóstico para ECN (17).
Uno de los estudios de gabinete más frecuentemente utilizados es la radiografía abdominal (16). Ciertos hallazgos radiográficos que pueden ser encontrados son neumatosis intestinalis, gas venoso portal y asas fijas del intestino delgado. De hecho, se considera que la pneumatosis intestinalis es un hallazgo patognomónico de la ECN (Ver Figura #1). Se produce gracias a la fermentación bacteriana que como consecuencia aumenta la formación de gas hidrógeno el cual se acumula a nivel intestinal (15).
Otra alternativa reciente es la utilización del ultrasonido abdominal, que provee una valoración en tiempo real de la peristalsis intestinal, presencia de líquido libre y/o anomalías regionales (16). El ultrasonido abdominal posee una utilidad importante ya que se considera más sensible que una radiografía abdominal. Principalmente, orienta a la toma rápida de decisiones ante una emergencia; sin embargo, aún se requieren más estudios para establecer su valor pronóstico y orientar así el tratamiento (5). Algunos hallazgos, a través del ultrasonido abdominal, que se han documentado en fases tempranas de la enfermedad son ascitis, dilatación de asas intestinales y engrosamiento de la pared intestinal (Ver Figura #2) (18).
Existen múltiples criterios diagnósticos que brindan una guía para sospechar enterocolitis necrotizante. Los criterios diagnósticos del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) incluyen al menos uno de los siguientes hallazgos clínicos: distensión abdominal, aspirado bilioso, cuadro de vómito y/o sangre oculta o macroscópica en heces. Además, debe incluir uno de los siguientes hallazgos imagenológicos: neumoperitoneo, gas portal o neumatosis intestinal (16,17)
Cuando se establece el diagnóstico definitivo de ECN es necesario determinar la severidad de acuerdo con los criterios de estadificación modificados de Bell (Ver Tabla #1). Estos criterios se basan en signos radiográficos, sistémicos y abdominales (15). El estadío I es la sospecha de ECN, el estadío II es el diagnóstico definitivo de ECN vinculándose con una enfermedad en una fase moderada a severa y el estadío III se basa en una ECN en estadío avanzado vinculándose con una enfermedad grave (17).
Diagnóstico Diferencial
Debido a que las manifestaciones clínicas son inespecíficas, se considera que el diagnóstico diferencial será muy amplio. Las causas de distensión abdominal, vómito e irritabilidad en un neonato son numerosas. Inicialmente las enfermedades a considerarse pueden encontrarse en el rango de una patología benigna hasta de un padecimiento que amerite estancia y monitorización hospitalaria (17).
Al iniciar el diagnóstico diferencial, se deben de considerar las patologías gastrointestinales. Los padecimientos gastrointestinales superiores que se deben de considerar son estenosis pilórica, gastrosquisis, malrotación intestinal y/o fístula traqueoesofágica (7). De igual forma, al sospechar de una patología del tracto gastrointestinal inferior, se debe sospechar la enfermedad de Hirschsprung, íleo meconial o intususcepción (17). Asimismo, al momento de sospechar enterocolitis necrotizante, se debe de hacer diagnóstico diferencial con una etiología muy similar que es la perforación intestinal espontánea ya que es uno de los diagnósticos clínicos más significativos (6,13).
Otras patologías no gastrointestinales que se deben considerar son afecciones infecciosas, alteraciones metabólicas, intolerancia o alergia alimenticia, principalmente, a la leche de vaca y/o entidades neurológicas que puedan manifestarse de esta manera (13,17). Se debe enfatizar que el personal de salud debe de tener siempre en cuenta la sospecha de posible maltrato infantil como parte del diagnóstico diferencial (6).
Tratamiento
Es difícil detener la progresión de la enterocolitis necrotizante una vez ha comenzado a desarrollarse (13). Aún no existe un consenso claro de un esquema terapéutico específico para tratar la ECN. Hoy en día, el tratamiento principal consiste en medidas de soporte, optimización nutricional y reposo para brindar al intestino una mayor oportunidad de recuperación (1).
Desde el momento que existe la sospecha o se solidifique el diagnóstico de ECN, sin importar el estadío, se debe de mantener una estrecha vigilancia por medio de exámenes de laboratorio, radiografías y exploración física abdominal por parte de las unidades de cirugía pediátrica, así como de neonatología (6,17). Por lo que, si el recién nacido se encuentra bajo una descompensación hemodinámica y/o respiratoria, se debe de brindar el soporte de vía aérea, respiración y circulación. En algunos casos, estará indicado la intubación endotraqueal y la ventilación mecánica. Asimismo, es vital que se considere la reanimación con líquidos y hemoderivados, en caso pertinente (7).
Cabe destacar que los pacientes que sean estratificados como estadío I de acuerdo con la clasificación de Bell y la mayoría que se encuentren en estadío II predominantemente recibirán únicamente tratamiento médico. El tratamiento médico dirigido consiste en descompresión intestinal, antibioticoterapia de amplio espectro y valoración de soporte vital tomando en cuenta la utilización de drogas vasoactivas si es necesario (5). La ECN en estadíos tempranos puede tratarse de forma exitosa hasta en un 50% de los casos. Sin embargo, se debe de mantener una estrecha observación para determinar si la intervención quirúrgica es necesaria (15). En cuanto a la terapia antibiótica se indica con el objetivo de prevenir una posible bacteriemia y las complicaciones asociadas a la translocación bacteriana por el daño en la barrera intestinal característica de la enfermedad (1).
No obstante, aún no existen datos significativos que respalden un esquema antibiótico definitivo. Por lo que se considera que los antibióticos intravenosos de amplio espectro son uno de los pilares del tratamiento e incluyen cobertura con fármacos como la ampicilina, gentamicina y metronidazol de 10-14 días de duración (17). Por otro lado, debido a que debe suspenderse la alimentación enteral, debe de iniciarse la administración de la nutrición parenteral total. La duración de la nutrición parenteral dependerá de la evolución de los signos vitales, función intestinal y estado general del recién nacido (7).
Por otro lado, otra parte importante del tratamiento de ECN consiste en la intervención quirúrgica. La realización de procedimientos quirúrgicos como una laparotomía será clave. Al momento de tratar una posible perforación intestinal, está indicado la extirpación del segmento intestinal que ha sufrido necrosis, la preservación de la mayor cantidad de intestino posible y considerar una posible derivación a un estoma.
Se mantiene como objetivo realizar la preservación de la válvula ileocecal si es posible. (7,15,17). En el caso que se encuentren en estado crítico, se utiliza el drenaje peritoneal temporalmente. Esta medida puede posponer la intervención quirúrgica hasta que ocurra la recuperación sistémica (12). Además, en el caso de los pacientes con ECN estadío III está indicado el tratamiento quirúrgico; también en los pacientes con estadío II de Bell que tienen poca respuesta al tratamiento médico se considera necesario el tratamiento quirúrgico (20).
Sin embargo, existen otras indicaciones para realizar una intervención quirúrgica inmediata. El neumoperitoneo es una indicación absoluta de cirugía de emergencias. Otras indicaciones relativas son hallazgos radiográficos de asa fija o aire venoso portal (1). En el momento en el que se considere realizar un procedimiento quirúrgico, será importante determinar el tipo de intervención a realizar dependiendo del estado clínico del neonato, el peso, longitud y la extensión del segmento afectado (5).
Prevención
Existen múltiples estrategias preventivas. Sin embargo, no existe el consenso que alguna medida profiláctica elimine completamente el riesgo de la manifestación de enterocolitis necrotizante en la población de recién nacidos pretérmino ni a término (20). Una de las principales recomendaciones es la promoción de lactancia materna exclusiva. Se promueve la leche materna ya que provee elementos necesarios para el mantenimiento y maduración de la inmunidad pasiva y adaptativa. Uno de estos elementos es la IgA secretora. La deficiencia de IgA secretora incrementa la posibilidad de desarrollo de infecciones y evita que ocurra una maduración de la microbiota intestinal de forma adecuada promoviendo el desarrollo de ECN (10).
Por otro lado, se recomienda la restricción del consumo de leche de vaca y/o fórmulas que contengan proteína de la leche de vaca (1). Sin embargo, aún no se ha determinado en qué momento se debe de realizar la cronología de iniciación de la alimentación enteral y como se debe de progresar la alimentación en recién nacidos prematuros (6).
Otra medida es evitar la utilización prolongada de antibióticos, la limitación del uso de antiácidos y la prevención de anemia (16). La evidencia obtenida a través de estudios observacionales sugiere que existe un mayor riesgo de ECN en los lactantes que reciben tratamiento antibiótico prolongado (16).
Existen medidas que aún se encuentran en estudios tal como el uso sistematizado de probióticos. Aunque su utilización aún es controversial, la Asociación Americana de Cirugía Pediátrica recomienda el uso profiláctico de probióticos en recién nacidos pretérmino (8). Principalmente, se han realizado estudios con lactobacilos y bifidobacterias. Se han demostrado datos convincentes que ofrecen un efecto favorable en la microbiota intestinal. Se ha comprobado que estos microbios tienen una capacidad protectora contra la manifestación de enterocolitis necrotizante y un beneficio ante la disminución de la mortalidad en este tipo de pacientes (6).
Ahora bien, debido a que la etiología no se ha establecido aún, es complejo establecer guías clínicas que incluyan estas formas de prevenir la ECN. A pesar de esto, se debe considerar acatar algunas medidas preventivas individualizando el caso de cada uno de los neonatos (6,16).
Complicaciones
La enterocolitis necrotizante es una causa frecuente de fallo intestinal en pacientes pediátricos. El fallo intestinal es una función intestinal insuficiente en la que no se logra una homeostasis adecuada entre líquidos y nutrientes en el momento de la absorción y/o digestión. Este fallo intestinal genera progresivamente un impacto en el crecimiento y desarrollo normal del paciente pediátrico (1,6). Asimismo, se producen otras complicaciones como la estenosis intestinal que llevarán al paciente a ser intervenido quirúrgicamente en múltiples ocasiones. Como secuela a largo plazo, se produce una alteración en el neurodesarrollo. Se ha visto que los que pacientes que tendrán un mayor riesgo de padecer un deterioro del neurodesarrollo serán los que reciban tratamiento quirúrgico. Se sospecha que se debe a una respuesta inflamatoria sistémica desmesurada y a las alteraciones traumáticas que ocurren a nivel del aparato digestivo (1,2,6).
Conclusiones
La enterocolitis necrotizante es una emergencia gastrointestinal que afecta a la población neonatal. A pesar de múltiples esfuerzos e investigaciones a nivel mundial, sigue siendo una causa importante de mortalidad en los pacientes que padecen esta enfermedad. Sus mecanismos fisiopatológicos se encuentran fuertemente ligados a una barrera intestinal inmadura, una respuesta inflamatoria desproporcionada y disbiosis microbiana. Debido a la falta de síntomas específicos en etapas tempranas es difícil diagnosticar de forma certera esta patología. Es por esto que la sospecha de la ECN es fundamental para brindar un tratamiento adecuado. Sin embargo, se debe centrar la atención en rumbo a la prevención debido a las deficiencias actuales en el abordaje de esta afección y sus efectos discapacitantes a largo plazo.
La alimentación con leche materna y el uso de probióticos se encuentran entre las medidas profilácticas más estudiadas. Prevenir, detectar de forma temprana y tratar la ECN de forma oportuna es lo que ofrece las mejores posibilidades de un desenlace exitoso con una menor probabilidad de desarrollar complicaciones. Debido a las continuas investigaciones que se realizan día con día, puede que estemos en la antesala de una nueva etapa en la que sea posible revolucionar el tratamiento de esta grave enfermedad y finalmente, reducir su morbimortalidad.
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