Estatus epiléptico refractario: enfoques terapeuticos actuales y desafíos en el manejo clínico
Autor principal: Manuel Andrés Guzmán Ampie
Vol. XX; nº 12; 751
Refractory status epilepticus: current therapeutic approaches and challenges in clinical management
Fecha de recepción: 20 de mayo de 2025
Fecha de aceptación: 24 de junio de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 12 – Segunda quincena de Junio de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 12; 751
Autores:
Manuel Andrés Guzmán Ampie, Médico General, Hospital San Rafael, Alajuela, Costa Rica
Paola Trejos Cortés, Médico General, Hospital San Rafael, Alajuela, Costa Rica
Josué Carlos Murillo Rodríguez, Médico General, Hospital San Rafael, Alajuela, Costa Rica
Danaí María Rojas Obando, Médico General, Hospital San Rafael, Alajuela, Costa Rica
Alexa Dayann Ledezma Montero, Médico General, Hospital San Rafael, Alajuela, Costa Rica
Resumen
El estado epiléptico refractario representa una afección neurológica crítica que se caracteriza por convulsiones continuas que muestran resistencia a una intervención suficiente con un mínimo de dos medicamentos antiepilépticos, incluida una benzodiacepina. Esta afección tiene una prevalencia considerable, que afecta a aproximadamente el 40% de las personas con estado epiléptico, y está relacionada con tasas de mortalidad elevadas, que pueden alcanzar hasta el 30% en los casos de estado epiléptico establecido y hasta el 50% en los casos de estado epiléptico superresistente al tratamiento.
El tratamiento de estos trastornos presenta desafíos considerables debido a la resistencia de las crisis epilépticas a los enfoques terapéuticos estándar. El tratamiento del estado epiléptico superresistente requiere una estrategia colaborativa y multidisciplinaria y, con frecuencia, incorpora la administración de anestésicos intravenosos, como el midazolam, el propofol y el tiopental, en los entornos de cuidados intensivos. Sin embargo, la escasez de pruebas sólidas sobre el tratamiento óptimo complica la toma de decisiones clínicas, lo que obliga a los profesionales a depender de los informes de casos y de series limitadas para determinar las opciones terapéuticas adecuadas.
En situaciones en las que las intervenciones farmacológicas no son eficaces, se han investigado estrategias terapéuticas alternativas, como las dietas cetogénicas, la terapia electroconvulsiva y los procedimientos quirúrgicos. Además, la aparición de nuevos tratamientos, incluidos los neuroesteroides y las terapias inmunomoduladoras, ha demostrado su potencial, especialmente en los casos relacionados con los mecanismos autoinmunitarios. Sin embargo, el pronóstico sigue siendo desalentador, ya que solo aproximadamente un tercio de los pacientes logran volver a su estado neurológico inicial. Es imprescindible avanzar en la investigación para la formulación de protocolos de tratamiento más eficaces y adaptados a las características únicas de cada paciente.
Palabras clave
Estatus epiléptico refractario, estatus epiléptico superrefractario, neuroesteroides, estimulación cerebral, terapia génica, farmacorresistencia en epilepsia.
Abstract
Refractory epileptic status denotes a significant neurological affliction characterized by uninterrupted seizures that exhibit resistance to adequate intervention with a minimum of two antiepileptic pharmacological agents, including a benzodiazepine. This condition possesses a considerable prevalence, impacting approximately 40% of individuals with epileptic status, and is associated with elevated mortality rates, which may ascend to 30% in instances of established epileptic status and up to 50% in occurrences of super-resistant epileptic status.
The management of these disorders presents substantial challenges due to the resistance of epileptic seizures to conventional therapeutic modalities. The treatment of super-resistant epileptic status necessitates a cooperative and interdisciplinary approach and frequently entails the administration of intravenous anesthetics, such as midazolam, propofol, and thiopental, within intensive care environments. Nonetheless, the paucity of robust evidence regarding optimal treatment complicates clinical decision-making, compelling professionals to depend on case reports and limited series to ascertain suitable therapeutic alternatives. In circumstances where pharmacological interventions prove ineffective, alternative therapeutic modalities, such as ketogenic diets, electroconvulsive therapy, and surgical interventions, have been explored. Furthermore, the advent of novel treatments, including neurosteroids and immunomodulatory therapies, has exhibited their potential, particularly in instances associated with autoimmune mechanisms. However, the prognosis remains unsatisfactory, as only approximately one-third of patients succeed in returning to their initial neurological condition. Advancing research is imperative for the development of treatment protocols that are more efficacious and tailored to the distinct characteristics of each patient.
Keywords
Refractory status epilepticus, super-refractory status epilepticus, neurosteroids, brain stimulation, gene therapy, epilepsy pharmacoresistance.
Introducción
El estado epiléptico refractario representa un trastorno neurológico grave caracterizado por convulsiones persistentes que no responden al tratamiento adecuado con un mínimo de dos agentes antiepilépticos, uno de los cuales debe ser una benzodiacepina1. A diferencia del estado epiléptico generalizado, el estado epiléptico refractario se caracteriza por su resistencia a las intervenciones terapéuticas estándar y, por lo general, se asocia con etiologías sintomáticas agudas, como encefalitis, accidentes cerebrovasculares importantes o procesos neoplásicos que afectan al cerebro2. La incidencia de esta afección es sustancial y afecta a aproximadamente el 40% de las personas que sufren un estado epiléptico, y presenta un desafío clínico formidable debido a sus elevadas tasas de morbilidad y mortalidad. En concreto, la tasa de mortalidad en el estado epiléptico refractario se aproxima al 30%, y se eleva hasta el 50% en los casos de estado epiléptico superresistente al tratamiento1,3.
El manejo efectivo del estado epiléptico refractario es crucial, ya que influye significativamente en los resultados clínicos de los pacientes y, a menudo, requiere el ingreso en unidades de cuidados intensivos para una intervención rigurosa, que generalmente comprende la administración de anestésicos intravenosos como el midazolam, el propofol y el tiopental4. Sin embargo, la escasez de estudios de investigación de alto calibre que informen sobre el tratamiento de esta afección complica la toma de decisiones terapéuticas, lo que obliga a los proveedores de atención médica a depender de estudios de casos y series limitadas para determinar las modalidades de tratamiento óptimas3. Cuando las terapias farmacológicas tradicionales resultan ineficaces, se pueden explorar estrategias de tratamiento alternativas, incluidas las dietas cetogénicas, la terapia electroconvulsiva y las intervenciones quirúrgicas1.
La aparición de nuevos agentes terapéuticos, como los neuroesteroides, en particular la alopregnanolona, y las terapias inmunomoduladoras dirigidas a los casos relacionados con la autoinmunidad, presenta vías prometedoras para el tratamiento del estado epiléptico refractario5. Sin embargo, a pesar de estos avances, el pronóstico sigue siendo desfavorable, ya que solo un tercio de los pacientes logra recuperar su función neurológica inicial. Las complejidades asociadas con el manejo del estatus resistente subrayan la necesidad de un enfoque multidisciplinario y la necesidad urgente de realizar más investigaciones para establecer protocolos de tratamiento más eficaces6,7.
El objetivo de este artículo es revisar los enfoques terapéuticos actuales para el manejo del estatus epiléptico refractario y superrefractario, analizando los desafíos clínicos, las opciones de tratamiento farmacológico y no farmacológico, así como las estrategias emergentes como la estimulación cerebral profunda y las terapias génicas. Además, se busca destacar la importancia de un enfoque multidisciplinario en la atención de estos pacientes y la necesidad de realizar más investigaciones para optimizar los protocolos de tratamiento.
Metodología utilizada en la elaboración de este manuscrito
Para la elaboración de este documento, se realizó un análisis bibliográfico descriptivo utilizando como base la selección de 35 trabajos que se consideraron que brindaban información relevante en la elaboración de la revisión bibliográfica. Los estudios que se escogieron en su mayoría tienen no más de 10 años de haber sido publicados, exceptuando algunos que se consideraron de gran valor para la realización del análisis. Los trabajos utilizados están en su mayoría escritos en inglés o español.
Para la recopilación de estos documentos utilizados, se realizó la búsqueda por medio de varias plataformas digitales, entre las cuales se incluyen: Elsevier, PubMed y Google Scholar y se utilizaron artículos de revistas académicas, metaanálisis y revisiones sistemáticas. Para realizar la búsqueda, se usaron las palabras clave: estatus epiléptico refractario, estatus epiléptico superrefractario, neuroesteroides, estimulación cerebral, terapia génica, farmacorresistencia en epilepsia.
Fisiopatología del Estatus Epiléptico Refractario
Las convulsiones refractarias en el contexto del estado epiléptico representan un trastorno neurológico multifacético caracterizado por episodios convulsivos duraderos que muestran resistencia a las intervenciones terapéuticas que involucran al menos dos agentes antiepilépticos administrados en dosis efectivas, incluidas las benzodiacepinas5,8. Los mecanismos subyacentes que contribuyen a la refractariedad observada en el estado epiléptico refractario abarcan varios cambios fisiopatológicos. Un elemento importante es la alteración del equilibrio entre los neurotransmisores excitadores e inhibidores, en particular la insuficiencia de ácido gamma-aminobutírico (GABA) y adenosina. Esta insuficiencia conduce a una actividad excitadora incesante, lo que favorece la aparición de convulsiones9.
Además, las variaciones en la función de los canales iónicos, especialmente las relacionadas con el sodio y el potasio, son fundamentales para comprender el panorama fisiopatológico de la epilepsia, ya que estas alteraciones influyen en la excitabilidad neuronal y en la eficacia de los medicamentos antiepilépticos10. La plasticidad neuronal y la resistencia a la modulación agravan aún más el problema, ya que las modificaciones en los circuitos neuronales y las alteraciones sinápticas pueden provocar una actividad convulsiva sostenida10.
A nivel celular y molecular, el mal funcionamiento de las redes neuronales y las sinapsis, junto con la desregulación de las vías neuroprotectoras, intensifica el trastorno y hace que no responda a las modalidades de tratamiento estándar9. Los factores que contribuyen, como las lesiones cerebrales estructurales, las malformaciones cerebrales y las anomalías metabólicas, influyen significativamente en la aparición del estado epiléptico refractario. Estos elementos predisponentes fomentan un entorno propicio para el inicio de convulsiones duraderas, lo que agrava el estado clínico8.
El tratamiento del estado epiléptico refractario con frecuencia requiere intervenciones terapéuticas agresivas, incluida la administración de anestésicos intravenosos y cuidados intensivos integrales, debido a las elevadas tasas de morbilidad y mortalidad relacionadas con este trastorno5.
Se requiere conocer estos procesos fisiopatológicos para la formulación de estrategias terapéuticas innovadoras y más eficaces destinadas a evitar la evolución del estado epiléptico hacia una variante refractaria11.
Diagnóstico
El estado epiléptico refractario representa una afección médica crítica caracterizada por convulsiones continuas a pesar de la administración de un mínimo de dos medicamentos antiepilépticos en dosis terapéuticas, que incorporan benzodiacepinas y agentes secundarios como valproato, fenitoína o levetiracetam12. Si este estado continúa sin disminuir durante más de 24 horas, incluso con intervenciones anestésicas, se designa como estado epiléptico superrefractario13.
Las modalidades de neuroimagen, en particular la resonancia magnética, son fundamentales para el diagnóstico del estado epiléptico convulsivo, ya que facilitan la detección de anomalías estructurales, como la esclerosis del hipocampo, frecuentemente relacionada con la epilepsia refractaria14. A diferencia de la tomografía computarizada, la resonancia magnética muestra una sensibilidad superior para identificar los focos epileptógenos, mientras que el electroencefalograma es indispensable para identificar la actividad convulsiva14. La vigilancia continua del electroencefalograma es fundamental para diagnosticar la encefalopatía convulsiva, ya que ofrece datos instantáneos sobre la actividad epiléptica, que es esencial para evaluar la eficacia del tratamiento y reconocer la refractariedad5.
Desde un punto de vista clínico, es crucial diferenciar el estado epiléptico refractario de otras afecciones neurológicas que presentan manifestaciones similares, como la encefalitis, los accidentes cerebrovasculares extensos o las neoplasias cerebrales progresivas, que también pueden provocar convulsiones persistentes5,6. El diagnóstico diferencial es vital, ya que afecta significativamente al enfoque terapéutico, lo que puede requerir medidas agresivas, como anestesia, inmunoterapia o intervención quirúrgica en los casos en que el tratamiento farmacológico no logra controlar las convulsiones5,6.
El tratamiento del estado epiléptico refractario exige una estrategia multidisciplinaria y, a menudo, requiere apoyo en las unidades de cuidados intensivos debido a las posibles complicaciones asociadas con los agentes anestésicos, como la hipotensión o la depresión respiratoria8. El diagnóstico rápido y preciso, logrado mediante la integración de la neuroimagen y la electroencefalografía, junto con una evaluación clínica exhaustiva, es crucial para mejorar los resultados en los pacientes que experimentan estado epiléptico refractario6.
Enfoques terapéuticos actuales en el manejo del estatus epiléptico refractario
Tratamientos farmacológicos
El tratamiento del estado epiléptico refractario requiere un enfoque sistemático que comience con intervenciones de primera línea, como las benzodiacepinas (por ejemplo, lorazepam y diazepam), que se administran para mitigar rápidamente la actividad convulsiva15. Posteriormente, se introducen medicamentos de segunda línea, como la fenitoína, el valproato y el levetiracetam, con el objetivo de prevenir la recurrencia de las convulsiones, mientras que las opciones terapéuticas más nuevas, como el ácido valproico intravenoso, la lacosamida y el brivaracetam, están surgiendo como alternativas prometedoras15,16.
En los casos de recurrencia convulsiva continua crítica, prevalece el uso de anestésicos intravenosos continuos, como el propofol, lo que enfatiza la necesidad de tratamiento en entornos de cuidados intensivos debido a la gravedad de la afección16. Además, las investigaciones sobre enfoques terapéuticos novedosos, incluida la terapia génica y la segmentación molecular, están descubriendo nuevas posibilidades para tratar la epilepsia farmacorresistente, que afecta a un número considerable de personas17. El ámbito del tratamiento del estado epiléptico refractario está experimentando un progreso sustancial, lo que subraya la importancia de formular estrategias terapéuticas personalizadas que se adapten a las necesidades únicas de cada paciente.
Uso de anestesia general y agentes de sedación
El tratamiento del estado epiléptico refractario con frecuencia requiere la administración de anestesia general, particularmente con agentes como el tiopental y el pentobarbital, cuando los medicamentos antiepilépticos estándar no logran controlar adecuadamente la actividad convulsiva18. La razón principal para emplear anestesia general es terminar rápidamente la actividad convulsiva, mitigando así el riesgo de lesión cerebral secundaria y mejorando los resultados clínicos en las personas afectadas19.
Sin embargo, la sedación prolongada plantea desafíos importantes, ya que puede provocar complicaciones graves, como depresión respiratoria, inestabilidad hemodinámica y una mayor vulnerabilidad a las infecciones20. Además, la farmacodinámica de los compuestos anestésicos puede complicar el tratamiento del estado epiléptico refractario y requerir un control meticuloso y una modificación continua de los niveles de sedación para mantener un equilibrio entre el control efectivo de las convulsiones y la aparición de efectos adversos18.
Si bien la anestesia general es vital para el tratamiento del estado epiléptico refractario, su implementación debe abordarse con precaución, teniendo en cuenta los riesgos asociados con la sedación prolongada y garantizando una estrategia sensata para abordar la afección.
Terapias no farmacológicas
Las modalidades terapéuticas para el tratamiento del estado epiléptico refractario han avanzado para incorporar una gama cada vez mayor de intervenciones no farmacológicas, que han demostrado resultados alentadores al mejorar los resultados clínicos de los pacientes. La estimulación cerebral profunda ha sido reconocida como una potente estrategia neuromoduladora, que muestra una marcada disminución en la frecuencia de las convulsiones entre las personas con epilepsia farmacorresistente17,21.
Por el contrario, la estimulación transcraneal con corriente continua ha surgido como un método innovador, y las investigaciones iniciales sugieren su capacidad para alterar la excitabilidad cortical, lo que podría conducir a una mejor gestión de las convulsiones. Además, está en marcha la exploración de terapias con células madre, vistas como un enfoque potencialmente transformador para abordar el tratamiento del estado epiléptico refractario, con el objetivo de reparar o regenerar los circuitos neuronales implicados en el inicio de las crisis epilépticas17,22.
En conjunto, estas intervenciones no farmacológicas constituyen un componente fundamental de un marco terapéutico integral para los pacientes que padecen epilepsia refractaria, en particular dado que las opciones farmacológicas tradicionales pueden resultar inadecuadas23.
Tratamiento de las causas subyacentes
Las modalidades terapéuticas actuales para tratar el estado epiléptico refractario hacen hincapié en el tratamiento de las etiologías subyacentes mediante una combinación de estrategias quirúrgicas y no quirúrgicas. Las intervenciones quirúrgicas, especialmente pertinentes para la epilepsia focal, abarcan procedimientos como la lobectomía temporal y la hemisferectomía funcional, que han demostrado su eficacia para detener el estado epiléptico y mejorar el tratamiento de las crisis a largo plazo. De hecho, aproximadamente el 81,5% de los pacientes logran detener las convulsiones después de la operación24.
Además, un paradigma de tratamiento holístico requiere tener en cuenta las afecciones comórbidas y los posibles desencadenantes, ya que estos factores influyen considerablemente en la calidad de vida del paciente y en la eficacia general de las medidas terapéuticas25. Si bien la optimización de los regímenes farmacológicos antiepilépticos es fundamental, la necesidad de intervenciones quirúrgicas se hace más pronunciada cuando las estrategias farmacológicas no logran controlar adecuadamente las convulsiones. En estos escenarios, es esencial contar con un marco multidisciplinario para adaptar las intervenciones a las distintas necesidades de cada paciente6.
Además, las opciones terapéuticas innovadoras, incluida la neuroestimulación y la formulación de nuevos agentes farmacológicos, también asumen un papel fundamental en el tratamiento de la epilepsia farmacorresistente, lo que subraya la necesidad de continuar la investigación y el desarrollo de regímenes de tratamiento personalizados para pacientes individuales17.
Desafíos en el Manejo Clínico
El tratamiento clínico del estado epiléptico refractario y el estado epiléptico superrefractario plantea desafíos considerables debido a la resistencia que muestran los tratamientos farmacológicos, las complejidades que implica la identificación de los candidatos adecuados para las terapias no convencionales y la necesidad de un enfoque multidisciplinario. Los mecanismos de resistencia en la epilepsia suelen implicar una mejora de la eliminación del fármaco y una reducción de la sensibilidad de los receptores, lo que complica la eficacia de los fármacos antiepilépticos. Esta resistencia requiere con frecuencia el uso de múltiples agentes farmacológicos, lo que puede provocar efectos adversos y afectar negativamente a la calidad de vida de los pacientes26.
Para determinar si un paciente es adecuado para recibir terapias no convencionales, como la estimulación cerebral o las intervenciones quirúrgicas, es imprescindible realizar una evaluación exhaustiva. Esta evaluación abarca un examen minucioso del historial médico del paciente, los registros electroencefalográficos, la resonancia magnética y la tomografía computarizada, con el objetivo de identificar la etiología de las convulsiones y seleccionar la modalidad terapéutica más adecuada. Se contemplan alternativas quirúrgicas, incluida la lobectomía temporal y la estimulación cerebral profunda, cuando las intervenciones farmacológicas resultan ineficaces, aunque el apoyo empírico para estos procedimientos sigue siendo insuficiente6,20.
El tratamiento prolongado del estado epiléptico refractario y el estado epiléptico superrefractario también conlleva riesgos considerables, como la toxicidad relacionada con los fármacos y las complicaciones asociadas a la anestesia prolongada. Estos riesgos son particularmente preocupantes en el contexto del estado epiléptico superrefractario, donde las tasas de mortalidad pueden acercarse al 50%27. En consecuencia, un enfoque colaborativo en el que participen neurólogos, anestesiólogos, neurocirujanos y psiquiatras es crucial para diseñar planes de tratamiento personalizados que se adapten a las distintas necesidades de cada paciente. Esta estrategia facilita una atención integral que aborda las dimensiones médicas y psicosociales de la epilepsia farmacorresistente y subraya la importancia de la derivación temprana a centros especializados cuando se contemplan opciones quirúrgicas28.
A pesar de los innumerables desafíos asociados con el tratamiento del estado epiléptico refractario y el estado epiléptico superrefractario, la investigación en curso sobre estrategias terapéuticas innovadoras y medicina de precisión presenta vías prometedoras para mejorar la eficacia del tratamiento de esta afección en el futuro29.
Avances en la Investigación y Nuevas Perspectivas
En los años contemporáneos, el tratamiento del estado epiléptico refractario, particularmente en sus manifestaciones refractarias y superrefractarias, ha progresado significativamente, haciendo hincapié en la innovación de nuevos medicamentos antiepilépticos, las intervenciones genéticas y epigenéticas, las metodologías de estimulación cerebral y la exploración de biomarcadores. Actualmente se están estudiando nuevos fármacos antiepilépticos destinados a tratar la inflamación neuronal y a modular los canales iónicos, componentes cruciales para remediar la epilepsia farmacorresistente. Un ejemplo pertinente de ello es la aplicación de inhibidores como la anakinra, que influyen en las vías neuroinflamatorias y son muy prometedores para disminuir la gravedad de las convulsiones. Este efecto se logra mediante el bloqueo de los receptores de la IL-1beta, restableciendo así la neurotransmisión y mitigando la susceptibilidad a las convulsiones30.
En el ámbito de la terapia génica, esta modalidad se presenta como una vía prometedora, ya que la transferencia de genes mediante vectores virales, como el neuropéptido Y, ha demostrado su eficacia para reducir tanto la incidencia como el avance de las convulsiones en modelos animales de epilepsia del lóbulo temporal31,32. Esta estrategia es particularmente alentadora para los casos de epilepsia focal farmacorresistente, en los que las medidas terapéuticas estándar no dan resultados satisfactorios33.
Además, se están realizando progresos considerables en las técnicas de estimulación cerebral, como la estimulación cerebral profunda, que se consideran vías terapéuticas alternativas para el tratamiento del estado epiléptico refractario y el estado epiléptico superrefractario. Estas metodologías ofrecen opciones de tratamiento cuando las soluciones farmacológicas son inadecuadas34. Por el contrario, la investigación de biomarcadores desempeña un papel fundamental a la hora de pronosticar la resistencia al tratamiento y evaluar las respuestas terapéuticas. Sin embargo, aún se están desarrollando biomarcadores específicos para este propósito5.
En conjunto, estas estrategias innovadoras subrayan el enorme potencial para mejorar el tratamiento del estado epiléptico resistente al tratamiento. Las investigaciones en curso se centran en perfeccionar estas terapias para facilitar su aplicación más eficaz en entornos clínicos35.
Conclusiones
El tratamiento del estado epiléptico refractario y superrefractario presenta una dificultad considerable debido a la resistencia observada en las terapias farmacológicas y a la escasez de estudios sólidos que sirvan de base para las estrategias terapéuticas. A pesar de los avances recientes, que incluyen nuevos compuestos farmacológicos, terapias génicas, técnicas de estimulación cerebral y la aplicación de neuroesteroides, el pronóstico de muchos pacientes sigue siendo desfavorable. Una estrategia multidisciplinaria que incorpore los conocimientos de neurólogos, anestesiólogos, neurocirujanos y otros profesionales de la salud es esencial para mejorar el tratamiento de la enfermedad. Las intervenciones quirúrgicas, como la lobectomía temporal y la estimulación cerebral profunda, se vuelven imperativas cuando la farmacoterapia convencional resulta inadecuada, aunque las pruebas que respaldan estos procedimientos son limitadas. Además, la identificación rápida y el diagnóstico preciso, respaldados por metodologías de neuroimagen y monitorización electroencefalográfica, son fundamentales para mejorar los resultados de los pacientes. La investigación en curso sigue siendo fundamental en la búsqueda de tratamientos más eficaces y protocolos de gestión individualizados.
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