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Evaluación de la eficacia de los anticonceptivos hormonales en mujeres con obesidad: enfoque farmacocinético y clínico

Evaluación de la eficacia de los anticonceptivos hormonales en mujeres con obesidad: enfoque farmacocinético y clínico

Autora principal: Dra. Daniela Neira Montero

Vol. XX; nº 09; 434

Evaluation of the efficacy of hormonal contraceptives in obese women: a pharmacokinetic and clinical approach

Fecha de recepción: 3 de abril de 2025
Fecha de aceptación: 5 de mayo de 2025

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XX. Número 09 Primera quincena de mayo de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 09; 434

 

Autores:

 

Dra. Daniela Neira Montero

Médico general, investigadora independiente. San José, Costa Rica.

Orcid: https://orcid.org/0000-0003-0189-3085

Código Médico: 19171.

 

Dra. María Fernanda Valerio Quirós

Médico general, en Área de Salud Santa Rosa. Alajuela, Costa Rica.

Orcid: https://orcid.org/0009-0003-2434-5302

Código Médico: 16413.

 

Dra. Karla Agüero Jiménez

Médico general, en Hospital Nacional de Niños. San José, Costa Rica.

Orcid: https://orcid.org/0009-0001-2962-1455

Código Medico: 14704.

 

Dra. Carla Fernández Rodríguez

Médico general, en Hospital San Carlos. Alajuela, Costa Rica.

Orcid: https://orcid.org/0009-0004-8951-8435

Código Medico: 17387.

 

Dra. Nicole María Matías Saborío

Médico general, investigadora independiente. Cartago, Costa Rica.

Orcid: https://orcid.org/0009-0006-9996-8709

Código Médico: 18654.

 

Los autores de este manuscrito declaran que:

Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.

Palabras clave: Obesidad, farmacocinética, drospirenona, anticoncepción hormonal, eficacia clínica, metabolismo hepático.

 

Key words: Obesity, pharmacokinetics, drospirenone, hormonal contraception, clinical efficacy, hepatic metabolism.

 

Resumen:

 

Los anticonceptivos hormonales actúan mediante la inhibición de la ovulación, la alteración del moco cervical y del endometrio, utilizando combinaciones de estrógenos y progestinas, como el etinilestradiol y la drospirenona. La vía de administración influye en su farmacocinética: mientras los anticonceptivos orales están sujetos al metabolismo hepático de primer paso, los métodos transdérmicos, intramusculares o subdérmicos permiten una liberación más constante y estable de hormonas. Estas diferencias afectan la biodisponibilidad, distribución, metabolismo y excreción hormonal, siendo relevantes para su eficacia clínica.

 

En mujeres con obesidad, los cambios fisiológicos como el aumento del tejido adiposo, la resistencia a la insulina y el hiperandrogenismo pueden alterar la farmacocinética y la eficacia de los anticonceptivos hormonales. La absorción, distribución y eliminación de las hormonas puede modificarse, particularmente en los métodos orales. Sin embargo, métodos como el implante subdérmico y la anticoncepción de emergencia con acetato de ulipristal han mostrado eficacia sostenida en mujeres con mayor índice de masa corporal, aunque se requieren más estudios concluyentes.

 

La evidencia clínica sugiere que algunos anticonceptivos, como la drospirenona oral, mantienen eficacia similar en mujeres obesas y no obesas. Las recomendaciones clínicas actuales promueven un enfoque individualizado, considerando el riesgo aumentado de trombosis y complicaciones cardiovasculares en mujeres con obesidad. Métodos que solo contienen progestágeno o no hormonales suelen preferirse en este grupo.

 

Abstract:

 

Hormonal contraceptives act by inhibiting ovulation and altering cervical mucus and the endometrium, using combinations of estrogens and progestins, such as ethinyl estradiol and drospirenone. The route of administration influences their pharmacokinetics: while oral contraceptives are subject to first-pass hepatic metabolism, transdermal, intramuscular, or subdermal methods allow for a more consistent and stable release of hormones. These differences affect hormone bioavailability, distribution, metabolism, and excretion, and are relevant to their clinical efficacy.

 

In obese women, physiological changes such as increased adipose tissue, insulin resistance, and hyperandrogenism can alter the pharmacokinetics and efficacy of hormonal contraceptives. The absorption, distribution, and elimination of hormones can be altered, particularly with oral methods. However, methods such as the subdermal implant and emergency contraception with ulipristal acetate have shown sustained efficacy in women with a higher body mass index, although more conclusive studies are needed.

 

Clinical evidence suggests that some contraceptives, such as oral drospirenone, maintain similar efficacy in obese and non-obese women. Current clinical recommendations promote an individualized approach, considering the increased risk of thrombosis and cardiovascular complications in obese women. Progestin-only or non-hormonal methods are generally preferred in this group.

 

Introducción:

 

Los anticonceptivos hormonales representan una herramienta esencial en la prevención de embarazos no deseados y son ampliamente utilizados por mujeres en edad fértil. Sin embargo, su eficacia en mujeres con obesidad ha sido motivo de creciente preocupación, principalmente debido a las posibles variaciones en la farmacocinética de los fármacos hormonales asociadas al aumento del índice de masa corporal. La obesidad, una condición cuya prevalencia continúa en ascenso a nivel mundial, puede alterar la absorción, distribución y metabolismo de los anticonceptivos, afectando su eficacia clínica y generando incertidumbre sobre el riesgo de fallos anticonceptivos. Esta problemática tiene implicaciones directas en el asesoramiento médico y en la toma de decisiones respecto al método anticonceptivo más adecuado para este grupo de mujeres (1; 2).

 

En el caso de los anticonceptivos orales, específicamente aquellos que contienen 4 mg de drospirenona administrada en un régimen de 24 horas, un estudio reciente encontró que su eficacia se mantiene constante independientemente del peso corporal. En dicho estudio, los índices de eficacia, medidos mediante el índice de Pearl, fueron prácticamente iguales en mujeres con obesidad y sin obesidad, con valores de 3,0 y 2,9 respectivamente (1).

 

Respecto al implante subdérmico de etonogestrel, la evidencia actual es menos concluyente. Si bien este método es reconocido por su alta eficacia en la población general, persiste la incertidumbre sobre su rendimiento específico en mujeres con sobrepeso u obesidad. Algunos estudios han señalado la necesidad de más investigaciones que permitan establecer con claridad si el aumento de masa corporal compromete la eficacia del implante (2).

 

En cuanto a la anticoncepción de emergencia, el acetato de ulipristal (AUP) ha demostrado ser eficaz en mujeres con obesidad cuando se administra en una dosis estándar de 30 mg. Un estudio reciente evidenció que esta dosis retrasa eficazmente la ovulación en mujeres con mayor índice de masa corporal, lo que sugiere que no es necesario realizar ajustes en función del peso. Además, otra investigación comparativa entre AUP y levonorgestrel en mujeres que pesaban más de 80 kg no encontró diferencias significativas en las tasas de embarazo, aunque es importante destacar que dicho estudio estuvo limitado por el tamaño reducido de la muestra. A pesar de estas limitaciones, los hallazgos preliminares apoyan el uso de AUP como una opción viable de anticoncepción de emergencia en mujeres con obesidad (3).

 

En consecuencia, es fundamental que los profesionales de la salud adopten un enfoque de asesoramiento centrado en la persona al discutir opciones anticonceptivas con mujeres que presentan obesidad. Este enfoque debe considerar no solo el impacto potencial del peso corporal sobre la eficacia del método elegido, sino también los riesgos clínicos asociados y las preferencias individuales de la paciente. La evidencia actual respalda la seguridad de algunos métodos hormonales en esta población, pero también subraya la importancia de contar con estudios más amplios y específicos que permitan desarrollar guías clínicas basadas en evidencia robusta (4).

 

El objetivo de este artículo es evaluar la eficacia de los anticonceptivos hormonales en mujeres con obesidad, considerando las posibles alteraciones farmacocinéticas asociadas al aumento del índice de masa corporal. Asimismo, se pretende analizar la evidencia clínica más reciente sobre diversos métodos anticonceptivos incluyendo anticonceptivos orales, implantes subdérmicos y anticoncepción de emergencia, con el fin de identificar su desempeño en esta población y aportar recomendaciones clínicas que favorezcan una toma de decisiones informada, personalizada y basada en la evidencia científica.

 

Metodología:

 

Para el desarrollo de esta investigación sobre la eficacia de los anticonceptivos hormonales en mujeres con obesidad, se llevó a cabo una revisión bibliográfica exhaustiva con el objetivo de analizar cómo la obesidad influye en la farmacocinética de estos fármacos y en sus resultados clínicos. La revisión se centró en los distintos métodos anticonceptivos hormonales, incluyendo anticonceptivos orales, implantes subdérmicos y anticoncepción de emergencia, evaluando su rendimiento en mujeres con sobrepeso u obesidad en comparación con mujeres de peso normal.

 

Para asegurar la calidad y relevancia de la información recopilada, se consultaron bases de datos científicas reconocidas, tales como PubMed, Scopus y Web of Science, por su amplia cobertura en farmacología clínica, ginecología y endocrinología. Se establecieron criterios de inclusión rigurosos, seleccionando estudios publicados entre 2020 y 2025, en inglés o español, que abordaran la eficacia clínica, los perfiles farmacocinéticos y los factores que condicionan la efectividad de los anticonceptivos hormonales en mujeres con obesidad. Se excluyeron investigaciones con datos incompletos, publicaciones duplicadas o aquellas que no contaran con revisión por pares. Para la búsqueda, se utilizaron palabras clave como:

 

La búsqueda inicial identificó 17 fuentes relevantes, entre las que se incluyeron ensayos clínicos, estudios observacionales, revisiones sistemáticas y guías clínicas. A partir de estas fuentes, se realizó un análisis detallado para extraer información sobre el comportamiento farmacocinético de los anticonceptivos en contextos de obesidad, las tasas de falla anticonceptiva reportadas, y las implicaciones clínicas de estos hallazgos en la práctica médica.

 

El análisis fue llevado a cabo mediante un enfoque cualitativo y comparativo. Los hallazgos se organizaron en categorías temáticas que permitieron explorar la relación entre obesidad y eficacia anticonceptiva, el impacto de factores como el índice de masa corporal sobre los niveles séricos hormonales, y las recomendaciones clínicas actuales. Este enfoque estructurado permite ofrecer una visión crítica del conocimiento actual y destacar áreas que requieren mayor investigación, con el fin de optimizar el asesoramiento anticonceptivo personalizado en mujeres con obesidad.

 

Fundamentos farmacológicos de los anticonceptivos hormonales:

 

Los anticonceptivos hormonales ejercen su efecto a través de distintos mecanismos que dependen del tipo de compuesto y la vía de administración utilizada. Los anticonceptivos orales combinados, por ejemplo, suelen contener un estrógeno como el etinilestradiol junto con una progestina como la drospirenona. Ambos componentes actúan sinérgicamente para inhibir la ovulación, modificar el moco cervical y alterar el endometrio, lo que dificulta la fecundación y la implantación (5; 6).

 

Además de los anticonceptivos orales, existen otras presentaciones hormonales como los parches transdérmicos y las inyecciones intramusculares, que proporcionan una liberación continua de hormonas. Estas vías de administración permiten mantener niveles plasmáticos más estables y evitan el metabolismo hepático de primer paso, lo que mejora la consistencia de los niveles hormonales en sangre (7). Por su parte, los implantes subdérmicos ofrecen una liberación sostenida de progestinas, lo que suprime eficazmente la ovulación y genera un efecto anticonceptivo prolongado, también mediante el engrosamiento del moco cervical y la alteración del endometrio (8).

 

Desde el punto de vista farmacocinético, los anticonceptivos hormonales presentan variaciones significativas según su composición y vía de administración. En los anticonceptivos orales, la biodisponibilidad está limitada por el metabolismo hepático de primer paso, mientras que las formas transdérmicas e inyectables lo evitan, garantizando una mayor estabilidad en la concentración hormonal (5). En cuanto a la distribución, los estrógenos tienden a unirse a proteínas plasmáticas como la globulina transportadora de hormonas sexuales y la albúmina, lo que modula su actividad biológica (6).

 

El metabolismo de estos compuestos es predominantemente hepático, donde participan enzimas del citocromo P450. En particular, el etinilestradiol puede inhibir ciertas enzimas CYP, lo que puede alterar el metabolismo de otros fármacos administrados concomitantemente (6). La excreción de los metabolitos hormonales ocurre principalmente por vía urinaria y fecal, aunque las características específicas de eliminación dependen de la hormona empleada y de la vía de administración (5).

 

Por otro lado, el metabolismo hepático de los estrógenos también tiene implicaciones clínicas importantes. Por ejemplo, el etinilestradiol puede inducir la producción de factores procoagulantes, lo que incrementa el riesgo de eventos tromboembólicos. Sin embargo, la drospirenona posee actividad antimineralocorticoide, lo que podría compensar parcialmente este riesgo (6). Finalmente, la distribución sistémica de las hormonas y sus efectos clínicos están determinados tanto por las proteínas plasmáticas de unión como por las respuestas específicas de los tejidos diana, lo que enfatiza la necesidad de considerar estos aspectos al seleccionar un método anticonceptivo adecuado para cada paciente (5).

 

Impacto de la obesidad en la farmacocinética de anticonceptivos hormonales :

 

La obesidad genera una serie de cambios fisiológicos que pueden influir directamente en la farmacocinética y en la eficacia de los anticonceptivos hormonales. Uno de los principales factores es el aumento del tejido adiposo, que no solo sirve como almacén de lípidos, sino que también actúa como un órgano endocrino activo. Este tejido secreta adipocinas y citocinas inflamatorias que modifican el metabolismo hormonal y afectan la eliminación de diversos compuestos, incluidas las hormonas utilizadas en los métodos anticonceptivos (9).

 

Además, la obesidad está asociada a trastornos metabólicos como la resistencia a la insulina y el hiperandrogenismo, los cuales pueden alterar el funcionamiento del eje hipotálamo-hipófiso-gonadal. Estas alteraciones inciden negativamente en los niveles de hormonas sexuales, comprometiendo su función fisiológica y afectando de forma indirecta la eficacia de los anticonceptivos hormonales. En este contexto, la obesidad puede modificar las concentraciones plasmáticas de las hormonas anticonceptivas debido a cambios en su metabolismo hepático, en la distribución corporal y en las tasas de eliminación (10).

 

Un ejemplo ilustrativo de estas alteraciones se encuentra en el uso del AUP como anticonceptivo de emergencia. La farmacocinética de este compuesto ha mostrado que, aunque las concentraciones plasmáticas aumentan con dosis más elevadas, la dosis estándar de 30 mg continúa siendo efectiva en mujeres obesas, independientemente del índice de masa corporal (3). Sin embargo, este tipo de hallazgos no son generalizables a todos los métodos anticonceptivos. Estudios en mujeres que se han sometido a cirugía bariátrica han demostrado cambios sustanciales en los niveles de hormonas reproductivas, lo que evidencia el impacto que pueden tener los desequilibrios hormonales en la eficacia de los anticonceptivos (10)

 

Por otra parte, existen diferencias importantes entre las distintas vías de administración de anticonceptivos y su respuesta en mujeres con obesidad. En el caso de los anticonceptivos orales, se ha documentado que la absorción puede verse afectada, así como su metabolismo hepático, lo que podría traducirse en una reducción de su eficacia (11). En cambio, las vías transdérmica e intramuscular parecen sortear algunos de estos inconvenientes, ya que evitan el metabolismo de primer paso y proporcionan niveles hormonales más constantes, lo que podría representar una ventaja en mujeres con sobrepeso u obesidad (2).

 

Respecto a los métodos de liberación prolongada como el implante subdérmico de etonogestrel, la evidencia actual sugiere que su eficacia no se ve significativamente comprometida por el exceso de peso corporal. Aunque aún se requiere más investigación, los datos disponibles no muestran una reducción clara en su efectividad en mujeres con sobrepeso u obesidad, lo que lo posiciona como una opción segura y confiable dentro de esta población (2).

 

Evidencia clínica sobre eficacia anticonceptiva en mujeres con obesidad:

 

Las tasas de embarazo y la eficacia de los anticonceptivos hormonales en mujeres con obesidad han sido objeto de análisis en diversos estudios clínicos, con el fin de determinar si el exceso de peso corporal compromete su funcionamiento. Un estudio reciente que evaluó el uso del anticonceptivo oral que contiene 4 mg de drospirenona en un régimen continuo encontró que la eficacia era comparable entre mujeres obesas y no obesas. Los índices de Pearl obtenidos fueron de 3,0 y 2,9 respectivamente, lo que indica tasas de embarazo similares y sugiere que este método mantiene su efectividad independientemente del índice de masa corporal (IMC) (1).

 

En el caso del implante subdérmico de etonogestrel, su eficacia general ha sido bien establecida, sin embargo, persiste la incertidumbre sobre su rendimiento específico en mujeres con sobrepeso y obesidad. La literatura actual no es concluyente al respecto, lo cual resalta la necesidad de investigaciones adicionales que evalúen su fiabilidad en diferentes categorías de IMC y garanticen recomendaciones clínicas basadas en evidencia (2).

 

Es importante distinguir entre la eficacia teórica y la eficacia real de estos métodos. La eficacia teórica se basa en un uso perfecto, mientras que la eficacia clínica toma en cuenta el uso típico, más propenso a errores o inconsistencias, especialmente en poblaciones con características fisiológicas que podrían influir en la absorción o metabolismo de las hormonas. Un buen ejemplo es el AUP, utilizado como anticoncepción de emergencia. A pesar de que algunas investigaciones han sugerido un menor efecto en mujeres con mayor IMC, un estudio reciente demostró que la dosis estándar de 30 mg sigue siendo eficaz para retrasar la ovulación en mujeres obesas, sin requerir ajustes de dosis en función del peso corporal (3).

 

En cuanto a los efectos adversos, se ha observado una ligera diferencia en las tasas de interrupción del tratamiento con drospirenona. En mujeres obesas, un 9,2 % suspendió su uso debido a efectos adversos, frente al 11,3 % en mujeres no obesas. Esta diferencia, aunque modesta, puede influir en la adherencia y en las tasas de continuación del método, especialmente si se considera junto con otros factores como la percepción de efectos secundarios y los posibles cambios en el peso corporal (1; 4).

 

Respecto a los efectos secundarios específicos, como el sangrado intermenstrual o la amenorrea, los estudios no encontraron diferencias estadísticamente significativas entre las usuarias obesas y no obesas. No obstante, se ha propuesto que las variaciones en los niveles séricos de drospirenona, que pueden depender del peso corporal, podrían estar asociadas con algunos patrones de sangrado. Sin embargo, esta asociación aún no ha sido confirmada y requiere mayor exploración en futuros estudios clínicos (1).

 

Consideraciones en la elección del método anticonceptivo en mujeres con obesidad:

 

Las recomendaciones actuales sobre anticoncepción en mujeres con obesidad se fundamentan en guías clínicas elaboradas por organizaciones internacionales que priorizan un enfoque centrado en la persona. La Organización Mundial de la Salud (OMS), por ejemplo, ha establecido criterios de elegibilidad médica con el fin de guiar la selección de métodos anticonceptivos en función de las condiciones de salud subyacentes, entre ellas la obesidad. Estas guías subrayan la necesidad de equilibrar cuidadosamente los riesgos potenciales asociados a los métodos anticonceptivos con los riesgos que conlleva un embarazo no planificado, especialmente en mujeres con obesidad, en quienes las complicaciones gestacionales pueden ser más frecuentes y severas (12).

 

De forma complementaria, el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades coinciden en recomendar un abordaje individualizado. Este enfoque debe garantizar que las mujeres con obesidad reciban asesoramiento imparcial y tengan acceso a una gama completa de opciones anticonceptivas, considerando tanto sus preferencias como sus necesidades clínicas. Así, se promueve una toma de decisiones informada y adaptada a cada caso particular (4).

 

Dentro del análisis de riesgo-beneficio, la trombosis venosa representa una de las principales preocupaciones al utilizar anticonceptivos hormonales combinados (AHC) en mujeres con obesidad. Tanto la obesidad como el uso de CHC son factores de riesgo independientes para el desarrollo de tromboembolismo venoso (TEV), y su combinación incrementa considerablemente este riesgo. Estudios han demostrado que las mujeres con obesidad usuarias de AHC presentan una mayor incidencia de TEV en comparación con las usuarias sin obesidad (13; 14). Ante esta situación, los anticonceptivos que contienen únicamente progestágeno, como el sistema intrauterino con levonorgestrel, se posicionan como alternativas más seguras, dado que presentan un riesgo significativamente menor de trombosis (15).

 

En relación con el perfil cardiovascular, la obesidad suele acompañarse de condiciones como hipertensión arterial y dislipidemia, que pueden verse agravadas por ciertos métodos anticonceptivos. Es bien sabido que los AHC pueden elevar la presión arterial y alterar los niveles de lípidos en sangre, lo cual es especialmente relevante en mujeres obesas que ya tienen un riesgo cardiovascular aumentado. Por ello, se recomienda priorizar métodos anticonceptivos que no contengan estrógenos, como los dispositivos intrauterinos hormonales o los anticonceptivos solo con progestágeno, ya que estos tienen un impacto mínimo sobre el perfil hemodinámico y metabólico (14; 16).

 

Entre las alternativas recomendadas, los dispositivos intrauterinos hormonales, especialmente aquellos que liberan levonorgestrel, se destacan por su alta eficacia y un perfil de seguridad favorable en mujeres con obesidad. Estos dispositivos no solo eliminan el riesgo trombótico relacionado con los estrógenos, sino que además mantienen una eficacia contraceptiva elevada sin interferencia por el peso corporal (15). Por su parte, el implante subdérmico de etonogestrel constituye otra opción válida y eficaz; no obstante, aún se requieren más estudios para confirmar que su efectividad no disminuye con el incremento del índice de masa corporal (2).

 

Finalmente, para mujeres que han completado su deseo reproductivo y presentan un riesgo cardiovascular elevado o contraindicaciones absolutas al uso de anticonceptivos hormonales, la anticoncepción quirúrgica se presenta como una alternativa definitiva. Procedimientos como la ligadura de trompas ofrecen una solución permanente, eliminando los riesgos hormonales y garantizando una alta eficacia a largo plazo. Esta opción debe considerarse cuidadosamente dentro del contexto clínico y reproductivo de cada paciente (16).

 

Perspectivas futuras y vacíos en la investigación:

 

La obesidad influye significativamente en la farmacocinética de los anticonceptivos hormonales. Estudios han demostrado que el peso corporal puede afectar los niveles de exposición a medicamentos como la drospirenona, aunque su eficacia se mantiene similar entre mujeres obesas y no obesas (1). En el caso de la anticoncepción de emergencia, el acetato de ulipristal ha mostrado ser eficaz con dosis estándar sin necesidad de ajustes por índice de masa corporal, aunque se requieren más estudios para confirmar estos hallazgos en otros métodos (3).

 

La incorporación de análisis farmacogenómicos podría mejorar la personalización del tratamiento, al identificar variaciones individuales en el metabolismo hormonal que son especialmente relevantes en mujeres con obesidad (17).

 

Además, se necesitan estudios a largo plazo que evalúen la seguridad y eficacia de anticonceptivos en mujeres con obesidad mórbida, enfocándose especialmente en métodos que solo contienen progestágeno, dada su menor asociación con eventos trombóticos y cardiovasculares (13; 14).

 

Conclusiones:

 

La obesidad influye significativamente en la farmacocinética de los anticonceptivos hormonales, modificando la absorción, distribución, metabolismo y eliminación de las hormonas, especialmente en los métodos orales. Sin embargo, algunos anticonceptivos como la drospirenona oral o el acetato de ulipristal han demostrado mantener su eficacia en mujeres con obesidad, lo que sugiere que no todos los métodos requieren ajustes de dosis en función del índice de masa corporal.

 

Los métodos anticonceptivos que no contienen estrógenos, como los dispositivos intrauterinos con levonorgestrel o los implantes subdérmicos, representan alternativas seguras y eficaces para mujeres con obesidad, dado su menor riesgo trombótico y cardiovascular. No obstante, persiste la necesidad de estudios adicionales que confirmen su eficacia sostenida en distintos rangos de peso corporal.

 

La elección del método anticonceptivo en mujeres con obesidad debe basarse en un enfoque individualizado y respaldado por la evidencia, considerando tanto los riesgos clínicos asociados como las preferencias de la paciente. Además, futuras investigaciones deben enfocarse en la farmacogenómica y en estudios de largo plazo que permitan mejorar la personalización del tratamiento anticonceptivo y garantizar su seguridad en poblaciones con obesidad mórbida.

 

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