transformación y solución posible.
La actitud científica explica la tendencia del individuo a indagar; a cuestionar lo existente, a planear y controlar de forma intencionada la solución de los problemas a que se enfrenta. Si bien es manifestación de motivaciones intrínsecas hacia la actividad investigativa y esto por si solo en un investigador no es condición suficiente para el desarrollo de la competencia investigativa; toda actitud científica, a decir de Bunge (1972) supone un adiestramiento científico, o sea, requiere del conocimiento de los presupuestos teóricos- metodológicos y procedimentales socialmente aceptados para la práctica investigativa (Dusú, 2004)
De manera que este proceso de construcción y/o reconstrucción del conocimiento, tiene su manifestación principal en una visión renovada y crítica del proceso de enseñanza-aprendizaje, de manera que se propicie una interacción que favorezca el proceso reflexivo (Morán Oviedo, 2004)
Es por eso que cuando la investigación se inserta en el proceso de enseñanza – aprendizaje, se deben privilegiar las acciones reflexivas, es la vía para introducir al estudiante al quehacer de la indagación y una aproximación a los procedimientos científicos en sus múltiples manifestaciones, con el propósito de llegar a propuestas de soluciones a problemas diversos, a través de la generación, recreación y apropiación de conocimientos que se inscriben en un proyecto de formación del sujeto y que se realiza en un espacio colectivo, caracterizado por la interacción.
De ahí la importancia de estimular el aprovechamiento del contenido de las ciencias morfofisiológicas como base para que los estudiantes aprendan a sustentar o refutar teorías científicas que permiten acercarnos al entendimiento de la realidad a través del análisis, la síntesis, la inducción, la deducción, la abstracción, la concreción y todos aquellos métodos que permiten una explicación razonable que compatibiliza la información disponible, determina la necesidad de nuevas construcciones, al tiempo que se favorece el aprendizaje significativo de estas ciencias.
Los métodos teóricos educan el pensamiento creador y la independencia cognoscitiva de los estudiantes, permiten integrar el aprendizaje y la investigación científica. Si estos métodos se corresponden con el nivel científico del contenido, se estimula la actividad creadora y se motiva el desarrollo de intereses cognitivos que vinculan la escuela con la práctica. (Febles, 2000)
Esta es la razón que fundamenta que el proceso de aprendizaje de las ciencias morfofisiológicas se identifique con un método o sistema de métodos que contribuya a la formación del estudiante desde los primeros años de la carrera pero con la orientación del contenido profesional, del modo de actuación profesional teniendo en cuenta la lógica de la profesión, el contenido epistemológico de las ciencias básicas y su contribución a la solución de los problemas de salud mediante su selección y consecuente aplicación. Debe permitir, dar solución a problemas clínicos y epidemiológicos que se presentan en las áreas de salud pero reflejando la esencia científica de las ciencias biomédicas, en este caso las morfofisiológicas.
Sería la posibilidad de que las ciencias morfofisiológicas se aprendan a través de un proceso de solución de problemas de salud que incorpore el análisis de los diversos cambios que ocurren a nivel de órgano, de células o tejidos, dominando las características estructurales normales del ser humano, a través del contenido de estas ciencias básicas. De tal manera, el estudiante de los primeros años profundiza en lo normal antes de estudiar lo anormal, es decir, las patologías, las alteraciones en la organización y función del cuerpo y sus órganos, tejidos, y células, provocadas por diversas causas. La existencia de un método propio de las ciencias morfofisiológicas sería expresión de una vinculación básico – clínica y un nexo con el método clínico, propio de su desempeño profesional.
Siendo así, el uso de un método que exija la utilización de las fuentes teóricas que brindan las ciencias morfofisiológicas para el desarrollo del pensamiento teórico y creador de los estudiantes, incorporadas a través de estrategias que contribuyen a estudiar de forma independiente y profunda la ciencia a través de la indagación, capacitan al estudiante para la investigación independiente y grupal, permiten formular la problemática científica, así como adquirir la habilidad de organizar científicamente la disposición de la información disponible y la que habría que localizar. Igualmente, los estudiantes, frente a los problemas de salud que deben resolver, aprenden a polemizar, a defender sus puntos de vista, a criticar con fundamento científico y a aplicar los conocimientos teóricos a situaciones concretas. Es la posibilidad de que los métodos teóricos que permiten la identificación, búsqueda, estudio profundo, construcción y reconstrucción de conceptos y elaboración de conclusiones, llevados a una lógica investigativa propia de los problemas de salud que requieren de las ciencias morfofisiológicas, se integren en torno a un método, que al tiempo que expresa un alto contenido profesional, sistematiza el proceso de investigación en torno a los problemas de salud social, según la epistemología de dichas ciencias.
Este proceso de aplicación de métodos y estrategias permiten crear nuevas relaciones y significados de los conceptos, convirtiéndose en una actividad innovadora que despierta el interés y la curiosidad y se asocia a un proceso de descubrimiento, logrando que el estudiante encuentre nuevas relaciones en el contenido que estudia, lo cual se constituye en un reto que aumenta la motivación intrínseca y promueve el deseo de continuar desarrollándose e investigando.
En el logro del pensamiento teórico sobre la base de estrategias y métodos que contribuyan a ello en el marco del proceso docente, la sistematización como configuración, singulariza el proceso, si se parte de que la propia capacidad de utilizar los mecanismos del pensamiento hasta llegar a niveles superiores de generalización es un rasgo característico de la personalidad con capacidad innovadora, lo cual favorece el desarrollo de la formación científica.
La sistematización del contenido es el proceso a través del cual el sujeto, en aras de alcanzar un objetivo, integra y generaliza los conocimientos y habilidades adquiridos, como resultado de la relación dialéctica siempre ascendente entre el nivel de profundidad del contenido, o nivel de riqueza que se revela en el objeto de estudio y el nivel de las potencialidades intelectuales requeridas por el sujeto para enfrentarlo. (Fuentes, 2003)
Esto implica que un contenido que llega a ser apropiado por los estudiantes en sus aspectos más esenciales, desde una perspectiva crítica y analítica, alcanzada a