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Fractura de estrés de metáfisis tibial distal. A propósito de un caso clínico

Control radiográfico donde se observa una consolidación normal de la fractura.

consolidacion-fractura
Consolidación de fractura
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Control radiológico. Consolidación de fractura

Discusión.

Las fracturas por estrés se pueden producir en un hueso de resistencia elástica normal como resultado de una excesiva actividad muscular realizada de manera repetitiva (fracturas por fatiga, frecuente en deportistas) o por fuerzas relativamente normales sobre un hueso debilitado( fracturas por insuficiencia, frecuentemente halladas en pacientes con osteoporosis) (1). Se produce edema en la médula ósea, pero no por una rotura franca de la corteza. Son más frecuentes en mujeres. Las fracturas por insuficiencia son más frecuentes a partir de la sexta década de la vida.

Algunos de los factores de riesgo son: osteoporosis, deportes de alta competición, uso de calzado inadecuado para la actividad física a realizar, obesidad, hiperparatiroidismo, osteomalacia y raquitismo, neoplasias benignas y malignas, etc. Hay algunos estudios que empiezan a relacionar este tipo de fracturas con la toma de bifosfonatos. En nuestro caso la paciente es tratada con estos. Aún así los estudios más recientes aseguran que la incidencia de estas fracturas atípicas es escasísima, y mucho menos en la localización de nuestro caso, y además no se puede establecer una relación causal entre el tratamiento prolongado con bifosfonatos y la aparición de estas fracturas, siendo probable que estos fármacos jueguen un papel en el desarrollo de las mismas, pero no posible que ésta sea única condición para el desarrollo de las mismas.

Su sintomatología suele ser la de dolor insidioso relacionado con la actividad que cede con el reposo del miembro afectado.

La fractura de localización tibial suele ser la más frecuente (alrededor de 35%), encontrándose sobre todo en la porción anteromedial de la metáfisis proximal de esta. La localización de nuestro caso (metafisaria distal) es poco común.

El hallazgo radiológico más precoz (2) es la aparición de una línea radiotransparente cortical con ausencia de reacción perióstica, aunque en el 70% de las radiografías iniciales no se observan estos hallazgos y por lo tanto pueden tardar desde 2 a 6 semanas o incluso meses en evidenciarse alteraciones. La resonancia magnética, altamente sensible y específica (3), y de resolución espacial superior a la gammagrafía, detecta fracturas a los pocos días de inicio del cuadro clínico. Por todo esto el diagnóstico inicial es complejo hasta que no se presencias cambios patológicos en las pruebas de imagen.

Si no hay desplazamiento de la fractura (lo más frecuente) se sigue un tratamiento conservador consistente únicamente en la inmovilización del miembro con yeso y reposo, armas fundamentales para el tratamiento. Las terapias rehabilitadoras también ayudarán en la consolidación de la fractura.

Conclusión.

En pacientes con dolor prolongado, sin traumatismo evidente previo, que no cede con las terapias habituales hay que incluir a las fracturas por estrés. La resonancia magnética será fundamental en el diagnóstico.

Bibliografía.

  1. Miyakoshi N,Sato K, Murai H, Tamura Y. Insufficiency fractures of the distal tibiae. J Orthop Sci. 2000;5(1):71-4.
  2. Clayer M, Krishnan J, Lee WK, Tamblyn P. Longitudinal stress fracture of the tibia: two cases. Clin Radiol.1992 Dec;46(6):401-4.
  3. Hagga JR, Lanzieri CF, Gilkeson RC. Tomografía computarizada y resonancia magnética del tobillo y pie. TC y RM diagnóstico por imagen delcuerpo humano. 4ª ed. Barcelona: Elsevier; 2011.