Frente a la listeriosis monocytogenes mejor prevenir que curar
La listeriosis es una enfermedad de transmisión alimentaria de tipo infeccioso causada por una bacteria denominada Listeria Monocytogenes.
AUTORAS:
Jana Plou González (Graduada en Enfermería, Facultad de Ciencias de la Salud de Zaragoza).
Alba Domínguez Romero (Graduada en Enfermería, Facultad de Ciencias de la Salud de Zaragoza).
Eva Ciprés Añaños (Graduada en Enfermería, Facultad de Ciencias de la Salud de Zaragoza).
Lucía Largo Sola (Graduada en Enfermería, Facultad de Ciencias de la Salud de Zaragoza).
Cristina Villar Yus (Graduada en Enfermería, Facultad de Ciencias de la Salud de Zaragoza)
RESUMEN
Objetivo principal: por medio de este artículo se quiere intentar enseñar o mejorar los conocimientos de la población en general y de los profesionales sanitarios acerca de esta enfermedad de transmisión alimentaria de tipo infeccioso. Ya que la listeriosis puede originarse de una forma esporádica o en brotes epidémicos, cualquier persona puede contraer esta infección si no se toman las medidas sanitarias adecuadas y puede llegar a ser muy grave en individuos con sistemas inmunitarios débiles y en mujeres embarazadas, además de poder ser mortal para los fetos y los recién nacidos de dichas mujeres.
Metodología: realizando una búsqueda de bibliografía a través de páginas o sedes web de tipo oficial, bases de datos, etc. se ha pretendido recoger de una forma resumida y lo más clara posible parte de la información útil encontrada en ellas sobre el tema a tratar, que en este caso es la listeriosis.
Conclusión: el tratamiento general se basa esencialmente en la utilización de una terapia con antibióticos para intentar eliminar por completo la bacteria. Además, los sujetos podrían poner en práctica individualmente una serie de medidas de prevención de carácter general como evitar frutas, hortalizas o verduras no lavadas, evitar consumir productos ya preparados sin ser antes cocinados, evitar carnes poco cocinadas o no recalentadas a altas temperaturas y no consumir productos lácteos de cualquier tipo no pasteurizados.
Palabras clave: listeriosis, listeria monocytogenes, medidas de prevención.
AGAINST LISTERIOSIS MONOCYTOGENES PREVENTION IS BETTER THAN CURE
ABSTRACT
Main objective: through this article we want to try to teach or improve the knowledge of the general population and health professionals about this infectious foodborne disease. Since listeriosis can originate sporadically or in epidemic outbreaks, anyone can get this infection if proper sanitary measures are not taken and can become very serious in individuals with weak immune systems and in pregnant women, in addition to being able to be deadly to the fetuses and newborns of such women.
Methodology: performing a bibliography search through official pages or web sites, databases, etc. It has been tried to collect in a summary and as clear as possible part of the useful information found in them on the subject to be treated, which in this case is listeriosis.
Conclusion: the general treatment is essentially based on the use of antibiotic therapy to try to completely eliminate the bacteria. In addition, subjects could individually implement a series of general prevention measures such as avoiding unwashed fruits or vegetables, avoiding consuming ready-made products without being cooked, avoiding undercooked or unheated meats at high temperatures and not consume unpasteurized dairy products of any kind.
Keywords: listeriosis, listeria monocytogenes, prevention measures.
INTRODUCCIÓN (1-8)
La listeriosis es una enfermedad de transmisión alimentaria de tipo infeccioso causada por una bacteria denominada Listeria Monocytogenes. Esta infección puede llegar a ser muy grave y conllevar a muchas complicaciones para el organismo de los pacientes, presentándose como una infección generalizada de la sangre y de todos los órganos (sepsis) o como una infección cerebral.
La bacteria L. monocytogenes es un bacilo Grampositivo anaerobio, es ubicua, puede mantenerse sobre superficies inertes (suelo, agua, heces y alimentos) por mucho tiempo y resistir a condiciones ambientales adversas lo que conduce a una tasa significativa de exposición para los individuos.
Según su característica de desarrollo, este microorganismo puede llegar a desarrollarse entre temperaturas inferiores a 0° C (similares a las que se dan en los congeladores de comida) y 45º C, pero por otro lado se destruye completamente a temperaturas muy altas como por ejemplo con la cocción a 70º C y la congelación disminuye la cantidad de colonias. Y al ser también anaerobio, los envasados al vacío no son impedimento para su poder de acción.
Debido a su capacidad de resistir condiciones adversas, esta bacteria puede estar presente en el medio ambiente a través de los excrementos de animales sanos o enfermos, pudiendo contaminar a un gran número de animales a su alrededor. Estos animales contaminados constituyen la principal fuente de infección por L. monocytogenes en nuestro medio.
La listeriosis puede originarse de una forma esporádica o en brotes epidémicos, cualquier persona puede contraer esta infección si no se toman las medidas sanitarias adecuadas, especialmente en lo referente al manejo y a la producción de alimentos. Desde el año 2015, la listeriosis pertenece a la lista de enfermedades de declaración obligatoria (EDO).
EPIDEMIOLOGÍA (1,2,4,7,8)
Los adultos de la tercera edad (>65 años) conforman el primer puesto de la lista de población en riesgo, principalmente por poseer un sistema inmunológico débil, seguido de las personas con enfermedades crónicas, como cáncer, enfermedades autoinmunes, inmunodeficiencias, diabetes o enfermedad renal, y personas que han recibido un trasplante de órgano.
La listeriosis puede afectar tanto a niños, adultos y ancianos, y la infección puede agravarse especialmente en mujeres embarazadas por la transmisión transplacentaria de la infección, pudiendo causar un aborto espontáneo, parto prematuro, infección neonatal potencialmente mortal o directamente la muerte fetal.
La prevalencia que existe en los países desarrollados se contrasta con el número de casos de la enfermedad entre la población, el número de personas que contraen la infección es baja, usualmente está entre el 1 y 10 por cada 100.000 habitantes. Pero el riesgo que existe de muerte de quienes contraen la infección es alto, siendo su pronóstico vital de un 20 al 30% de los casos graves, debido sobre todo a las complicaciones emergentes. Por esta razón, deben tomarse cuanto antes una serie de medidas preventivas estrictas que eviten la propagación de esta bacteria.
ETIOLOGÍA Y FACTORES DE RIESGO (1-6,8)
La principal fuente de contaminación con L. monocytogenes es la comida. La transmisión de la bacteria es principalmente a través de la ingestión de alimentos contaminados, es decir, mediante la vía oral. La transmisión dada por contacto directo con animales que se encuentren contaminados o la transmisión de tipo nosocomial (infección durante la estancia en un hospital) puede ser posible pero muy poco probable que suceda.
En las mujeres que se hallen embarazadas, la infección puede llegar a transmitirse al feto a través de la vía transplacentaria, la bacteria puede superar o sobrepasar la barrera de la placenta e infectar el organismo del feto que se encuentre en su interior.
La contaminación de tipo alimentaria que tiene origen por dicha bacteria debido a una mala higiene, puede ocurrir en todas las etapas del complejo proceso de la cadena alimentaria: reproducción, producción, conservación, preparación, almacenamiento, etc. Además, se refiere tanto a las cadenas de producción artesanales como a las industriales.
La contaminación con L. monocytogenes aumenta por la ingestión de alimentos crudos o poco cocinados, principalmente carnes, pescado ahumado, verduras, leche cruda o incluso quesos elaborados con leche cruda. Además, el contacto con las heces de animales que se encuentren contaminados por la bacteria también es un factor de riesgo a tener en cuenta.
La naturaleza psicofísica de esta bacteria le da el poder de crecer o desarrollarse entre -1º C y 45° C. Por lo tanto, extender la cadena de frío de los alimentos puede promover el desarrollo de esta bacteria y ser un factor de riesgo de contaminación adicional.
CLÍNICA (1-7)
Generalmente la clínica asociada a la listeriosis será de tipo digestiva o intestinal como episodios de diarreas, dolores abdominales, náuseas, etc. También, a la vez se puede llegar a manifestar fiebre y dolores corporales de carácter muscular como resultado del padecimiento de estos síntomas primarios nombrados anteriormente.
Dichos síntomas pueden empezar a presentarse pasados unos días tras la ingesta de los alimentos contaminados, pero pueden llegar a transcurrir hasta 30 días o más antes de que surjan los primeros signos y/o síntomas de que se presenta la infección.
La infección causada por esta bacteria también puede ser invasiva, es decir, más allá del sistema intestinal, esta forma de presentarse suele ser menos frecuente y generalmente se dan en los pacientes que se encuentran más susceptibles, los principales síntomas y manifestaciones clínicas serían:
- Daño neurológico: dolor de cabeza, náuseas, fiebre, vómitos, rigidez en el cuello, trastornos del comportamiento, pérdida de equilibrio, convulsiones que pueden conducir al desarrollo de meningitis o meningoencefalitis (inflamación de las membranas y el líquido que recubren el cerebro).
- Bacteriemia y septicemia: infección diseminada por la sangre y por diferentes órganos, sus principales manifestaciones son fiebre, cefalea, astralgias, mialgias y dolor en la espalda.
- Abortos espontáneos en el primer semestre del embarazo: parto prematuro durante una infección entre la sexta y novena semana de embarazo o incluso la muerte fetal, está relacionado con que es en este periodo de tiempo del embarazo de la mujer donde se produce una gran disminución de la inmunidad celular.
- Gastroenteritis febril: también puede estar asociada con la enfermedad, pero sigue siendo poco frecuente.
No hay una especificidad sintomática de la enfermedad clara, los síntomas pueden variar según las condiciones en las que se encuentra la persona afectada, dependiendo principalmente de las condiciones del sistema inmunológico de cada uno de los individuos. Ya que, en un individuo sano la contaminación con L. monocytogenes puede no causar ningún síntoma o causar una gastroenteritis febril transitoria.
Por lo tanto, es en personas con el sistema inmunológico frágil, como ancianos, inmunodeprimidos o mujeres embarazadas, cuando la enfermedad puede llegar a ser grave. Los síntomas comunes suelen ser el desarrollo de meningitis, sepsis, fiebres aisladas, abortos espontáneos.
En mujeres embarazadas, la infección generalmente no tiene consecuencias para la madre o se traduce sólo a través de períodos febriles o dolores musculares. Pero, por el contrario, el neonato o recién nacido puede encontrarse afectado además de por lo expuesto en puntos anteriores, por diversas manifestaciones cutáneas como ictericia, tener una pérdida de la apetencia, vómitos, trastornos de tipo respiratorio (generalmente neumonía), letargo o incluso shock.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO (2-7)
Muchas personas que se encuentran expuestas a la bacteria tienen signos o síntomas similares a los de una gastroenteritis o directamente el cuadro es asintomático, por eso de primeras el diagnóstico de esta enfermedad es difícil de lograr. Pero cuando los síntomas de los pacientes se presentan de una manera persistente en el tiempo, realizar las pruebas de laboratorio oportunas para aislar a la bacteria hará que nos acerquemos mucho más al diagnóstico de esta enfermedad.
Esta detección bacteriana se basa en la realización de una prueba microbiológica de laboratorio de un líquido o tejido del organismo que sea considerado estéril como de sangre a través de un hemocultivo, el líquido cefalorraquídeo (LCR) a través de una punción lumbar, el líquido amniótico, la placenta, las secreciones vaginales o el meconio neonatal.
En los casos que se consideran sospechosos de estar infectados por la bacteria el examen diagnóstico inicial será el hemocultivo (cultivo de células sanguíneas). Y en el caso de la sospecha de presentar listeriosis materno-fetal el cultivo placentario será la prueba estándar para su diagnóstico. Por el contrario, el coprocultivo (cultivo de heces o en este caso meconio neonatal) tiene un bajo poder diagnóstico, pero sí es útil a la hora de hallar a portadores de la enfermedad cuando se da una toxiinfección alimentaria de tipo colectiva.
La mayoría de los individuos afectados por listeriosis requieren de una atención hospitalaria, la hospitalización del paciente afectado en cuestión ayuda a establecer el diagnóstico de la presencia de la bacteria en su cuerpo. El tratamiento general para la listeriosis se basa esencialmente en la utilización de una terapia empírica al principio y definitiva cuando este confirmada completamente la enfermedad con antibióticos como la ampicilina o la gentamicina para intentar eliminar por completo la bacteria.
MEDIDAS GENERALES DE PREVENCIÓN (1-5,8)
La prevención es el concepto más importante en este contexto para evitar en gran medida la posible contaminación por L. monocytogenes. Las medidas de prevención involucran buenas prácticas de higiene agrícola, industrial y doméstica, de manera general se incluirían:
- Almacenamiento de alimentos en el refrigerador a – 4° C y en el congelador a temperatura menor de -18° C.
- Limpiar los alimentos adecuadamente sobre todo frutas, verduras y hortalizas.
- Respetar las normas de higiene doméstica (limpieza de utensilios y superficies de trabajo, etc.).
- Lavarse bien las manos con jabón y agua tibia durante 20 segundos antes y después de manipular y preparar consumibles sin procesar.
- Evitar almacenar alimentos perecederos en el refrigerador o sobras de alimentos por más de 2 días seguidos.
- Respetar los plazos de consumo y fechas de vencimiento de los productos perecederos comestibles.
- Cocinar de manera correcta los alimentos a las temperaturas seguras indicadas para ello.
- Evitar consumir productos lácteos no pasteurizados o alimentos hechos con este tipo de productos.
Por otro lado, es aconsejable para las personas en riesgo por estar embarazadas o por tener el sistema inmunológico débil evitar el consumo de:
- Quesos frescos o blandos (brie, feta, camembert, azul…) a menos que se encuentren hechos con leche pasteurizada.
- Embutidos o fiambres, carne en lata, salchichas a menos que estén recalentados a altas temperaturas, pero si evitar que los líquidos de sus paquetes entre en contacto con otros alimentos, utensilios o superficies donde se vayan a preparar carnes y lavarse las manos después de manipularlos.
- Patés o pastas de carne para untar.
- Pescados ahumados y mariscos crudos refrigerados a menos que se encuentren cocinados.
CONCLUSIONES
– Esta patología infecciosa actualmente es muy poco usual entre las personas que se encuentran sanas, pero puede llegar a convertirse en una enfermedad muy grave en individuos con sistemas inmunitarios débiles y en mujeres embarazadas, además de poder ser mortal para los fetos y los recién nacidos de dichas mujeres.
– El tratamiento general se basa esencialmente en la utilización de una terapia empírica al principio y definitiva cuando este confirmada completamente la enfermedad con antibióticos para intentar eliminar por completo la bacteria. Además, los sujetos podrían poner en práctica individualmente una serie de medidas de prevención de carácter general como evitar frutas, hortalizas o verduras no lavadas, evitar consumir productos ya preparados sin ser antes cocinados, evitar carnes poco cocinadas o no recalentadas a altas temperaturas y no consumir productos lácteos de cualquier tipo no pasteurizados.
– La mayor medida preventiva contra esta enfermedad sería difundir de manera pública en los principales medios de comunicación las medidas de prevención para evitar y combatir contra la bacteria causante de esta patología. Ya que ésto es primordial para llegar a concienciar a los profesionales sanitarios y en general a todas las personas que conforma la comunidad sobre la seriedad que significa padecer dicha enfermedad.
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