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Impacto de la cirugía en la supervivencia y mortalidad del cáncer de páncreas y colon: desenlaces clínicos y predictores de mal pronóstico

Impacto de la cirugía en la supervivencia y mortalidad del cáncer de páncreas y colon: desenlaces clínicos y predictores de mal pronóstico

Autora principal: María Antonieta Salazar Estrada

Vol. XX; nº 13; 788

Impact of surgery on survival and mortality in pancreatic and colon cancer: clinical outcomes and predictors of poor prognosis

Fecha de recepción: 22 de mayo de 2025
Fecha de aceptación: 27 de junio de 2025

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 13 – Primera quincena de Julio de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 13; 788

Autores:

María Antonieta Salazar Estrada, Médico general, Código Medico MED 17121, Investigadora Independiente, Alajuela, Costa Rica, Orcid: https://orcid.org/0009-0006-1740-0459
María Jennifer Valle Mena, Médico general, Código Medico MED 16926, Investigadora Independiente, Alajuela, Costa Rica, Orcid: https://orcid.org/0009-0003-5453-8134
Ericka Monge González, Médico general, Código Medico MED 16715, Investigadora Independiente, San José, Costa Rica, Orcid: https://orcid.org/0009-0003-4891-1647
Luis Antonio Fernandez Aguero, Médico general, Código Medico MED 12420, Investigador Independiente, Alajuela, Costa Rica, Orcid: https://orcid.org/0009-0002-5511-8199

Resumen

Los cánceres pancreáticos y colorrectales constituyen dos de las neoplasias malignas más complejas en el campo de la oncología, principalmente debido a sus elevadas tasas de mortalidad y a la complejidad de sus intervenciones quirúrgicas. El cáncer de páncreas, que se caracteriza por un diagnóstico tardío y una progresión agresiva, presenta un pronóstico notoriamente desalentador, con una tasa de supervivencia a cinco años inferior al 6%. Las opciones quirúrgicas, como la pancreatectomía parcial y el procedimiento de Whipple, constituyen las únicas modalidades curativas plausibles; sin embargo, solo una fracción de los pacientes reúne los requisitos para estas intervenciones debido al estado avanzado de la enfermedad. Además, las complicaciones posoperatorias, como la formación de abscesos y las fístulas pancreáticas, dificultan considerablemente la supervivencia, especialmente en las personas con una enfermedad localmente avanzada.
Por el contrario, el cáncer colorrectal, aunque también es una afección grave, tiene una tasa de supervivencia a los cinco años que se aproxima al 70% cuando se detecta en una fase temprana. Las intervenciones quirúrgicas para el cáncer colorrectal abarcan la colectomía y, en algunos casos, la resección multivisceral. La llegada de las técnicas mínimamente invasivas ha mejorado los resultados de los pacientes, lo que ha contribuido a reducir la duración de las hospitalizaciones y a reducir las complicaciones. Sin embargo, el desarrollo de metástasis y la afectación de los ganglios linfáticos siguen siendo factores críticos que agravan el pronóstico general.
Ambas neoplasias malignas requieren estrategias de tratamiento multimodales, que integren la intervención quirúrgica y la quimioterapia adyuvante para mejorar las tasas de supervivencia. Los esfuerzos de investigación en curso tienen como objetivo investigar enfoques novedosos para refinar los resultados quirúrgicos y mitigar las complicaciones posoperatorias, lo cual es vital para mejorar el pronóstico a largo plazo de los pacientes afectados.

Palabras clave

cáncer de páncreas, cáncer de colon, cirugía oncológica, supervivencia a 5 años, complicaciones postoperatorias, quimioterapia adyuvante

Abstract

Pancreatic and colorectal cancers are among the most challenging malignancies in oncology, primarily due to their elevated mortality rates and the intricate nature of their surgical treatments. Pancreatic cancer is typified by late-stage diagnosis and rapid progression, resulting in a particularly grim prognosis, with a five-year survival rate falling below 6%. Surgical interventions, including partial pancreatectomy and the Whipple procedure, represent the sole potentially curative options; nevertheless, only a small subset of patients qualify for these procedures owing to the advanced nature of their disease. Furthermore, postoperative complications such as abscesses and pancreatic fistulas significantly hinder survival, particularly in individuals with locally advanced disease.
Conversely, colorectal cancer, while also a grave condition, boasts a five-year survival rate nearing 70% when identified at an early stage. Surgical interventions for colorectal cancer encompass colectomy and, in select cases, multivisceral resection. The introduction of minimally invasive techniques has enhanced patient outcomes, contributing to shorter hospital stays and decreased complications. Nonetheless, the emergence of metastases and lymph node involvement remain critical determinants that exacerbate the overall prognosis.
Both malignancies necessitate comprehensive treatment approaches that amalgamate surgical intervention with adjuvant chemotherapy to enhance survival rates. Current research endeavors are focused on exploring innovative strategies to improve surgical outcomes and lessen postoperative complications, which are essential for enhancing the long-term prognosis of patients afflicted by these diseases.

Keywords

pancreatic cancer, colon cancer, oncological surgery, 5-year survival, postoperative complications, adjuvant chemotherapy

Introducción

Las neoplasias pancreáticas y colorrectales constituyen un importante problema de salud mundial, atribuible a su alta incidencia y a las elevadas tasas de mortalidad asociadas. En concreto, se prevé que el cáncer de páncreas se convierta en la segunda causa principal de muertes relacionadas con el cáncer, caracterizada por una tasa de supervivencia a cinco años inferior al 5%. Este desalentador pronóstico se debe principalmente al diagnóstico tardío y a la naturaleza agresiva de la enfermedad(1). En términos de intervenciones terapéuticas, la resección quirúrgica sigue siendo el único enfoque curativo potencial para el cáncer de páncreas; sin embargo, solo del 10 al 20% de los pacientes reúnen los requisitos para la intervención quirúrgica en el momento del diagnóstico. A pesar de los notables avances en las metodologías quirúrgicas y la implementación de terapias adyuvantes, que se traducen en una tasa de mortalidad perioperatoria cercana al 3% y una tasa de supervivencia a cinco años de alrededor del 30% entre los pacientes que se someten a una cirugía complementada con quimioterapia adyuvante, persisten complicaciones posoperatorias considerables, como los abscesos intraabdominales, que afectan hasta al 64,3% de los pacientes. Estas complicaciones afectan negativamente a la supervivencia, especialmente en personas con enfermedad límite resecable(2).

Por el contrario, el cáncer colorrectal suele tener un pronóstico más optimista, y los resultados quirúrgicos son más favorables cuando la enfermedad se diagnostica en una etapa temprana. Las distinciones biológicas entre los dos tipos de cáncer, incluidas la agresividad y el retraso en el diagnóstico asociados al cáncer de páncreas, son factores fundamentales que aclaran las discrepancias en el pronóstico y la eficacia del tratamiento(3). Entre los principales determinantes del mal pronóstico del cáncer de páncreas se encuentran el diagnóstico en estadio avanzado, los márgenes quirúrgicos positivos y las complicaciones posoperatorias importantes que dificultan la implementación de opciones de tratamiento adyuvante. A pesar de estos obstáculos, las investigaciones en curso sobre nuevas estrategias terapéuticas perioperatorias y protocolos de tratamiento innovadores ofrecen perspectivas prometedoras para mejorar las tasas de supervivencia de los pacientes afectados por el cáncer de páncreas(1).

El objetivo principal de esta revisión es analizar los factores clave que afectan la supervivencia y mortalidad en el cáncer de páncreas y colon, enfocándose en el impacto de la cirugía, las complicaciones postoperatorias y los tratamientos complementarios. Se explorarán los principales predictores de mal pronóstico, incluyendo el estadio de la enfermedad, márgenes quirúrgicos, y comorbilidades, así como las terapias adyuvantes utilizadas para mejorar los resultados clínicos.

Metodología utilizada en la elaboración de este manuscrito

Para la elaboración de este documento, se realizó un análisis bibliográfico descriptivo utilizando como base la selección de 41 trabajos que se consideraron que brindaban información relevante en la elaboración de la revisión bibliográfica. Los estudios que se escogieron en su mayoría tienen no más de 10 años de haber sido publicados, exceptuando algunos que se consideraron de gran valor para la realización del análisis. Los trabajos utilizados están en su mayoría escritos en inglés o español.

Para la recopilación de estos documentos utilizados, se realizó la búsqueda por medio de varias plataformas digitales, entre las cuales se incluyen: Elsevier, PubMed y Google Scholar y se utilizaron artículos de revistas académicas, metaanálisis y revisiones sistemáticas. Para realizar la búsqueda, se usaron las palabras clave: cáncer de páncreas, cáncer de colon, cirugía oncológica, supervivencia a 5 años, complicaciones postoperatorias, quimioterapia adyuvante.

Fundamentos de la cirugía en cáncer de páncreas y colon

Cáncer de páncreas

La intervención quirúrgica para el tratamiento del cáncer de páncreas representa una tarea muy compleja e importante, principalmente debido a los desafíos anatómicos y a la naturaleza agresiva de la enfermedad. El páncreas, situado en lo profundo de la cavidad abdominal y rodeado de estructuras anatómicas críticas, plantea importantes dificultades para el acceso quirúrgico, lo que hace que la resección sea una tarea técnicamente exigente. El adenocarcinoma ductal pancreático constituye la variante predominante del cáncer de páncreas, que se caracteriza por un pronóstico desalentador y tasas de mortalidad elevadas, con una tasa de supervivencia global a cinco años de solo el 6% en todos los estadios. Sin embargo, la resección quirúrgica sigue siendo el único enfoque terapéutico que proporciona una posible cura, aunque solo entre el 10 y el 20% de los pacientes se identifican en las etapas en las que la enfermedad es susceptible de resección(2,4).

Las intervenciones quirúrgicas que se emplean con más frecuencia en estos casos abarcan la pancreatectomía parcial, la pancreatectomía total y el procedimiento de Whipple (pancreaticoduodenectomía). El procedimiento de Whipple es el más frecuente y consiste en la extirpación de la cabeza pancreática, el duodeno, la vesícula biliar y el árbol biliar. Aunque se realiza con menos frecuencia, la pancreatectomía total puede estar indicada en casos de enfermedad extensa, ya que resulta en la resección completa del páncreas, lo que puede provocar importantes deficiencias endocrinas y exocrinas. Las indicaciones quirúrgicas incluyen tumores localizados sin diseminación metastásica a distancia, con el objetivo principal de lograr una resección R0, definida como un procedimiento quirúrgico en el que no quedan células cancerosas en los márgenes quirúrgicos(5).

En los últimos años, las mejoras en las metodologías quirúrgicas y los cuidados posoperatorios han contribuido a reducir las tasas de mortalidad perioperatoria hasta aproximadamente el 3%. Además, cuando la intervención quirúrgica se complementa con la quimioterapia adyuvante, las tasas de supervivencia a cinco años pueden ascender al 30%(2). Sin embargo, las opciones quirúrgicas siguen infrautilizadas debido a los temores históricos sobre la seguridad y la eficacia del procedimiento, ya que la mayoría de los pacientes presentan una enfermedad avanzada que impide la resección. En este marco, la integración de la terapia neoadyuvante y la selección meticulosa de los pacientes son elementos cruciales para optimizar los resultados y aumentar la probabilidad de éxito quirúrgico(6).

Cáncer de colon

La intervención quirúrgica representa un elemento fundamental crucial en el tratamiento del cáncer de colon, que se encuentra entre las neoplasias malignas más prevalentes a nivel mundial. Se considera la principal modalidad curativa para los casos de cáncer de colon localizado. Desde el punto de vista anatómico, el cáncer de colon puede aparecer en cualquier segmento del colon, y se ha identificado que el colon sigmoide es un sitio particularmente frecuente de formación de tumores. A medida que la neoplasia maligna avanza, por lo general se disemina a través de las vías linfáticas, por lo que es necesario un abordaje quirúrgico exhaustivo para facilitar la resección completa y eficaz del tumor(7).

Las intervenciones quirúrgicas predominantes abarcan la colectomía, que implica la extirpación del segmento del colon afectado junto con el mesocolon y el epiplón asociados. Esta estrategia tiene como objetivo garantizar márgenes histológicamente negativos alrededor del tumor y realizar una linfadenectomía adecuada, que suele implicar la extirpación de no menos de 12 ganglios linfáticos. Si bien la ligadura de las principales estructuras vasculares y la linfadenectomía extensa no han mostrado mejoras notables en las tasas de supervivencia, siguen siendo elementos esenciales de la metodología quirúrgica para garantizar que la resección sea integral y curativa. En los casos en que la neoplasia se adhiere a los órganos adyacentes, está indicada la resección multivisceral para mitigar la probabilidad de recurrencia local(8).

La adopción de técnicas laparoscópicas es cada vez más popular debido a su capacidad para reducir la duración de la hospitalización y la pérdida de sangre; sin embargo, los procedimientos quirúrgicos abiertos siguen demostrando una eficacia comparable en cuanto a los resultados de supervivencia. En circunstancias agudas, como las que implican una obstrucción intestinal, las intervenciones quirúrgicas se correlacionan con frecuencia con una disminución de las tasas de supervivencia, lo que enfatiza la importancia fundamental de realizar cirugías electivas en las etapas preliminares de la enfermedad. El uso de endoprótesis endoscópicas autoexpandibles ha demostrado ser beneficioso para posponer las cirugías electivas, lo que podría reducir las complicaciones posoperatorias(7,8).

Gracias a los avances en las metodologías quirúrgicas y a la integración de las terapias adyuvantes, la tasa de supervivencia a cinco años del cáncer de colon ha mejorado considerablemente, y ahora se acerca al 70%. El tratamiento quirúrgico del cáncer de colon se basa en principios oncológicos fundamentales, con el objetivo principal de lograr la resección completa del tumor y garantizar la extirpación completa de los ganglios linfáticos para optimizar los resultados de los pacientes y las tasas de supervivencia(9).

Impacto de la cirugía en la supervivencia

Cáncer de páncreas

La intervención quirúrgica sigue siendo la estrategia principal para mejorar las tasas de supervivencia entre las personas diagnosticadas con cáncer de páncreas, particularmente en los casos en que la neoplasia maligna es susceptible de resección. Los pacientes que se someten a una resección quirúrgica muestran una supervivencia posoperatoria significativamente mayor en comparación con los que no se someten a esta intervención, con una mediana de supervivencia que oscila entre 30 y 40 meses, y tasas de supervivencia a los 5 años que llegan al 40% en subpoblaciones específicas(10). En contraste con la tasa general de supervivencia a 5 años para todos los estadios del cáncer de páncreas, que ronda el 6-10%, la intervención quirúrgica mejora notablemente las perspectivas de supervivencia. Este avance es notable en comparación con la década de 1990, cuando la tasa de supervivencia a los 5 años después de la cirugía era de tan solo el 14% en Japón, lo que indica mejoras sustanciales tanto en las metodologías quirúrgicas como en los enfoques quimioterapéuticos perioperatorios(11).

Es imperativo garantizar que se cumplan criterios particulares, como la linfadenectomía integral y el logro de márgenes de resección negativos, para maximizar los resultados oncológicos posquirúrgicos. Además, la evidencia indica que la integración de la terapia neoadyuvante mejora notablemente la supervivencia, lo que produce una disminución del 35% en el riesgo de mortalidad a los 5 años cuando se utiliza junto con procedimientos quirúrgicos, en lugar de la cirugía sola. Sin embargo, a pesar de estos avances, solo entre el 10 y el 20% de los pacientes reciben un diagnóstico indicativo de una enfermedad resecable, lo que limita la disponibilidad de opciones quirúrgicas(4,12).

A pesar de estas limitaciones, el perfeccionamiento continuo de las técnicas quirúrgicas y la aplicación de la quimioterapia han ampliado los criterios de intervención quirúrgica, permitiendo la resección incluso de tumores localmente avanzados. Esta estrategia ha demostrado su eficacia para disminuir las tasas de mortalidad y mejorar los resultados a largo plazo de los pacientes con cáncer de páncreas. El avance persistente del tratamiento quirúrgico y el manejo perioperatorio sigue siendo un elemento fundamental para elevar las tasas de supervivencia entre las personas diagnosticadas con cáncer de páncreas(13).

Cáncer de colon

La intervención quirúrgica es fundamental para mejorar los resultados pronósticos de las personas diagnosticadas con cáncer de colon, ya que presenta marcadas variaciones en las estadísticas de supervivencia posoperatoria, las tasas de supervivencia a cinco años y las cifras de mortalidad relacionadas. La tasa global de supervivencia a cinco años de los pacientes con cáncer de colon depende considerablemente del estadio en el que se identifique la neoplasia maligna y de la experiencia del cirujano operatorio. Por ejemplo, los pacientes operados por médicos especializados en procedimientos colorrectales muestran una tasa de supervivencia superior a los cinco años, del 60%, en comparación con el 48% en los pacientes tratados por cirujanos generales. Además, los procedimientos quirúrgicos electivos, realizados en entornos que no son de emergencia, arrojan resultados aún más prometedores. Una investigación llevada a cabo en Cuba reveló una tasa de supervivencia a cinco años del 66,7% para los pacientes con cáncer colorrectal, lo que subraya que los estadios I y IIb mostraron los resultados de supervivencia más favorables(14).

Las probabilidades de supervivencia también difieren según la ubicación anatómica del tumor dentro del colon, y las neoplasias del lado izquierdo generalmente se asocian a un mejor pronóstico. En concreto, la tasa de supervivencia global a cinco años de los tumores del lado izquierdo fue del 66,98%, mientras que los cánceres del lado derecho registraron una tasa de supervivencia del 57,77%. La mortalidad posquirúrgica está estrechamente relacionada con la especialización del cirujano, ya que los cirujanos colorrectales muestran tasas de mortalidad más bajas a los 30 y 90 días después de la operación en comparación con sus homólogos de cirugía general. Además, variables como la edad de los pacientes y la existencia de enfermedades comórbidas influyen significativamente en los resultados de supervivencia, y las personas mayores presentan tasas de mortalidad elevadas. Sin embargo, los avances en las metodologías quirúrgicas y los cuidados posoperatorios han permitido mejorar los resultados de los pacientes en los últimos años(15).

El avance y la aplicación de técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas, junto con la integración de terapias complementarias, han mejorado notablemente las tasas de supervivencia. En la actualidad, las estadísticas de supervivencia fluctúan según el estadio de la enfermedad, alcanzando el 96,6% en los pacientes en estadio I, mientras que los pacientes en estadio IV presentan una tasa de supervivencia del 34,3%. La influencia de la intervención quirúrgica en las tasas de supervivencia de los pacientes con cáncer de colon es sustancial, y la prestación de atención quirúrgica especializada, junto con la detección temprana, es fundamental para optimizar el pronóstico a largo plazo(14,16).

Desenlaces clínicos postoperatorios

Las complicaciones que se manifiestan después de las intervenciones quirúrgicas ejercen una influencia considerable en las tasas de supervivencia y la calidad de vida de los pacientes que se someten a intervenciones quirúrgicas destinadas a tratar las neoplasias malignas del páncreas y el colon. En el contexto del cáncer de páncreas, las complicaciones predominantes incluyen la fístula pancreática, el retraso en el vaciamiento gástrico y las infecciones en el sitio quirúrgico. Se estima que la incidencia de complicaciones en esta población de pacientes ronda el 40,8%, lo que repercute considerablemente en la supervivencia general. Estas complicaciones no solo agravan la carga financiera del tratamiento médico, sino que también posponen el inicio de la terapia adyuvante, lo que disminuye la calidad de vida de los pacientes(17).

Se ha demostrado que los protocolos de recuperación mejorada después de la cirugía son eficaces para mejorar los resultados postoperatorios, mitigar las complicaciones y reducir los gastos médicos asociados en las personas diagnosticadas con cáncer de páncreas. Por el contrario, en el ámbito del cáncer de colon, las complicaciones más prevalentes incluyen la fuga anastomótica y las infecciones, y se ha observado que estas complicaciones quirúrgicas influyen negativamente en la tasa de supervivencia global a cinco años, reduciéndola del 73,2% al 65,4%(18). Si bien las complicaciones posoperatorias en el cáncer de colon se correlacionan con un pronóstico adverso, no ejercen un efecto significativo sobre la intensidad de la quimioterapia adyuvante administrada a los pacientes(19).

La aparición de complicaciones en las cirugías de cáncer de páncreas y colon se correlaciona con peores resultados de supervivencia, lo que enfatiza la importancia fundamental de mejorar el tratamiento perioperatorio e implementar estrategias para la prevención de complicaciones. Además, las inplicaciones de estas complicaciones se extienden más allá de la fase de recuperación posoperatoria inmediata e influyen en la supervivencia y la calidad de vida a largo plazo, lo que subraya la necesidad de una atención posoperatoria integral y una monitorización continua para optimizar los resultados de los pacientes(19,20).

Predictores de mal pronóstico

Cáncer de páncreas

El pronóstico del cáncer de páncreas está influenciado por una multitud de parámetros clínicos y biomarcadores, que son esenciales para pronosticar las trayectorias de la enfermedad. Desde un punto de vista clínico, el estadio avanzado de la neoplasia, los márgenes quirúrgicos positivos y la diferenciación histológica subóptima son factores predictivos importantes de un pronóstico negativo. En particular, los tumores que superan los 3 cm de tamaño y los que presentan una diferenciación deficiente se correlacionan con una disminución de las tasas de supervivencia después de la resección. Además, los márgenes quirúrgicos, en particular los que son positivos, están estrechamente relacionados con un pronóstico más precario(21).

En cuanto a los biomarcadores, el antígeno carbohidrato 19-9 (CA19-9) es uno de los más pertinentes para evaluar el pronóstico de los pacientes. Los niveles elevados de CA19-9 se asocian con una reducción de la supervivencia y son indicativos de características patológicas de alto riesgo, como la invasión linfovascular y los márgenes quirúrgicos positivos(22). En el ámbito de la genética, las mutaciones en el gen KRAS se detectan en más del 90% de los casos de cáncer de páncreas y se asocian a características tumorales más agresivas, así como a una menor respuesta a los tratamientos estándar. Además, las mutaciones en otros genes, como el SMAD4 y el TP53, agravan aún más el pronóstico desfavorable de determinados subtipos de cáncer de páncreas, lo que complica el panorama patológico(22).

Las afecciones comórbidas, incluidas las metástasis hepáticas y el estado nutricional inadecuado, influyen negativamente en la supervivencia de los pacientes, mientras que factores como la proporción neutrófilos/linfocitos se consideran marcadores pronósticos independientes. La presencia de enfermedades ganglionares y de invasión perineural son otros elementos que deterioran las perspectivas generales de supervivencia(23). A pesar de estos obstáculos, la detección temprana, la intervención quirúrgica radical y la administración de quimioterapia adyuvante han demostrado su eficacia a la hora de mejorar los resultados, aunque la supervivencia a largo plazo sigue siendo poco frecuente, ya que aproximadamente el 9% de los pacientes viven más de cinco años(23).

Para aumentar la precisión de las evaluaciones pronósticas e informar los enfoques terapéuticos en el cáncer de páncreas, es imperativo implementar una estrategia holística que abarque las características clínicas, patológicas y moleculares de cada paciente individual(24).

Cáncer de colon

Los determinantes que predicen un pronóstico desfavorable en el cáncer de colon abarcan una variedad de factores clínicos y genéticos. Desde el punto de vista clínico, el estadio de la enfermedad es uno de los indicadores más importantes, ya que los estadios avanzados, como el T4 y el estadio III, se correlacionan con unos peores resultados atribuibles al aumento de la infiltración del tumor y de la participación de los ganglios linfáticos. La aparición de metástasis en los ganglios linfáticos, representada por el estadio N, influye notablemente en la supervivencia sin enfermedad, ya que los estadios N elevados se asocian con un pronóstico deteriorado. Además, los márgenes quirúrgicos desempeñan un papel crucial, ya que la resección incompleta del tumor se correlaciona con una disminución de la supervivencia general(25).

Desde el punto de vista genético, cabe destacar especialmente las alteraciones en genes críticos como el KRAS, el BRAF y la inestabilidad de los microsatélites. Las mutaciones del KRAS, especialmente las que se producen en los codones 12 y 13, se han relacionado con una disminución de la supervivencia sin enfermedad en las personas con cáncer colorrectal en estadios II y III sometidas a la quimioterapia FOLFOX. Además, las mutaciones en el gen BRAF, en particular la variante V600E, junto con el estado de la inestabilidad de los microsatélites, corresponden a una reducción de la supervivencia sin recaídas y de la supervivencia general, aunque los efectos de estas mutaciones muestran una variabilidad según el estadio de la enfermedad(26).

La quimioterapia ha demostrado el potencial de mejorar la supervivencia en ciertas poblaciones de pacientes de alto riesgo, especialmente en aquellos clasificados en estadio III. Sin embargo, su eficacia en pacientes en estadio II con características de alto riesgo sigue siendo ambigua, y algunos estudios indican que no hay un beneficio significativo para la supervivencia en esta cohorte(27). Las tasas de supervivencia a cinco años muestran una variabilidad sustancial en función de estos determinantes. Por ejemplo, los pacientes en estadio III tienen una tasa de supervivencia aproximada del 34,4%, mientras que las personas en estadio II con múltiples características de alto riesgo pueden tener tasas de supervivencia inferiores a las de algunos pacientes en estadio III(27).

Comparación entre el cáncer de páncreas y colon en términos de cirugía

Las neoplasias pancreáticas y colorrectales plantean desafíos distintos desde el punto de vista clínico y quirúrgico, atribuibles a sus disparidades anatómicas y a las complejidades inherentes a sus respectivos procedimientos de tratamiento. En el contexto del carcinoma pancreático, con frecuencia es obligatorio realizar una pancreatoduodenectomía; esta intervención quirúrgica puede complicarse aún más en los casos en los que se requiera una colectomía simultánea en pacientes con una enfermedad localmente avanzada. Estas complejidades contribuyen a aumentar las tasas de morbilidad y mortalidad asociadas a las intervenciones quirúrgicas(28). Por el contrario, las intervenciones quirúrgicas para el cáncer colorrectal, incluida la hemicolectomía derecha, suelen ser menos complejas, aunque en algunos casos en los que el crecimiento tumoral invade las estructuras vecinas, como el páncreas, las resecciones en bloque pueden resultar imprescindibles(29).

Las afecciones comórbidas influyen significativamente en los resultados postoperatorios de ambas neoplasias malignas, y se observan tasas elevadas de complicaciones en los pacientes sometidos a procedimientos quirúrgicos combinados. En cuanto al pronóstico posoperatorio, las personas diagnosticadas con cáncer de páncreas suelen tener una mediana de supervivencia de 18 meses, acompañada de una tasa de supervivencia a los cinco años que ronda el 19% después de la resección(28). Por el contrario, los pacientes con cáncer colorrectal que se someten a intervenciones quirúrgicas igualmente complejas muestran una tasa de supervivencia a dos años del 66,6%(29).

Además, la eficacia de la quimioterapia y la radioterapia posoperatorias muestra una variabilidad entre los dos tipos de cáncer. Los pacientes con cáncer de páncreas suelen retrasar las terapias adyuvantes debido a complicaciones quirúrgicas, lo que afecta negativamente a la supervivencia. En el tratamiento integral de estas neoplasias malignas, la intervención quirúrgica es un componente vital del enfoque de tratamiento multimodal para los cánceres de páncreas y colorrectal. Lograr una resección R0 junto con una linfadenectomía adecuada en el cáncer de páncreas es fundamental para mejorar los resultados oncológicos(4).

La adopción de metodologías quirúrgicas mínimamente invasivas, incluidas las técnicas laparoscópicas y robóticas, ha ido en aumento debido a los beneficios asociados, como la reducción de la pérdida de sangre y la disminución de las hospitalizaciones. Sin embargo, sus efectos sobre las tasas de supervivencia a largo plazo siguen siendo comparables a los de las cirugías abiertas tradicionales(30). En el ámbito del cáncer de colon, la intervención quirúrgica constituye predominantemente la estrategia terapéutica principal, y su integración con las terapias adyuvantes es prometedora para lograr resultados curativos. La incorporación de enfoques quirúrgicos en un marco de tratamiento multimodal es esencial para optimizar los resultados de los pacientes con cáncer de páncreas y colorrectal(31).

Terapias complementarias y su impacto postquirúrgico

Cáncer de páncreas

Los tratamientos complementarios, como la quimioterapia y la radioterapia, son componentes cruciales en el tratamiento postoperatorio del cáncer de páncreas, en particular dadas las elevadas tasas de recurrencia y los pronósticos desfavorables característicos de esta neoplasia maligna. Si bien la resección quirúrgica se reconoce como el único enfoque curativo potencial, solo a una fracción de los pacientes (menos del 15%) se les diagnostica en un estadio propicio para la resección, y más de la mitad presentan recidivas después de la cirugía. Los regímenes quimioterapéuticos, como el FOLFIRINOX y la gemcitabina/nab-paclitaxel, han demostrado mejoras notables en las estadísticas de supervivencia. En concreto, FOLFIRINOX ha mostrado resultados superiores. Por ejemplo, el FOLFIRINOX modificado se ha correlacionado con una mediana de supervivencia global de 54,4 meses, en contraste con los 35,0 meses asociados con la monoterapia con gemcitabina(32).

La quimioterapia neoadyuvante, especialmente para los pacientes con tumores limítrofes resecables, ha demostrado ser beneficiosa para aumentar la resecabilidad del tumor y mejorar los resultados de supervivencia al abordar la enfermedad micrometastásica antes de la intervención quirúrgica. En cuanto a la radioterapia, si bien su aplicación sigue siendo un tema de debate, se emplea con frecuencia para gestionar los márgenes quirúrgicos positivos después de la operación y puede facilitar una mejor resecabilidad en escenarios límite y localmente avanzados. Sin embargo, la incorporación de la quimiorradiación junto con la quimioterapia no ha demostrado una ventaja de supervivencia significativa en comparación con la quimioterapia sola, lo que ha provocado discusiones en curso sobre su papel preciso en las estrategias terapéuticas(33).

A pesar de estos avances en las terapias complementarias, el pronóstico general del cáncer de páncreas sigue siendo sombrío, con una tasa de supervivencia a 5 años que se sitúa solo en el 10%. A medida que avanza la investigación, se están investigando nuevas terapias dirigidas y modalidades inmunoterapéuticas, incluidos los inhibidores de la PARP y los anticuerpos contra la PD-1, para mejorar aún más los resultados de los pacientes. Estas terapias complementarias, cuando se integran juiciosamente con las intervenciones quirúrgicas, proporcionan una estrategia integral para tratar el cáncer de páncreas, con el objetivo de prolongar la supervivencia y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas(34).

Cáncer de colon

Los tratamientos complementarios, que abarcan la quimioterapia adyuvante, la inmunoterapia y las terapias dirigidas, son fundamentales en el tratamiento posoperatorio del cáncer de colon, en particular para mejorar los resultados de supervivencia y minimizar las tasas de recurrencia. Se ha demostrado que los regímenes de quimioterapia adyuvante, como FOLFOX (que integra 5-fluorouracilo, leucovorina y oxaliplatino) y CapEOX (capecitabina y oxaliplatino), elevan las tasas de supervivencia a 5 años entre un 20 y un 25% entre los pacientes con cáncer de colon en estadio III, lo que los convierte en una intervención posoperatoria estándar. En los casos de cáncer colorrectal metastásico, la quimioterapia sistémica sigue siendo un componente crucial, que con frecuencia se complementa con terapias dirigidas, incluidos los agentes que inhiben el bevacizumaby los que atacan el EGFR (cetuximab, panitumumab) en los tumores que poseen el gen RAS de tipo salvaje, que han demostrado prolongar eficazmente la supervivencia(35).

A pesar de estos avances, el cáncer colorrectal metastásico sigue siendo predominantemente incurable, con una tasa de supervivencia a 5 años que oscila entre el 14 y el 15%. La inmunoterapia, en particular mediante inhibidores de puntos de control como el pembrolizumab, ha demostrado un potencial alentador para prolongar la supervivencia en los pacientes con cáncer colorrectal metastásico, especialmente en aquellos que presentan deficiencias en la reparación de los desajustes y una alta inestabilidad de los microsatélites(36).

La integración del análisis del ADN tumoral circulante se está convirtiendo en un instrumento inestimable para evaluar el riesgo de recurrencia posoperatoria, lo que puede facilitar la personalización de las decisiones relacionadas con la administración de quimioterapia adyuvante. Si bien la incorporación del oxaliplatino y el irinotecán en el régimen de fluorouracilo y leucovorina ha aumentado la supervivencia media de los pacientes con cáncer colorrectal hasta casi 20 meses, las investigaciones en curso se centran en identificar nuevas terapias e inmunoterapias dirigidas, con el objetivo de obtener resultados superiores(37).

Estos enfoques terapéuticos, si bien mejoran significativamente la supervivencia y la calidad de vida de los pacientes, también subrayan la necesidad de estrategias de tratamiento más individualizadas, basadas en la composición genética del paciente y los atributos específicos del tumor(37).

Factores de riesgo y estrategia de manejo quirúrgico

La selección de los pacientes para la intervención quirúrgica en casos de neoplasias malignas del páncreas y el colon requiere una evaluación integral del riesgo quirúrgico, que debe incorporar las afecciones comórbidas existentes, ya que influyen significativamente en la optimización de los resultados postoperatorios. Las metodologías preoperatorias, como la prerehabilitación, tienen como objetivo aumentar las reservas fisiológicas y mejorar la capacidad de los pacientes para soportar el estrés quirúrgico. No obstante, es esencial realizar más investigaciones para dilucidar a fondo los efectos de estas intervenciones en los resultados asociados a procedimientos quirúrgicos específicos(38).

En cuanto a las metodologías quirúrgicas, la adopción de técnicas mínimamente invasivas, incluidas las cirugías laparoscópicas y robóticas, ha ido aumentando progresivamente en el tratamiento de los cánceres de páncreas y colon, principalmente debido a las posibles ventajas que presentan con respecto a los enfoques quirúrgicos abiertos tradicionales. Estos beneficios incluyen la reducción de las hemorragias, la reducción de las estadías hospitalarias y la aceleración de los períodos de recuperación. Sin embargo, estas técnicas requieren una experiencia considerable y, por lo general, se ejecutan en instituciones con un elevado volumen de casos(39).

En el contexto del cáncer de páncreas, la pancreatoduodenectomía laparoscópica ha demostrado resultados comparables a corto y largo plazo cuando se yuxtapone con la duodenectomía pancreática abierta, acompañada de beneficios notables, como el aumento de las tasas de resección R0 y la posibilidad de iniciar la quimioterapia adyuvante de manera más oportuna. Sin embargo, la pancreatoduodenectomía laparoscópica está relacionada con duraciones quirúrgicas prolongadas y una curva de aprendizaje pronunciada, lo que subraya la necesidad de equipos quirúrgicos capacitados con destreza(40).

Por el contrario, en el ámbito del cáncer de colon, las técnicas mínimamente invasivas también han mostrado resultados oncológicos comparables a los de los procedimientos quirúrgicos abiertos, además de las ventajas adicionales de una recuperación más rápida y una reducción de las complicaciones. A pesar de estos méritos, no existen disparidades significativas en las tasas de supervivencia entre las estrategias abiertas y las mínimamente invasivas, lo que enfatiza la naturaleza crítica de la selección meticulosa de los pacientes y la competencia del equipo quirúrgico para determinar la modalidad quirúrgica más adecuada(39). La integración de técnicas mínimamente invasivas en el tratamiento quirúrgico de los cánceres de páncreas y colon sigue siendo un campo en evolución. Es imprescindible realizar más investigaciones para mejorar los resultados de los pacientes y ampliar la aplicabilidad de estas estrategias quirúrgicas(41).

Conclusiones

La intervención quirúrgica constituye una piedra angular fundamental en el enfoque terapéutico de las neoplasias pancreáticas y colorrectales; sin embargo, los resultados de supervivencia a largo plazo se ven significativamente influenciados por factores como el momento del diagnóstico, la viabilidad de la resección del tumor y la incidencia de complicaciones posoperatorias. En el contexto del cáncer de páncreas, los procedimientos quirúrgicos mejoran notablemente las tasas de supervivencia, aunque las posibilidades de curación siguen siendo limitadas debido a que las presentaciones se presentan en estadios avanzados. La incorporación de la quimioterapia neoadyuvante ha arrojado resultados alentadores, pero sigue existiendo una necesidad apremiante de mejorar el tratamiento de las complicaciones posquirúrgicas para optimizar aún más el pronóstico de los pacientes.

En el caso del cáncer colorrectal, se reconoce que la resección quirúrgica oportuna es la modalidad de tratamiento más eficaz, ya que se correlaciona con una mejora de las tasas de supervivencia a los cinco años, especialmente durante las etapas iniciales de la enfermedad. Las técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas ofrecen ventajas, como una recuperación más rápida y una reducción de las tasas de complicaciones; sin embargo, los resultados oncológicos siguen siendo comparables a los que se obtienen con los abordajes quirúrgicos abiertos convencionales. La administración de la quimioterapia adyuvante es vital para el tratamiento del cáncer colorrectal, aunque su eficacia depende de variables como el estadio del cáncer y el perfil molecular del tumor.

Tanto en el cáncer de páncreas como en el colorrectal, la pronta detección y la intervención quirúrgica adecuada son fundamentales para mejorar las tasas de supervivencia. Sin embargo, es imperativo persistir en la exploración de nuevas vías terapéuticas y en el perfeccionamiento de las técnicas quirúrgicas para ofrecer a los pacientes un pronóstico más favorable.

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