Infección por varicela en el embarazo. Reporte de un caso clínico
La Varicela es una enfermedad infecto-contagiosa de etiología vírica frente a la que el 90-98% de la población tiene inmunidad residual. La primoinfección por este virus se manifiesta clínicamente como un exantema vesiculoso, albergando la posibilidad de recurrencia tras un periodo de latencia, tras el cual se manifestará en forma de erupción cutánea localizada en un determinado dermatoma, llamándose Herpes Zoster.
Infección por varicela en el embarazo. Reporte de un caso clínico
AUTORES
Estibaliz Laga Cuen (1)
Tamara Arias Cortés (1)
Marta Santiago Sancho (1)
Rebeca Gil Losilla (1)
Lucia-Soraya Sánchez Fernández (1)
(1): Enfermera Especialista en Obstetricia y Ginecología / Matrona.
RESUMEN
Dada su elevada prevalencia entre la población infantil, los casos de primoinfección en el embarazo son poco frecuentes, aunque no exentos de complicaciones tanto maternas como fetales que requieren de un correcto diagnóstico y tratamiento.
En este artículo se presenta un caso clínico de Varicela en el tercer trimestre de gestación que se resolvió de manera satisfactoria tras un adecuado tratamiento.
PALABRAS CLAVE: varicela, embarazo, tratamiento, profilaxis.
INTRODUCCIÓN
La varicela es una enfermedad infecto-contagiosa exantémica causada por un herpesvirus del género Varicellovirus y la subfamilia Alphaherpesvirinae. Es un DNA-virus de elevada contagiosidad, que se trasmite por vía respiratoria y principalmente a partir de las partículas presentes en las lesiones cutáneas que provoca. Se presenta en brotes epidémicos preferentemente a finales de invierno y afecta en el 90% de los casos a menores de 3 años.1-3
La infección por este virus se manifiesta clínicamente como un exantema vesicular conocido como varicela. En el curso de esta infección el virus pasa desde las terminaciones nerviosas sensoriales al ganglio correspondiente, permaneciendo allí en estado latente. En el ganglio el virus puede replicarse y posteriormente extenderse centrípetamente por las terminaciones nerviosas sensoriales al dermatoma cutáneo correspondiente, provocando allí una erupción cutánea vesiculosa llamada Herpes Zoster. 1-5
Se llega a la conclusión de que la varicela es la primoinfección por el virus Varicela-Zoster (VVZ), mientras que la reinfección por el mismo virus origina el Herpes Zoster.1-5
Debido a su elevada prevalencia el 90-98% de la población adulta presenta inmunidad residual, por lo que los casos de primoinfección en el embarazo son poco frecuentes, entre 2-3 por 1000.5
El periodo de incubación es de 13 a 17 días y produce 2 periodos de viremia: el primero a los 4-6 días de contagio y el segundo a los 10-14 días, 2 días antes de la aparición del exantema. El periodo de máxima contagiosidad (también intrauterina) va desde la 2ª viremia hasta la fase costrosa (desde 48h antes de la erupción hasta 5-7 días de su inicio).2-5
La erupción cutánea máculo-pápulo-vesiculosa característica se inicia generalmente en la cara y se extiende hacia el tronco y abdomen, acompañada de fiebre generalmente leve.
Los adultos desarrollan complicaciones de la varicela con una frecuencia 25% mayor que los niños, siendo las más comunes la neumonía por VVZ (10-15% de los casos, siendo la más frecuente), la encefalitis y la hepatitis. En adultos inmunodeprimidos la infección puede ser muy grave. A pesar de que el riesgo es bajo, el contacto con lesiones de herpes zoster también puede producir el contagio de la varicela en personas no inmunes.1-5
La aparición del VVZ en el embarazo es poco frecuente (0’2%-0’7%). Los riesgos para la gestante son desarrollar una varicela severa o una neumonía varicelatosa. El riesgo de transmisión vertical hasta las 24 semanas es del 10-15% pero es más elevado en el tercer trimestre.1,2,5,6
Si el contagio se produce en el primer o segundo trimestre el feto puede desarrollar síndrome de varicela congénita, y en el periodo periparto presentar varicela diseminada. 1,2,5,6
El síndrome cursa con lesiones cicatriciales cutáneas localizadas en dermatomas, lesiones musculoesqueléticas (hipoplasia de miembros), enfermedad ocular (microoftalmia, coriorretinitis, catarata) y anomalías esfinterianas intestinales y urinarias. También puede producir otras anomalías graves menos específicas como CIR y defectos del sistema nervioso central (SNC) (atrofia cortical, retraso mental, convulsiones) con una mortalidad del 30%.
Los hijos de madre con varicela durante la gestación, principalmente a partir de las 20 semanas, tienes riesgo de presentar algún episodio de herpes-zoster en los primeros 2 años de vida (3.8%).
El diagnóstico prenatal de la varicela congénita se realiza por ecografía y mediante funiculocentesis para detectar la presencia del virus y de anticuerpos específicos contra él en la sangre fetal, pero la respuesta inmunitaria fetal no se produce hasta las 20-24 semanas de gestación. La biopsia corial y la demostración de la presencia del virus mediante técnicas de PCR indicarán que se ha producido una infección placentaria tras la infección materna, pero este hallazgo no permite confirmar la existencia de una infección fetal. Se ha indicado que la determinación de los niveles de alfafetoproteína y acetil-colinesterasa en líquido amniótico y en sangre materna pueden resultar útiles para detectar los casos en los que existan lesiones dérmicas o lesiones de los nervios.6
En los recién nacidos el aislamiento del virus en el líquido de las lesiones vesiculares será la mejor prueba diagnóstica. En los casos de infecciones congénitas por virus de la varicela subclínicas el único procedimiento diagnóstico para demostrar la existencia de la infección son las que valoraran la posible respuesta inmunológica frente al virus.7-10
Los marcadores ecográficos de afectación fetal serían: defectos en extremidades, calcificaciones de tejidos blandos, microcefalia, hidrocefalia, porencefalia, anomalías del córtex cerebral, focos ecogénicos en sistema nervioso central (SNC), intestinos o pulmones; CIR, polihidramnios o placentomegalia. 6-10
Ante la sospecha de una gestante con varicela se deberá proceder al ingreso con aislamiento del resto de gestantes, colocación de una mascarilla, exploración clínica y comprobación mediante serología del contagio. Se valorará el inicio de tratamiento con Aciclovir en domicilio o ingreso, dependiendo de los criterios, así como de tratamiento sintomático. Si se decide alta a domicilio, se darán instrucciones de nueva consulta (fiebre