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Influencia de la religión en el proceso de salud-enfermedad-atención

Para dichos autores, “la práctica religiosa de la plegaria, el rezo o la oración puede influenciar positivamente la salud mental produciendo efectos positivos a través de emociones y estados afectivos que pueden promover actitudes de esperanza, perdón, aumento de la autoestima, paz, bienestar, amor y compasión”.

Yoffe (2006), en su investigación, hace referencia a que los sujetos religiosos entrevistados ponían especial énfasis en señalar la importancia de:

–            Sus sentimientos de religiosidad, su fe y las creencias de su propio credo religioso para otorgar un sentido al sufrimiento, a la muerte y a la pérdida del ser querido fallecido.

–            Al uso de ciertas prácticas como el recitado de plegarias, rezos y oraciones como recursos que podían promover sentimientos y estados positivos de paz, seguridad, calma, compasión, paciencia, esperanza, etc.

–            La participación en servicios religiosos grupales como modos de sentir la compañía de los otros y disminuir los sentimientos de soledad, tristeza y dolor.

–            La importancia del apoyo y el acompañamiento emocional, intelectual y/o práctico de parte de familiares y/o amigos.

  • El apoyo espiritual recibido de los compañeros del grupo religi

–            El apoyo cognitivo, emocional y espiritual brindado por los representantes de credos religiosos.

Este tipo de ayuda espiritual puede ser considerado como un tipo de asistencia que permite a las personas religiosas que atraviesan duelos por pérdida de sus seres queridos lograr una mayor comprensión del sentido de la vida y estimular en ellos una conexión más positiva consigo mismos y con los demás.

Finalmente, Pargament y Brant (1988) explican que

Aunque las creencias y las prácticas religiosas no están reservadas solamente para los momentos de pérdida y dolor, las personas se dirigen hacia la religión en busca de ayuda en aquellas situaciones de la vida que son más estresantes. Muchos de los mecanismos religiosos parecen estar diseñados específicamente para ayudar a las personas en sus momentos más difíciles de su vida”.

Por lo tanto, hemos considerado que las distintas creencias y prácticas de las diferentes religiones son promotoras de efectos positivos en la salud ya que pueden disminuir el estrés o actuar proviniéndolo. Este punto de vista, lo comparten muchos de los autores estudiados como es el caso de Shafranske (1996) que consideró “la religión como fuente potencial de salud mental” o como según Yoffe (2006) “en las personas religiosas, sus creencias actúan como medidas protectoras de conductas adictivas negativas”.

La vejez es la etapa de la vida donde la muerte adquiere un sentido personal mayor, es por este motivo que es en esta etapa, tal y como comenta Ortiz (1998) citada por González (2004), “donde la religión alcanza una especial importancia en el desempeño de su rol como soporte a la salud”. La religiosidad permite a los ancianos aceptar de una manera más positiva y llevadera el proceso de envejecimiento, la enfermedad y el sufrimiento, la esperanza y sentido de trascendencia entre la vida y la muerte. De esta manera les fortaleza y mantienen una autoestima más alta que aquellas personas que no se aferran a la religión.

Pero, es cuando la salud de las personas se ve quebrantada cuando muchas de estas se acercan a la religión como forma de afrontar esta situación estresante. Como comenta Hamui (2009) “la religión da sentido a lo cotidiano ante la irrupción de lo inesperado. En la enfermedad ante la incertidumbre se pierde el sentido y se requiere de esquemas culturales capaces de restaurar el orden, uno de ellos es el religioso”. Pero la religión no siempre aporta bienestar, como afirma González (2004) “Puede derivarse de ella influencias negativas al originar entre sus seguidores sentimientos de culpa, miedo, ansiedad, reducción del control interno sobre sus decisiones de salud, entre otros”.

Actuación del personal sanitario

Al ser la enfermedad un estado preliminar entre la vida y la muerte, surgen intermediarios entre los dioses y los hombres: curanderos-sacerdotes, hechiceros, curas, etc. que pretenden influir para cambiar el curso de los acontecimientos. Para ello recurren a diversos actos, rituales y objetos, que constituyen un rico material simbólico.

Más concretamente en el cristianismo como vemos en la reflexión de González (2004) podemos decir que:

se enfatiza el aspecto ético del proceso de padecer y la asistencia a los enfermos, se exalta el sentimiento de ayuda, la condición igualitaria en el trato, el valor del consuelo, la asistencia médica más allá de las posibilidades de curación, la atención gratuita por caridad, la valoración a la vez moral y terapéutica de la convivencia con el dolor y la incorporación de prácticas religiosas como la oración y la unión sacramental”.

Y según Henderson, 1971, citado por Campo, 2006, añadimos que:

El respeto a las necesidades espirituales del paciente y la ayuda para que pueda satisfacerlas forman parte de los cuidados básicos de Enfermería, en toda clase de circunstancias. Si las prácticas religiosas son esenciales para el bienestar del hombre en estado de salud, son todavía más indispensables en caso de enfermedad”.

Según Gonzalo (2003) “Si la Religión juega un papel importante en la evolución de la enfermedad, es natural que, como decía Cox, el médico trate de este tema en la conversación con aquellos enfermos en los que se ve que su situación anímica requiere mayor profundización”(Cox, 1994, citado por Sanz, 2003). Según señala González (2004) “identificar la religión, al igual que la edad, el género, la ocupación y la escolaridad debe ser tenida en cuenta, porque como los restantes, condicionan el estilo de vida” para muchas personas. “Pues mientras más conocimientos se tenga sobre éstas y otras cogniciones que la acompañan mayor colaboración y resultado obtendrá en cualquier nivel de atención en el que se trabaje”. Todos los profesionales sanitarios deben respetar la espiritualidad del paciente, aunque estos no la compartan, ya que las creencias, la espiritualidad de los enfermos puede ser una estrategia para hacer frente a su enfermedad.

Y es por este motivo, por la importancia que tiene la religión para gran parte de la población, que los profesionales sanitarios deben abordar este aspecto como cualquier otro. Es de vital importancia ser receptivo a miedos, sentimientos, creencias, valores… enfocando holísticamente a la persona incluyendo lo físico, lo emocional, lo social y lo espiritual. Con lo cual sería conveniente movilizar los recursos necesarios para cubrir todas las necesidades del enfermo, entre las que se encuentran las espirituales.

CONCLUSIÓN

La religión es un sistema de creencias prácticas, rituales y símbolos que permiten el afrontamiento activo del proceso de salud-enfermedad-atención, utilizando creencias y comportamientos religioso que previenen y/o alivian las consecuencias negativas, facilitando la resolución de problemas. La religión da a la persona esperanza, fuerza y valor para ser optimista y esperar lo mejor, repercutiendo positivamente en su fisiología, ayudándolos a vivir, aportándoles tranquilidad y seguridad durante su padecer aunque también pueda ser una fuente de dolor al pensar que Dios les ha castigado o los ha abandonado.

El respeto a las necesidades espirituales forma parte de los cuidados básicos de un paciente. Los profesionales sanitarios deben respetar la espiritualidad ya que forma parte de sus valores, creencias y prácticas culturales, pudiendo llegar a ser una estrategia efectiva para lidiar con la enfermedad.

LIMITACIONES DEL ESTUDIO

Hemos encontrado problemas a la hora de hacer la búsqueda bibliográfica ya que la mayoría de las referencias estaban en un idioma desconocido por el equipo y tampoco hemos encontrado información útil del Opus-Dei en relación con el proceso de salud-enfermedad-atención. Por todo ello sugerimos una posible línea de investigación encaminada a conocer el proceso de salud-enfermedad-atención según el Opus-Dei.

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