Intento suicida: factores psicosociales más frecuentes en adolescentes
Autora principal: Gabriela Guadalupe Mendivil Rodríguez
Vol. XX; nº 23; 1113
Suicide attempt: most frequent psychosocial factors in adolescents
Fecha de recepción: 14 de noviembre de 2025
Fecha de aceptación: 3 de diciembre de 2025
Fecha de publicación: 12 de diciembre de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 23 – Primera quincena de Diciembre de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 23; 1113 – DOI: https://doi.org/10.64396/23-1113 – Cómo citar este artículo
Autores:
Gabriela Guadalupe Mendivil Rodríguez. Instituto Mexicano del Seguro Social, Hospital General de Zona no. 20 «La Margarita», Servicio de Psiquiatría. Heroica Puebla de Zaragoza, Puebla, México. ORCID: https://orcid.org/0000-0001-7297-4267
Vianey Sánchez Salmerón. Instituto Mexicano del Seguro Social, Unidad Médica Familiar No. 12, Servicio de Psiquiatría. Puebla, México. ORCID: https://orcid.org/0009-0004-0157-2817
Minou del Carmen Arévalo Ramírez. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Área de Ciencias Médicas e Investigación, Departamento de Psiquiatría. Heroica Puebla de Zaragoza, Puebla, México. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-5341-4464
Resumen
Introducción: La incidencia de intentos de suicidio alcanza su punto máximo durante la adolescencia y ha aumentado considerablemente en los últimos 10 años en México. Las características del suicidio en adolescentes son muy diversas, y no pueden atribuirse a un solo factor, ya que en cada caso influyen múltiples elementos de riesgo psicosociales.
Objetivo: El objetivo del presente estudio fue determinar los factores psicosociales más frecuentes en el intento suicida en adolescentes.
Material y métodos: estudio descriptivo. Se incluyeron 245 adolescentes de ambos sexos de 11 a 17 años de edad, que ingresaron al servicio de urgencias por intento de suicidio. Se les realizó historia clínica completa con evaluación por psiquiatría para definir trastornos previos del estado del ánimo, antecedente de consumo de sustancias, red de apoyo adecuada, y antecedente de violencia.
Resultados: Se estudiaron 107 hombres y 138 mujeres con media de edad de 13, con una desviación estándar de ± 2.05 años, siendo la edad más incluida los 15 años. El 49.8% reportó el antecedente de violencia psicológica, el 96.32% tuvo el diagnóstico previo de algún trastorno del estado del ánimo, siendo la ansiedad y la depresión los diagnósticos más frecuentes. El 22.8% de los pacientes presentaba antecedente de consumo perjudicial de sustancias, siendo el alcohol la más consumida. Solo el 16.7% de los adolescentes tenía una red de apoyo efectiva compuesta por familiares o amigos.
Conclusión: Según los resultados de este estudio, los factores que llevan a los adolescentes al intento suicida son mayormente prevenibles lo que abre un área de oportunidad a la creación de protocolos y estrategias de prevención primaria, secundaria y terciaria en el tratamiento de adolescentes con intento suicida.
Palabras clave
Intento de suicidio, factores sociales, adolescente, factores de riesgo.
Abstract
Introduction: The incidence of suicide attempts peaks during adolescence and has increased considerably in the last 10 years in Mexico. The characteristics of suicide in adolescents are highly diverse and cannot be attributed to a single factor, as multiple psychosocial risk elements are involved in each case.
Objective: The objective of this study was to determine the most frequent psychosocial factors in suicide attempts among adolescents.
Materials and methods: This was a descriptive study. 245 adolescents of both sexes, aged 11 to 17 years, who were admitted to the emergency department for suicide attempts, were included. A medical history was taken, and psychiatric evaluation was performed to define previous mood disorders, history of substance use, adequate support network, and history of violence.
Results: 107 males and 138 females were studied, with a mean age of 13 years and a standard deviation of ± 2.05 years. The most frequent age was 15 years. 49.8% reported a history of psychological violence. 96.32% had a prior diagnosis of some mood disorder, with anxiety and depression being the most frequent diagnoses. 22.8% of the patients had a history of harmful substance use, with alcohol being the most consumed. Only 16.7% of adolescents had an effective support network composed of family or friends.
Conclusion: According to the results of this study, the factors that lead adolescents to attempt suicide are mostly preventable, which opens an opportunity for the creation of suicide prevention protocols and strategies at the primary, secondary and tertiary levels in the treatment of adolescents with suicide attempts.
Keywords
Suicide attempt, social factors, adolescent, risk factors.
Introducción
La Organización Mundial de la Salud define el suicidio como «el acto consciente de poner fin a la propia vida». Los comportamientos suicidas incluyen una variedad de etapas, que van desde pensar en suicidarse y planificarlo, hasta intentar suicidarse y, finalmente, llevar a cabo el acto de suicidio consumado(1). El suicidio representa un grave problema de salud pública a nivel mundial. Más de 700.000 personas al año se suicidan en el mundo, lo que corresponde a una muerte cada 40 segundos. Además, existe evidencia de que por cada adulto que murió por suicidio, es probable que se hayan producido más de 20 intentos de suicidio. Cabe señalar que las tasas de mortalidad por suicidio presentan disparidades importantes entre distintos grupos demográficos. En términos globales, las muertes por suicidio se observan con mayor frecuencia en individuos menores de 50 años. Los países de ingresos medios y bajos registran la mayor proporción de muertes por suicidio, representando aproximadamente el 77% de todos los casos a nivel mundial(1,2). Un fenómeno especialmente preocupante es que los intentos de suicidio alcanzan su mayor incidencia durante la adolescencia, con una tasa del 15%, seguidos de un 7% en niños de edad escolar(3,4). Por lo tanto, en este contexto, el suicidio destaca como una de las principales causas de muerte entre adolescentes en todo el mundo.
En el contexto de México, durante más de cuatro décadas, la tasa de suicidio ha mostrado un incremento constante, multiplicándose casi cinco veces desde 1970 hasta 2015, con un marcado énfasis en el suicidio en adolescentes(5). En la actualidad, en México el suicidio representa la tercera causa de muerte en niños y adolescentes entre 10 y 14 años, y la segunda causa de muerte en adolescentes de 15 a 19 años.
Es crucial reconocer que el suicidio en adolescentes posee características distintivas respecto a los adultos. En la actualidad, las investigaciones en el campo de las neurociencias han avanzado significativamente hacia una mejor comprensión del desarrollo neurobiológico durante la adolescencia. Los adolescentes tienen un mayor grado de conductas impulsivas, con propensión a correr riesgos y dificultades para regular sus emociones, debido a procesos de maduración neurológica y vulnerabilidad propia de su edad, que incrementan el riesgo de comportamiento suicida. Así mismo, su juicio puede estar afectado por su relativo nivel de inmadurez, con una tendencia a malinterpretar señales sociales y tomar decisiones poco acertadas(1,6,7).
La investigación científica en el campo de la depresión infantojuvenil ha avanzado considerablemente en las últimas décadas, lo que ha permitido descartar concepciones erróneas, incluyendo la negación de su existencia, la banalización de su incidencia y prevalencia, la minimización de su impacto y consecuencias, la idealización de la infancia y adolescencia como etapas sin problemas mentales significativos, así como la falsa creencia de que el tiempo por sí solo resolverá el problema(6). Actualmente los datos actuales confirman que los trastornos depresivos constituyen uno de los trastornos psiquiátricos más comunes en la población infantojuvenil y representan factores de riesgo significativos para el desarrollo posterior de trastornos psicopatológicos crónicos y graves en la edad adulta, tanto como el suicidio durante la infancia, la adolescencia y la edad adulta(6,8,9,10).
La presencia de ideación suicida y los intentos de suicidio son clínicamente relevantes en sí mismos, ya que la experiencia de pensamientos y acciones suicidas en la niñez está consistentemente relacionada con una peor salud mental en comparación con quienes no experimentaron tales pensamientos o comportamientos(11,12). De igual manera, sabemos que existe una mayor asociación entre los trastornos mentales previos, diagnóstico de trastorno depresivo, trastornos de la personalidad, trastornos de ansiedad y trastornos por consumo de sustancias y el intento suicida(13,14). Además sabemos que en los intentos de suicidio influyen factores psicosociales diversos que varían de caso a caso, como pertenecer a un núcleo familiar disfuncional, ser víctima o testigo de violencia física o psicológica, falta de redes de apoyo, problemas con el rendimiento escolar o con las relaciones interpersonales, entre otros(15,16).
Por lo que el objetivo de este estudio fue determinar cuáles son los factores psicosociales que se presentan con mayor frecuencia en el intento suicida en adolescentes.
Metodología
La presente investigación fue sometida a evaluación y autorización por parte del Comité Local de Ética e Investigación en Salud, obteniendo el número de registro R-2022-2104-057. Se realizó un estudio descriptivo, transversal y retrospectivo con una estrategia de muestreo no probabilística, por conveniencia, en donde se incluyeron a 245 pacientes de 11 a 17 años que acudieron al servicio de urgencias del Hospital General de Zona No. 20, Puebla, Puebla, México, con el antecedente de intento de suicidio por intoxicación, corte, precipitación, ahorcamiento o herida por proyectil de arma de fuego en el periodo de marzo del 2016 a marzo del 2022, a los que se les haya realizado historia clínica completa con evaluación del servicio de psiquiatría en donde se definieron trastornos previos del estado del ánimo, antecedente de consumo de sustancias o algún tipo de violencia intrafamiliar. Se excluyeron aquellos que no contaban con evaluación psiquiátrica. Se analizaron las variables de sexo, edad, antecedente de violencia, red de apoyo, antecedente de consumo de sustancias, tipo de sustancia consumida y diagnóstico psiquiátrico previo. Los datos se analizaron utilizando el paquete estadístico SPSS, en su versión 24, IBM, y se realizaron análisis descriptivos de frecuencias y porcentajes para las variables categóricas, media y desviación estándar para las variables numéricas. Figura 1.
Resultados
Se estudiaron un total de 245 adolescentes con rango de edad de 11 a 17 años, de los cuales 138 fueron del sexo femenino y 107 del sexo masculino, con una edad media de 13.51 ± 2.405 años. En la Figura 1 se muestra el flujograma de selección de pacientes.
La edad menos frecuente de dichos pacientes fue de 14 años, representando un 9.4% de la muestra, mientras que las más frecuentes fueron 11, 13, 15 y 12 años de edad representando el 16.3%, 16.3%, 16.7% y 13.1% respectivamente. Se muestra en el Cuadro I.
Se encontró que hasta el 96.32% del total de la muestra tenían el diagnóstico previo de un trastorno del estado del ánimo, siendo el más frecuente el trastorno de ansiedad. En la Figura 2 se observa con mayor detalle la proporción de pacientes con antecedente de depresión y ansiedad previo al episodio, desglosado por sexo.
En cuanto al antecedente de haber sufrido violencia, se determinó que la violencia psicológica fue la más frecuentemente presentada por nuestra muestra de pacientes, presentándose hasta en el 49.8% de ellos, seguido de la violencia física con 38.8%, 13% reportó violencia sexual y 7.3% reportó violencia económica. Figura 3.
En el Cuadro II, que muestra el número de adolescentes con consumo de sustancias según sexo y edad, podemos ver que el consumo perjudicial de sustancias se encontró en 56 de los adolescentes estudiados, representando el 22.8% del total de la muestra. Siendo el alcohol la sustancia más consumida. Se encontró que los pacientes adolescentes con una red de apoyo efectiva compuesta por familiares o amigos solo representan el 16.7% del total de la muestra, siendo este uno de los factores de riesgo mayormente encontrado en la población estudiada.
Discusión
Este estudio identificó que la población adolescente que acude al servicio de urgencias en la región Puebla, Puebla por intento suicida suele ser en su mayoría del sexo femenino, en un 56.3% con respecto al sexo masculino. Esto se correlaciona con lo que reporta la literatura internacional y nacional de que si bien es cierto que los hombres tienen un suicidio consumado más frecuente, las mujeres jóvenes suelen reportar mayor frecuencia de ideación suicida e intentos de suicidio(17,18).
La literatura nos dice que el intento suicida es predominante en el grupo de 13 a 15 años de edad,(17) la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2022 mostró que 7.6% de la población adolescente de 10 a 19 años, ha tenido ideación suicida alguna vez, teniendo el reporte más alto en jóvenes de 15 años con un 13.5%, y la mayor prevalencia de ideación suicida la registraron adolescentes mujeres de 10 a 19 años, alcanzando el 9.7% en comparación con 5.6% en hombres de ese mismo grupo de edad(18). Lo cual se correlaciona con la población incluida en el estudio, debido a que la edad más frecuente de intento suicida fue a los 15 años, afectando con mayor frecuencia al sexo femenino.
La mayoría de los jóvenes con autolesión, planes o intentos de suicidio tiene trastornos de salud mental preexistentes.(19) De las comorbilidades psiquiátricas asociadas a intento suicida, fue la ansiedad y la depresión las que se reportaron más frecuentemente en este estudio, sin embargo, este dato puede verse afectado por el sesgo de información, debido a que hubo pacientes que no se encontraban en seguimiento por psiquiatría, y el diagnóstico fue hecho posterior al intento. A diferencia de lo esperado, en la muestra estudiada la depresión clínica solo estaba presente en el 26.5% de los adolescentes con intento suicida, en contraste con lo reportado en la literatura(13,14,19,20). Sin embargo, una revisión sistemática en adolescentes en EEUU en 2021 encontró una prevalencia de ideación suicida del 19.8%, intentos de suicidio del 8.9% y planes de suicidio del 15.7% en los adolescentes, de los cuales solo una minoría tenía trastornos del estado del ánimo concomitante asociados(12). La ansiedad es un factor de riesgo importante y un antecedente para la conducta y la ideación suicida,(21) si bien en nuestra muestra no se desglosó más el tipo de trastorno de ansiedad que presentaban los adolescentes, pudimos demostrar en este grupo de pacientes que es un antecedente que se presenta previo al intento suicida en más de la mitad de nuestra muestra de pacientes.
Otros factores psicosociales estudiados fue el antecedente de haber sido víctima de violencia, ya que se sabe que las adversidades infantiles y familiares, como el abuso sexual o físico son significativamente más frecuentes entre niños y adolescentes con conductas suicidas(22,23). Es de gran importancia mencionar que la violencia psicológica puede manifestarse de diversas formas, incluyendo insultos, comparaciones desfavorables, agresión verbal, desvalorización o la ausencia de atención a las necesidades básicas de afecto, seguridad y protección del niño o adolescente. En nuestro estudio se encontró que la violencia psicológica fue el antecedente de violencia reportada con mayor frecuencia en el grupo de estudio, convirtiéndose así en el factor psicosocial mayormente presentado por dichos adolescentes. La violencia física estuvo presente en casi el 40% de los pacientes, sin embargo, la violencia sexual solo representó un 13% del total de la muestra, lo que pudiera explicarse debido a que este tema resulta muy complejo de abordar para los adolescentes y puede que no haya suficiente confianza con el médico tratante para abordarlo en una primera evaluación, por lo que, este dato es muy probable que se vea influenciado por el sesgo de información.
El consumo de sustancias suele comenzar durante la adolescencia y diversos estudios han señalado que tiene una asociación importante con la ideación suicida,(24,25) por lo que es pertinente estudiar dicha asociación en los casos en los que se presentó intento suicida en dicha población. En el caso de nuestra población estudiada, se encontró que el 22.8% de los pacientes reportó el consumo de sustancias previo al intento suicida, lo que representa un dato no menor, sobre todo porque se ha reportado que el consumo de sustancias no solo se asocia con intentos suicidas fallidos, sino que también aumenta el riesgo de suicidio consumado, lo cual ha llevado a considerarlo como un factor de riesgo significativo por sí mismo(25). La sustancia más comúnmente consumida fue el alcohol, y el rango de edad más frecuente fue entre los 15 y 16 años, lo cual resulta verdaderamente alarmante. Cabe destacar que un factor adicional que muy probablemente influya en este comportamiento es que la edad mínima para comprar o consumir alcohol en México es de 18 años y en la práctica, la aplicación de esta ley no suele ser muy estricta ni ser una prioridad de las autoridades, por lo que puede facilitar el acceso al alcohol por los menores de edad. Además, es esencial considerar el contexto cultural mexicano, donde se ha normalizado en gran medida el consumo de alcohol en menores de edad, así como el consumo de otras sustancias ilegales.
Como sabemos y se ha demostrado ampliamente, la red de apoyo adecuada es fundamental en los casos de intento suicida y se considera un factor protector para su evolución(26,27). Al analizar los datos obtenidos del expediente clínico del servicio de psiquiatría, notamos que la mayoría de los adolescentes se encontraban sin una red de apoyo efectiva, la cual se define como la vinculación interpersonal del adolescente con personas que comprenden su círculo de relaciones sociales y le brindan la ayuda emocional y material con la que puede contar ante un problema, ya sea que se trate de amigos, compañeros de escuela o familiares. Y son muy pocos los que reportaron tener una red de apoyo efectiva. Ahondando en este tema, encontramos que muchos de los adolescentes incluidos en el estudio se encontraban en un ambiente de disfunción familiar, conflictos con pares en los contextos comunitarios y educativos, maltrato como víctimas de bullying, acoso o discriminación de compañeros y otros agentes educativos, entre otros problemas que fomentan un sentimiento de aislamiento. Mucha de la bibliografía revisada ha identificado que la percepción de apoyo social es clave en determinar el riesgo de suicidio de un adolescente con dificultades emocionales(26,27,28). Considerando que la etapa de la adolescencia en sí implica un periodo de crecimiento y desarrollo caracterizado por una intensa experiencia emocional, es claro por qué la vulnerabilidad psicológica es tan marcada en esta etapa. Estos hallazgos subrayan la importancia de que los adolescentes tengan acceso a redes de apoyo sólidas dentro y fuera del hogar, en sus centros educativos, así como en entornos comunitarios y sociales.
Conclusiones
Con este estudio se lograron identificar las características particulares que presentan los adolescentes que acuden al servicio de urgencias por intento suicida en el Hospital General de Zona No. 20 «La Margarita», Puebla, Puebla, México.
Estos importantes resultados permiten evidenciar cómo los intentos suicidas en adolescentes están determinados por una serie de factores psicosociales de gran relevancia. Entre los factores más comunes se encuentran la presencia de trastornos de salud mental preexistentes, particularmente la ansiedad, el antecedente de haber sido víctima de violencia, especialmente la violencia psicológica, el consumo perjudicial de alcohol u otras sustancias, así como la falta de una red de apoyo adecuada compuesta por familiares, amigos, maestros u otros adultos significativos en la vida del adolescente.
Es crucial, a la luz de estos hallazgos, que se establezcan estrategias de prevención tanto primaria como secundaria ya que resultados como estos abren un área de oportunidad a trabajar con los factores de riesgo mencionados. También se vuelve fundamental el desarrollo de protocolos clínicos estructurados para la evaluación integral de cada adolescente que presente un intento suicida, así como un abordaje terapéutico individualizado, el seguimiento continuo tras el egreso hospitalario y la coordinación multidisciplinaria para ofrecer atención integral al paciente y su familia.
En este contexto, la prevención adquiere un papel protagónico. No solo se trata de actuar una vez que el riesgo es evidente, sino también de eliminar o mitigar los factores de riesgo antes de que se desarrollen conductas suicidas. Esto implica promover espacios educativos y familiares seguros, donde los adolescentes se sientan escuchados y valorados, fomentar la educación en salud mental desde edades tempranas, así como capacitar a docentes, padres y personal de salud para detectar señales tempranas de sufrimiento emocional en los jóvenes.
Conflicto de interés
No hay conflictos de interés que afecten este estudio. La investigación se realizó de manera objetiva y sin influencia de intereses personales o financieros.
Ver anexos
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Declaración de buenas prácticas:
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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