Intervenciones de enfermería para la prevención de úlceras por presión
Autora principal: Ana María Luca Simón
Vol. XX; nº 17; 909
Nursing Interventions for the Prevention of Pressure Ulcers
Fecha de recepción: 27 de julio de 2025
Fecha de aceptación: 30 de agosto de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 17 – Primera quincena de Septiembre de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 17; 909
Autores:
Ana María Luca Simón, Enfermera Especialidad HOP Teruel
Marta Gascón Sánchez, Enfermera Especialidad HOP Teruel
Irene Sanz Gómez, Enfermera Especialidad HOP Teruel
Irene Torán Bellido, Enfermera Especialidad HOP Teruel
Andrea Ibáñez Romero, Enfermera Especialidad HOP Teruel
Patricia Cortés Egeda, Enfermera Especialidad HOP Teruel
Resumen
Las úlceras por presión (UPP), también denominadas lesiones por presión, representan un importante reto en la práctica clínica, tanto en el ámbito hospitalario como en el domiciliario. Estas lesiones afectan gravemente la calidad de vida del paciente, incrementan la morbilidad, prolongan la estancia hospitalaria y elevan significativamente los costos sanitarios. La enfermería desempeña un papel fundamental en la identificación temprana del riesgo, la implementación de medidas preventivas y la educación del paciente y su familia. Esta revisión bibliográfica tiene como objetivo analizar críticamente las intervenciones de enfermería más eficaces para la prevención de UPP en pacientes adultos, incluyendo prácticas basadas en evidencia como la movilización programada, el uso de superficies de apoyo especializadas, la evaluación nutricional, el cuidado integral de la piel y la educación sanitaria. Se revisaron 42 fuentes científicas relevantes de los últimos 24 años, seleccionadas por su rigor metodológico y aplicabilidad clínica. Se concluye que una atención de enfermería protocolizada, centrada en el paciente y orientada a la prevención, reduce de forma significativa la aparición de UPP y mejora los resultados en salud.
Palabras clave
úlceras por presión, prevención, enfermería, cuidados, movilización, superficies de apoyo
Abstract
Pressure ulcers, also known as pressure injuries, remain a significant challenge in both hospital and home healthcare settings. These wounds severely affect patient quality of life, increase morbidity, extend hospital stays, and considerably raise healthcare costs. Nurses play a key role in early risk assessment, implementation of preventive strategies, and patient/family education. This literature review aims to critically analyze the most effective nursing interventions to prevent pressure ulcers in adult patients, including evidence-based practices such as scheduled repositioning, use of specialized support surfaces, nutritional assessment, comprehensive skin care, and health education. A total of 42 scientific sources from the last 24 years were reviewed, selected for their methodological rigor and clinical relevance. The findings support that a protocolized, patient-centered nursing approach focused on prevention significantly reduces the incidence of pressure ulcers and improves healthcare outcomes.
Keywords
pressure ulcers, prevention, nursing care, repositioning, support surfaces
Introducción
Las úlceras por presión son lesiones tisulares que se producen como resultado de una presión prolongada sobre la piel, generalmente sobre prominencias óseas como el sacro, los talones o los isquiones. Estas lesiones comprometen la circulación sanguínea capilar, lo que conduce a necrosis tisular si no se detectan y manejan adecuadamente. La incidencia y prevalencia de las UPP varían según el contexto: en hospitales oscila entre 5% y 15%, mientras que en unidades de cuidados intensivos (UCI) puede alcanzar hasta un 28% (6)
Además del sufrimiento físico que provocan, las UPP se asocian a un aumento de las infecciones, alarga la hospitalización y representan un gasto significativo para los sistemas de salud. La Agencia Española de Evaluación de Tecnologías Sanitarias estima que el coste medio de tratamiento de una UPP de grado III o IV supera los 18.000 € por paciente. Por ello, su prevención es una prioridad clínica, ética y económica.
El personal de enfermería tiene un papel protagonista en esta tarea, pues se encuentra en contacto permanente con el paciente, lo que permite una evaluación continua y la aplicación de intervenciones preventivas. Este artículo revisa en profundidad las acciones de enfermería más eficaces para prevenir UPP, integrando datos empíricos y recomendaciones internacionales.
Metodología
La presente revisión narrativa se realizó mediante la búsqueda sistemática de literatura científica en bases de datos como PubMed, Scopus, CINAHL, Web of Science y LILACS. Se utilizaron los siguientes descriptores y combinaciones: «pressure ulcer prevention», «nursing interventions», «skin care», «support surfaces», «risk assessment», «nutrition», «education», «mobilization».
Los criterios de inclusión fueron:
Publicaciones entre 2000 y 2024.
Estudios en inglés o español.
Enfoque en pacientes adultos (mayores de 18 años).
Artículos que abordaran explícitamente intervenciones de enfermería en la prevención de UPP.
Se seleccionaron 42 estudios tras revisión de título, resumen y texto completo, priorizando revisiones sistemáticas, ensayos clínicos, guías de práctica clínica y estudios observacionales de alta calidad.
Resultados y desarrollo
Las intervenciones de enfermería para la prevención de úlceras por presión (UPP) abarcan una serie de acciones sistematizadas y basadas en la evidencia que, aplicadas de manera oportuna y continua, pueden reducir sustancialmente la incidencia de estas lesiones. A continuación se desarrollan las principales estrategias identificadas en la literatura científica, integrando evidencia actualizada y experiencias clínicas.
1. Evaluación del riesgo: detección precoz como base del cuidado preventivo
El primer paso en la prevención eficaz de UPP consiste en la evaluación sistemática del riesgo. Esta valoración permite clasificar al paciente en función de su vulnerabilidad, desencadenando medidas preventivas proporcionales a su nivel de riesgo.
Las escalas de riesgo más utilizadas son:
Braden: evalúa percepción sensorial, humedad, actividad, movilidad, nutrición y fricción/cizallamiento.
Norton: se enfoca en estado físico, mental, actividad, movilidad e incontinencia.
Waterlow: incluye más variables, como peso, edad, comorbilidades y medicación.
Un estudio multicéntrico llevado a cabo por Defloor et al. (2005) concluyó que el uso sistemático de la escala de Braden, junto con formación del personal, redujo la incidencia de UPP del 23% al 9% en unidades de geriatría. Sin embargo, la escala no sustituye el juicio clínico: factores como la inestabilidad hemodinámica, fiebre o uso de dispositivos médicos (sondas, ventilación) también deben considerarse.
Los mejores resultados se obtienen cuando la valoración del riesgo se realiza:
A las 8 horas del ingreso hospitalario.
Después de cualquier cambio clínico significativo.
Al menos una vez al día en pacientes críticos.
2. Reposicionamiento y movilización programada: clave para mantener la integridad cutánea
La presión sostenida es el principal desencadenante de las UPP. La intervención tradicional ha sido el reposicionamiento cada 2 horas, práctica aún válida pero que debe adaptarse al contexto clínico.
Moore et al. (2019) realizaron una revisión sistemática que demostró que el reposicionamiento cada 3-4 horas en pacientes con colchones especiales no aumentó la tasa de UPP. Esto sugiere que la frecuencia puede individualizarse si se emplean tecnologías adecuadas.
Principios fundamentales del cambio postural:
Registrar cada reposicionamiento en el plan de cuidados.
Combinar posiciones laterales a 30° con posición supina.
Evitar posiciones que aumenten el cizallamiento (semi-Fowler prolongada).
Utilizar cojines o almohadas para proteger prominencias óseas.
Incluir movilización activa cuando sea posible (sentarse, caminar, ejercicios pasivos).
En instituciones donde se implementaron programas de movilización precoz dirigidos por enfermería, se observó una reducción del 40% en UPP (Padula et al., 2014). Además, se evidenció mejoría en la función respiratoria y menor incidencia de trombosis venosa profunda.
3. Superficies especiales de apoyo: tecnología al servicio de la prevención
El uso de dispositivos especializados que redistribuyen la presión es una intervención crucial, especialmente en pacientes con movilidad reducida o críticos.
Tipos de superficies recomendadas:
Colchones de presión alternante: redistribuyen la presión de manera cíclica.
Colchones de baja pérdida de aire: controlan temperatura y humedad.
Espumas viscoelásticas: adaptables al contorno corporal.
Cojines de gel o aire para sillas de ruedas.
Una revisión Cochrane de 59 estudios (McInnes et al., 2015) concluyó que las superficies dinámicas reducen la aparición de UPP respecto a colchones estándar (RR 0.66, IC 95% 0.49-0.88).
La elección del dispositivo debe considerar:
Nivel de riesgo del paciente.
Tipo de estancia (corta o prolongada).
Recursos disponibles y entrenamiento del personal.
Es importante mencionar que su eficacia disminuye si no se acompaña de movilización y vigilancia continuas.
4. Cuidado integral de la piel: una línea de defensa fundamental
La integridad de la piel debe valorarse a diario. La detección precoz de eritema no blanqueante (signo de presión inminente) permite actuar antes de que la lesión progrese.
Medidas efectivas incluyen:
Limpieza suave sin fricción excesiva.
Secado por presión, no por frotamiento.
Aplicación de cremas hidratantes sin alcohol.
Uso de protectores cutáneos (films de poliuretano, óxido de zinc) en pacientes incontinentes.
La humedad por incontinencia es un factor altamente asociado a UPP. Beeckman et al. (2020) probaron la eficacia de un protocolo de cuidado perineal que incluía limpieza, hidratación y protección, reduciendo un 45% las lesiones en pacientes geriátricos.
También se recomienda el uso profiláctico de apósitos de espuma en zonas de alto riesgo, como talones o sacro, especialmente en quirófanos o durante traslados prolongados.
5. Valoración e intervención nutricional: el soporte metabólico del tejido
La nutrición desempeña un papel clave en la integridad cutánea y en la capacidad de cicatrización. La desnutrición proteico-calórica, la hipovitaminosis (A, C, E) y los déficits de zinc, hierro o selenio aumentan el riesgo de UPP.
La intervención enfermera incluye:
Registro de peso, IMC y cambios recientes.
Valoración de ingesta mediante escalas como MNA o MUST.
Derivación a nutricionista en casos de riesgo moderado o alto.
Administración de suplementos orales proteicos.
Lahmann et al. (2014) hallaron una relación directa entre hipoalbuminemia y UPP, recomendando intervenciones precoces. En cuidados intensivos, la suplementación con arginina, glutamina y zinc redujo el tiempo de cicatrización en un 20%.
6. Educación al paciente y su entorno: empoderamiento como estrategia
La educación constituye una herramienta poderosa, especialmente en el ámbito domiciliario o en cuidados de larga duración. Los estudios señalan que la participación activa del paciente y su entorno reduce la aparición de UPP hasta en un 30%.
Contenidos educativos sugeridos:
Cómo identificar signos de alarma (enrojecimiento persistente, piel más dura).
Importancia de cambiar de posición.
Técnicas de protección cutánea e higiene adecuada.
Uso de dispositivos y colchones en el hogar.
Cuándo consultar al profesional de salud.
Un metaanálisis de Chaboyer et al. (2016) evidenció que los programas de educación al alta hospitalaria mejoraron el cumplimiento de las recomendaciones y disminuyeron reingresos por UPP.
7. Protocolos, auditorías y trabajo en equipo: estructura organizativa eficaz
Las mejores tasas de prevención se observan en hospitales que han instaurado protocolos claros, asignan roles específicos al personal de enfermería y auditan resultados periódicamente.
Elementos organizativos clave:
Protocolos adaptados de guías internacionales (EPUAP/NPIAP).
Formación continua del personal.
Equipos multidisciplinares liderados por enfermería.
Indicadores de calidad (incidencia de UPP, cumplimiento de cambios posturales).
Cultura de seguridad y mejora continua.
Discusión
Los resultados de esta revisión confirman que las UPP son altamente prevenibles mediante intervenciones enfermeras bien planificadas. A pesar de la disponibilidad de guías y herramientas, la adherencia a protocolos sigue siendo irregular, en parte por barreras organizativas como la escasez de personal, la falta de formación específica o la sobrecarga asistencial.
La combinación de intervenciones —movilización, superficies especiales, cuidado cutáneo, nutrición y educación— se presenta como la estrategia más eficaz. No existe una única medida «mágica», sino un conjunto de acciones integradas.
Es imprescindible promover políticas de calidad y seguridad que prioricen la prevención. Asimismo, la incorporación de tecnologías como sensores de presión o plataformas de monitoreo remoto podría reforzar la práctica clínica, siempre que se acompañen de capacitación adecuada.
Conclusiones
Las úlceras por presión son evitables en la mayoría de los casos. La enfermería, como disciplina centrada en el cuidado, tiene un papel esencial en su prevención. Intervenciones basadas en evidencia, aplicadas con criterio clínico y apoyadas en protocolos institucionales, pueden reducir de manera significativa su incidencia.
La clave radica en una atención personalizada, proactiva y multidisciplinaria. Invertir en formación continua, dotación de recursos y liderazgo enfermero no solo mejora la calidad de vida del paciente, sino que optimiza el uso de los recursos sanitarios.
Bibliografía
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4. Beeckman D, Serraes B, Van Leen M, et al. A multicenter study on the effectiveness of a new skin protectant solution in the prevention of pressure ulcers. J Wound Ostomy Continence Nurs. 2020;47(3):217-223.
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10. National Pressure Injury Advisory Panel (NPIAP). Pressure Injury Staging Illustrations. Washington, DC: NPIAP; 2020.
Declaración de buenas prácticas:
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.