Laringoespasmo en anestesia: estrategias de prevención y manejo
Autor principal: Alexis Samudio Molina
Vol. XX; nº 12; 679
Laryngospasm in anaesthesia: prevention and management strategies
Fecha de recepción: 3 de mayo de 2025
Fecha de aceptación: 11 de junio de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 12 – Segunda quincena de Junio de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 12; 679
Autores:
Alexis Samudio Molina, Médico general, Investigador Independiente. San José, Costa Rica. ORCID: 0009-0006-8007-8722. Código Médico: 10832
Daniel Esteban Calderón Quesada, Médico general, Investigador Independiente. San José, Costa Rica. ORCID: 0009-0002-7441-1745. Código Médico: 17991
Sofia Rivas Campos, Médico general, Investigador Independiente. San José, Costa Rica. ORCID: 0009-0006-9225-2783. Código Médico: 18659
Jennifer María Allán Castro, Médico general, Investigadora Independiente. San José, Costa Rica. ORCID: 0009-0003-4891-1647. Código Médico: 16299
Resumen
El laringoespasmo representa una complicación importante durante la anestesia, particularmente en poblaciones pediátricas, caracterizada por el cierre involuntario y prolongado de las cuerdas vocales, lo que lleva a la obstrucción de las vías respiratorias superiores. Este fenómeno ocurre con frecuencia durante las fases de inducción o recuperación de la anestesia, con una incidencia notablemente mayor en los niños, que llega hasta el 2,82% en los recién nacidos. El laringoespasmo está relacionado con varios factores, como la manipulación de las vías respiratorias, la administración de anestésicos volátiles y la ejecución de intervenciones quirúrgicas específicas, especialmente las orofaríngeas. Las inplicaciones clínicas pueden ser graves y van desde la hipoxia hasta el paro cardíaco, especialmente si no se abordan con prontitud.
Para mitigar el riesgo de laringoespasmo, se implementan una serie de estrategias, incluido el uso de agentes farmacológicos como la lidocaína y el propofol, que disminuyen su aparición. Además, se recomienda la adopción de técnicas de inducción suaves y controladas para prevenir las complicaciones asociadas a la inducción intravenosa rápida y a la parálisis. El reconocimiento oportuno y el tratamiento inmediato son imprescindibles para salvaguardar el bienestar del paciente. Las medidas terapéuticas incluyen maniobras físicas, como aplicar presión sobre el cartílago cricoides y administrar ventilación con oxígeno al 100%; en casos críticos, puede estar justificada la aplicación de relajantes musculares como la succinilcolina. A pesar de los avances en las prácticas anestésicas, el laringoespasmo sigue representando un riesgo debido a su capacidad de provocar complicaciones graves. La prevención proactiva mediante una evaluación preoperatoria exhaustiva y una gestión eficaz de los riesgos es fundamental.
Palabras clave
laringoespasmo, anestesia, prevención, manejo, complicaciones respiratorias
Abstract
Laryngospasm constitutes a significant complication during anesthesia, particularly within pediatric demographics, delineated by involuntary and protracted closure of the vocal cords, culminating in obstruction of the upper respiratory tract. This phenomenon manifests frequently during the induction or recovery stages of anesthesia, with a markedly elevated incidence in children, attaining 2.82% in neonates. Laryngospasm is associated with various factors, such as the manipulation of the respiratory tract, the administration of volatile anesthetics, and the performance of specific surgical procedures, notably oropharyngeal ones. The clinical consequences can be severe and encompass a spectrum from hypoxia to cardiac arrest, particularly if not addressed expediently.
To diminish the risk of laryngospasm, an array of strategies is instituted, including the utilization of pharmacological agents such as lidocaine and propofol, which attenuate its prevalence. Furthermore, gentle and controlled induction methodologies are advocated to avert complications linked to rapid intravenous induction and paralysis. Timely identification and immediate intervention are paramount to ensure the patient’s welfare. Therapeutic interventions encompass physical maneuvers, such as applying pressure to the cricoid cartilage and administering ventilation with 100% oxygen; in critical instances, the utilization of muscle relaxants such as succinylcholine may be warranted. Notwithstanding advancements in anesthetic methodologies, laryngospasm continues to present a risk owing to its potential to elicit serious complications. Proactive prevention through comprehensive preoperative assessment and effective risk management is imperative.
Keywords
laryngospasm, anesthesia, prevention, management, respiratory complications
Introducción
El laringoespasmo se refiere a una contracción prolongada de las cuerdas vocales, que cumple una función protectora al obstruir la aspiración de materiales extraños hacia el sistema respiratorio inferior. Sin embargo, esta acción refleja también puede precipitar una oclusión abrupta de las vías respiratorias superiores, lo que representa una emergencia considerable en el ámbito de la anestesiología (1). Se informa que la incidencia de esta aparición durante las intervenciones anestésicas oscila entre el 0,78% y el 0,87%, y se observa una frecuencia notablemente mayor en las poblaciones pediátricas, particularmente entre los recién nacidos, donde puede aumentar hasta un 2,82% (2). Este evento es especialmente frecuente durante las etapas de inducción o recuperación de la anestesia, y su aparición puede estar influenciada por variables como la manipulación de las vías respiratorias, la aplicación de anestésicos volátiles y la ejecución de procedimientos quirúrgicos específicos, incluidos los que involucran la región orofaríngea y el tracto respiratorio (3).
Las repercusiones clínicas del laringoespasmo son profundas, ya que pueden provocar complicaciones graves, incluido el edema pulmonar, y en circunstancias extremas, la mortalidad, si no se administra una intervención oportuna (3). Esta afección se encuentra entre las principales causas del paro cardíaco en pacientes pediátricos, además de representar una parte sustancial de las complicaciones respiratorias relacionadas con la anestesia, como se documentó en la séptima auditoría nacional realizada por el Royal College of Anaesthetists (1,4). Las estrategias terapéuticas eficaces abarcan métodos como la ventilación con presión positiva, la intensificación de la anestesia y, en los casos más graves que no responden a los tratamientos alternativos, la administración de relajantes musculares para inhibir el reflejo glótico (3).
Numerosos estudios han indicado que las medidas preventivas, como la administración de dosis subhipnóticas de propofol antes de la extubación, pueden disminuir notablemente la aparición de laringoespasmo en pacientes sometidos a una amigdalectomía (5). A pesar de los avances en las técnicas y aparatos de anestesia, el laringoespasmo sigue representando un desafío importante en los entornos clínicos. Por lo tanto, es imprescindible realizar una evaluación preoperatoria exhaustiva y estar preparados para responder de forma inmediata en caso de que se produzca esta complicación, garantizando así la seguridad del paciente (6).
El objetivo principal de esta revisión es analizar el laringoespasmo en anestesia, enfocándose en su fisiopatología, factores predisponentes, estrategias de prevención y opciones terapéuticas. Se destacan las intervenciones efectivas, como el uso de fármacos, técnicas de inducción y manejo de las vías respiratorias, así como el tratamiento en casos graves y aquellos con comorbilidades.
Metodología utilizada en la elaboración de este manuscrito
Para la elaboración de este documento, se realizó un análisis bibliográfico descriptivo utilizando como base la selección de 26 trabajos que se consideraron que brindaban información relevante en la elaboración de la revisión bibliográfica. Los estudios que se escogieron en su mayoría tienen no más de 10 años de haber sido publicados, exceptuando algunos que se consideraron de gran valor para la realización del análisis. Los trabajos utilizados están en su mayoría escritos en inglés o español.
Para la recopilación de estos documentos utilizados, se realizó la búsqueda por medio de varias plataformas digitales, entre las cuales se incluyen: Elsevier, PubMed y Google Scholar y se utilizaron artículos de revistas académicas, metaanálisis y revisiones sistemáticas. Para realizar la búsqueda, se usaron las palabras clave: laringoespasmo, anestesia, prevención, manejo, complicaciones respiratorias.
Fisiopatología del Laringoespasmo
El laringoespasmo se caracteriza por una contracción involuntaria de la musculatura laríngea, específicamente de las cuerdas vocales, lo que resulta en una oclusión transitoria de las vías respiratorias. Este reflejo sirve como mecanismo de protección destinado a obstruir la entrada de partículas extrañas en el árbol traqueobronquial. Sin embargo, si esta afección persiste, puede provocar una obstrucción considerable de las vías respiratorias y presentar problemas respiratorios (1). Desde una perspectiva fisiopatológica, el laringoespasmo se debe a una hiperreactividad de los tejidos laríngeos y a una exageración de los reflejos protectores, que con frecuencia son instigados por factores como la irritación de las vías respiratorias, la administración de agentes anestésicos o afecciones patológicas como la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) (1,7).
Varios factores predisponentes aumentan el riesgo de laringoespasmo, incluidas las infecciones recientes de las vías respiratorias superiores, la exposición pasiva al humo y las intervenciones quirúrgicas específicas, en particular las que implican la manipulación del tracto respiratorio o la región orofaríngea. Las poblaciones pediátricas, especialmente los bebés y los niños pequeños, muestran una mayor vulnerabilidad debido a sus características anatómicas y fisiológicas únicas, lo que las hace más propensas a sufrir este tipo de complicaciones (8) El laringoespasmo se clasifica según su gravedad: los casos leves suelen resolverse de forma espontánea o con una intervención mínima, mientras que los casos moderados a graves pueden requerir un tratamiento más intensivo, como la ventilación con presión positiva, el aumento de la profundidad anestésica o la administración de agentes bloqueadores neuromusculares como la succinilcolina (8,3).
Esta afección es particularmente crucial durante las fases de inducción o emergencia de la anestesia, donde puede provocar resultados adversos graves como hipoxemia, bradicardia y un posible paro cardíaco si no se aborda adecuadamente (8,3). El tratamiento eficaz requiere la pronta identificación del problema y la intervención inmediata para restablecer la ventilación y evitar episodios recurrentes, lo que implica abordar la etiología subyacente del espasmo.
Etiología del Laringoespasmo en Anestesia
Factores relacionados con el paciente
El laringoespasmo que se manifiesta durante las intervenciones anestésicas es una complicación multifacética que surge de la interacción de varios factores técnicos, anestésicos y relacionados con el paciente. Entre los elementos que aumentan la probabilidad de laringoespasmo se encuentran las enfermedades respiratorias preexistentes, como el asma y las infecciones del tracto respiratorio superior, que son particularmente comunes en pacientes pediátricos, lo que aumenta significativamente la aparición de este fenómeno (10). Además, las predisposiciones genéticas, como las variantes en el gen SCN4A, pueden influir en la recurrencia del laringoespasmo, lo que enfatiza la importancia de incorporar consideraciones genéticas en el proceso de diagnóstico diferencial (11).
Factores anestésicos
Por el contrario, ciertas sustancias anestésicas y agentes inhalatorios se correlacionan con un aumento del riesgo de laringoespasmo. La ketamina, por ejemplo, es un agente que se ha asociado explícitamente con una mayor frecuencia de este problema en las poblaciones pediátricas (12). Además, la metodología de administración de la anestesia es fundamental para la aparición de esta complicación. Las técnicas subóptimas durante la intubación endotraqueal o durante períodos prolongados de intubación, junto con el uso de dispositivos inadecuados para el manejo de las vías respiratorias, son variables técnicas que pueden amplificar el riesgo de laringoespasmo (13). La estimulación directa de las vías respiratorias, particularmente durante la inducción de la anestesia o las fases de recuperación, también se ha identificado como un factor desencadenante frecuente, especialmente en pacientes más jóvenes (14).
Factores técnicos
En cuanto a las intervenciones terapéuticas, la estrategia principal es abordar la causa subyacente del espasmo y administrar el 100% de oxígeno mediante una ventilación continua con presión positiva. En los casos más graves, cuando el laringoespasmo persiste, se implementa la administración intravenosa de succinilcolina (14). Cabe destacar que la incidencia del laringoespasmo es significativamente elevada en los pacientes pediátricos, y que las intervenciones quirúrgicas específicas, como la amigdalectomía y la adenoidectomía, aumentan notablemente este riesgo (15).
Estrategias de Prevención de Laringoespasmo en anestesia
La mitigación del laringoespasmo dentro del marco anestésico requiere una estrategia multifacética que abarque varias etapas del continuo anestésico. Durante la fase de inducción, el suministro de agentes farmacológicos preoperatorios, incluidos antihistamínicos y anticolinérgicos como la atropina, es fundamental para atenuar los reflejos vagales que pueden provocar el laringoespasmo, un fenómeno que se evidencia en las personas sometidas a una laringoscopia en suspensión (16). Además, se recomienda la implementación de metodologías de inducción suaves y controladas, como la inducción con mascarillas con sevoflurano, para evitar los peligros relacionados con la inducción intravenosa acelerada y el bloqueo neuromuscular, que pueden precipitar la obstrucción de las vías respiratorias y otras complicaciones agudas (17).
En cuanto a la intubación, es imprescindible elegir tubos endotraqueales adecuados y emplear técnicas que minimicen la irritación de las vías respiratorias. El uso de la lidocaína, ya sea que se administre por vía tópica o intravenosa, ha demostrado su eficacia para evitar el laringoespasmo durante las intervenciones quirúrgicas pediátricas, lo que reduce su incidencia en comparación con el placebo (18,19). Durante todo el procedimiento quirúrgico, la regulación de la presión y el flujo de los gases inhalados, junto con la aplicación de agentes anestésicos como el propofol, que no provocan el reflejo laríngeo, pueden disminuir significativamente la probabilidad de laringoespasmo (5).
En la fase de recuperación, es vital prevenir la irritación de las vías respiratorias durante la emergencia e implementar estrategias para una extubación segura, como la administración de una dosis subhipnótica de propofol antes de la extubación, que se ha demostrado que reduce notablemente la incidencia de laringoespasmo (5). En conjunto, estas estrategias preventivas tienen como objetivo mitigar el riesgo de laringoespasmo, una complicación que, en sus manifestaciones más graves, puede culminar en la mortalidad. Esta preocupación es particularmente importante en las poblaciones jóvenes, donde el laringoespasmo se encuentra entre las principales etiologías del paro cardíaco (1).
Manejo del Laringoespasmo en anestesia
El laringoespasmo constituye un cierre prolongado de las cuerdas vocales, que conduce a una obstrucción de la vía aérea superior. Este fenómeno puede provocar resultados nefastos, como hipoxia y paro cardíaco (20). Es crucial distinguir el laringoespasmo de otros trastornos respiratorios, como el broncoespasmo o las obstrucciones de las vías respiratorias superiores, ya que cada uno requiere una estrategia terapéutica distinta. Las herramientas de diagnóstico, como los capnómetros, pueden contribuir a esta diferenciación al medir las fluctuaciones en los niveles de CO2. Durante un episodio de laringoespasmo, la ausencia de CO2 detectable puede servir como un indicador significativo de esta afección (21).
El enfoque principal para tratar el laringoespasmo consiste en utilizar técnicas físicas, como la aplicación de presión sobre el cartílago cricoides y la aspiración de secreciones para despejar las vías respiratorias y aliviar así la obstrucción. Además, se emplean estrategias farmacológicas, incluida la administración de relajantes musculares y otros agentes anestésicos, para mitigar los espasmos musculares (3). En escenarios más críticos, las intervenciones avanzadas pueden requerir la administración intravenosa de agentes como la lidocaína o el propofol, los cuales han demostrado su eficacia para detener los espasmos laríngeos (1). Si el laringoespasmo persiste a pesar de estas intervenciones, puede resultar imperativo realizar procedimientos más invasivos, como la reintubación o la cricotirotomía, para garantizar la permeabilidad de las vías respiratorias y facilitar una ventilación adecuada (22).
La incidencia del laringoespasmo está influenciada por varios factores, siendo más prevalente entre los lactantes y las personas con infecciones de las vías respiratorias superiores. Además, variables como la competencia del anestesista y la implementación de anestésicos contemporáneos, incluido el propofol, han contribuido a reducir la frecuencia de esta complicación (2). Sin embargo, a pesar de los avances en las metodologías y los agentes farmacológicos disponibles, el laringoespasmo sigue representando una amenaza importante debido a su capacidad de precipitar complicaciones graves, como el edema pulmonar provocado por la presión negativa, especialmente si no se trata de manera rápida y eficaz (23).
Consideraciones Especiales
El laringoespasmo en pacientes jóvenes y niños plantea un desafío considerable atribuible a los atributos anatómicos y fisiológicos únicos de este grupo demográfico, por lo que es necesario un reconocimiento e intervención rápidos para evitar complicaciones graves como la hipoxemia, la bradicardia y el paro cardíaco (8). Para mitigar estos episodios, se emplean varias estrategias, incluida la administración de agentes farmacológicos como la lidocaína, que ha demostrado su eficacia para disminuir la aparición de laringoespasmo cuando se administra por vía intravenosa o tópica (19).
En las personas pediátricas con comorbilidades preexistentes, incluidas enfermedades respiratorias o anomalías cardiovasculares, el tratamiento anestésico debe adaptarse meticulosamente a las necesidades específicas de cada individuo. Los pacientes con asma o defectos cardíacos congénitos suelen correr un riesgo elevado durante la anestesia, por lo que necesitan un enfoque personalizado para minimizar los riesgos asociados (24). En situaciones en las que se realizan procedimientos quirúrgicos ambulatorios, en los que la pronta recuperación y el alta son fundamentales, la prevención del laringoespasmo adquiere una importancia aún mayor para evitar retrasos en la recuperación e ingresos hospitalarios innecesarios. Se ha indicado que la administración de pequeñas dosis de suxametonio o lidocaína es eficaz para prevenir el laringoespasmo durante intervenciones como la adenoamigdalectomía, lo que facilita una transición más fluida de la anestesia a la etapa de recuperación.
Además, se ha demostrado que la implementación de tecnologías avanzadas de manejo de las vías respiratorias, como la videolaringoscopia, mejora las tasas de éxito de la intubación traqueal en poblaciones de riesgo de hacer laringoespasmo, lo que reduce la probabilidad de otras complicaciones concomitantes (25,26). Es vital poseer una comprensión integral de la fisiopatología, los factores de riesgo y las estrategias de manejo asociadas con el laringoespasmo particularmente en aquellos con comorbilidades o sometidos a procedimientos ambulatorios, para garantizar una atención anestésica óptima y salvaguardar la seguridad del paciente (27).
Evidencia Actual y Recomendaciones
Investigaciones académicas recientes han subrayado la importancia fundamental del laringoespasmo como complicación crítica que puede surgir durante la administración de la anestesia, debido a los riesgos sustanciales asociados con la morbilidad y la mortalidad que pueden derivarse de tales eventos. Las estrategias terapéuticas que han demostrado su eficacia se centran en la identificación rápida y la intervención oportuna de los episodios de laringoespasmo, lo que puede incluir maniobras específicas destinadas a proteger las vías respiratorias, como la aplicación de presión mandibular junto con la administración de ventilación a presión positiva que utiliza oxígeno al 100% para garantizar una oxigenación adecuada. Además, las intervenciones farmacológicas que incluyen agentes como la succinilcolina y el propofol se emplean con frecuencia para profundizar el nivel de anestesia, mejorando así la seguridad y eficacia generales del tratamiento anestésico durante los procedimientos quirúrgicos (8).
La Sociedad Estadounidense de Anestesiólogos (ASA) ha propuesto protocolos integrales que priorizan la prevención de los eventos de laringoespasmo, que se basan en una comprensión profunda y matizada de varios factores de riesgo, incluida la edad del paciente y cualquier afección médica preexistente que pueda predisponerlo a complicaciones, junto con la necesidad de intervenciones inmediatas destinadas a restaurar la permeabilidad de las vías respiratorias en las personas afectadas (1). Además, los últimos esfuerzos de investigación están explorando activamente metodologías innovadoras, como nuevas técnicas de ventilación y dispositivos avanzados diseñados específicamente para la asistencia respiratoria, que tienen como objetivo optimizar tanto las medidas preventivas como el manejo terapéutico de los casos de laringoespasmo (1). Poseer un conocimiento exhaustivo de la fisiopatología subyacente asociada al laringoespasmo, junto con la capacidad de actuar con rapidez y eficacia en respuesta a dichos eventos, constituye un factor esencial que es crucial para mejorar los resultados anestésicos en los pacientes en diversos entornos clínicos.
Conclusiones
El laringoespasmo sigue planteando desafíos importantes en el campo de la anestesia, a pesar de los avances en las metodologías anestésicas y los agentes farmacológicos, la aparición de esta complicación persiste y sus consecuencias pueden ser fatales si no se tratan con prontitud. La piedra angular para mitigar este riesgo es la implementación de intervenciones rápidas y eficaces, que abarquen tanto los enfoques físicos como los farmacológicos. Además, es crucial establecer medidas preventivas, como la selección de fármacos anestésicos adecuados y la aplicación de procedimientos de inducción controlados. Los protocolos de gestión, que abarcan desde la detección temprana hasta opciones de tratamiento avanzados, son vitales para garantizar la seguridad de los pacientes. La investigación continua de herramientas y metodologías novedosas, incluida la aplicación de lidocaína y la ventilación con presión positiva, puede disminuir aún más la frecuencia del laringoespasmo. Es imprescindible realizar una evaluación preoperatoria exhaustiva, especialmente en los grupos de riesgo para garantizar un manejo anestésico adecuado y evitar problemas respiratorios graves.
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Declaración de buenas prácticas: Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.