Luxación glenohumeral: abordaje inicial y lesiones asociadas
Autora principal: Ana Isabel Sequeira Rojas
Vol. XX; nº 10; 548
Glenohumeral dislocation: initial approach and associated injuries
Fecha de recepción: 5 de mayo de 2025
Fecha de aceptación: 24 de mayo de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 10 – Segunda quincena de Mayo de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 10; 548
Autores:
Ana Isabel Sequeira Rojas, Médico general, Universidad de Costa Rica, Investigador independiente, San José, Costa Rica
María Jimena Alfaro Guerra, Médico general, Universidad de Costa Rica, Investigador independiente, San José, Costa Rica
Manuela Uribe Palacio, Médico general, Universidad de Costa Rica, Investigador independiente, San José, Costa Rica
María Daniela Rodríguez Fallas, Médico general, Universidad de Costa Rica, Investigador independiente, San José, Costa Rica
Rachel Mariana Rodríguez Mora, Médico general, Universidad de Costa Rica, Investigador independiente, San José, Costa Rica
Daniel Varela Vindas, Médico general, Universidad de Costa Rica, Investigador independiente, San José, Costa Rica
Resumen
La luxación glenohumeral o luxación de hombro es la luxación articular más frecuente, que se asocia con diversos mecanismos de trauma directo que están estrechamente relacionados con la edad del paciente y características específicas del mismo como lo son: participación en deportes de contacto, fragilidad músculo tendinosas y enfermedades subyacentes (ej. asociadas a condiciones de hiperlaxitud, epilepsia). Esta patología requiere un abordaje inicial inmediato, eficaz y ordenado para prevenir o minimizar el daño ejercido por lesiones asociadas que pueden ser de carácter óseo, músculo-tendinoso, nervioso o vascular. Esta revisión pretende brindar una guía simplificada de los pasos que componen el abordaje inicial ante un primer episodio de luxación glenohumeral y la importancia de cada uno, además de brindar una descripción de algunas de las lesiones asociadas más frecuentes con el objetivo de facilitar una valoración clínica dirigida y apropiada que permita la detección de lesiones que requieren intervención inmediata.
Palabras clave
Luxación glenohumeral, luxación de hombro, radiografía de hombro, reducción cerrada, luxación anterior
Abstract
Glenohumeral dislocation or shoulder dislocation is the most common joint dislocation. It is associated with various mechanisms of direct trauma that are closely related to the patient’s age and specific characteristics, such as participation in contact sports, musculotendinous fragility and underlying diseases (e.g., associated with hyperlaxity, epilepsy). This pathology requires an immediate, effective, and orderly initial approach to prevent or minimize the damage caused by associated injuries that may be bony, musculotendinous, nervous or vascular. This review aims to provide a simplified guide to the steps that comprise the initial approach to a first episode of glenohumeral dislocation and the importance of each one. In addition, it provides a description of some of the most frequent associated injuries to facilitate a targeted and appropriate clinical assessment that allows the detection of injuries that require immediate intervention.
Keywords
Glenohumeral dislocation, shoulder dislocation, shoulder radiograph, close reduction, anterior dislocation
Introducción
Las luxaciones articulares componen un número importante de las emergencias ortopédicas que acuden a los servicios de salud todos los días, estas deben ser abordadas con la mayor brevedad posible para facilitar el procedimiento de reducción articular y evitar la aparición de complicaciones tanto a corto como a largo plazo. En lo que respecta a la luxación de articulaciones mayores (hombro, codo, cadera, rodilla y tobillo) la luxación de hombro es la más común, con un porcentaje del 45-50% de los casos y afecta a un grupo de pacientes relativamente heterogéneo.1,2
La articulación glenohumeral, es una articulación esferoidea, multiaxial, de poca profundidad y de relativamente poco contacto entre sus componentes óseos, que corresponden a la cabeza del húmero y la cavidad glenoidea de la escápula. Las características mencionadas anteriormente le confieren los rangos de movilidad articular más amplios de cuerpo y concomitantemente la mayor inestabilidad, lo cual explica su alta incidencia de luxación.1,2
Las luxaciones de hombro actualmente se clasifican en anterior, posterior e inferior y se categorizan basado en la dirección en la cual se desplaza la cabeza humeral con respecto a la glenoides1, siendo la anterior la más común en lo que respecta a luxaciones articulares en general y específicamente en el hombro asociándose a un 96% de los casos, la posterior corresponde al 2-4% sin embargo se cree que existe un problema de subdiagnóstico, siendo la luxación inferior una ocurrencia extraña.1–3
Epidemiología
La luxación glenohumeral tiene una distribución bimodal. Ocurre de manera predominante en hombres jóvenes, menores a 30 años y físicamente activos, sin embargo, las mujeres conforman un porcentaje no despreciable de los pacientes atendidos ya que después de los 60 años el número de casos sobrepasa al de los hombres.4
Los hombres presentan un pico de incidencia entre los 16-20 años y la mayoría de los traumas se dan en contextos deportivos o de actividades de contacto, este grupo tiene mayor riesgo de inestabilidad articular residual y reincidencia de la lesión. En el caso de las mujeres la prevalencia empieza a incrementar después de los 50 años y alcanza su pico de incidencia entre los 61–70 años y se asocia principalmente con caídas.4–6
Es importante tomar en cuenta grupos poblacionales específicos como lo son los pacientes epilépticos en los cuales la luxación se asocia directamente a eventos convulsivos, cuyo mecanismo biomecánico hace indispensable que se descarté la presencia de luxación posterior ya que este tipo de lesión puede ser omitido hasta en el 50% de las radiografías anteroposteriores.5,7
Manejo Inicial
La luxación glenohumeral de manera general se manifiesta clínicamente como dolor intenso a nivel articular, incapacidad de completar rangos de movilidad, signo de la charretera presente, acromion y coracoides prominentes, sin embargo, existen características específicas para cada clasificación.1 En el caso de la luxación glenohumeral anterior, que corresponde a la más frecuente, es común que el paciente ingrese con la extremidad posicionada en aducción y rotación interna, con pérdida del contorno deltoideo o signo de la charretera, y que la cabeza del húmero sea palpable hacia anterior.1,8
En el manejo agudo el enfoque principal gira en torno al manejo del dolor y la reducción adecuada de la articulación. Previo a la reducción se debe llevar a cabo una examinación neurovascular detallada para descartar o documentar lesiones asociadas. En los casos en los que sea posible se debe realizar una radiografía previa a la reducción para descartar fracturas asociadas u otras anormalidades que puedan dificultar la maniobra de reducción.1
Radiografía pre-reducción
La radiografía simple de hombro es el método diagnóstico de elección para confirmar la luxación de hombro y estas deben ser solicitadas de manera inmediata para no retrasar la reducción articular, actualmente no se considera que otros estudios de imagen sean necesarios en el abordaje inicial de esta patología excepto en casos en donde se sospeche compromiso de los tejidos blandos y vasculares adyacentes8.
Las incidencias radiográficas de preferencia para una valoración adecuada son anteroposterior, oblicua, axilar e incidencia en Y en el plano escapular, esto con el objetivo de realizar oportunamente el diagnóstico, lograr determinar la clasificación de la luxación y descartar fracturas óseas concomitantes que puedan dificultar el proceso de reducción y que ameriten que se realice un abordaje quirúrgico1,8.
Reducción de la luxación
Esta se debe llevar a cabo con la mayor prontitud posible, con un tiempo máximo de 24 horas posterior al momento del trauma. Una reducción temprana se asocia con un menor riesgo de espasmo muscular y lesión de estructuras neurovasculares.8
Existen aproximadamente 23 maniobras descritas para llevar a cabo la reducción articular, sin embargo, actualmente existe controversia acerca de cuál es la más adecuada y ninguna ha demostrado superioridad, por lo cual se debe utilizar aquella con la cual el médico tratante se sienta más cómodo y familiarizado, y la que se adecue mejor a las necesidades y anatomía del paciente.8 La tasa de éxito en la reducción depende de manera importante en la capacidad de alcanzar relajación muscular local adecuada, en lo cual influye tanto el umbral de tolerancia de dolor del paciente como la rapidez de reducción con respecto al momento de luxación dado que entre más tiempo se retrase el procedimiento aumenta la contractura muscular debido a la conformación no anatómica subyacente.6 Existen condiciones específicas que predisponen a que la reducción cerrada falle como lo son: fractura de Hill-Sachs, interposición de tejidos blandos, lesión de Bankart (tanto ósea como de tejidos blandos), entre otros.9 No se ha demostrado que el uso de analgesia tópica, intraarticular o sistémica tenga un valor significativo en la probabilidad de reducción exitosa y en los casos de luxación anterior en la mayoría de los casos se logra una reducción exitosa sin necesidad de analgesia.1,10
La recurrencia de lesión e inestabilidad articular ocurre entre el 20-67% de los pacientes y se ve directamente relacionada con factores de riesgo como: sexo masculino, edad, edad en el momento del primer incidente, condiciones de hiperlaxitud, presencia de fracturas de los componentes óseos involucrados, cantidad y características de actividad física que el paciente realiza.11 Los estudios más recientes indican que aquellos pacientes jóvenes, físicamente activos o que realizan algún deporte de contacto se ven beneficiados de una intervención quirúrgica como primera línea debido a un alto riesgo de inestabilidad articular y reincidencia asociada a lesiones concomitantes que usualmente aparece dentro de los 2 primeros años posteriores al evento traumático primario.8,12 Retrasar el manejo quirúrgico, en primer lugar, se asocia con una alta tasa de reincidencia que a su vez se relaciona con acumulación de lesiones en las estructuras anatómicas involucradas lo cual conlleva mayor inestabilidad, por lo cual es favorable realizar una estabilización quirúrgica desde el primer evento si las características del paciente lo ameritan, ya que se ha observado que tienen mejores resultados funcionales, con menores tasas de recurrencia y reintroducción exitosa a los deportes u actividad física previamente realizada.12,13
Inmovilización
Posterior a una reducción cerrada o a una intervención quirúrgica la articulación se debe mantener inmovilizada en aducción y rotación interna por una duración de 1-3 semanas con un cabestrillo para un proceso adecuado de recuperación. No se ha demostrado que otras posiciones tengan mejores resultados con respecto al proceso de recuperación y recurrencia de la patología, por lo cual la mencionada anteriormente se mantiene como la de uso más común debido a que es la que aporta mayor comodidad para el paciente.8,11
Radiografía post-reducción
Esta se lleva a cabo para asegurar el éxito de la reducción y para comprobar que no se desvelaran fracturas remanentes que previamente no se habían detectado.1
Lesiones asociadas
Fracturas
La fractura de Hill-Sachs es una de las más comúnmente asociadas a las luxaciones glenohumerales, con un porcentaje de incidencia de entre el 35-40% en las luxaciones anteriores11 y consiste en una fractura de compresión producto de la impactación de la cabeza posterolateral del húmero en la porción anteroinferior de la glenoides, causando una depresión cortical en el húmero.8
La lesión de Bankart de tejidos blandos hace referencia al desprendimiento de la porción anteroinferior del labrum de la glenoides, usualmente asociada a injuria de las estructuras capsulo ligamentosas. Esta ocurre debido al movimiento aberrante de la cabeza humeral durante el trauma y se encuentra entre el 73%-90% de las luxaciones anteriores.8,11,14 Por otra parte la lesión ósea de Bankart hace referencia a una fractura de avulsión a nivel del reborde glenoideo, que asocia además daño del labrum y estructuras capsulo-ligamentarias.14
La presencia y severidad de estas lesiones se correlaciona directamente con un riesgo incrementado de recurrencia e inestabilidad articular.8
Lesión del manguito rotador
La ruptura del manguito rotador ocurre de manera predominante en pacientes adultos mayores, con una frecuencia que puede alcanzar hasta el 32-35% en mayores de 40 años y hasta del 80% en aquellos mayores de 60 años.8,15 La gran incidencia de esta lesión en la población geriátrica se ve relacionada con diversos factores como lo son: mecanismo biomecánico de lesión predominantemente posterior dado que se encuentra relacionado con caídas y que las estructuras músculo tendinosas presentan mayor debilidad y degeneración asociada con la edad.5
Esta complicación se puede confundir fácilmente con lesiones nerviosas, por lo cual una valoración clínica dirigida y detallada es fundamental, ya que en los casos de lesiones de gran extensión el paciente se beneficia de realizar estudios de resonancia magnética para un diagnóstico y reparación quirúrgica temprana.15
Lesiones nerviosas
Es imprescindible realizar una examinación neurológica detallada, tanto previo como posterior a la reducción articular. Las lesiones neurológicas producto de la luxación ocurren con mayor frecuencia durante el primer episodio, particularmente en adultos mayores que presenten fracturas concomitantes o hematomas. Pueden involucrar nervios singulares específicos, fibras nerviosas periféricas o la totalidad del plexo braquial como producto de la tracción que se ejerce en el mecanismo de lesión.8,16–18
Clínicamente estas lesiones se asocian con debilidad de la extremidad, alteraciones sensitivas y en casos más severos con parálisis permanente y dolor crónico.19 Dado que el nervio axilar es el que se ve lesionado con mayor frecuencia tanto de manera individual como en conjunto con otras fibras, es importante valorar la sensibilidad a nivel latero-superior del brazo y la función del músculo deltoides.1,8,19
La mayoría de las injurias nerviosas son tratadas de manera conservadora inicialmente con la inmovilización y control óptimo del dolor y seguidamente, según la evolución, se puede hacer uso de recursos como terapia física, drenaje linfático, terapia con ultrasonido y prescripción de vitamina B.16,17
Lesiones Vasculares
La lesión de estructuras vasculares producto de cualquier tipo de luxación o de su reducción son infrecuentes y ocurren de manera predominante en paciente adultos mayores, en casos de luxaciones recurrentes y que poseen algún tipo de comorbilidad asociada, siendo aterosclerosis una de las más importantes. La estructura más comúnmente afectada es la arteria axilar.8,20 Esta lesión debe ser diagnosticada y tratada de manera expedita ya que se asocia con sangrado abundante, pérdida de la extremidad y muerte.20
Algunos signos clave que hacen sospechar compromiso vascular son: disminución del pulso braquial y radial con respecto al lado contralateral, presencia de hematoma axilar y frialdad distal.8,2
Conclusiones
La luxación glenohumeral es la luxación articular más frecuente y uno de los motivos de consulta más significativos porcentualmente en los servicios de emergencias ortopédicas y otros niveles de atención. El abordaje inicial, a pesar de ser relativamente sencillo, debe ser adaptado a las características individuales del paciente y al mecanismo de trauma además de ser realizado de manera pronta y efectiva para garantizar en menor riesgo de complicaciones asociadas o minimizar la severidad de estas dado que la afectación en la calidad de vida del paciente es significativa.
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